Historia de España: Reinados, Guerras y Sistemas Políticos

El reinado de Carlos IV. La Guerra de Independencia

Comienza a reinar en 1788. En 1789 se produce la Revolución Francesa. Durante unos años se cerró la frontera para evitar cualquier contacto con las ideas revolucionarias. A partir de la toma de poder en Francia por Napoleón, cuando se restablecieron. En 1805 la derrota de la armada franco-española frente a los ingleses, en Trafalgar, significó el colapso del comercio. Mientras el Estado seguía endeudándose para financiar las guerras. Debido a estos factores surgió un grupo de oposición al rey y a su valido Godoy, y a favor de la abdicación de Carlos IV en su hijo, Fernando.

En 1807 se firmó el Tratado de Fontainebleau entre Godoy y Napoleón. El tratado permitía el paso de las tropas francesas por España con el objetivo de invadir Portugal (aliada de Inglaterra) y así reforzar el bloqueo continental. El ejército napoleónico fue tomando posiciones en territorio español, lo cual suponía la invasión de toda la Península Ibérica. Godoy sería premiado con un territorio en Portugal. En marzo de 1808 se produce el Motín de Aranjuez, tras el cual estaba el partido fernandino. Una gran parte de la población del lugar buscaban a Godoy para castigarle como supuesto traidor. Carlos IV cesó a Godoy y abdicó en su hijo, Fernando.

En mayo de 1808 Napoleón cita a Carlos IV y a Fernando en Bayona para que ambos renunciaran al trono de España a favor de su hermano, José I Bonaparte. Una parte de la población, los afrancesados, aceptaron el cambio con la esperanza de que España cambiase el régimen político (absolutismo).

El 2 de mayo, el pueblo de Madrid, se enfrentó a las tropas francesas. La rebelión fue duramente reprimida (fusilamientos del 3 de mayo). Este hecho dio comienzo a la Guerra de Independencia.

Desarrollo de la Guerra de Independencia (1808-1813)

Hasta noviembre de 1808, el ejército español derrotó al francés en la batalla de Bailén (julio).

José I abandonó Madrid y se desplazó a Burgos por el temor de que avanzase la guerra hasta Madrid.

  • Hasta enero de 1812 el predominio fue francés. Tras Bailén, Napoleón se desplazó a España para ponerse al frente de las tropas, consiguiendo replegar al ejército español. España empezó a colaborar con Inglaterra para expulsar a las tropas francesas. Destaca la figura del general Wellington. Se consiguieron victorias en Arapiles, Vitoria y San Marcial. Hacia 11812, Napoleón empieza a fracasar en sus campañas europeas y retira tropas de España hacia el frente oriental.

  • El 11 de diciembre de 1813 se firma el Tratado Valençay por el cual Napoleón devolvía la corona española a Fernando VII.

En el desarrollo de la Guerra de Independencia intervienen varios factores:

  • El ejército español, con la ayuda de las tropas inglesas y portuguesas.

  • La guerrilla, organizaciones espontáneas que hacían incursiones rápidas y desconcertaban al ejército francés. Ayudó mucho, debido a la inferioridad del ejército español.

  • Durante el desarrollo del conflicto podemos destacar figuras de carácter heroico, como Palafox, el Empecinado, Espoz y Mina…, que animaron la defensa de todos frente al ejército francés.

  • Las facciones ideológicas. Por un lado los liberales, que querían una monarquía parlamentaria a favor de Fernando VII (El Deseado). Por otra, los absolutistas, que querían que Fernando VII restaurara el absolutismo.

Consecuencias de la Guerra

Los daños humanos (5% de la población), entre los muertos, los exiliados y desterrados. Los daños materiales fueron incontables, con la destrucción de infraestructuras, ciudades durante los asedios, robo y destrucción del patrimonio cultural y paralización del mundo productivo y comercial.

El reinado de Fernando VII. La cuestión sucesoria

El reinado de Fernando VII (1814-1833) se divide en 3 periodos:

El Sexenio absolutista (1814-1820)

Fernando VII recuperó el trono de España por el Tratado de Valençay (1814). Su llegada a España planteaba el problema de la integración en el nuevo sistema parlamentario de la Cortes de Cádiz.

Antes de llegar a Madrid, Fernando VII recorrió, por su cuenta, varios territorios para asegurarse apoyos en su idea de restaurar el absolutismo. El Manifiesto de los Persas, animaba a Fernando VII a ignorar el trabajo de las Cortes de Cádiz y restauró el absolutismo. El 4 de mayo firmaba el Decreto de Valencia para abolir la Constitución de 1812. Sólo confirmó la abolición de los derechos jurisdiccionales en los señoríos. A partir de este momento se inició una campaña de represión contra los liberales, que pasaron a la clandestinidad y formaron sociedades secretas. Otros se exiliaron a Francia e Inglaterra. La parte del ejército que era liberal, pensaba en acabar con el régimen absolutista a través de pronunciamientos.

