BLOQUE 6. LA CONFLICTIVA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833- 1868)
6.2. El reinado de Isabel II (1833-1868): las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz. De la sociedad estamental a la sociedad de clases.
1.- Las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz:
La eliminación de las trabas legales heredadas del Antiguo Régimen era una condición necesaria para liberalizar el mercado de la tierra. En consecuencia, a partir de 1836 se adoptaron tres medidas fundamentales para conseguirla:
- a) La supresión de los mayorazgos (1836), que transformó las bienes vinculados a ellas, en poder de la nobleza e inalienables hasta entonces, en propiedades plenas y libres del titular de la familia correspondiente. A partir de este momento sus titulares podrían venderlas o donarlas.
- b) La abolición del régimen señorial (1837). Supone el final de todos los derechos señoriales de carácter feudal (prestaciones y obligaciones personales de los campesinos hacia los señores) y la transformación de las tierras de los señoríos en propiedades plenas y libres de sus dueños.
- c) Las desamortizaciones consistieron en la expropiación, por parte del Estado, de las tierras eclesiásticas y municipales- hasta entonces amortizadas o en manos muertas y que se consideraba que no se aprovechaban – para su posterior venta a particulares en pública subasta.
La desamortización eclesiástica de Mendizábal (1837)
La desamortización de Mendizábal se inició en una etapa de gobierno progresista durante la regencia de María Cristina, y consistió en la venta por subasta de las tierras expropiadas a la Iglesia, por lo que se conoce como desamortización eclesiástica.
Sus objetivos eran determinados por la crítica situación que atravesaba el país (primera guerra carlista y estado ruinoso de la Hacienda) y fueron básicamente tres: obtener dinero para financiar la guerra contra los carlistas; sanear la Hacienda, mediante la amortización parcial de la deuda pública; y crear una clase de pequeños propietarios rurales adeptos a la causa liberal.
La desamortización general de Madoz (1855)
La desamortización de Pascual Madoz, ministro de Espartero durante el Bienio Progresista, tuvo un mayor alcance. Afectó al resto de los bienes de la Iglesia y a las propiedades municipales. Los objetivos de esta desamortización eran reducir la deuda pública y obtener ingresos para financiar la construcción de la red de ferrocarriles, necesaria para la modernización de la economía española.
Consecuencias de las desamortizaciones:
- La estructura de la propiedad apenas se modificó porque la mayoría de las propiedades pasaron a manos de la oligarquía, cuyos miembros eran los únicos que podían pagarlas. No hubo reparto de tierras e incluso muchos campesinos se vieron perjudicados al perder los usos comunales.
- Aumentaron las tierras de cultivo pero no se produjo un aumento significativo de la producción dado que se mantuvo un sistema tradicional de cultivo y apenas hubo innovaciones técnicas.
- En compensación por el patrimonio confiscado a la Iglesia, el Estado se hacía cargo de los gastos del culto y del clero.
2.- De la sociedad estamental a la sociedad de clases:
El régimen liberal supuso el paso de la sociedad estamental a la de clases. La sociedad dejó de dividirse en estamentos cerrados con diferencias jurídicas al imponerse el principio de que todos los ciudadanos eran iguales ante la ley (teóricamente).
El criterio que va a imponer la nueva división social será el económico, que clasificaba la población por su nivel de renta (alta, media o baja), o por su papel en el sistema productivo (empresarios, comerciantes, obreros).
Nace la sociedad de clases con grandes desigualdades y desequilibrios pero más dinámica y abierta, en la que el ascenso o el descenso social está determinado por los cambios en la situación económica de los individuos.
Los nuevos grupos sociales son:
- a) La clase alta (la oligarquía): La alta nobleza pierde sus privilegios feudales y sus títulos se convierten en honoríficos. Sin embargo, mantiene sus propiedades agrícolas y una gran influencia política. La alta burguesía fue la nueva clase que emergió al beneficiarse con la compra de las tierras desamortizadas y con las inversiones en ferrocarriles e industrias. Nobleza y burguesía establecerán una alianza, incluso matrimonial. Se constituyó así una oligarquía terrateniente, industrial y financiera, resultado de esta alianza entre la vieja nobleza y la nueva burguesía propietaria. Esta oligarquía se erigió en clase dominante del nuevo régimen liberal.
