Introducción
Tras el primer tercio del siglo XIX, marcado por las Cortes de Cádiz y el intento de conquista de Napoleón, la muerte de Fernando VII en 1833 desterrará el Antiguo Régimen y se implantará el proceso revolucionario liberal con Isabel II. Se estableció una monarquía constitucional y parlamentaria, asentando la libertad industrial y comercial. La burguesía agraria y los terratenientes se consolidaron como las clases dirigentes. Este periodo estuvo marcado por una guerra civil entre Carlistas (partidarios del absolutismo y del hermano del rey, Carlos María Isidro) e Isabelinos (partidarios de la joven reina y del liberalismo) por la sucesión al trono. Políticamente, fue una época de inestabilidad, caracterizada por manipulaciones electorales y la imposición del sufragio censitario.
Organización Política (1833-1868)
Tras el enfrentamiento inicial entre liberales y absolutistas (carlistas), y posteriormente entre las distintas facciones liberales, se van a constituir los partidos políticos dentro de un sistema político monárquico regido por Constituciones.
La Monarquía
El primer tercio del siglo XIX y la guerra por la sucesión de la corona marcan la consolidación de la monarquía constitucional en España. A la muerte de Fernando VII, la revolución liberal cambia la estructura del Estado: se implanta un régimen constitucional, una sociedad de clases y una economía de mercado. Para llegar al Régimen Liberal hubo que pactar con la élite del Antiguo Régimen, que seguía teniendo una importancia considerable. A mediados de siglo, la crisis política y social llevó a la revolución de 1868 y la caída de Isabel II. Le sucedió la breve dinastía Saboya con Amadeo I. En 1873 se proclamó la I República.
El Constitucionalismo
Desde 1833 se van a desarrollar una serie de constituciones y cartas otorgadas que reflejan la pugna entre las diferentes corrientes del liberalismo:
- Estatuto Real de 1834: Carta otorgada que reafirmaba el poder de la corona. Las Cortes tenían una función meramente consultiva. El legislativo se basaba en dos cámaras: el Estamento de Próceres (Grandes de España y altos cargos religiosos y militares designados por el rey) y el Estamento de Procuradores (elegido por sufragio censitario muy reducido).
- Constitución de 1837: De carácter progresista, adaptaba la de 1812 a los nuevos tiempos. Proclamaba la soberanía nacional, reconocía derechos del ciudadano (libertad de prensa, opinión, asociación), la división de poderes y la aconfesionalidad del Estado (aunque se comprometía a mantener el culto católico). Establecía dos cámaras: Congreso y Senado (este último elegido indirectamente, aunque con intervención real). Se concedía al monarca poder de veto sobre las leyes, la capacidad de disolver el parlamento y nombrar ministros. Se desarrollaron leyes orgánicas importantes como la Ley de Imprenta de 1836, la Ley Electoral de 1837 (que ampliaba ligeramente el sufragio censitario) o la Ley de Ayuntamientos.
- Constitución de 1845: De carácter moderado. Establecía la soberanía conjunta del rey y las Cortes, ampliaba el poder ejecutivo en detrimento del legislativo, restringía el derecho de voto y establecía un Senado no electivo (vitalicio y de designación real). Los Ayuntamientos y diputaciones quedaban sometidos a la Administración central. Se suprimió la Milicia Nacional. Declaraba la Religión Católica como oficial del Estado. Mantenía formalmente la declaración de derechos de 1837, pero daba grandes atribuciones a la Corona y permitía su regulación restrictiva por leyes posteriores. Se reguló restrictivamente la libertad de imprenta. Se aprobó la Ley Electoral de 1846, con un sufragio censitario muy restringido.
- Constitución de 1856 (non nata): Progresista, no fue promulgada. Introducía novedades como una mayor afirmación de la soberanía nacional, la libertad de culto, la elección del Senado por sufragio censitario y un mayor equilibrio de poderes.
- Constitución de 1869: Surgida de la Revolución Gloriosa, es la primera constitución democrática de España. Reconocía amplios derechos como los de manifestación, reunión y asociación, libertad de enseñanza y libertad de religión (aunque el Estado se comprometía al mantenimiento del culto católico). Establecía la soberanía nacional; el Estado era monárquico, pero el poder legislativo residía exclusivamente en las Cortes (Congreso y Senado, ambos electivos). Se introdujo el sufragio universal masculino. Reconocía los mismos derechos para los habitantes de Cuba y Puerto Rico.
