Congreso de Viena, Sistema de Metternich, La Santa Alianza y sus Intervenciones
El Congreso de Viena fue convocado con el objetivo de restablecer las fronteras de Europa tras la derrota de Napoleón I y reorganizar las ideologías políticas del Antiguo Régimen, es decir, volver a la situación anterior a la Revolución Francesa.
La reunión se llevó a cabo del 1 de octubre de 1814 al 9 de junio de 1815, teniendo como base dos grandes principios: el principio monárquico de legitimidad y el principio de equilibrio. Sin embargo, la paz se consiguió mediante el establecimiento del absolutismo, convocado por el emperador de Austria Francisco I, diciendo este al final del congreso que la nueva Europa era la Europa de Restauración (Prusia, Reino Unido, Rusia, Francia, Austria).
Se instauró así el sistema de Metternich, recibiendo este nombre por su pensador, el político, estadista y diplomático Klemens Von Metternich (austriaco, nacido el 15 de mayo de 1773). Cuyos objetivos eran la consolidación de una monarquía católica, de carácter absoluto y centralizado, contando con el apoyo de la Iglesia católica. El sistema de Metternich fue entonces un sistema de relaciones internacionales europeo, inspirado a partir de los intereses austriacos, contrarios al liberalismo y a la implantación de regímenes constitucionales. A partir de esto, se plantea entonces el establecimiento de un pacto que recibió el nombre de la Santa Alianza.
La Santa Alianza fue un pacto firmado en septiembre de 1815, a iniciativa de Rusia, Austria y Prusia, guiándose por principios de carácter religioso (religión cristiana). Este pacto tuvo como objetivo primordial el mantenimiento del status quo e impedir el surgimiento y propagación de movimientos revolucionarios. Este pacto intervino en varias ocasiones, como en 1827, cuando las tropas austriacas se involucraron en Italia para restituir el absolutismo en el Reino de las Dos Sicilias, o con la intervención de las tropas francesas en 1823 en España, donde los llamados “Cien mil hijos de San Luis” terminaron con la experiencia constitucional denominada “Trienio Liberal” (1820-1823) y restauraron al rey Fernando VII como rey absoluto.
Las Colonias Españolas en América Latina
España tuvo dominio de estos territorios durante 300 años, convirtiéndose América en la proveedora de materias primas por ser tierra rica en minerales. Una vez consolidado el poder, el Virreinato de Nueva España comenzó la colonización de América del Sur, formándose tres nuevos virreinatos: Virreinato del Perú (Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Chile, Brasil), Virreinato de Nueva Granada (Panamá, Colombia, Ecuador, Venezuela), Virreinato del Río de la Plata (Argentina, Paraguay, Uruguay, Cuba, Puerto Rico, etc.). Estos materiales extraídos de las colonias permitieron a España financiar guerras en el continente europeo, mantener un elevado gasto militar y diplomático y, sobre todo, conservar su estado de potencia suprema. El dominio de esos territorios se extendió hasta comienzos del siglo XIX.
La Independencia de Grecia y América Latina
La guerra de independencia de Grecia o revolución griega se produjo entre 1821 y 1832 contra el dominio del Imperio otomano. La diferencia entre estas naciones era evidente, lo que ocasionó el descontento de la población griega por motivos económicos y religiosos. Es entonces cuando los griegos, encabezados por Alejandro Ypsilantis y Dimitros Ypsilantis, proclamaron la independencia de Grecia, produciéndose a partir de aquí una reacción en cadena. El sultán del Imperio otomano se alió con Egipto para parar la rebelión griega, lo que logró que Reino Unido, Francia y Rusia apoyaran militarmente a Grecia. Sin embargo, el apoyo no fue suficiente, ya que luchaban prácticamente solos, debido a que Francia y Reino Unido desconfiaban de las intenciones de Rusia. Las primeras contiendas fueron entonces matanzas otomanas que tuvieron poca resistencia por parte de los griegos. Parecía que todo estaba perdido, pero en 1827, contra todo pronóstico, los helenos consiguieron aprobar una constitución republicana en la Asamblea Nacional.