- Por su parte, el clero perdió bienes y poder económico con las desamortizaciones y la desaparición del diezmo aunque siguió teniendo gran influencia social.
- b) Clase media: Muy escasa en el siglo XIX. La formaban la pequeña burguesía (pequeños comerciantes, pequeños empresarios), funcionarios y profesionales liberales. En España la constituían un grupo menos numeroso que en otros países europeos más desarrollados.
- c) Clase baja: El campesinado fue el grupo mayoritario en la estructura social puesto que la agricultura siguió siendo la actividad económica fundamental. Todavía en el año 1900, la agricultura ocupaba a dos terceras partes de la población activa española. Sus condiciones de vida eran extremadamente duras: largas jornadas de más de doce horas, rendimientos bajísimos, trabajo infantil… La ansiada reforma agraria que demandaban los campesinos con menos recursos (reparto de tierras desamortizadas o de latifundios) no se produjo y fue una reivindicación hasta bien entrado el siglo XX. La falta de tierra propia convirtió a muchos campesinos en obreros o jornaleros agrícolas (braceros, peones, temporeros), concentrándose la mayoría de ellos en las tierras latifundistas de La Mancha, Extremadura y Andalucía. Sus condiciones laborales les animaron a buscar mejores condiciones de vida en las ciudades y fueron causa constante de conflictos.
- El proletariado urbano surgió en las zonas industriales, sobre todo en Barcelona y Bilbao. Se convirtió en una nueva clase social en aumento aunque todavía minoritaria. Sus condiciones de vida eran muy duras en toda Europa: jornadas laborales muy largas; inseguridad laboral; trabajo infantil; ninguna prestación social (ni descanso semanal, ni vacaciones, ni baja por enfermedad, ni subsidio de desempleo, ni pensión de jubilación). Su situación les condujo a asociarse con fines reivindicativos dando lugar al movimiento obrero.
6.3. EL Sexenio Democrático (1868-1874): la Constitución de 1869. Evolución política: gobierno provisional, reinado de Amadeo I y Primera República.
Se denomina Sexenio Democrático al período comprendido entre 1868 y 1874, durante el cual se intentó democratizar la vida política española, primero mediante una monarquía constitucional, la de Amadeo I y, posteriormente, con la proclamación de la Primera República. Sin embargo, la agitación social y la inestabilidad política serán las constantes de esta etapa que comenzó con una revolución en 1868 y acabó con un golpe de Estado militar en 1874.
1.-La Revolución de 1868 (“La Gloriosa”) y el gobierno provisional
El desprestigio del reinado de Isabel II alcanzó su máximo nivel en 1866. El Partido Moderado monopolizaba el poder con el apoyo de la reina bajo graves acusaciones de corrupción y de marginación de los partidos opositores. A esta situación se unió una profunda crisis económica.
Los progresistas y demócratas firmaron en la ciudad belga de Ostende el Pacto de Ostende (1866), que se marcaba como principal objetivo derrocar a Isabel II y acabar con su régimen. A este pacto se adhirió después la Unión Liberal. En septiembre de 1868 la revolución (conocida como “La Gloriosa”) se inició con la sublevación del almirante Topete en Cádiz, apoyado por los generales Prim (progresista) y Serrano (sucesor de O´Donnell al frente de la Unión Liberal).
El manifiesto de la revolución (España con honra) fue ampliamente difundido y el movimiento se extendió por toda España, con levantamientos populares y la organización de juntas revolucionarias locales. Días después, Serrano venció al ejército isabelino en Alcolea (Córdoba) e Isabel II abandonó España para exiliarse en Francia.
Tras la constitución de un gobierno provisional, presidido por el general Serrano, las juntas revolucionarias fueron disueltas y se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes para enero de 1869.
