La intervención de EEUU:
La voladura del acorazado “Maine” en aguas cubanas, aunque fue debida a un accidente donde España no tuvo nada que ver, proporciónó a EEUU la excusa que necesitaba para declarar la guerra en Abril de 1898. El gobierno español, aunque consciente de la disparidad de fuerzas, rechazó el ultimátum estadounidense de abandonar Cuba por considerarlo humillante. El enfrentamiento se desarrolló en dos escenarios muy alejados, el Pacífico y el Caribe. El 1º de Mayo la batalla de Cavite, en el Pacifico, frente a la bahía de Manila, supuso la derrota de la flota española al mando del almirante Montojo y la pérdida de Las Filipinas en Agosto.
Posteriormente tuvo lugar la batalla de Santiago de Cuba, el 3 de Julio de 1898. Las tropas estadounidenses bloquearon el puerto de Santiago, donde se había refugiado la armada española dirigida por el almirante Cervera quien, obedeciendo órdenes, sacrificó la flota saliendo del puerto. Mientras, los combates de Caney y San Juan eran escenario de lucha entre ambos ejércitos. La desigualdad de fuerzas, por su número y nivel tecnológico, explican la brevedad de la batalla y la contundencia de la derrota que apenas supuso bajas para EEUU mientras que murieron unos 600 españoles y todos los supervivientes fueron hechos prisioneros. Unas semanas después los norteamericanos desembarcaban en Puerto Rico.
El Tratado de París, firmado en esta ciudad en 10 de Diciembre de 1898 entre España y Estados Unidos puso fin a la guerra entre ambas naciones, iniciada en el contexto de la Guerra de Cuba. Las condiciones de la paz impuestas por Estados Unidos a España tras la derrota consistieron en conceder la independencia a Cuba y vender los restantes territorios (Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam) a Estados Unidos por 20 millones de dólares.
En realidad, Cuba permanecería militarmente ocupada por la nueva metrópoli hasta 1902. Desde entonces las inversiones estadounidenses en Cuba se multiplicaron y un acuerdo comercial otorgó condiciones preferenciales para los norteamericanos. Cuba pasaba así de depender de España a hacerlo de los Estados Unidos.
Por su parte, Puerto Rico también fue ocupado y administrado militarmente hasta 1900, cuando el ejército fue sustituido por un gobernador civil nombrado por el presidente de EEUU, situación que no cambió hasta mediados del Siglo XX, momento en que dicho cargo empezó a ser electivo por los propios portorriqueños. .
Las consecuencias de la guerra y la crisis de 1898
La pérdida de las últimas colonias, como consecuencia del Tratado de París, supuso para España el fin del Imperio colonial y su postergación en la política internacional. Además, las pérdidas humanas se elevaron a más de 50.000 muertos y varios cientos de miles de heridos. Las pérdidas económicas, aunque inicialmente muy importantes al desaparecer para España los ingresos que proporcionaba la exportación de azúcar, café o tabaco, además de perder el mercado colonial para las manufacturas españolas, se compensaron con la repatriación de capitales hacia la Península.
Desde el punto de vista político, aunque la Restauración se mantuvo como régimen, a partir de esa fecha comenzaría una serie de crisis sucesivas que conducirían a la dictadura de Primo de Rivera. Entre los militares crecíó el resquemor de sentirse culpables del desastre militar ante buena parte de la sociedad, mientras que ellos achacaban a la corrupción e ineficacia política lo sucedido y reclamaban una mayor participación en la vida política.
Más evidente sería la crisis de conciencia nacional, sobre la que tanto escribieron los intelectuales, las críticas a políticos o militares como causantes del desatre y el deseo de «regenerar» la vida nacional y acabar con los males del sistema, especialmente el caciquismo y la corrupción, lo que reforzaría a las fuerzas de oposición. El auge del nacionalismo y del movimiento obrero unidos al regeneracionismo conducirían a la crisis de la Restauración.
El regeneracionismo fue un movimiento no organizado de opiniones de intelectuales y algunos políticos españoles que criticaron fuertemente la situación política, social e intelectual de la España de la Restauración (1875-1923). Tras la derrota de 1898, se produjo en la sociedad española una fuerte crítica a la oligarquía bipartidista, al turnismo político, al caciquismo, al ejército y a la marginación de la mayor parte del pueblo español. Los regeneracionistas promovieron la modernización (europeización) y la búsqueda de la España real, analizando las situaciones económicas y sociales del campo español (Joaquín Costa), la marginación de los partidos obreros (Pablo Iglesias), la educación (Institución Libre de
Enseñanza), los fraudes electorales (J. Costa) …