La Segunda República Española: Auge, Reformas y Caída (1931-1936)
La Segunda República fue el primer ensayo de democracia de masas en la historia de España. Constituyó un ambicioso intento de modernización política y trató de adecuar su marco legislativo e institucional a los acelerados cambios sociales y económicos entre 1910 y 1930. Dicho periodo concluyó en una cruenta Guerra Civil en España.
El inicio de la República
El régimen republicano surgió tras las elecciones de 1931, las cuales provocaron la salida de Alfonso XIII de España y la proclamación de un nuevo régimen, el cual apenas encontró oposición. El gobierno provisional de la Segunda República estaba integrado por los miembros del Comité Revolucionario formado tras el Pacto de San Sebastián. El gobierno provisional lo componían diversos grupos políticos, entre los que se encontraban antiguos monárquicos, destacando a Niceto Alcalá-Zamora y Miguel Maura. Otros partidos fueron el de los republicanos moderados, los republicanos intelectuales, con Manuel Azaña a la cabeza, los regionalistas o nacionalistas moderados y los socialistas.
La Constitución de 1931
El nuevo gobierno convocó unas nuevas elecciones con el fin de otorgar legitimidad al régimen republicano. Se celebraron en 1931 y dieron gran mayoría a los partidos de la coalición gobernante. Adquirió gran importancia el PSOE. Las cortes se dedicaron a debatir el texto de la futura Constitución, la cual configuraba un régimen democrático, parlamentario, laico y descentralizado en el que se recogía la función social de la propiedad. Sus principales rasgos son:
- Soberanía popular en el nuevo estado español.
- Sufragio universal masculino y femenino.
- Extensa declaración de derechos y libertades.
- Poderes del Estado en legislativo, ejecutivo y judicial.
- Se establecieron los primeros estatutos de autonomía.
- Se separó la Iglesia del Estado.
El Bienio Reformista (1931-1933)
También llamado Social-Azañista, dicho gobierno experimentó dos importantes cambios: se aprobaron artículos de la constitución relativos a la cuestión religiosa, lo cual provocó la dimisión de Alcalá-Zamora y Miguel Maura. Por último, el gobierno se negó a seguir colaborando con los socialistas, lo cual motivó la salida del Gobierno de los ministros del Partido Radical. Tras ello, Alcalá-Zamora fue elegido presidente de la República mientras Azaña ocupaba la presidencia del Gobierno.
Reformas del Bienio Reformista
- Reforma agraria: Pretendía llevar a cabo una redistribución de la propiedad agraria. Se aprobó en 1932 y provocó numerosa oposición en el campesinado, por lo que se interrumpió el proceso hasta 1934.
- Reforma laboral: Iniciada desde el Ministerio del Trabajo por el socialista Largo Caballero, que favorecía la posición de los trabajadores y sindicatos y encontró la oposición de los empresarios. Entre las medidas adoptadas destacan la Ley de Contratos y la Ley de Jurados Mixtos. En el ámbito rural se realizaron otro tipo de reformas, las cuales alteraron el orden social en el campo.
- Reforma militar: Buscó garantizar la fidelidad del Ejército al nuevo régimen republicano y propiciar la reducción del excesivo número de jefes y oficiales. Se exigió el juramento de fidelidad al nuevo régimen republicano, pudiendo optar los que se negaran a ello al retiro voluntario con paga completa.
- Reforma religiosa: Se pretendió separar Estado e Iglesia, mediante la construcción de un Estado laico independiente de la Iglesia.
- Reforma educativa: Caracterizada por un amplio programa de construcción de escuelas y contratación de maestros y una enseñanza mixta. Además, la Religión dejó de ser asignatura obligatoria, y se suprimieron los crucifijos en las escuelas.
El Estatuto de Autonomía de Cataluña
En 1931 surge el Estatuto de Nuria, aprobado en 1932. Macià se convirtió en presidente de la Generalitat hasta su muerte en 1933, cuando le sucedió Lluis Companys.