2.- La Constitución de 1869 y la regencia de Serrano:
Fue el texto más progresista de los promulgados en España durante el siglo XIX y la primera constitución democrática española.
- Establecía el principio de Soberanía Nacional.
- Establecía la Monarquía Constitucional como forma de gobierno, teniendo el rey el poder ejecutivo aunque los ministros eran responsables ante la Cortes.
- Las Cortes tenían el poder legislativo y estaba divididas en dos cámaras (Congreso de los Diputados y Senado) elegidas por sufragio universal masculino para los mayores de 25 años.
- El poder judicial recaía en los jueces.
- Establecía una avanzada declaración de derechos individuales como la libertad de imprenta, la libertad de culto (aunque el Estado seguía manteniendo el culto católico) y el derecho de reunión y de asociación, reconocidos en España por primera vez.
Debido a que el Estado se definía como una monarquía el general Serrano asumió el papel de regente y se inició una búsqueda de un nuevo rey para España, dirigida por Prim, que se convirtió en presidente del gobierno. Prim rechazó la candidatura de Alfonso de Borbón y eligió a Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia, Víctor Manuel II.
3.- El reinado de Amadeo I (Enero 1871- febrero 1873)
El reinado de Amadeo I fue breve y caracterizado por graves problemas políticos y sociales desde su inicio. Poco antes de su llegada a España Prim, su principal valedor, fue asesinado en un atentado no esclarecido. Inmediatamente, la coalición de partidos que sostenían el régimen se rompió. En la Unión Liberal algunos de sus más destacados líderes como Cánovas y Alonso Martínez negaron su apoyo a Amadeo y crearon un partido alfonsino que defendía el derecho al trono del hijo de Isabel II, el príncipe Alfonso. Por su parte, los progresistas se dividieron en dos nuevos partidos: el Partido Constitucionalista, dirigido por Sagasta, y el Partido Radical, de Ruiz Zorrilla.
La situación se complicó con dos graves conflictos: la tercera guerra carlista, iniciada en 1872 y que concluyó en 1876, y el recrudecimiento de la guerra de los Diez Años en Cuba (1868-1878), entre España e insurgentes nacionalistas cubanos.
A todos estos problemas se le unió el aumento de la agitación social como consecuencia del desarrollo del movimiento obrero y el rechazo de la aristocracia a Amadeo I. Debido a todo ello, Amadeo I, completamente aislado, abdicó en 1873 y abandonó España.
4.- La Primera República (Febrero 1873- enero 1874)
Tras la abdicación del rey, las Cortes, en reunión conjunta del Congreso y del Senado, proclamaron la República, pero esta tampoco consiguió estabilizar el sistema democrático, ya que a los problemas heredados – guerra carlista, guerra de Cuba… – se añadió el conflicto dentro de las filas republicanas entre unitarios o centralistas, partidarios de una república centralizada, y los federalistas, partidarios de un amplio autogobierno de las distintas regiones de España.
La inestabilidad política fue elevada, sucediéndose cuatro presidentes en un año (Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar). Durante el gobierno de Figueras se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes, que ganaron los republicanos federalistas por una aplastante mayoría. Su sucesor fue el republicano federalista Pi y Margall, que presentó un proyecto de constitución federal (Constitución de 1873). Sin embargo, el nuevo gobierno, se vio desbordado por la declaración de autonomía de algunas regiones y ciudades que se constituyeron en cantones semejantes a los suizos y que trataron de impulsar una revolución social a nivel local. Este movimiento, conocido como la revolución cantonal, comenzó con la proclamación del cantón de Cartagena en julio de 1873 y se extendió en pocos días a otras regiones, especialmente en Andalucía y en el Levante.
Ante esta situación Pi y Margall, dimitió y se produjo un giro conservador con la llegada al poder de Salmerón. Los cantonalistas proclamaron en Cartagena un gobierno provisional de la Federación Española y declararon la guerra a Madrid. Salmerón aplastó militarmente la insurrección en todos los focos, excepto en Cartagena, que logró resistir hasta enero de 1874, aunque dimitió al negarse a firmar las penas de muerte dictadas por los tribunales militares. Castelar, republicano unitario, sustituyó a Salmerón en septiembre. Para poder restablecer el orden público, solicitó a las Cortes poderes especiales para gobernar por decreto durante tres meses.