- Proyecto de Constitución Federal de 1873: Durante la Primera República, intentó establecer una democracia desde un punto de vista republicano y federal. Proponía una República Federal con presidente y dos cámaras (Congreso y Senado). Establecía la libertad de culto y la separación de la Iglesia y el Estado. Proyectaba abolir la esclavitud, suprimir las quintas (servicio militar obligatorio) y reformar los impuestos. El Estado se compondría de 17 Estados (incluyendo Cuba y Puerto Rico) con amplia autonomía política y administrativa. El proyecto no llegó a aprobarse debido a la inestabilidad política.
Los Partidos Políticos
Los partidos políticos del siglo XIX se constituían a menudo en torno a personalidades militares o civiles relevantes (espadones y notables). Eran más bien corrientes de opinión o agrupaciones de notables vinculadas por relaciones personales y clientelares, sin la estructura de los partidos de masas modernos. Tras la consolidación del régimen liberal con la Constitución de 1837, se articularon dos grandes grupos políticos:
- Partido Moderado: Representaba a las clases altas (terratenientes, grandes comerciantes, nobleza, alto clero y altos mandos militares). Eran conservadores. Defendían el derecho a la propiedad como base del sistema y un sufragio muy restringido. Anteponían la autoridad y el orden social a la libertad individual. Partidarios de limitar los derechos individuales (prensa, opinión, reunión y asociación). Sostenían la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes. Sus líderes principales fueron el General Ramón María Narváez y Francisco Bravo Murillo.
- Partido Progresista: Defensores de la libertad y con un espíritu más renovador. Su base social era la burguesía media y baja, profesionales liberales, artesanos, parte del ejército y clases populares urbanas. Defendían la soberanía nacional y el predominio de las Cortes en el sistema político (limitando la intervención del rey). Querían fortalecer los poderes locales (ayuntamientos). Propugnaban amplios derechos individuales y colectivos. Defendían un sufragio censitario más amplio que los moderados. Buscaban reformas económicas como la desamortización para renovar la agricultura y limitar el poder económico de la Iglesia. Sus líderes más destacados fueron Juan Álvarez Mendizábal, el General Baldomero Espartero y el General Juan Prim.
De estos dos grandes partidos surgieron otras formaciones:
- Unión Liberal: Surgió como una escisión de los moderados más abiertos y atrajo a los grupos más conservadores del progresismo. Fue una opción centrista entre los dos partidos clásicos, pero sin presentar grandes novedades ideológicas; su principal objetivo era alcanzar y gestionar el gobierno. Sus impulsores fueron los generales Leopoldo O’Donnell y Francisco Serrano.
- Partido Demócrata: Fundado en 1849 como escisión del ala izquierda de los progresistas. Su base eran las clases populares urbanas e intelectuales radicales. Defendían la soberanía popular (frente a la soberanía nacional de los progresistas) y el sufragio universal masculino. Exigían la ampliación de las libertades públicas y el reconocimiento de derechos colectivos. Proponían la restauración de la Milicia Nacional, la elección democrática de ayuntamientos y diputaciones, la promoción de la enseñanza pública y la beneficencia social. Defendían la libertad de culto, aunque reconocían el predominio social de la Iglesia Católica.
- Partido Republicano: Surgió del Partido Demócrata. Consideraban la república como la única opción auténticamente democrática. Tuvieron un fuerte apoyo popular en algunas zonas urbanas. Dentro del republicanismo existían dos tendencias principales: el republicanismo federal liderado por Francisco Pi y Margall, y el republicanismo unitario con figuras como Emilio Castelar.
El Sexenio Democrático (1868-1874)
Periodo de gran agitación política y social que intentó establecer un sistema democrático en España.