Entre 1815 y 1820 se realizaron varios contra el gobierno de Fernando VII. Mientras tanto la burguesía se debilitaba. Todos fueron reprimidos.

El Trienio Liberal (1820-1823)

El comandante Rafael Riego protagonizó un pronunciamiento en Cabezas de San Juan, consiguiendo que la insurrección se extendiera por toda España. Así se inició el Trienio Liberal (1820-1823). Se intentó poner en marcha un sistema de gestión compartida entre las Cortes y la Monarquía. Riego proclamó la Constitución de 1812 y Fernando VII se vio obligado a jurarla. A partir de este momento, Fernando VII utilizó el veto suspensivo para boicotear la labor legislativa de las Cortes. Los liberales se escindieron en dos grupos: los moderados, o doceañistas, que eran partidarios de la participación de la Corona en las tareas legislativas, y los exaltados, o veinteañistas, que defendían que el Rey sólo debía tener el poder ejecutivo. Los moderados dominaron durante los dos primeros años y tomaron las siguientes medidas:

  • Supresión de mayorazgos y abolición del régimen señorial.
  • Se definen las bases para la desamortización de tierras eclesiásticas.
  • Se prohíbe a la Iglesia la adquisición de bienes inmuebles y se les reduce el diezmo.
  • Queda abolida la Inquisición y se limitan las comunidades religiosas.
  • Se redacta un Código Penal, promulgado en julio de 1823.

En 1822 la oposición absolutistas (realistas), intentó restablecer su poder. Fueron tomando posiciones, como la sublevación de la Guardia Real, en julio de 1822. También la organización de fuerzas guerrilleras en Navarra y Cataluña. La creación de la Regencia de Urgel, con sede en la Seo de Urgel, que pretendía actuar como gobierno legítimo, mientras Fernando VII permanecía “cautivo”. El ejército disolvió esta regencia.

El ministro exaltado, Evaristo San Miguel, nombrado por Fernando VII, buscó la ayuda de las grandes potencias absolutistas europeas (Santa Alianza). Francia acudió y en abril de 1823 entraron en España los Cien Mil Hijos de San Luís, al mando del Duque de Angulema. Los liberales llevaron a Fernando VII, como rehén, a Cádiz. Fue liberado el 1 de octubre. Ese mismo día, Fernando VII restauró el absolutismo.

La Década ominosa (1823-1833)

. Fernando VII declara nulos todos los tratados del Trienio Liberal, excepto la abolición  de la Inquisición, sustituida por las Juntas de Fe. El panorama político seguía estando dividido entre los liberales y los  absolutistas, que, a su vez, se separaban en dos grupos. Los Apostólicos, absolutistas radicales  dirigidos por el infante Carlos . Y los reformistas, partidarios de evitar la  revolución y hacer reformas, dirigidos por López Ballesteros. Al final del reinado de Fernando VII se planteó la cuestión sucesoria. El Rey sólo tenía una hija,  Isabel. Su muerte estaba cercana y por ello abolió la Ley Sálica, que impedía reinar a las mujeres, y  firmó la Pragmática Sanción, que autorizaba la sucesión femenina. Esto impedía a Carlos, hermano del Rey, heredar la Corona. Por eso el Carlismo nace para defender  los derechos sucesorios de Carlos y la importancia de conservar el absolutismo. Al ser Isabel menor de edad, dejaría la Regencia a su esposa, María Cristina. Esta  decisión promovió el cambio hacia el liberalismo moderado, que apoyaba a la infanta Isabel como  sucesora de Fernando VII. 

6.1. El sistema canovista. La Constitución de 1876 y el turno de partidos. La  oposición al sistema. 

En 1874, el general Manuel Pavía dio un golpe de estado contra el gobierno de la I  República. Se impuso un régimen militar, presidido por Serrano, pero no se consolidó. Al mismo  tiempo, Antonio Cánovas del Castillo conseguía la adhesión de las élites, la clase media y el  ejército, para proponer la Restauración de la monarquía borbónica en la figura de Alfonso XII, hijo  de Isabel II. El 1 de diciembre de 1874, el futuro Alfonso XII firmaba el Manifiesto de Sandhurst, con  texto de Cánovas del Castillo. En él se presentaba el nuevo sistema político: – Una monarquía liberal con derechos individuales básicos (libertad, propiedad e igualdad jurídica). – Centralización del Estado. –Tradicionalismo católico. Además se proponía una restauración pacífica y sin intervención militar. Pero el general  Martínez Campos se pronunció en Sagunto el 29 de diciembre de 1874 y proclamó al príncipe  Alfonso de Borbón rey de España. El gobierno de Serrano no opuso resistencia. El nuevo régimen sería de carácter conservador. Se suprimieron la libertad de expresión y la libertad de cátedra. Cánovas quería la estabilidad política. Puso fin a la III Guerra Carlista (1876), y  suprimió los fueros vasco-navarros. También se puso fin a la Guerra de Cuba. En 1878 se firmó el  Convenio de Zanjón, de cara a una futura autonomía. Se integraron otros partidos, como el Liberal Fusionista de Práxedes Mateo Sagasta (liberales y demócratas). Se quería alejar del ejército en la  vida política, limitándolo a sus tareas profesionales. Y la elaboración de una nueva constitución  (1876). Lo que se denomina Sistema Canovista consiste en un modelo de alternancia política, como  admirador del modelo inglés, entre dos grandes partidos. Los dos grandes partidos que debían  alternarse en el gobierno eran: 

