El Ocaso del Imperio Español: La Independencia de Cuba, Puerto Rico y Filipinas
Antecedentes: El Reinado de Fernando VII y el Inicio de la Emancipación
Durante el reinado de Fernando VII, el imperio español sufrió un proceso de desintegración que culminó con la independencia de la mayor parte de sus colonias americanas. Solo Cuba, Puerto Rico y las Islas Filipinas permanecieron bajo soberanía española. Los problemas coloniales se agudizaron durante el Sexenio Democrático (1868-1874). Ya entonces, los gobernantes tuvieron que afrontar la Guerra Larga de Cuba (1868-1878).
Cuba y su Relación con Estados Unidos
Cuba estaba estrechamente ligada a la economía estadounidense y anhelaba un desarrollo económico y democrático similar. Tal era la influencia estadounidense que incluso se planteó la compra de la isla. Paralelamente, en Cuba se sucedían rebeliones, la última de ellas liderada por Céspedes, quien proclamó el Grito de Yara, dando inicio a una guerra que se prolongaría hasta 1878. Los problemas internos del gobierno español facilitaron la organización de los independentistas, a los que se sumó Máximo Gómez, quien imprimió a la lucha un carácter netamente independentista. Las operaciones militares se iniciaron en la zona oriental de la isla y se fueron extendiendo hacia la parte occidental, más rica y donde residían los grandes hacendados españoles.
La Cuestión Social y la Esclavitud
La fase más dura del conflicto tuvo lugar durante la Restauración. Detrás del conflicto subyacía la cuestión social de la abolición de la esclavitud. Mientras que en Puerto Rico se pudo adoptar la abolición, en Cuba el sistema productivo dependía en gran medida de la mano de obra esclava, que había enriquecido a comerciantes y constituía un porcentaje significativo de la base económica de la colonia. Estos factores, sumados a la interferencia de los gobiernos estadounidenses, fueron el germen del nacionalismo cubano.
La Paz de Zanjón y el Fracaso de las Reformas
El conflicto finalizó temporalmente con la firma de la Paz de Zanjón, que supuso el reconocimiento de ciertas mejoras, como la amnistía y la libertad de colonos y esclavos asiáticos, pero no concedía el estatus de provincia española a la isla de Cuba. El problema, lejos de resolverse, estallaría de forma definitiva en 1895. En este contexto, la política de los gobiernos españoles ante las demandas independentistas fue insuficiente. Se intentaron reformas en la administración filipina y un ensayo descentralizador en Cuba, pero no fueron aprobadas.
Puerto Rico: Autonomía y Corrientes Políticas
Puerto Rico gozaba de cierta autonomía, lo que dio lugar a dos corrientes: una españolista y otra nacionalista antillana. Sin embargo, la dominación española logró controlar estos movimientos, en parte gracias a una economía saneada y a la abolición de la esclavitud.
Las Reformas de Maura y el Auge del Nacionalismo Cubano
En Cuba, las reformas tenían un carácter significativo para España, como por ejemplo la abolición de la esclavitud, que se produjo en 1886. Maura, líder liberal, propuso reformas administrativas y una ampliación del censo, pero fueron rechazadas, lo que provocó su dimisión y abrió una crisis en el partido liberal. Ante la negativa a las reformas, se creó el Partido Revolucionario Cubano, liderado por José Martí en 1892. En Cuba se consolidaron tres corrientes: españolistas, autonomistas e independentistas.
Las Islas Filipinas: Resistencia y Nacionalismo
Las Islas Filipinas contaban con una escasa presencia española. Aun así, España tuvo que enfrentarse a campesinos, eclesiásticos, nacionalistas y terratenientes. Mestizos y nativos conformaron un movimiento emancipador en el que destaca José Rizal, fundador de la Liga Filipina. En 1895 se produjo una insurrección nacionalista que desembocó en la guerra cubana contra España, que a partir de 1898 contó con la intervención de Estados Unidos.
La Guerra de Cuba y la Intervención de Estados Unidos (1895-1898)
La guerra cubana se desarrolló en cuatro fases:
- Inicio de la sublevación (1895): Muerte del líder independentista José Martí.
- Avance de las tropas sublevadas (1895-1896): Se inicia con el Grito de Baile en la parte oriental de la isla. Destacan Antonio Maceo y Máximo Gómez como dirigentes.
- Relevo de Martínez Campos por Weyler (1896-1897): Weyler intentó acabar con la insurrección por la fuerza. Creó una concentración de campesinos en aldeas para aislarlos de los insurrectos, pero la dificultad para proveer alimento y ayuda médica desató una elevada mortalidad entre la población civil y los soldados, además de la destrucción de infraestructuras que resintió la economía cubana. Tras el asesinato de Cánovas, se intentó una política de conciliación.
- Concesión de autonomía a Cuba (1897-1898): Se releva a Weyler y se concede a Cuba autonomía, sufragio universal, igualdad de derechos y autonomía arancelaria. Sin embargo, estas reformas llegaron tarde, ya que los independentistas contaban con la ayuda de Estados Unidos.
Las Razones de la Intervención Estadounidense
La intervención de Estados Unidos se basó en su tradicional influencia sobre la isla y en sus reiterados intentos de compra. Además, coincidió con la época de imperialismo en el propio continente americano. La ayuda a través de la Junta Cubana fue constante. Más tarde, aunque se introdujeron reformas, estas no satisficieron las exigencias de McKinley, presidente de Estados Unidos, que buscaba la compra o la anexión de la isla.