La guerra de independencia española, la independencia de Estados Unidos, el liberalismo y las ideas de la Revolución Francesa tuvieron mucha influencia en el transcurso de la guerra de la independencia hispanoamericana, de la que surgieron la mayoría de las repúblicas de la actualidad. Las primeras juntas criollas fueron reprimidas por los españoles, derrotándolas a todas. Desde Buenos Aires comenzó la campaña de secesión del sur del continente. Dos grandes ejércitos se formaron y atacaron las tropas realistas desde el sur y el norte, dirigidos por José de San Martín y Simón Bolívar, para concurrir en Guayaquil. La guerra por la independencia se extendió entre 1810 y 1824. En este último año, los realistas, arrinconados en el Alto Perú, fueron derrotados en Ayacucho por un ejército sudamericano al mando de Antonio José de Sucre. Una vez los pueblos de América del Sur independizados de España y luego de complejos procesos, terminaron creando las siguientes naciones independientes en la actualidad: Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
La Penetración Europea en Asia y la Guerra del Opio
A comienzos de 1800, la importancia del comercio de Inglaterra con el Lejano Oriente se manifestaba en el hecho de que, por impuestos a las importaciones de té, el gobierno obtenía el 10% del total de sus ingresos. En 1819, los ingleses controlan Singapur, en el extremo sur de la península malaya, además de Malaca y Penang. En 1826, controlan Rangún, en Birmania, y en 1866, Mandalay, llegando a controlar todo el país.
En 1833, el monopolio que tenía la Compañía de las Indias Orientales en el comercio británico con China en Guangzhou termina, lo que hace que otros comerciantes británicos compitan por el comercio con ese país, forzando así a la venta masiva de opio en el país oriental para financiar el creciente déficit que tenían por sus grandes compras de té y seda de China.
De 1840 a 1842 se lleva a cabo la Primera Guerra del Opio, que hizo Inglaterra contra China, y tuvo como resultado que los ingleses obtuvieran Hong Kong y consiguieran abrir cinco puertos en China al comercio con Occidente (Guangzhou, Xiamen, Fuzhou, Ningbo, Shanghái). De 1856 a 1858, la Segunda Guerra del Opio, de Inglaterra y Francia contra China, abrió más puertos hacia Occidente.
Rivalidad Anglo-Francesa en el Mediterráneo: Argelia, España, Portugal, Egipto y Siria
Después de 1806, la invasión y la ocupación napoleónica de España provocaron el comienzo de las sublevaciones en sus colonias de América Latina.
En el siglo XVIII, Francia había sido el más temible competidor de Inglaterra en la expansión colonial y en el tráfico internacional.
El golpe de Estado del 9 de noviembre de 1799 ponía el destino de la República Francesa en manos de Bonaparte. Las razones de la rivalidad franco-inglesa eran antiguas.
La paz de Amiens sería temporal, apenas Napoleón demostró que no tenía ninguna intención de abandonar una política expansionista y que uno de sus principales objetivos era abatir la potencia económica inglesa.
En mayo de 1803, Gran Bretaña declaró nuevamente la guerra, a la que no renunció hasta que Napoleón fue abatido.
Egipto: La expedición francesa a Egipto marcó el comienzo del interés colonial por esta zona y demostró el peligro que las potencias occidentales representaban para el Imperio otomano y para el mundo musulmán en general.
Siria: La rivalidad anglo-francesa echó a perder lo único que tenía sentido para ese paraje, la Gran Siria, que dividieron en seis entidades. El turco Kemal Atatürk recuperó un trozo del norte; los británicos dibujaron caprichosamente en un mapamundi los mandatos de Palestina, Transjordania e Irak. Y los franceses convirtieron su zona, más tarde, en Siria y Líbano.
