Industrialización y sociedad en la España del Siglo XIX

.Transformaciones económicas. Proceso de desamortización y cambios agrarios. Las peculiaridades de la incorporación de España a la revolución industrial. Modernización de las infraestructuras: el impacto del ferrocarril.

Liberalización del mercado de la tierra y las desamortizaciones


En el Antiguo Régimen gran parte de las tierras eran inalienables debido a que las propiedades de la Iglesia y las de los municipios estaban amortizadas y lo mismo ocurría con las vinculadas a los mayorazgos.

A partir de 1836 se adoptaron tres medidas fundamentales para liberalizar el mercado de la tierra.


A) Supresión de los mayorazgos, que transformó los bienes vinculados a ellos en bienes libres en poder del titular de la familia, en lo sucesivo estas propiedades podrían ser vendidas, donadas o pérdidas si las embargaban por deudas.


B) Abolición del Régimen Señorial, que tenía una doble vertiente: por un lado se abolían todos los derechos señoriales de carácter jurisdiccional, y por otro se transformaban las tierras de los señoríos en propiedades plenas y libres de sus legítimos dueños. Los tribunales otorgaron la propiedad de la tierra a los antiguos señores, en perjuicio de los campesinos.


C) Las desamortizaciones que consistieron en la expropiación por parte del Estado, de las tierras eclesiásticas y municipales para su posterior venta a particulares en pública subasta.

El proceso de desamortización se llevó a cabo en dos partes:

Desamortización eclesiástica de Mendizábal

Se inició en una etapa de gobierno progresista y consistíó en la venta por subasta de las tierras expropiadas de la Iglesia.

Objetivos:

·Sanear la Hacienda.

·Financiar la Guerra Civil contra los carlistas.

·Convertir a los nuevos propietarios en adeptos para la causa liberal, que necesitaba apoyo social frente a la amenaza carlista.

Desamortización general de Madoz

Se inició durante el Bienio Progresista e incluía todo tipo de tierras amortizadas:

·Las de la Iglesia aún no vendidas.

·Las de propiedad municipal fundamentalmente.

Su objetivo era reducir la deuda pública y destinar parte de los ingresos a financiar la construcción de infraestructuras necesarias para modernizar la economía, en especial la red de ferrocarril.

Consecuencias de las desamortizaciones

·Se pusieron en cultivo grandes extensiones de tierra, hasta entonces mal explotadas por sus antiguos dueños.

·Las ventas absorbieron una gran cantidad de capitales privados.

·No varíó significativamente la estructura de la propiedad.

·Los grandes perjudicados fueron los campesinos, a los que no se reconocieron sus derechos sobre las tierras señoriales o municipales, ni se les facilitó el acceso a las propiedades desamortizadas y las tierras del clero fueron expropiadas.


Agricultura:


Aumentó la roturación de tierras hasta entonces incultas. La mayor expansión de cultivos se produjo en los cereales, y el segundo en la vid, que se convirtió en producto de exportación. También se extendíó el cultivo del maíz y la patata. El aumento de la producción agrícola se consiguió gracias al incremento de la superficie cultivada y no por la modernización de las técnicas de cultivo, que continuaron atrasadas.

El lento aumento de la productividad puede atribuirse en parte al marco natural poco favorable, pero sobre todo a una estructura de la propiedad que no fomentaba la mejora técnica, minifundios (meseta norte, Galicia, y producción destinada al autoconsumo) y latifundios en Castilla la mancha, Extremadura y Andalucía en los que los propietarios estaban interesados en la obtención de fáciles beneficios y no en invertir para cultivar mejor.

Industria:


En la España del siglo XIX, el proceso de industrialización sufríó un notable retraso con respecto a los países que lideraron la revolución industrial. A principios del Siglo XX algunas zonas habían iniciado el camino hacia la industria moderna.

Motivos del retraso:

-Escasa capacidad de compra de la mayoría de los consumidores.

-Escasez de fuentes de energía por falta de cursos de agua importantes o por la mala calidad del carbón mineral.

-Posición periférica de España en Europa, con costes de transportes muy elevados.