La Revolución Gloriosa (Septiembre de 1868)
El 19 de septiembre de 1868 comenzó la revolución conocida como ‘La Gloriosa’ en Cádiz, tras el pronunciamiento naval del almirante Topete, al que se unieron los generales Serrano (unionista) y Prim (progresista). Los sublevados proclamaban el fin del reinado de Isabel II y la convocatoria de Cortes Constituyentes por sufragio universal. La insurrección se extendió rápidamente por el país, y los demócratas y republicanos formaron juntas revolucionarias locales. Las tropas leales a Isabel II fueron derrotadas en la batalla del Puente de Alcolea (Córdoba), lo que permitió a los sublevados llegar a Madrid e Isabel II partió al exilio en Francia. Se formó un Gobierno Provisional de carácter centrista (unionistas y progresistas) que convocó elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino (por primera vez en España). Venció la coalición gubernamental (progresistas, unionistas y demócratas monárquicos). Estas Cortes redactaron la Constitución de 1869 y establecieron una Regencia que recayó en el general Serrano, mientras Prim fue nombrado jefe de gobierno. Durante la Regencia, hubo una intensa conflictividad social (revueltas campesinas buscando un mejor reparto de la tierra, inicio del movimiento obrero organizado) y política (los republicanos intentaron sin éxito imponer una república).
El Reinado de Amadeo I (1871-1873)
Tras aprobarse la Constitución monárquica de 1869, el general Prim se dedicó a buscar un monarca adecuado para España que sustituyera a los Borbones y aceptara el nuevo marco democrático. Se barajaron varias candidaturas (como Fernando de Portugal o Leopoldo de Hohenzollern), pero finalmente se impuso la de Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia Víctor Manuel II, por su concepción democrática de la monarquía y por pertenecer a la dinastía que había culminado la unificación italiana. El 30 de noviembre de 1870 las Cortes eligieron a Amadeo de Saboya como rey de España. Sin embargo, tres días antes de su llegada a España, fue asesinado el General Prim, su principal valedor. El 2 de enero de 1871 fue coronado como Amadeo I, pero su reinado fue breve e inestable, marcado por la falta de apoyos sólidos. La aristocracia (que apoyaba la restauración borbónica en Alfonso, hijo de Isabel II), el clero y parte del ejército se opusieron a él. Amadeo intentó consolidar la democracia basada en el sufragio universal y las libertades políticas, pero se enfrentó a enormes dificultades: la situación económica siguió siendo precaria; los moderados conspiraban por la vuelta de los Borbones; los Carlistas iniciaron la Tercera Guerra Carlista en 1872; los republicanos, con fuerte apoyo popular, reclamaban la república y protagonizaron insurrecciones federalistas; en Cuba, la Guerra de los Diez Años (iniciada con el ‘Grito de Yara’ en 1868) continuaba en busca de la independencia. La crisis final del reinado llegó con la completa desintegración de la coalición gubernamental que debía apoyarle (progresistas, unionistas, demócratas). En apenas dos años se formaron seis gobiernos distintos y se convocaron elecciones tres veces. Ante la ingobernabilidad y la falta de respaldo, el 11 de febrero de 1873, Amadeo de Saboya presentó su renuncia al trono y abandonó España.
La Primera República (1873-1874)
Ante el vacío de poder provocado por la abdicación de Amadeo I, las Cortes (Congreso y Senado reunidos conjuntamente) proclamaron la República el 11 de febrero de 1873, nombrando como presidente del Poder Ejecutivo al republicano federal Estanislao Figueras. Sin embargo, gran parte de la cámara seguía siendo monárquica, y para muchos el voto republicano fue una estrategia para ganar tiempo y preparar el regreso de los Borbones. La proclamación de la República coincidió con un clima de movilizaciones populares que exigían reformas sociales (reducción de la jornada laboral, aumento de salarios) y la implantación inmediata del Estado Federal. Tras intentar calmar las movilizaciones populares (disolviendo las Juntas revolucionarias), se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes republicanas el 1 de junio de 1873, que dieron una amplia victoria a los republicanos federales (aunque con una abstención muy elevada). El 7 de junio se proclamó la República Democrática Federal. Bajo la presidencia de Estanislao Figueras, y luego de Francisco Pi y Margall, se intentó organizar el nuevo Estado y redactar una Constitución Federal (la de 1873, que no llegó a ser aprobada). Se pretendía emprender numerosas reformas sociales y políticas, pero la República se vio desbordada por múltiples problemas:
- La continuación de la Tercera Guerra Carlista.
- La persistencia de la Guerra de Cuba.
- La sublevación cantonal: un movimiento insurreccional que estalló en julio de 1873, con aspiraciones autonomistas radicales (buscaba dividir España en cantones casi independientes) y reivindicaciones sociales. Se proclamaron cantones independientes en numerosas ciudades (Cartagena, Sevilla, Cádiz, Granada, Valencia, etc.), desafiando al gobierno central.
