TRANFORMACIONES ECO´NOMICAS DEL S.XIX: LAS DESAMORTIZACIONES:
Un principio básico del liberalismo es el de la propiedad privada. La propiedad da sentido al interés individual por el trabajo y se convierte, por tanto, en el elemento motriz de la sociedad y, al final, es el sustento de la riqueza de las naciones.
Al producirse la transición al liberalismo en España, uno de los elementos fundamentales que debía cambiar era el de la estructura de la propiedad o el sentido jurídico de dicha propiedad.
La base económica al iniciarse el s.XIX era la tierra.
Pero la mayor parte de las tierras no podían ser objeto de compra y venta porque estaban perpetuamente unidas a una familia, a la iglesia o a los ayuntamientos.
Este sistema implicaba que el disfrute de la propiedad era en realidad una especie de usufructo.
Esta práctica se denomina amortización cuando se refiere a las instituciones eclesiásticas y civiles, y vinculación (tierras de la nobleza) cuando se remite a los bienes de las familias nobiliarias. El sistema tenía unas profundas consecuencias sociales y económicas:
La concentración de la tierra en manos de una minoría.
Las tierras amortizadas y vinculadas estaban fuera del mercado, ya que no se podían comprar ni vender. La escasez de tierras libres implicaba el aumento del precio de las mismas.
Esto además generaba la inmovilización de unos bienes que podían producir mucho más si entraban en un mercado libre (las tierras de la iglesia se conocían como “tierras de manos muertas”), así como el descontento de labradores acomodados o comerciantes que dispónían de capital y estaban interesados en invertir en tierras.
Las desamortizaciones de Mendizábal (1836) y de Pascual Madoz (1854-56), por ser las más importantes, en realidad el proceso desamortizador parte s.XVIII, desde que se pusieran en venta los bienes de los jesuitas expulsados por Carlos III; siguió la de Godoy ministro de Carlos IV que desamortizó algunos bienes eclesiásticos; la de las Cortes de Cádiz o la del Trienio Liberal.
LA DESAMORTIZACÍON ECLESIÁSTICA DE MENDIZÁBAL (1837-49):
Se inica durante la regencia de MªCristina de Borbón con el decreto de 1836. Es una desamortización religiosa.
Se suprimen las órdenes religiosas (clero regular), excepto las consagradas a la enseñanza o al cuidado de enfermos, y sus fincas se declaran bienes nacionales (propiedad estatal). Con estas tierras se constituyen lotes de propiedad que fueron vendidas en pública subasta. Podían ser compradas con dinero en metálico o con títulos de la deuda pública.
Mendizábal pretendía coneguir:
Los recursos necesarios para luchar contra los carlistas.
La desamortización de parte de la deuda pública.
Convertir a los nuevos propietarios en simpatizantes del régimen liberal frente al carlismo.
Durante la regencia de Espartero (1841), se aprobó una nueva norma que expropiaba los bienes del clero secular, que continuó existiendo y ocupándose de las parroquias, a cambio de un sueldo convenido con el papa posteriormente en el Concordato de 1851. La vuelta de los moderados al poder en 1844 hizo que la venta quedara prácticamente suspendida hasta la desamortización de Madoz.
LA DESAMORTIZACÍON GENERAL DE Madoz (1855-67):
Se inicia en el bienio progresista con la ley de 1855. Es una desamortización religiosa y civil:
Se liquidan los bienes del clero (especialmente los que quedaban del clero secular).
Se ponen a la venta los bienes de propios de los Ayuntamientos. Como en la práctica era muy difícil distinguirlos de los bienes comunales, los Ayuntamientos aprovecharon para hacer una liquidación general de sus bienes comunales.
Madoz pretendía con esta desamortización.
Reducir la deuda pública.
Financiar la construcción de nuevas infraestructuras (especialmente el ferrocarril), que modernizasen el país.
LAS DESAMORTIZACIÓNES TUVIERON CONSECUENCIAS:
Sociales:
La pretensión de crear una clase de campesinos propietarios que dispusieran libremente de sus tierras para convertirlas en una empresa capitalistas resultó un fracaso. Veamos como afectaron las desamortizaciones a las distintas clases sociales:
El clero perdíó buena parte de sus tierras.
La nobleza y la alta burguésía fueron las grandes beneficiadas. Ambas adquirieron las tierras desamortizadas a bajo precio, pero no las transformaron en empresas capitalistas. Se convirtieron en terratenientes absentistas. Los grandes latifundios quedaron en manos de grandes arrendatarios que dedicaron sus tierras a cultivos extensivos que resultaban rentables sólo por la abundante y barata mano de obra.
El pueblo: sólo un pequeño grupo de campesinos cultivadores, principalmente del norte de España, pudieron comprar algunas tierras.
Los cultivadores arrendatarios y subarrendatarios empeoraron su situación porque se cancelaron sus contratos o se impusieron condiciones más duras.
El número de jornaleros crecíó considerablemente y su situación empeoró.
Económicas:
Entre 1845-80 se aprecia un aumento de la superficie cultivada y un aumento de la producción de cereal que permitíó el abastecimiento del mercado interior y la exportación (trigo y harina). También se extiende el viñedo, debido a la epidemia de filoxera en Francia (1868), aunque parte del negocio estará en manos de familias extranjeras