El Canal de Suez
Este canal permitió acortar la ruta del comercio marítimo entre Europa y el sur de Asia. La obra se inicia el 10 de abril de 1859, promovida por el francés Fernando de Lesseps con la autorización de Egipto. Fue inaugurado en 1869. Para el momento de la inauguración, Egipto poseía el 44% de las acciones y unos 21,000 ciudadanos franceses tenían el resto de las acciones. La construcción del Canal de Suez marcó un hito en la historia de la tecnología, ya que por primera vez se emplearon máquinas de excavación especialmente diseñadas para estas obras. Se estima que hasta 120,000 trabajadores murieron durante los años de construcción debido a fatiga, desnutrición y diferentes enfermedades.
Unificación de Italia y Alemania
La Unificación de Italia
Fue el nombre que recibió el proceso que a lo largo del siglo XIX llevó a la unión de los diversos estados en que estaba dividida la península itálica. Luego de varios intentos fallidos entre 1830 y 1848, rechazados por el gobierno austriaco, llegó la hábil política del conde de Cavour, quien quería una Italia unida, pero debido a la presencia de Austria, sabía que Italia no lograría unirse sin la ayuda de una potencia exterior, y buscó entonces la amistad de Napoleón III. Esta unificación se vio marcada por acontecimientos tales como:
- La guerra franco-austriaca (1859)
- La anexión a Piamonte por plebiscito de toda la Italia central (Parma, Módena, Toscana) en 1860
- La guerra austro-prusiana en 1866
- La guerra franco-prusiana en 1870
Las consecuencias de esta unificación fueron la unidad territorial y política (monarquía constitucional) en Italia y luego lograr que Italia comenzara su desarrollo económico, convirtiéndose en una importante potencia.
La Unificación Alemana
Tuvo lugar a finales del siglo XIX. Anteriormente, Alemania estaba dividida en 38 países o estados totalmente independientes. Estos estados formaban la Federación Germánica. Las posibles causas de esta unificación no fueron muchas, simplemente que la burguesía pretendía obtener un mayor número de libertades y una ampliación de los mercados que les favoreciera sus intereses políticos y económicos. Otra causa importante es que el rey de Prusia y el ministro, que probablemente gobernaban el país más fuerte de la confederación alemana, ambicionaban una Alemania unida y fuerte bajo el mando de la hegemonía prusiana. Esta unificación se llevó a cabo sin contar con la libre voluntad de los pueblos, es decir, no fue un anhelo nacionalista ni una aspiración patriótica, y se llevó a cabo por medio de guerras tales como la guerra de los ducados daneses (1864), la guerra austro-prusiana (1866) y la guerra franco-prusiana (1870). El gobierno surgido de esta unificación fue autocrático y militarista. El Imperio alemán alcanzó un gran desarrollo industrial, cultural y científico. Este Imperio alemán surgió el 18 de enero de 1871.
El Sistema Diplomático de Bismarck
Es el nombre que recibe el sistema de alianzas que Otto von Bismarck patrocinó después de la guerra franco-prusiana para aislar a Francia y evitar su hipotética venganza tras la derrota de 1871. Su duración de casi dos décadas evitó el conflicto directo entre las grandes potencias europeas hasta la Primera Guerra Mundial. Habitualmente se dividen los sistemas bismarckianos en tres periodos cronológicos.
El primer periodo abarca desde 1871 hasta 1878. Alemania se alió a Austria y Rusia de manera individual, en la que los países se comprometían a la defensa mutua en caso de agresión de un tercero, así como el apoyo bélico si Alemania atacaba a un tercer país. Entre Austria y Rusia se creaba una entente que contemplaba la defensa ante la agresión exterior. Este sistema terminó con el conflicto de los Balcanes.
Tras el Congreso de Berlín, que concluía la guerra balcánica en 1878, Bismarck promueve un segundo sistema de alianzas en el que añade al primero la alianza con Italia. Este sistema entró en vigor hasta 1887, cuando se revisa y se origina el tercer sistema.
Ante los acontecimientos europeos, especialmente en la península balcánica, y para contrarrestar la expansión rusa en la zona a costa del Imperio otomano, Gran Bretaña entra en un pacto con la alianza del segundo sistema (Pacto del Mediterráneo) que mantenga el status quo y defienda la debilitada posición turca en el oriente mediterráneo.