5.- La dictadura del general Serrano (1874)
Cuando las Cortes se volvieron a reunir en enero de 1874 el gobierno fue sometido a un voto de confianza y lo perdió. Cuando los diputados deliberaban sobre la situación se produjo un golpe de Estado dirigido por el general Pavía, quien invadió el hemiciclo del Congreso y lo disolvió.
Tras el golpe de Pavía, la Junta de Capitanes Generales nombró jefe de gobierno al general Serrano, quien estableció una dictadura aunque manteniendo las formas republicanas.
El año que duró su mandato fue una etapa de transición entre el Sexenio Democrático y la Restauración Borbónica.
Tras la inestabilidad del Sexenio, la burguesía anhelaba el restablecimiento del orden, necesario para la marcha de sus negocios, que identificaba con la restauración de la monarquía en el hijo de Isabel II, el príncipe Alfonso. En este contexto, el 29 de diciembre de 1874, tuvo lugar el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto en favor de la Restauración Borbónica.
1.- Clasificación de la fuente:La imagen propuesta es un grabado que recoge el llamado Convenio o Abrazo de Vergara, que se lleva a cabo en 1839 en el municipio de Vergara, en la provincia de Guipúzcoa. Se trata de una fuente primaria, dado que es contemporánea a los hechos retratados, así como de carácter realista y objetivo.2:- Descripción:La imagen nos muestra en primer término el abrazo de dos militares a caballo. A ambos lados de los protagonistas se encuentran en formación sus dos ejércitos, con algunos soldados a caballo (los oficiales) y otros a pie (los soldados rasos).Tal y como se aprecia el uniforme de ambos ejércitos es diferente, destacando la boina roja de los carlistas (txapela). Los líderes de ambos ejércitos serian Baldomero Espartero, líder del ejército isabelino y liberal progresista, y Rafael Maroto, lider carlista en el País Vasco y Navarra. Ambos líderes acordarían en el Abrazo de Vergara el final de la I guerra carlista. Como se puede apreciar, el Abrazo tiene connotaciones de conciliación entre los dos bandos que se enfrentaron en dicha guerra.
3.-Análisis:
A la muerte de Fernando VII en 1833 estalla el conflicto: Carlos reclama el trono, apoyado por los absolutistas, y la regente María Cristina, madre de Isabel II, y al cargo del país, se alía con los liberales para poder mantener el poder. De esta manera, el conflicto sucesorio se convierte también en un conflicto entre liberales y absolutistas.La I guerra carlista tiene lugar entre 1833 y 1840, siendo los principales escenarios del conflicto el País Vasco, Navarra, Cataluña y El Maestrazgo, lugares donde los carlistas tienen una gran fuerza. Estos llevan a cabo varias ofensivas sin éxito para expandir su territorio, destacando entre ellas el asedio a Bilbao, donde muere el general carlista Zumalacárregi (1835) y que concluye con la victoria del ejército isabelino dirigido por Espartero en Luchana (1836). Estas derrotas llevan a los carlistas en dividirse en dos facciones: los transaccionistas, partidarios de alcanzar un acuerdo con los isabelinos, y los intransigentes (o apostólicos), partidarios de mantener la lucha. Maroto, como líder de los transaccionistas, acuerda en Vergara con Espartero el fin de la guerra a cambio de la reincorporación de los carlistas al ejército y el mantenimiento de los fueros. Pese a este acuerdo, Cabrera, el líder de los intransigentes, sigue luchando en el Maestrazgo durante un año más.El Convenio de Vergara no supone el final de los carlistas dado que más adelante se produjeron la segunda guerra carlista (1846-1849) y la tercera guerra carlista (1872-1876). Al término de esta última guerra el gobierno de la Restauración abole los fueros vascos y navarros pero en su lugar establece el concierto económico para ambas regiones.