La sublevación cantonal provocó la dimisión de Pi y Margall (contrario a reprimir el movimiento por la fuerza), que fue sustituido por Nicolás Salmerón. Salmerón empleó al ejército para sofocar el movimiento cantonalista, logrando reducir todos los cantones excepto el de Cartagena, que resistiría hasta enero de 1874. Salmerón dimitió al negarse a firmar las penas de muerte impuestas a algunos cantonalistas, y le sucedió Emilio Castelar, líder del republicanismo unitario y más conservador. Castelar obtuvo poderes extraordinarios de las Cortes para restablecer el orden, pero gobernó de forma autoritaria y sin mayoría parlamentaria. Cuando las Cortes se reabrieron el 3 de enero de 1874, se preparaba una moción de censura contra Castelar que previsiblemente daría el poder a los federales de izquierda. Para evitarlo, en la madrugada del 3 al 4 de enero de 1874, el Capitán General de Madrid, Manuel Pavía, dio un golpe de Estado: invadió el Congreso con la Guardia Civil y disolvió las Cortes republicanas, poniendo fin a la experiencia republicana federal.
Tras el golpe de Pavía, se estableció un gobierno provisional liderado por el general Serrano, que mantuvo formalmente la República pero en la práctica era una dictadura militar. Este régimen transitorio preparó el terreno para la restauración de la monarquía borbónica. El 1 de diciembre de 1874, el príncipe Alfonso (hijo de Isabel II) había firmado el Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas del Castillo, que sintetizaba el programa de la nueva monarquía alfonsina: un régimen conservador, católico y parlamentario. Finalmente, el 29 de diciembre de 1874, el pronunciamiento militar del general Arsenio Martínez Campos en Sagunto proclamó rey de España a Alfonso XII, dando inicio a la Restauración.
El Reinado de Isabel II (1833-1868): Resumen de Hitos
- 1833: Muerte de Fernando VII. Inicio de la Regencia de María Cristina (madre de Isabel II).
- División política: Isabelinos (liberales, partidarios de Isabel II) contra Carlistas (absolutistas, partidarios de Carlos María Isidro).
- Guerras Carlistas:
- Primera Guerra Carlista (1833-1840): Conflicto civil por la sucesión y el modelo de Estado. Focos principales en País Vasco, Navarra, Cataluña y Maestrazgo. Abrazo de Vergara pone fin a la guerra en el norte.
- Segunda Guerra Carlista (1846-1849): Principalmente en Cataluña (‘Guerra dels Matiners’).
- (La Tercera Guerra Carlista (1872-1876) ocurrió durante el Sexenio Democrático y principios de la Restauración).
- Proceso de Revolución Liberal (Regencias 1833-1843): Gobiernos de transición (Francisco Martínez de la Rosa), gobiernos progresistas (Mendizábal, Calatrava). Implantación de reformas liberales (Desamortización de Mendizábal). Textos constitucionales: Estatuto Real (1834) y Constitución (1837). Regencia de Espartero (1840-1843).
- Década Moderada (1844-1854): Mayoría de edad de Isabel II. Predominio del Partido Moderado (General Narváez, Bravo Murillo). Implantación del liberalismo moderado: Constitución (1845), Concordato con la Santa Sede (1851), reforma fiscal de Mon-Santillán, creación de la Guardia Civil (1844), Ley Moyano de Educación (1857, aunque aprobada después).
- Revuelta de 1854 (‘Vicalvarada’): Pronunciamiento militar y revueltas populares que ponen fin a la Década Moderada. Participación de moderados descontentos (O’Donnell) y progresistas (Serrano). Manifiesto de Manzanares.
- Bienio Progresista (1854-1856): Gobierno de coalición entre Espartero (progresista) y O’Donnell (unionista). Predominio del progresismo. Nuevas reformas: Desamortización de Madoz (1855), Ley General de Ferrocarriles (1855), intentos de nueva Constitución (la ‘non nata’ de 1856). Conflictividad social.
- Gobiernos de la Unión Liberal y crisis final (1856-1868): Alternancia entre moderados (Narváez) y la Unión Liberal (O’Donnell, Serrano). Periodo de relativa estabilidad inicial (‘gobierno largo’ de O’Donnell 1858-1863) seguido de una creciente descomposición del sistema isabelino: crisis económica, autoritarismo, descrédito de la monarquía. Firma del Pacto de Ostende (1866) entre progresistas y demócratas (luego se unirían los unionistas) para derrocar a Isabel II.