-Absorción de gran cantidad de recursos por la Hacienda Pública, lo que elevó los tipos de interés, encareciendo la financiación de las empresas y desincentivando la inversión productiva en cualquiera de sus formas.

A) Industria algodonera catalana:

A mediados del S.XVIII ya existían en Cataluña una importante manufactura a la producción de indiana, pero la consolidación de la moderna industria algodonera tuvo su impulso definitivo a partir de 1802, cuando se prohibíó la entrada en España de algodón hilado.

El proceso de mecanización del textil catalán se inició a partir de 1830, cuando se instalaron las primeras máquinas de vapor. Fue más rápida en la hilatura que en el tejido.

Causas:


-Escasez relativa de mano de obra. La falta de trabajadores coincidíó en un momento de abundancia de capitales por su repatriación de las colonias recién independizadas. Esto incentivó la sustitución de los usos manuales por los mecánicos.

El proceso de mecanización supuso una bajada en los costes y en los precios de venta. Los precios más bajos estimularon una mayor demanda, que se vio favorecida por la protección arancelaria y la sustitución de las prendas de lana por las de algodón.

B) Industria siderúrgica

La inexistencia de buen carbón en España y de la demanda suficiente explica el desarrollo accidentado de esta industria, cuya localización fue cambiando:

Etapa andaluza: hasta los 60, en torno a Málaga. Se basaba en la explotación del hierro de la zona, la falta de carbón mineral obligaba a recurrir al vegetal, mucho más caro. Su apogeo coincidíó con las Guerras Carlistas, que impedían la explotación de las minas del norte.

Etapa asturiana: entre los 60 y los 80, en torno a las cuencas carbóníferas de Mieres y Langreo. Se basaba en la riqueza del carbón de la zona, aunque no era de gran calidad.

Etapa vasca: a finales de siglo en torno a Bilbao, debido al éxito del eje comercial Bilbao-Cardiff: Bilbao exportaba hierro y compraba carbón galés de mejor calidad.

Minería:


España era rica en reservas de hierro, cobre, cinc, Mercurio y plomo, sin embargo la minería española no alcanzó su pleno apogeo hasta el último cuarto de siglo, gracias a la ley de Bases sobre minas, que simplificaba la adjudicación de concesiones y daba seguridades a los concesionarios de minas. Se hicieron cargo de la explotación de minas sobre todo compañías extranjeras, que extraían los minerales para su exportación en bruto a sus países de origen.

El ferrocarril:


La primera línea construida en España fue la de Barcelona-Mataró, pero la verdadera fiebre constructora se desencadenó a partir de la Ley general de Ferrocarriles, que propiciaba la creación de compañías privadas que se encargarían de la construcción y explotación de los diferentes tramos de la red, para ello el gobierno concedíó subvenciones y permitíó la importación de materiales extranjeros sin pagar aranceles aduaneros.

Consecuencias negativas:

-La construcción no estimuló la industria siderúrgica nacional, ya que las principales concesiones se otorgaron a compañías extranjeras, que importaron el material ferroviario.

-Al final existía el medio de transporte, pero apenas había mercancías que transportar, por lo que no resultó rentable su explotación y muchas compañías quebraron y arrastraron en su caída a bancos y sociedades de crédito en la crisis financiera de 1866.

Carácterísticas: ancho de vía superior al europeo y red radial que, partiendo de Madrid, va a la periferia. La expansión del ferrocarril contribuyó a la consolidación de un mercado nacional, uniendo los centros productores con los de consumo y facilitando el traslado de alimentos, artículos industriales y materias primas de unos lugares a otros.

Transformaciones sociales. Crecimiento demográfico. De la sociedad estamental a la sociedad de clases. Génesis y desarrollo del movimiento obrero en España. Evolución demográfica:

A lo largo del Siglo XIX, la población española tuvo un aumento superior al 75%. Las causas fueron la desaparición de determinadas epidemias, la mejora de la dieta y la expansión de algunos cultivos como el maíz y la patata. El crecimiento demográfico español fue uno de los más bajos, debido a la alta mortalidad provocada por malas condiciones sanitarias, epidemias y malas cosechas.

