La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
El sistema constitucional y parlamentario iniciado en la Restauración monárquica de 1874 finalizó en 1923 con un golpe de Estado militar. Este golpe, liderado por Miguel Primo de Rivera, argumentó que el rey constitucional estaba desprestigiado y que existía un grave peligro de revolución social. El objetivo declarado era recuperar el orden público y regenerar la política. El golpe de Estado fue legitimado por el rey Alfonso XIII y supuso el fin del parlamentarismo.
En la primavera de 1923, García Prieto propuso una reforma de la Constitución para democratizar el sistema, reducir la influencia de la Iglesia y limitar los poderes del rey. Sin embargo, el proyecto se vio obstaculizado por la oposición del rey, del ejército y de la Iglesia, además del malestar generado por las responsabilidades expuestas en el expediente Picasso.
Miguel Primo de Rivera impulsó el golpe de Estado militar. El rey se negó a destituir a los sublevados y el gobierno dimitió. Primo de Rivera justificó su acción como respuesta al desgobierno y la inestabilidad política. Una vez en el poder, suspendió la Constitución, disolvió las Cortes y prohibió partidos y sindicatos. También clausuró la Mancomunidad catalana y reprimió con dureza el movimiento obrero.
Durante su gobierno, se distinguen dos etapas:
- Directorio Militar (1923-1925): Se puso fin a la guerra de Marruecos con el desembarco de Alhucemas.
- Directorio Civil (1925-1930): Se instauró un modelo corporativo inspirado en el fascismo italiano.
Se creó la Unión Patriótica como partido único y se reforzó la Organización Corporativa Nacional para controlar los conflictos laborales. Con el tiempo, la oposición al régimen creció. Antiguos dirigentes dinásticos criticaron la duración de la dictadura y exigieron elecciones. Republicanos, nacionalistas y obreros denunciaron la censura y la falta de libertades. En Cataluña, el Estado Catalán de Francesc Macià ganó influencia, mientras que dentro del Ejército se produjeron conspiraciones, como la sanjuanada de 1926, que fue reprimida.
En 1930, el rey Alfonso XIII retiró su apoyo a Primo de Rivera, quien dimitió y murió poco después en el exilio. Lo sustituyó el general Berenguer en un período conocido como la Dictablanda, intentando restaurar la normalidad constitucional sin éxito. La oposición republicana se organizó en el Pacto de San Sebastián, donde se unieron republicanos, socialistas y nacionalistas con el objetivo de acabar con la monarquía.
La Proclamación de la Segunda República (1931)
Las elecciones municipales de 1931 se convirtieron en un plebiscito contra la monarquía. La victoria de los republicanos en las principales ciudades precipitó los eventos. El 14 de abril de 1931, los concejales electos de Eibar proclamaron la República, y a lo largo del día lo hicieron otras ciudades españolas. Ante esta situación, el rey Alfonso XIII decidió renunciar a la potestad real y marchar al exilio. Ese mismo día, se instauró oficialmente el nuevo régimen republicano, presidido por el conservador Niceto Alcalá-Zamora.
La Segunda República (1931-1936)
La Segunda República se proclamó el 14 de abril de 1931, estableciendo un régimen democrático con un amplio programa de reformas impulsado por republicanos y socialistas. Estas reformas generaron la oposición de los sectores más conservadores de la sociedad, y a finales de 1933 fueron paralizadas con el triunfo electoral de la coalición de centro-derecha. Posteriormente, el triunfo del Frente Popular en 1936 desató un alzamiento militar que, con el apoyo de los partidos y organizaciones de derecha, dio inicio a la Guerra Civil.
Gobierno Provisional y Constitución de 1931
El mismo 14 de abril, se formó un Gobierno Provisional presidido por Niceto Alcalá-Zamora, que convocó elecciones a Cortes Constituyentes, con victoria republicano-socialista. Se aprobó la Constitución de 1931, que definía a España como una «República de trabajadores», reconocía la igualdad ante la ley, establecía el sufragio femenino, declaraba un Estado laico y garantizaba educación primaria gratuita y obligatoria.
