La Crisis del Antiguo Régimen (1808)
La Invasión Francesa y el Motín de Aranjuez
En 1807, Napoleón decidió invadir Portugal y firmó con el gobierno español el Tratado de Fontainebleau, que autorizaba al ejército francés a atravesar España. Napoleón tenía una opinión negativa de la familia reinante y del país, lo que le impulsó a invadir España. El 18 de marzo de 1808 se produjo el Motín de Aranjuez, cuando los partidarios de Fernando VII asaltaron el palacio real. Carlos IV, padre de Fernando, se vio obligado a abdicar, cediendo la corona a su hijo.
Napoleón invitó a Fernando a Bayona, exigiéndole la renuncia al trono de toda la familia. El 7 de mayo, Fernando abdicó a favor de sus padres, quienes a su vez lo hicieron a favor de Napoleón. La alarma causada por la salida de la familia real provocó el levantamiento del 2 de mayo en Madrid. La renuncia de Fernando VII se interpretó como impuesta por la fuerza, lo que desencadenó una rebelión que se extendió por todo el país.
La Guerra de la Independencia y las Guerrillas
El ejército español se encontraba en clara inferioridad frente al francés. En 1808 surgieron las guerrillas, comunidades de paisanos armados que mantenían en constante amenaza a los franceses. A partir de 1811, la guerra cambió de rumbo. Los franceses abandonaron Portugal y las tropas inglesas avanzaron por el sur, reconquistando Badajoz. En 1812, Napoleón retiró tropas de España para su campaña en Rusia, dejando a las fuerzas hispano-británicas en superioridad. El 11 de diciembre de 1812, Napoleón firmó el Tratado de Valençay, restituyendo la corona a Fernando VII.
El Inicio de la Revolución Liberal
El Reinado de José Bonaparte
José Bonaparte, hermano de Napoleón, se enfrentó a la difícil tarea de dirigir el país. La mayoría de la población se resistía a su autoridad, y Napoleón intervenía continuamente en el gobierno de España.
La Formación de Juntas y la Suprema Central
Mientras las instituciones del Antiguo Régimen aceptaban las abdicaciones de Bayona, la mayoría del país rechazó su legitimidad y formó sus propios órganos de gobierno. Surgieron juntas locales y provinciales, y finalmente se formó en Aranjuez la Suprema Central, que se convirtió en el gobierno de la resistencia.
Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
La Convocatoria de las Cortes
La Suprema Central asumió la tarea de reformar las instituciones. Se llegó a la conclusión de que solo las Cortes del Reino podían aprobar las reformas necesarias. La mayoría de los diputados procedía de las capas medias urbanas: funcionarios, abogados, comerciantes y profesionales, junto con eclesiásticos y miembros de la aristocracia. Predominaban las opiniones liberales.
La Constitución de 1812
En la sesión inaugural, los diputados proclamaron la soberanía nacional y emprendieron la elaboración de una constitución. El 12 de marzo de 1812 se aprobó la primera Constitución española. Se puso especial cuidado en los derechos individuales, principio esencial del liberalismo. Se estableció que la soberanía reside en la nación, la división de poderes y una monarquía hereditaria.
El poder ejecutivo residía en el rey, con limitaciones a su autoridad. El poder legislativo residía en las Cortes con el rey. Las Cortes eran unicamerales y elegidas por sufragio universal indirecto masculino. El poder judicial correspondía a los tribunales.
La Constitución reconocía la confesionalidad católica del Estado. Se eliminó el mayorazgo y se declaró la libre propiedad. Se estableció la libertad de imprenta, se abolió la Inquisición y se inició la desamortización de bienes.