Partido Conservador, de Cánovas del Castillo. Contaba con el apoyo de la oligarquía.

Partido Liberal, de Sagasta, que contaba con el apoyo de la clase media.


La mecánica de este turno pacífico consistía en el falseamiento del proceso electoral a través del reparto previo de las circunstancias. También participaba el caciquismo, muy extendido en la  zona rural. (Oligarquía y caciquismo como garantía del poder). Los resultados electorales no  respondían a la voluntad popular sino a los intereses de los políticos del momento (Cánovas o  Sagasta). La Constitución de 1876 era de carácter integrador y ha sido la más duradera, desde ese  momento. Vigente hasta 1923. De su contenido destaca: 

Declaración de derechos individuales fundamentales. Permitía el culto privado de otras religiones,  pero la confesionalidad era católica. 

Reforzar el poder del monarca con la soberanía compartida Rey-Cortes. También asumía la  Jefatura del Ejército con la finalidad de evitar los pronunciamientos militares y la intromisión del  Ejercito en asuntos políticos. 

Bicameralismo. Congreso, elegido por sufragio, y Senado, no electivo, pertenecientes a las  corporaciones del Estado o dueños de grandes fortunas, y con cargo vitalicio.Centralismo. Quedan bajo el control del gobierno los ayuntamientos y diputaciones.

Leyes como la de asociación o imprenta no se introdujeron en la Constitución. Se  desarrollarían mediante leyes orgánicas posteriores, dependiendo de la inclinación ideológica de los  gobiernos. Quedaron marginados amplios sectores políticos y sociales (carlistas, republicanos,  movimiento obrero y nacionalismo). Las fuerzas de oposición al régimen eran numerosas y no eran  una alternativa sólida al encontrarse divididos y, a veces, enfrentados. Por ejemplo, el movimiento  obrero estaba dividido entre Marxistas, representados por el PSOE, fundado en 1879, y el  Anarquismo, representado en la AIT desde 1881. Con la Ley de Asociaciones, aprobada en 1887,  las organizaciones obreras no se recuperaron. Lo mismo ocurría con los republicanos y su división  entre centralistas y federalistas. No era posible su evolución hacia el gobierno.


1.3- La Hispania romana. La conquista de la Península Ibérica se desarrolla en tres fases: – La II Guerra Púnica, con la derrota de los cartagineses (Aníbal), entre 218 a.C. y 197 a.C. En este  momento Roma comienza la conquista de Hispania, integrando ,en primer lugar, los pueblos iberos  a través de rendiciones y acuerdos. Hispania Citerior. – La conquista de Lusitania y Celtiberia, que acabaron con el asesinato de Viriato (154 a.C.), líder  lusitano, y el asedio de Numancia, fortificación celtíbera (133 a.C.). Fue una lucha muy larga y violenta. – La conquista de cántabros, astures y los pueblos del norte. Esta campaña fue liderada por el emperador Augusto (27a.C-19 a.C.) y fue conmemorada por el Ara Pacis, en Roma. La romanización en la asimilación de los territorios conquistados a la civilización romana.Hispania era una de las provincias más importantes. El comercio del trigo, vino, aceite, salazones. La adopción del modelo social, basado en la esclavitud. La generalización del latín, el modelo urbano, la ingeniería, el derecho. La expansión fue debida a la extensión de las calzadas y las  legiones, que acabaron formando parte de la población a través de los campamentos permanentes.Podemos citar ejemplos como el teatro de Mérida, el acueducto de Segovia, Itálica y otros muchos ejemp. 