El Auge del Imperialismo y sus Repercusiones en el Sistema Internacional: Japón, China, Rusia y Estados Unidos
Japón
Durante la “Era Meiji” (1868-1912), Japón se convirtió en un Estado moderno y una gran potencia industrial y militar que le llevó a conquistar nuevos territorios. En la guerra con China en 1895 conquistó Manchuria y la isla de Formosa. En la guerra con Rusia entre 1904 y 1905 ocupó Corea. La alianza japonesa con Gran Bretaña en 1902 fue muy positiva, ya que, siendo aliado, Japón pudo extenderse apoderándose de las posesiones alemanas en China y el Pacífico Sur.
China
Los japoneses, impacientes por someter a China y ante la negativa de estos de firmar un tratado que los hubiese convertido en una simple colonia japonesa, precipitaron las cosas y en julio de 1937, como represalia de que Pekín había tiroteado a unos soldados japoneses, las tropas niponas se apoderaron de la ciudad, avanzaron hacia el sur, teniendo los chinos que retroceder ante sus adversarios mejor equipados. En agosto, los japoneses se apoderaron de Shanghái, avanzando luego hacia Nankín, remontando el Yangtsé Jiang. Desde el año 1937, toda China del norte fue ocupada. La impotencia china para conservar su independencia frente a las potencias imperialistas se acentuó aún más tras la derrota frente a Japón (1894-1895) que le costó importantes pérdidas territoriales.
Rusia
Durante el siglo XIX, Rusia se expandió por el Pacífico Sur (Siberia) y Asia Central (Turquestán y Pamir) y norte de China (Manchuria), lo que le enfrentó a Japón en 1905, produciendo la guerra ruso-japonesa. En su conquista de Asia Central, los rusos habían perdido menos de un millar de soldados.
Estados Unidos
No se centró en la ocupación de territorios, sino en el dominio económico de los mismos, siendo esto conocido como el imperialismo económico. Durante el siglo XIX, el país se expandió hacia el oeste, gracias a la compra de territorios a España (Florida), a Francia (Luisiana) y a Rusia (Alaska). También amplió sus fronteras tras la guerra con México (1848), conquistando California, Nuevo México y Arizona, a los que se unió Texas. Ante el rechazo que tenían los americanos acerca de la presencia europea en el territorio, los llevó a la ocupación de las islas Hawái y de las colonias españolas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, tras la guerra contra España en 1898.
La Guerra de los Balcanes
Las guerras de los Balcanes fueron dos guerras ocurridas en el sureste de Europa entre 1912 y 1913. La primera enfrentó al Imperio otomano con la llamada Liga de los Balcanes, formada por Bulgaria, Montenegro, Grecia y Serbia.
Las operaciones hacia el imperio se desarrollaron sin grandes problemas: los ejércitos coaligados contaban con 700,000 hombres frente a los 320,000 otomanos, y la flota griega bloqueaba la península, estorbando los refuerzos otomanos. A comienzos de 1913, las posiciones otomanas en la península se limitaban a cuatro ciudades. Las grandes potencias intervienen entonces para decidir la asignación de territorios y es entonces cuando comienzan los descontentos acerca de la división territorial que da lugar a la Segunda Guerra Balcánica. Bulgaria atacó a Serbia, pronto los aliados de estas entraron en el conflicto y Bulgaria se ve obligada a firmar un acuerdo reconociendo su derrota, conllevando grandes pérdidas para Bulgaria. Las guerras supusieron la expulsión definitiva del Imperio otomano de la península de los Balcanes, salvo en el extremo oriental de Tracia. Se establecieron fronteras casi definitivas que perduraron, salvo breves intervalos, durante las guerras mundiales y hacia Albania como Estado independiente.