El Bienio Reformista (1931-1933)
Durante el Bienio Reformista (1931-33) se impulsaron reformas en varios ámbitos:
- Política religiosa: Se aprobaron el matrimonio civil y el divorcio.
- Educación: Se apostó por escuelas públicas y laicas.
- Reforma agraria: A través del Instituto de Reforma Agraria (IRA), se redistribuyeron tierras, pero de forma limitada.
- Ámbito militar: Manuel Azaña impulsó la Ley de Retiro de la Oficialidad, redujo unidades, clausuró la Academia Militar de Zaragoza y creó la Guardia de Asalto. Esto provocó malestar en sectores del ejército, y en 1932 el general Sanjurjo lideró un intento de golpe de estado fallido.
- Organización territorial: Se reconoció la autonomía de regiones con identidad propia. En Cataluña, se aprobó el Estatuto de Autonomía, mientras que en el País Vasco, José Antonio Aguirre impulsó el Estatut de Estella.
- Ámbito sociolaboral: Se aprobaron la Ley de Contratos de Trabajo, la Ley de Jurados Mixtos y la Ley de Cultivo Forzoso, estableciendo la semana laboral de 40 horas y políticas sociales. También se impulsaron las Misiones Pedagógicas para fomentar la cultura y el Teatro Universitario, dirigido por Federico García Lorca.
Las reformas generaron una gran oposición. La Iglesia, el Ejército y la derecha se posicionaron en su contra, mientras que la izquierda las veía insuficientes. La crisis de 1929 agravó el paro y provocó revueltas, como Casas Viejas (1933), duramente reprimida.
Políticamente, el centroderecha se reagrupó en torno al Partido Radical de Lerroux, mientras que la derecha monárquica impulsó la CEDA de José María Gil Robles. También ganaron influencia grupos fascistas como las JONS y la Falange Española, de José Antonio Primo de Rivera, y se creó la Unión Militar Española (UME).
El gobierno de Azaña se desgastó y perdió apoyo. Su dimisión llevó a Alcalá-Zamora a nombrar a Diego Martínez Barrio, quien disolvió las Cortes y convocó elecciones en 1933. La derecha, con la CEDA y el Partido Republicano Radical, logró la victoria, poniendo fin al Bienio Reformista.
El Bienio Radical-Cedista (1933-1936)
La Segunda República se proclamó el 14 de abril de 1931, estableciendo un régimen democrático con un amplio programa de reformas impulsado por republicanos y socialistas. Estas reformas generaron la oposición de los sectores más conservadores de la sociedad y, al final de 1933, fueron paralizadas con el triunfo electoral de la coalición de centro-derecha. Posteriormente, la victoria del Frente Popular en 1936 desencadenó un levantamiento militar que, con el apoyo de los partidos y organizaciones de derecha, dio inicio a la Guerra Civil.
El Gobierno de Azaña perdió popularidad, y la coalición de partidos se desgastó, lo que provocó la dimisión del presidente. Alcalá-Zamora nombró a Diego Martínez Barrio para disolver las Cortes y convocar elecciones. Las derechas consiguieron unificar fuerzas y presentar una única candidatura. El triunfo fue para la CEDA de Gil Robles y el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux. Lerroux y Gil Robles formaron un gabinete de centro, con el primero a la cabeza, que frenó muchas de las reformas del primer bienio, como la reforma agraria y la legislación laica, y aprobó una Ley de amnistía que benefició al Ejército y permitió la salida de prisión de Sanjurjo.
En 1934, la cuestión agrícola enfrentó al Gobierno con la Generalitat de Catalunya, que aprobó la Ley de contratos de cultivo, que permitía a los agricultores arrendatarios acceder a la propiedad pagando al propietario un precio tasado, anulada por el Tribunal de Garantías Constitucionales al considerarse inconstitucional. Por otra parte, el Gobierno también se enemistó con los nacionalistas vascos al paralizar en Les Corts la discusión del proyecto de estatuto vasco.
