El Gobierno de Berenguer
Dámaso Berenguer fue elegido por el rey Alfonso XIII para conducir la transición desde el régimen dictatorial a la normalidad constitucional de 1876, lo que suponía pasar por alto los últimos 7 años. A esta dificultad se unieron el ritmo lento de transición que adoptó el general Berenguer y los presupuestos económicos que paralizaron la inversión estatal.
Los apoyos al nuevo gobierno fueron escasos y provenían de una parte de la vieja clase política que aspiraba al protagonismo. Berenguer diluyó el sistema de poder de la dictadura, como la sustitución de concejales y la disolución de la Asamblea Nacional. Decretó una amnistía que solucionó el problema de los artilleros y facilitó la vuelta del líder estudiantil Sbert, el reingreso de los catedráticos y el retorno de Unamuno.
Por otra parte, su gobierno tuvo que hacer frente a huelgas en Sevilla, Málaga, Bilbao, etc., dirigidas por el PSOE, UGT y CNT. Durante esta etapa se realizó de forma apresurada la reconversión de la Unión Patriótica en un bloque monárquico dirigido por Calvo Sotelo, bautizado como Unión Monárquica Nacional en 1931. Este bloque no logró aunar a todas las fuerzas alfonsinas, pues se distanciaron de él monárquicos y católicos.
Estos establecieron contactos con los grupos republicanos para preparar el advenimiento del nuevo régimen político y encontraron la adhesión de la intelectualidad y el ejército.
Pacto de San Sebastián e Insurrección Republicana
Fruto de los contactos entre el viejo republicanismo y los nuevos grupos conservadores que estimaban necesaria la caída de la monarquía fue el Pacto de San Sebastián. Este pacto supuso la conjunción de esfuerzos entre grupos: el conservadurismo republicano, el regionalismo gallego, el catalanismo republicano, el centro izquierda, el radicalismo y el federalismo. Asistieron al encuentro a título personal los dirigentes del PSOE.
En el acuerdo se estableció la formación de un comité ejecutivo y la estrategia para el advenimiento de la república: insurrección del ejército, la rebelión de Cataluña y la movilización obrera. A partir de entonces tuvo lugar una campaña a favor del régimen republicano que alcanzó su máxima expresión en el mitin conjunto de los republicanos celebrado en Madrid en septiembre de 1930.
Los contactos con UGT y CNT dieron como resultado su incorporación a la conspiración en octubre de 1930. Pasó a denominarse Gobierno Provisional de la República. El comité estableció el 15 de diciembre como fecha para la insurrección, pero los capitanes Galán y García se adelantaron a la fecha prevista e iniciaron el levantamiento en Jaca el 12 de diciembre.
La rendición de los dos capitanes, que fueron juzgados en consejo de guerra sumarísimo y fusilados el domingo 14 de diciembre, conmocionó al país. Mientras tanto, el general Mola, director general de seguridad, ordenó la detención del gobierno provisional y de miembros destacados del republicanismo y del socialismo.
El movimiento previsto para el día 15 se convirtió en un fracaso, salvo el general Queipo de Llano y Ramón Franco que, viéndose aislados y hostigados por las tropas de Orgaz, decidieron exiliarse en Portugal.
La Caída de la Monarquía
El fracaso de la insurrección hizo que la universidad española se paralizara. Como respuesta, el gobierno volvió a cerrar los centros universitarios. El gobierno de Berenguer, falto de apoyos, no consiguió concertar con la oposición. Los republicanos manifestaron que previamente se convocaran comicios municipales como medio de garantizar la limpieza electoral en unas futuras elecciones a Cortes Constituyentes.
El 14 de enero de 1931, Alfonso XIII aceptó la dimisión de Berenguer y el gobierno recayó en el almirante Aznar. El nuevo ejecutivo estaba formado por el sector más oligárquico del capitalismo y del alfonsinismo. A ellos hay que unir el conservadurismo catalán de la Lliga. Como misión inmediata tenía que celebrar el juicio contra el Gobierno Provisional de la República. A pesar de la petición de penas de hasta quince años, la condena se limitó a seis meses y fueron puestos en libertad.
Las elecciones municipales se convocaron para el 12 de abril. En el conjunto del estado se formalizaron candidaturas conjuntas de republicanos y socialistas. En el País Vasco, el PNV. La derecha monárquica, en la que se incluye la Lliga catalana, acudió unida y confiada a las elecciones.
A media tarde del 12 de abril se empezaron a conocer algunos datos de las capitales de provincia, donde el triunfo de las candidaturas republicanas fue mayoritario, lo que fue interpretado como el apoyo a la república. El día 13 se produjo el contacto entre los representantes del último gobierno alfonsino y el Gobierno Provisional.
Finalmente, y después de que el director de la Guardia Civil apoyara a las nuevas autoridades, el rey decidió salir de España desde el puerto de Cartagena. En todas las ciudades de provincia las multitudes aclamaron al nuevo régimen. Eibar fue la primera y se proclamó la II República Española en la tarde del 14 de abril.