El reinado de Alfonso XIII supuso el inicio de la crisis de la Restauración, ya que el periodo de estabilidad anterior se vio alterado por un creciente desajuste entre el bipartidismo y el pluripartidismo. El creciente descontento de la oposición reclamaba una reforma del sistema o su sustitución. Ante esta situación política y social, el sistema de la Restauración se mostró como una construcción artificial cada vez más alejada de la España real.
Causas de la Crisis de la Restauración
Las causas principales fueron:
- Sentimiento Regeneracionista: Tras el desastre del 98, figuras como Joaquín Costa impulsaron un movimiento que buscaba modernizar y legitimar las instituciones, en ese momento muy desprestigiadas.
- Crisis de los Partidos Dinásticos: La falta de liderazgo, las rupturas internas y el intervencionismo del rey debilitaron el sistema.
- Movilización Social: El electorado se mostró cada vez más crítico con el caciquismo. Los cambios sociales, con una sociedad más urbana e industrial, también generaron nuevas demandas.
- Fortalecimiento de la Oposición: El republicanismo se expandió, el movimiento obrero se consolidó con el PSOE y el anarcosindicalismo (CNT), y los nacionalismos catalán y vasco cobraron fuerza.
Desarrollo de la Crisis
Gobiernos de Maura y Canalejas
El sentimiento de crisis llegó al gobierno. Antonio Maura, en 1907, impulsó leyes de protección industrial y una reforma electoral con voto obligatorio. Su “revolución desde arriba” buscaba regenerar el sistema, pero la “Semana Trágica” de 1909 en Barcelona, una sublevación anticolonial, precipitó su caída.
Le sucedió José Canalejas (1910-1912), quien impulsó medidas como la supresión del impuesto de consumo, la Ley del Candado (limitando el poder de las órdenes religiosas) y la Ley de Reclutamiento. Su asesinato en 1912 marcó el fin de los intentos de reforma desde dentro.
Descomposición del Sistema y Primera Guerra Mundial
A partir de 1913, la situación se agravó. Los partidos dinásticos se fragmentaron. La Lliga Regionalista catalana logró la creación de la Mancomunitat de Catalunya en 1914. La Primera Guerra Mundial, aunque España se declaró neutral, dividió a la opinión pública. La neutralidad trajo beneficios económicos a la burguesía, pero también inflación y crisis de subsistencias que afectaron a las clases populares, aumentando la conflictividad social.
Crisis de 1917 y Trienio Bolchevique
En 1917, estallaron diversas crisis: la de las Juntas de Defensa militares (protestando por la pérdida de poder adquisitivo), la crisis parlamentaria con la Lliga Regionalista exigiendo una reforma constitucional, y la huelga general de agosto liderada por los socialistas. Entre 1917 y 1923 se sucedieron gobiernos débiles e inestables. La conflictividad social se intensificó, con la huelga de La Canadiense en 1919 como ejemplo, influenciada por la Revolución Rusa. El pistolerismo y la violencia se extendieron.
La Guerra de Marruecos y el Desastre de Annual
La guerra de Marruecos (iniciada en 1909) se convirtió en una carga económica y humana. El “Desastre de Annual” en 1921, una grave derrota militar, evidenció la ineficacia del ejército y aumentó la impopularidad de la guerra. La crisis política se agravó al reclamarse responsabilidades.
Golpe de Estado de Primo de Rivera
En este contexto de crisis multidimensional, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de estado en septiembre de 1923, poniendo fin al régimen constitucional de la Restauración e instaurando una dictadura militar.