– IMPERIALISMO :
fenómeno histórico característico de
la segunda mitad
del siglo XIX
por el que
una serie de
potencias europeas, más EEUU
y Japón, impulsadas por
razones económicas,
políticas y estratégicas, intenatrán crear
un imperio propio, provocando la
explotación indiscriminada de
poblaciones enteras en
África y partes
de Asia, América y
Oceanía.
– PROTECCIONISMO
: práctica económica por
la cual un
Estado, buscando proteger el interés
de su industria
y producción nacional, impone tasas
aduaneras a mercancías
procedentes del exterior, evitando su introducción
o al menos, encareciéndola. Fue algo
común desde 1870
por culpa de
la grave crisis
económica de aquellos
años y una
de las causas
de la aparición
del fenómeno imperialista.
– METRÓPOLI :
dentro del fenómeno
imperialista, conocemos como metrópoli
a la potencia (generalmente europea)
Que
impone su mayor
desarrollo económico, tecnológico
y militar a
un territorio extraeuropeo
para convertirlo en su colonia, dominio o
protectorado, sacando de esa
situación un gran
beneficio.
– COLONIAS : dentro del fenómeno imperialista, las colonias serían aquellos territorios extraeuropeos en los que la población indígena estaba totalmente sometida a la potencia colonial, que implanta un gobierno y una administración propias, al mando de un gobernador.
– COLONIA DE POBLAMIENTO : en el imperialismo, un tipo peculiar de colonia era ésta, caracterizada por disponer de una numerosa población blanca europea que impone su lengua, formas de vida e instituciones a semejanza de las de la metrópoli. (ejemplo : Argelia en el imperio francés)
– DOMINIO : en el imperialismo, era un tipo de colonia específica del imperio británico (como Canadá, Australia, Nueva Zelanda o Sudáfrica). Se trataba de colonias de poblamiento a las que se les aplicaba un sistema de autogobierno. Los poderes del gobernador estaban limitados por un gobierno asignado por una asamblea elegida por los colonos. Tenían amplia autonomía en política interna pero la exterior era decidida desde la metrópoli.
– PROTECTORADO : en el imperialismo, eran territorios coloniales donde ya existía un Estado soberano con su propia estructura política y social. La potencia colonial respetaba el gobierno y la administración indígenas, pero ejercía el control militar, la política exterior y la explotación económica. (ejemplo : Marruecos en el imperio francés)
– CONFERENCIA DE BERLÍN : reunión de todas las potencias implicadas en el fenómeno imperialista celebrada en Berlín entre 1884-1885 bajo el amparo del canciller Bismarck. Se trataba únicamente de dirimir el litigio entre belgas y franceses por el Congo pero acabó en la definitiva legalización del abuso imperialista, a través del establecimiento del principio de ocupación efectiva. Además, permitió un auténtico reparto de casi todo el continente africano.
– GUERRA DE LOS «BÓERS» : una de las guerras más famosas a las que el imperialismo dio lugar. Enfrentó a británicos y bóers (descendientes de colonos holandeses asentados en Sudáfrica desde el siglo XVII) de 1899 a 1902, con victoria de los primeros, aunque los segundos permanecieron en su hogar y consigueron su estatus como dominio y no simple colonia.
– GUERRA RUSO-JAPONESA : enfrentamiento militar ocurrido entre los imperios ruso y japonés entre 1904-1905. El motivo fue el choque en Manchuria cuando ambos se encontraban en plena expansión imperialista, buscando nuevos territorios, materias primas y mercados. Para sorpresa de todos, se impuso Japón, siendo la primera vez que un país oriental derrotaba a una potencia europea. Esto demostró al mundo el enorme potencial de Japón y su grado de desarrollo, siendo tenida muy en cuenta desde entonces.
«BIG STICK» : o política del «gran garrote», fue desarrollada por los EEUU desde principios del siglo XX. Impulsada por el presidente Theodore Roosevelt, defendía el derecho de los EEUU a intervenir en los asuntos internos de las repúblicas hispanoamericanas. (por ejemplo, cuando intervino en la independencia de Panamá de Colombia en 1903 para construir su famoso canal.
– DOCTRINA MONROE : así llamada por el presidente que la creó, James Monroe, en 1823. En principio, esta idea combatía el imperialismo, pues decía que ningún Estado europeo tenía derecho a extender su dominio sobre parte alguna del continente americano («América para los americanos»). En realidad, acabó convirtiéndose en una justificación de los EEUU para intervenir en la política de Hispanoamérica cuando se le antojase.