La esperanza de vida en España era de 35 años en 1900 mientras que en Francia o Gran Bretaña superaba los 45. Durante el Siglo XIX continuó aumentando el peso demográfico de la periferia.

A lo largo de este siglo, el proceso de urbanización fue limitado, a consecuencia de la modesta transformación industrial y del atraso agrario, que obligaba a la mayor parte de la población a quedarse en el campo produciendo alimentos.  A partir de 1860, la población inició un lento éxodo rural que comportó el aumento de la población urbana, sobretodo en Madrid y Barcelona. A principios del sigblo XX, la mayoría de la población española continuaba siendo rural.

En las décadas a finales de siglo, el poco empleo y el aumento de la población obligó a muchos españoles a emigrar a ultramar. Los principales focos de emigración fueron Galicia, Asturias, Cantabria y Canarias, con destino a Latinoamérica (Argentina, México, Cuba y Brasil).

De la sociedad estamental a la sociedad de clases:


La revolución liberal burguesa supuso la transformación de la sociedad estamental en la sociedad de clases.

Los nuevos grupos dirigentes


A) Nobleza:

La alta nobleza, constituida por un reducido número de familias, conservó la mayor parte de sus tierras, e incluso adquiríó nuevas propiedades provenientes de la desamortización. El destino de la pequeña nobleza fue diferente. Los hidalgos perdieron su principal privilegio: no pagar impuestos, por lo que pasaron a ejercer actividades diversas y se fueron diluyendo entre el grupo de medianos propietarios agrarios.

El poder de la nobleza no provénía sólo de su riqueza, sino también de su influencia política. Durante el reinado isabelino participaban en negocios, obténían cargos políticos y militares, etc.

En el último cuarto del Siglo XIX, la nobleza empezó a perder parte de su poder económico y político, por ello en la época de la Restauración, una parte de la nobleza emprendíó negocios o se emparentó con burgueses adinerados que poseían fortunas muy superiores a las nobiliarias.

B) La rica burguésía:

El proceso de revolución liberal fue conformando una nueva burguésía ligada a los negocios, comercio, la banca y el capital extranjero. También fueron compradores de deuda pública del Estado y grandes inversores en bolsa, en la que especularon con acciones como las del ferrocarril. Una gran parte de esa incipiente burguésía también compró tierras desamortizadas, convirtiéndose en propietarios agrícolas que vivían de sus rentas.


La burguésía industrial (País Vasco y Cataluña) se preocupó esencialmente por conseguir del Estado liberal la necesaria política proteccionista para su industria. Pero su debilidad numérica, su escaso poder económico y su localización periférica, dificultaron que desarrollasen un modelo de sociedad industrial más productivo y menos rentista que el de la burguésía especulativa o agraria.

C)

Las clases medias

Eran una franja intermedia entre los poderosos y los asalariados. Eran menos del 5% de la población y medianos propietarios de tierras, comerciantes, pequeños fabricantes, profesionales liberales y empleados públicos. Compartían con los grupos podersos un estilo de vida, aunque su capacidad económica era más limitada, pero debían llevar una vida austera para poder mantener un cierto estatus social y proporcionar estudios a sus hijos.

D)

Las clases populares:

1) Clases populares urbanas:

En las ciudades se manténía un fuerte sector artesanal, que elaboraba la mayoría de los productos manufacturados, puesto que la producción fabril continuaba siendo minoritaria.

El crecimiento urbano y la nueva estructura del Estado Liberal favorecieron la concentración en las ciudades de los trabajadores de serivcios, relacionados con la estructura urbana.

Entre las clases más humildes, predominaban las mujeres empleadas en el trabajo doméstico (lavanderas, planchadoras, costureras…)

2) Campesinos:

La reforma agraria liberal hizo que aumentasen los campesinos sin tierras, los contratos de explotación a corto plazo y los jornaleros.

Los campesinos siguieron sujetos a las relaciones de tipo clientelar. Había que someterse a cambio de una mínima protección, en forma de trabajo asalariado, arrendamientos de tierras o de gestiones administrativas. Se vieron privados de las tierras comunales, sometidos a rentas abusivas y a épocas de hambre. Todos estos motivos provocaron una importante conflictividad social en el campo.