2.1. Al-Ándalus: evolución políticaA partir del 711 los musulmanes comenzaron la conquista de la Península Ibérica tras la  derrota de los visigodos en la batalla de Guadalete. Hasta 718 avanzaron rápidamente y se asentaron en los valles fluviales (árabes) y en la meseta (bereberes). El tipo de gobierno establecido fue un  emirato dependiente de Damasco (718-756). Tras la revolución abasí Abderramán I, superviviente de los Omeyas, establece el emirato independiente de Bagdad. En el año 929 Abderramán III  proclama el Califato de Córdoba, como estado totalmente independiente. Fue una época de  esplendor, pero corta debido a las constantes revueltas sociales. Con Hissem II como califa, su  hachib, Amanzor, intentó superar la debilidad del Califato impidiendo el avance cristiano. En 1031  desaparece el Califato. El territorio se divide en taifas independientes (Zaragoza, Sevilla,Toledo…). La fragmentación facilitó el avance cristiano hasta el Tajo, por lo que  pidieron ayuda a os almorávides, que tras derrotar a los cristianos en Sagrajas intentó unir el  territorio. Fracasaron y otra vez se desintegraron en taifas. Ante la debilidad los almohades invaden  la península y unifican el territorio con capital en Sevilla. En 1212 la Reconquista da un golpe  maestro en la batalla de las Navas de Tolosa. A partir de este momento el único territorio musulmán  que permanece es el Reino nazarí de Granada, que pervivirá al convertirse en vasallo de Castilla desde 1247. Eso implicaba el pago de impuestos y evitar los avances musulmanes. En 1492, los  Reyes Católicos reconquistan el Reino de Granada y acaba la Reconquista.


2.5 La Baja Edad Media en las Coronas de Castilla y Aragón y en el Reino de  Navarra. En Castilla se fortalece la monarquía frente a una nobleza sedienta de poder.Una de las instituciones más importantes son las Cortes, convocadas por el rey.Sólo tenían carácter consultivo.El Consejo Real asesoraba al rey.La Audiencia era el órgano de Justicia. Aragón difiere de Castilla.El Pactismo obliga a reunir las Cortes para asuntos importantes y de forma periódica.El Justicia de Aragón protegía los fueros frente al autoritarismo de la  monarquía.Los municipios eran controlados por las oligarquías.La crisis generalizada del siglo XIV(peste negra, 1348)provocó un caos generalizado, con revueltas campesinas(payeses de remensa), luchas entre bandos nobiliarios y progromos.En Castilla, el siglo XIV sufre la guerra entre Enrique de Trastamara y Pedro I, y en el siglo XV la nobleza se rebela contra Juan II y Enrique IV de Trastamara.Ambos reinos fortalecieron su poder a través de la expansión territorial.Castilla hacia el Atlántico(Canarias), y Aragón hacia el Mediterráneo(Sicilia, Nápoles,..).Navarra, al final de la Edad Media dependía, en gran medida, de dinastías francesas, al estar  enraizada con ellas.


3.6. La Guerra de Sucesión. La Paz de Utrecht. Los pactos der familia. Debido a la falta de descendencia de Carlos II, en 1700, se perfilaban dos candidatos: el  archiduque Carlos de Austria y Felipe de Anjou. Carlos II nombró heredero en su testamento al  candidato francés. El temor de algunas naciones (Austria e Inglaterra) a la formación de un gran  bloque hispano-francés, provocó la Guerra de Sucesión Española (1701-1714). Se formaron dos  bloques en Europa: el francoespañol y en el otro Inglaterra, Holanda, Austria y Portugal. A la vez de ser una guerra europea también fue una güera civil en España, cuyo territorio se dividió en dos  bandos. Aragón, Cataluña y Valencia, partidarios del archiduque y Castilla de Felipe V. La guerra se desarrolla favorablemente para Carlos, hasta 1707, en que Felipe V recupera Aragón y Valencia tras  la batalla de Almansa. Inglaterra ocupa Gibraltar y Menorca. La situación cambió en 1711, cuando  el archiduque Carlos es nombrado emperador e Inglaterra cree conveniente abrir negociaciaciones. Por la Paz de Utrecht (1714) se ratifica a Felipe V en el trono español a cambio de renunciar  a sus derechos al trono francés. Se producen cambios territoriales a favor de Austria. A mayor  beneficiada fue Inglaterra, que además de Gibraltar y Menorca, consigue el asiento de negros y el  navío de permiso. Los Pactos de Familia se denominaron así por el parentesco existente entre los monarcas de  Francia y España. Eran Tratados de ayuda y defensa mutua. El Primer Pacto (1733) fue por la Guerra de Sucesión de Polonia y contra Austria. El Reino de Nápoles y Sicilia fue para el futuro  Carlos III, hijo de Isabel de Farnesio. El Segundo Pacto (1743) fue por la Guerra de Sucesión de  Austria, y proporcionó el ducado de Parma a España. Además se participó en otros dos Pactos en  1761 (España cede Florida a Inglaterra y recibe de Francia La Luisiana en la Guerra de los Siete  Años), y 1779 (apoyo a los colonos americanos en la Guerra de Independencia y España recupera  Menorca y Florida). 

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