Triple Entente vs. Potencias Centrales
La Triple Entente estaba constituida por Francia, Reino Unido e Irlanda y el Imperio ruso. El Reino de Serbia y Bélgica se incorporaron como consecuencia del ataque austriaco a Serbia y el ataque de Alemania a Bélgica. Se unieron para hacer frente a la “Triple Alianza” o a las llamadas “Potencias Centrales”, constituidas por el Imperio alemán y austrohúngaro, a la que se añadieron el Imperio otomano y el Reino de Bulgaria. El nombre de potencias centrales está relacionado con la posición central de Alemania y el Imperio austrohúngaro con el continente europeo. Los motivos de esta unión son los siguientes:
- El Imperio otomano, considerando la expansión del Imperio ruso como una amenaza, firmó un acuerdo militar secreto con Alemania en agosto de 1914.
- Bulgaria, resentida con su derrota en la Segunda Guerra de los Balcanes, se unió a las Potencias Centrales.
Con el fin de la guerra, los territorios de las Potencias Centrales se desmembrarían y formarían nuevos Estados.
La Revolución Rusa y la Conferencia de Paz de Brest-Litovsk
El término Revolución Rusa se refiere a todos los sucesos que condujeron al derrocamiento del régimen zarista y a la instauración preparada de otro, leninista, entre febrero y octubre de 1917. En gran medida inducida por la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa fue un acontecimiento decisivo y fundador del “corto siglo XX”, abierto por el estallido del macroconflicto europeo en 1914 y cerrado en 1991 con la disolución de la Unión Soviética. Objeto de simpatías y de inmensas esperanzas por unos, también ha sido objeto de severas críticas, de miedos y de odios viscerales. Continúa siendo uno de los acontecimientos más estudiados y más apasionadamente discutidos de la historia contemporánea.
La Paz de Brest-Litovsk fue un tratado de paz firmado el 3 de marzo de 1918 en la ciudad bielorrusa de Brest-Litovsk (entonces bajo soberanía rusa) entre el Imperio alemán, Bulgaria, el Imperio austrohúngaro, el Imperio otomano y la Rusia soviética. En el tratado, Rusia renunciaba a Finlandia, Polonia, Estonia, Curlandia, Lituania, Ucrania y Besarabia, que a partir de entonces quedaron bajo el dominio y la explotación económica de los imperios centrales. Asimismo, entregó Ardahan, Kars y Batumi al Imperio otomano. La derrota alemana en la Primera Guerra Mundial anuló el tratado y todas las pérdidas rusas habían sido recuperadas para 1940. Solamente Finlandia y Turquía, sucesora del Imperio otomano, conservaron los territorios recibidos en Brest-Litovsk.
Participación de los Estados Unidos en la Guerra
Estados Unidos en 1914 se declaró país neutral, pero la situación cambió cuando la guerra submarina empezó a contrarrestar los intereses americanos e intervino así con grandes cantidades de dinero y créditos para Inglaterra y Francia. La industria americana creció sobremanera una vez que Europa se enfrascó en la contienda. Su ayuda fue financiera, ya que su ejército no estaba preparado militarmente para enfrentarse al disciplinado y poderoso ejército alemán. Sin embargo, también ayudó con unos 2 millones de soldados, aunque la mayoría de ellos no vieron acción.
La Paz de Versalles
Fue un tratado de paz firmado al finalizar la Primera Guerra Mundial (1919) por las potencias europeas, después de seis meses de negociación en la ciudad de París. El principal punto del tratado determinaba que Alemania aceptaría todas las responsabilidades por causar la guerra, fijando la indemnización de guerra para las potencias vencedoras. En Alemania, este tratado causó estupor y humillación en la población, lo que contribuyó a grandes consecuencias.
El Problema de las Reparaciones
Alemania desafió desde un principio el intento francés de hacer cumplir las cláusulas de Versalles. Finalmente, el 27 de abril de 1921, la Comisión de Reparaciones, constituida por el Tratado de Versalles, anunció la cantidad total que debía pagar Alemania por reparaciones (132,000 millones de marcos-oro). A la indignada reacción del gobierno alemán, los aliados respondieron con una nueva amenaza de invasión a la cuenca del Ruhr. Alemania continuó dando largas al pago de las indemnizaciones. En los círculos de poder franceses se había impuesto la denominada política de ejecución de los tratados: había que forzar a Alemania a pagar. En 1922 se celebró en Génova una conferencia a la que asistieron los aliados y los dos grandes derrotados: Alemania y Rusia. La conferencia tuvo como consecuencia el Tratado de Rapallo entre Alemania y Rusia, en el que iniciaban estos un periodo de colaboración económica y militar. Alemania buscaba inquietar a las potencias occidentales y así lograr rebajar sus exigencias en el tema de las reparaciones. Poincaré, primer ministro francés, inquieto por las posibles consecuencias del acercamiento germano-ruso, se fue convenciendo de la necesidad de tomar decisiones drásticas que forzaran a Alemania a cumplir sus obligaciones. Una nueva solicitud alemana de moratoria en el pago de las reparaciones en julio de 1922 precipitó la decisión francesa.