3) Proletariado:

El número de obreros era reducido en la primera mitad del Siglo XIX, y la mayoría trabajaba en la industria textil catalana. Con el avance del siglo, los obreros fabriles aumentaron en el País Vasco y en Asturias, a consecuencia del crecimiento de la industria siderúrgica y metalúrgica.

Las reglas que regulaban este nuevo tipo de trabajo eran similares en todas partes: el propietario empleaba a los obreros a cambio de un salario. Las mujeres y niños a partir de los siete años también trabajaban en las fábricas y cobraban salarios muy inferiores a los de los hombres. La jornada laboral era de 12 a 14 horas diarias durante seis días a la semana y se cobraba por día trabajado. La más mínima protesta significaba el despido, y no existía ninguna protección en caso de paro, enfermedad, accidente o vejez.


Génesis y desarrollo del movimiento obrero en España:


A) El nacimiento del movimiento obrero:

El ludismo fue la primera expresión de rebeldía obrera.  Obreros de localidades vecinas a Alcoy asaltaron la ciudad y quemaron los telares mecánicos. También incendiaron la fábrica Bonaplata de Barcelo. A partir de 1840 se crearon las primeras Sociedades de Socorro Mutuo, a las que los obreros asociados entregaban una pequeña cuota para asegurarse una ayuda en caso de desempleo, enfermedad o muerte.

Las huelgas, aunque prohibidas, fueron un instrumento usado cada vez con mayor frecuencia para presionar a los patronos. Por ello, las sociedades obreras crearon un fondo para ayudar a los obreros en huelga, las llamadas cajas de resistencia.

La primera huelga general en España tuvo lugar en 1855, durante el Bienio Progresista. Su origen estuvo en Barcelona, como reacción a la introducción de nuevas máquinas hiladoras que ahorraban mano de obra y dejaban a muchos obreros en el paro.

Tras el triunfo de la revolución del 68, llega a España el internacionalismo, de mano de Giusseppe Farinelli, que viajó a Madrid y a Barcelona para crear los primeros grupos de afiliados a la Internacional. Difundíó las ideas anarquistas como si fuesen los de la Asociación Internacional de Trabajadores, arraigándose las ideas anarquistas entre el proletariado catalán y el campesinado andaluz. El primer congreso de la Federación Regional Española de la AIT se celebró en Barcelona y allí se adoptaron acuerdos concordatos con la línea anarquista. Un año después, el Yerno de Marx llega a Madrid e impulsa el grupo de internacionalistas madrileños favorables a las posiciones marxistas.  Las discrepancias entre las dos corrientes culminaron con la expulsión del grupo madrileño de la FRE y con la fundación de la Nueva Federación Madrileña.

B) Anarquismo y socialismo

Con la Restauración en 1874, las organizaciones obreras conocieron una dura represión y se vieron forzadas a la clandestinidad. El ascenso de los liberales al poder en 1881, trajo consigo una mayor permisividad y las asociaciones obreras fueron de nuevo legalizadas.

Anarquismo: una parte optó por la acción directa atentado contra los pilares del capitalismo. Durante la Etapa 1893 – 1897 se produjeron los actos más destacados de violencia anarquista: atentados contra personajes públicos, bombas en el Liceo de Barcelona… La proliferación de atentados ahondó la división del anarquismo entre los partidarios de continuar con la acción directa y los que propugnaban una acción de masas. Los contrarios al terrorismo plantearon la revolución como objetivo a medio plazo y propugnaron la necesidad de fundar organizaciones de carácter sindical. Así se fundó la CNT.

El socialismo obrero: un grupo de obreros madrileños, entre los que se hallaba Pablo Iglesias, fundaron el PSOE. Su programa incluía el derecho de asociación, reuníón y manifestación, el sufragio universal, la reducción de las horas de trabajo la prohibición del trabajo infantil y otras medidas de carácter social. Triunfó en Madrid, País Vasco y Asturias.

En 1888 se fundó la UGT, que se organizó en sindicatos de oficios en cada localidad y siempre practicó una política muy prudente en sus reivindicaciones, recurriendo a la huelga solo como última posibilidad, al contrario que el anarcosindicalismo.

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