Esto, junto con la obstrucción de las reformas, llevó a una huelga general de los socialistas, seguida por una huelga revolucionaria donde los eventos más graves ocurrieron en Asturias y Cataluña.
- Asturias: La revuelta fue reprimida brutalmente por las tropas de África enviadas por el Gobierno.
- Cataluña: Se proclamó el Estado Catalán de la República Federal Española, pero el ejército disolvió la rebelión y encarceló al presidente de la Generalitat.
Las consecuencias de esta revolución fueron el aumento de la influencia de la CEDA en el gobierno, la suspensión del Estatuto de Autonomía de Cataluña y el nombramiento de Gil Robles como ministro de la Guerra, con Franco como jefe del Estado Mayor. Un año después, escándalos de corrupción en el Partido Revolucionario provocaron una nueva crisis y el agravamiento de la coalición gubernamental, llevando a Alcalá-Zamora a convocar nuevas elecciones.
El Frente Popular y el Alzamiento Militar (1936)
Tras una serie de escándalos de corrupción dentro del Partido Radical, Alcalá-Zamora convocó elecciones. Las organizaciones obreras formaron una candidatura única, el Frente Popular, que, tras una intensa campaña electoral, salió victorioso con un resultado muy ajustado.
El nuevo gobierno estuvo formado exclusivamente por republicanos, con el apoyo parlamentario del resto de los partidos de la coalición. Manuel Azaña fue nombrado presidente de la República y Casares Quiroga, presidente del Gobierno. Se restituyó el Gobierno de la Generalitat y se estableció el Estatuto de Autonomía de Cataluña, mientras que en el País Vasco y Galicia comenzaban las negociaciones para sus respectivos estatutos.
Los partidos de izquierda impulsaron una movilización popular con propuestas revolucionarias. En las ciudades se convocaron huelgas y en el campo se ocuparon tierras. La Falange Española fomentó un clima de tensión política mediante la formación de patrullas armadas que iniciaron acciones violentas, lo que favoreció a los partidarios del golpe de Estado.
El gobierno trasladó a los militares más sospechosos a destinos alejados de Madrid (Mola a Pamplona, Franco a Canarias y Goded a Baleares), pero la conspiración se extendió en los cuarteles gracias a la Unión Militar Española.
Esta conspiración militar tuvo poca fuerza hasta que Emilio Mola tomó el liderazgo para organizar un levantamiento simultáneo en todas las guarniciones posibles, con un papel clave del Ejército de África comandado por Franco. Los generales Mola y Sanjurjo contaban con el apoyo de fuerzas políticas de derecha, especialmente monárquicos, carlistas y falangistas.
Finalmente, el asesinato del diputado monárquico Calvo Sotelo fue el detonante para desencadenar el golpe, que desembocó en una larga y traumática Guerra Civil.
Contexto Socioeconómico y Cultural (1923-1936)
La Dictadura de Primo de Rivera y la Economía
La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) puso fin al sistema parlamentario iniciado en 1874 mediante un golpe de Estado militar con el apoyo del rey Alfonso XIII. Tuvo dos etapas: un Directorio Militar (1923-1925) que suspendió la Constitución, disolvió el Parlamento e ilegalizó los partidos políticos, al tiempo que impulsó obras públicas y reguló el trabajo femenino. La segunda etapa fue el Directorio Civil (1925-1930), que intentó instaurar un Estado corporativo con una Asamblea Nacional Consultiva. La economía se basó en el nacionalismo económico y el intervencionismo estatal. La crisis económica de 1929 y la creciente oposición republicana con la firma del Pacto de San Sebastián provocaron su caída y el final de la monarquía. A pesar de la dictadura, la vida económica en Palma no se detuvo. Se creó la Banca March y se impulsaron infraestructuras como la ampliación del puerto y la construcción de nuevos edificios emblemáticos.