La URSS y Alemania
El fascismo y el nazismo son dos de las más importantes ideologías que predominaron en el siglo XX, en Italia y Alemania respectivamente. Entre las razones del éxito obtenido por el nazismo y el fascismo está la crisis económica y social, producida por los estragos de la Primera Guerra Mundial, los temores al estallido de una revolución comunista y el apoyo de diversos sectores sociales, entre ellos, la pequeña burguesía, el ejército y los sectores empresariales vinculados a los grandes capitales y a las propiedades agrarias.
El fascismo surgió en la Europa de entreguerras entre 1918 y 1939, por la iniciativa de Benito Mussolini. Exaltaba la idea de nación frente a la de individuo o clase. Utilizó hábilmente los nuevos medios de comunicación y el carisma de un líder en el que se concentró todo el poder.
El nazismo fue fundado por Adolf Hitler a principios de los años 20. Sus ideas se centraban en la implantación de un gobierno dictatorial, la militarización de un pueblo y los ataques a la democracia, el judaísmo internacional y el comunismo. Surgió en gran medida como consecuencia de la humillante situación en que había sido puesta Alemania tras la firma del Tratado de Versalles.
La Gran Recesión de 1929 y sus Consecuencias
La Gran Depresión de 1929 fue una profunda recesión económica mundial que empezó a principios de 1929 y terminó en diferentes momentos de los años 30 o principios de los 40 según el país. Entre las causas de esta recesión se puede enumerar:
- La caída de la bolsa en Nueva York.
- Se producía más de lo que el pueblo necesitaba.
- La no inversión en bancos y particulares.
- La repartición de capitales.
Como consecuencias de esta gran recesión se encuentran las siguientes:
- Quiebra de bancos.
- Estancamiento financiero.
- Baja en la producción.
- Reducción de salarios.
- Desempleo.
- Paros y huelgas.
- Surge el nacionalismo y el proteccionismo.
- Surgen regímenes totalitarios.
La mayoría de los países establecieron programas de ayuda y sufrieron algún tipo de agitación política, impulsándolos hacia extremismos.
Mussolini y la Guerra de Etiopía
Esta guerra duró 7 meses, entre 1935 y 1936. Desde su llegada al poder, Benito Mussolini había prometido la creación del Imperio italiano, que controlaría el Mediterráneo, en aquel entonces en poder de Francia y Reino Unido. No deseando iniciar la guerra con estos países, Mussolini enfocó su vista en Etiopía, una nación independiente pero débil. Italia anexó oficialmente el territorio de Etiopía el 7 de mayo de 1936 y el rey italiano Víctor Manuel III fue proclamado emperador. Las provincias de Eritrea, Somalilandia italiana y Abisinia (Etiopía) fueron unidas para formar la provincia italiana de África del Este.
Expansionismo Japonés en Asia
A principios de 1930, Japón se encontraba golpeado por la crisis económica de 1929. Esto llevó a que el poder del ejército y la monarquía se incrementara en detrimento del Parlamento y el país emprendiera un camino expansionista en la búsqueda de nuevos mercados para su industria y la obtención de materias primas con las que no contaba en su propio territorio. A su vez, Japón comenzó un incremento de sus fuerzas armadas y una expansión de las industrias bélicas. La oleada expansionista comenzó en 1931 con la invasión de Manchuria y la zona al norte de Pekín. En 1934 ocupó la provincia mongola de Chahar. Los japoneses intentaron obligar al gobierno chino a firmar un tratado por el cual se convirtieran en una especie de colonia japonesa, pero los chinos se negaron. En 1937, con la excusa que los chinos habían tiroteado las tropas japonesas, ocuparon Pekín. En agosto de ese mismo año, los japoneses ocuparon Shanghái y luego Nankín.