La crisis del Bienio Reformista y la «Sanjurjada»
La crisis económica, la línea radical propiciada por la CNT y la negativa de la patronal a las reformas llevaron a un marco de fuertes tensiones sociales. Los enfrentamientos entre huelguistas y la Guardia Civil fueron frecuentes. Las fuerzas conservadoras recurrieron al tradicional método de la insurrección militar. El general Sanjurjo intentó un golpe de estado militar en 1932. La «Sanjurjada», mal preparada y con desigual apoyo en el ejército, fracasó. Como reacción, las Cortes aprobaron la Ley de Reforma Agraria y del Estatuto de Autonomía de Cataluña. Pese al fracaso de Sanjurjo, el gobierno republicano-socialista daba muestras de claro desgaste. El ambiente hostil de este periodo llevó al gobierno a la decisión de convocar nuevas elecciones en noviembre de 1933.
La reorganización de la derecha
La derecha se había reorganizado. Destacan grupos de la derecha antiliberal como:
- La CEDA, dirigida por Gil Robles, grupo mayoritario apoyado por la Iglesia Católica.
- Renovación Española, dirigida por Calvo Sotelo, en la que se agruparon los monárquicos alfonsinos.
- La Falange Española, la versión española del fascismo, dirigida por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador.
- El bando carlista.
Las elecciones dieron la victoria de los grupos conservadores, el cual fue contestado por una insurrección anarquista.
El Bienio Radical-Cedista (1933-1936)
Surge tras las elecciones de 1933, en las cuales triunfaron las candidaturas de centro y derecha. Este periodo es conocido por sus detractores como Bienio Negro. Los rasgos principales son:
- La dificultad para formar gobiernos estables.
- Los radicales que apoyaban al gobierno se enfrentaron a dos problemas: una división interna, y a una serie de escándalos de corrupción.
- Los gobiernos de esta etapa se dedicaron a frenar o anular las medidas del bienio anterior.
- Destaca la huelga general de UGT, la cual acabó con duras represiones.
- El desarrollo autonómico cayó en el olvido.
- Los intentos de emprender reformas originales naufragaron por falta de apoyo.
La Revolución de 1934
La entrada de tres ministros de la CEDA en el gobierno fue interpretada por los socialistas como una entrega de la República a manos de sus enemigos, lo que dio lugar al estallido de una revolución. Dicho movimiento contó con el apoyo de la Generalitat, del PCE y de la CNT, y se redujo a una huelga general política en las grandes ciudades. Se produjeron conatos de insurrección armada de las milicias socialistas. Lo peor tuvo lugar en Asturias.
Consecuencias de la Revolución de 1934
- La Iglesia juzgó el movimiento asturiano como una insurrección católica.
- Las organizaciones obreras sufrieron una dura represión, y tras ello muchos patronos aprovecharon esta situación.
- Se acercó a las posturas de formaciones de centro-izquierda.
- Azaña se convirtió en un mártir político, y llegó a crear el partido de Izquierda Republicana.
Las Elecciones de 1936 y el Frente Popular
En este periodo, la Izquierda Republicana y Unión Republicana, junto con el PSOE, la UGT, el PCE, el POUM y los sindicalistas contrarios a la FAI firmaron el Pacto del Frente Popular. La victoria fue para el Frente Popular, el cual constituyó una plataforma electoral con un programa mínimo y escasamente revolucionario. Tras las elecciones, Manuel Azaña fue nombrado Presidente de la República.
El Frente Popular en el poder
En torno a 1936 surgen diversos acontecimientos:
- Se constituyeron gobiernos exclusivamente republicanos, dirigidos por Azaña y posteriormente por Casares Quiroga.
- Las decisiones políticas más importantes fueron la concesión de una amnistía, la readmisión de trabajadores represaliados y la restauración del programa del Bienio Reformista, entre otras.
- Los socialistas no participaron en el Gobierno.
- Se produjo una oleada huelguística en Madrid, entre otras medidas.