La Segunda República: Reformas y Desafíos
La Segunda República se proclamó el 14 de abril de 1931, estableciendo un régimen democrático, laico y unitario, aunque reconocía la autonomía de algunas regiones. La Constitución de 1931 impulsó reformas para modernizar el país, como la secularización del Estado, la profesionalización del ejército, la reforma agraria y el fomento de la educación pública y laica. Sin embargo, la República tuvo que afrontar graves problemas, como la crisis económica mundial, la dependencia del sector agrícola, la desigualdad en la propiedad de la tierra y la resistencia de los sectores privilegiados. El ejército, contrario a las reformas, protagonizó un golpe fallido liderado por Sanjurjo en 1932. Además, la radicalización de la clase obrera y campesina provocó una creciente conflictividad social. En las Islas Baleares, la Asociación por la Cultura de Mallorca intentó impulsar un Estatuto de Autonomía, pero el triunfo de la derecha en las elecciones de 1933 impidió su aprobación.
Economía y Sociedad en la República
La economía española durante la Segunda República se vio afectada por problemas estructurales como el desempleo agrícola, la desigual distribución de la tierra, la baja competitividad y el déficit comercial. A esto se sumaron los efectos de la crisis de 1929, que provocó una gran inestabilidad. El aumento salarial decretado por el gobierno estimuló el consumo, pero sin un crecimiento paralelo de la productividad, lo que redujo los beneficios empresariales y provocó una caída de la inversión privada. Además, la contención del gasto público agravó el desempleo y la conflictividad social. En Mallorca, la economía era relativamente diversificada entre industria, agricultura y servicios, incluyendo un turismo aún incipiente, pero con mucha precariedad y economía sumergida.
Educación y Cultura
Durante la Segunda República se impulsaron reformas educativas para garantizar una enseñanza pública, obligatoria y gratuita. Se construyeron miles de escuelas y se estableció el modelo de escuela única, eliminando la separación por sexos en las aulas. Se promovieron iniciativas culturales como las Misiones Pedagógicas, bibliotecas ambulantes y el teatro universitario La Barraca de García Lorca. En las Islas Baleares, el alcalde Emili Darder impulsó la construcción de escuelas y guarderías en Palma, con donaciones de terrenos para su edificación. La Federación Escolar Balear organizó las primeras misiones culturales para acercar la cultura a los pueblos de Mallorca.
Avances en la Igualdad de Género
Durante la Segunda República se adoptaron medidas importantes para la igualdad entre hombres y mujeres. La Constitución de 1931 estableció la igualdad legal y el sufragio femenino, permitiendo a las mujeres votar por primera vez en las elecciones de 1933. Se aprobaron el matrimonio civil, el divorcio y la igualdad de acceso a empleos públicos. También se impulsó la educación femenina, reduciendo el analfabetismo. Palma fue el primer territorio de España donde las mujeres votaron. El activismo político femenino creció, con organizaciones tanto republicanas como conservadoras. En 1936, en la Casa del Pueblo de Palma, se celebró un encuentro de 2000 mujeres, entre las que destacaban Aurora Picornell y Maria Plaza. Picornell fue asesinada por los franquistas en 1937 por su compromiso con los derechos de las mujeres.
El «Estado Integral» y la Autonomía Regional
El «Estado integral» durante la Segunda República, establecido por la Constitución de 1931, era un modelo intermedio entre el centralismo y el federalismo. El Estado se basaba en municipios que podían unirse en provincias y estas podían formar regiones autónomas si así lo decidían por mayoría. Para obtener un Estatuto de Autonomía, se requería el apoyo de los ayuntamientos, la aprobación en referéndum y la ratificación de las Cortes, que podían modificarlo. El Estado conservaba competencias exclusivas como la defensa, la política exterior, la hacienda general y las telecomunicaciones, mientras que otras áreas, como la legislación penal o social, podían ser gestionadas por las autonomías. En las Islas Baleares se reconocía la posibilidad de un presidente, cuyas funciones serían las mismas que las establecidas por la legislación para las provincias.