La Guerra Civil Española
Fue un conflicto social, político y militar que más tarde repercutiría también en un conflicto económico que se desencadenó en España tras el fracaso parcial del golpe de Estado de julio de 1936 llevado a cabo por una parte del ejército contra el gobierno de la Segunda República Española. La guerra tuvo múltiples facetas, pues incluyó luchas de clases, guerra de religión, enfrentamiento de nacionalismos opuestos, lucha entre dictadura militar y democracia republicana, entre revolución y contrarrevolución, entre fascismo y comunismo. Las consecuencias de esta guerra se pudieron observar demográficamente con la gran cantidad de muertos, los no nacidos y la pérdida de población joven; económicamente, con el aumento de la deuda externa y pérdidas de las reservas de oro usadas por el gobierno para pagar la ayuda soviética; moralmente, ya que varias generaciones quedaron marcadas por el sufrimiento de la guerra y la represión de la larga posguerra; en cuanto a política exterior, la Guerra Civil Española supuso el aislamiento de España y la retirada de embajadores de casi todo el mundo. La guerra se dio por terminada en abril de 1939 con el último parte de guerra firmado por Francisco Franco, declarando su victoria y estableciéndose una dictadura que duraría hasta su muerte en 1975.
El Rearme Alemán y el Eje de Berlín, Roma, Tokio. Política Expansionista de Hitler
El Rearme Alemán
Fue el esfuerzo masivo de rearme que tuvo lugar en la Alemania nazi desde la llegada al gobierno de Adolf Hitler en 1933, violando las cláusulas de desarme que el Tratado de Versalles imponía a Alemania. A medida que se iba descubriendo el alcance del rearme alemán, especialmente tras la salida de Alemania de la Sociedad de Naciones y la Conferencia de Desarme de Ginebra, se inició como respuesta un rearme de las potencias occidentales, especialmente del Reino Unido.
El Eje Roma-Berlín-Tokio
Nunca una palabra fue tan mal empleada como el término “Eje”, que se refiere a la alianza militar entre Italia, Alemania y Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Mussolini fue quien usó por primera vez este término tratando de simbolizar una alianza militar, se firmó el 25 de octubre de 1936. La realidad de los hechos es que Alemania y Japón debieron luchar por su cuenta. Japón debió luchar durante casi cuatro años con los Estados Unidos sin recibir ninguna asistencia de sus»aliado». Alemania en Europa durante seis años se las ingenió para enfrentarse al resto del mundo con admirable determinación. El pacto de acero (Alianza Alemania-Italia) demostró entonces ser una farsa y quedó claro que Italia y Japón no tenían intenciones de comprometerse con la guerra de Hitler. Los alemanes no querían saber nada de los italianos y viceversa, por un odio que ninguna alianza o tratado pudo cambiar.
Consecuencias: Alemania terminó la guerra con sus ciudades arrasadas por las bombas enemigas, Japón padeció los efectos devastadores de las bombas atómicas en el seno de su territorio y la Italia fascista se transformó en una república fanfarrona que inspiraba más pena que odio.
La Política Expansionista de Hitler
Durante los tres primeros años de la Segunda Guerra Mundial, desde septiembre de 1939 a noviembre de 1942, una serie de victorias militares permitieron la dominación alemana del continente europeo. La política expansionista del gobierno de Hitler se centraba en colonizar bastantes territorios para expandir la raza aria (alemana) y así demostrar que eran superiores. Alemania conquistó Dinamarca, Noruega, Luxemburgo, Holanda, la costa atlántica de Francia, los Estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), Bielorrusia, la mayor parte de Ucrania y grandes extensiones de territorio ruso. Y, por último, Hungría para evitar que abandonara la alianza del Eje.