Neutralidad en la Primera Guerra Mundial
Durante la Primera Guerra Mundial, España mantuvo una posición de neutralidad. Sin embargo, la opinión pública se dividió entre los aliadófilos (simpatizantes de Francia y Gran Bretaña) y los germanófilos (simpatizantes de Alemania y Austria-Hungría).
Huelga General de 1917
La neutralidad de España provocó un crecimiento espectacular de las exportaciones, pero también un proceso de inflación y escasez de productos de primera necesidad. Los beneficios empresariales no se tradujeron en un aumento de los salarios, lo que provocó una crisis generalizada que afectó a todos los estamentos sociales.
Los militares, en particular, estaban descontentos por la pérdida de poder adquisitivo de sus sueldos y la promoción basada en la antigüedad en lugar de en el mérito. Esta situación desembocó en la presentación del Manifiesto de Juntas, que contenía sus quejas y que el rey concedió.
Asamblea de Parlamentarios
La crisis del sistema bipartidista favoreció a una oposición política liderada por la Lliga Regionalista de Cambó. Esta organización solicitó la convocatoria de las Cortes para acabar con el sistema político de la Restauración y definir un Estado que otorgara autonomía a Cataluña.
Los parlamentarios se reunieron en Barcelona y se reconocieron como Asamblea de Parlamentarios. Sin embargo, sus pretensiones no fueron aprobadas y el movimiento se desarticuló debido a la negativa de las juntas militares a colaborar con catalanistas, republicanos y socialistas.
Golpe de Estado de Primo de Rivera
El 13 de agosto de 1923 estalló una huelga general convocada en Madrid por la UGT y el PSOE, y en Barcelona por la CNT. La respuesta del gobierno fue muy dura y sacó tropas a la calle. La huelga terminó a finales de agosto con 17 muertos y miles de detenidos.
El último intento de Alfonso XIII de volver al viejo sistema fue la formación de dos gobiernos de concentración, presididos por un miembro de un partido pero con ministros de otros. Sin embargo, este intento fracasó y se volvió a la alternancia.
Semana Trágica
El gobierno de Maura mantuvo la ocupación militar en Marruecos por razones de prestigio militar, equilibrio en el Estrecho de Gibraltar y orden entre Ceuta y Melilla. La cuestión de Marruecos provocó un descontento popular debido a los reclutamientos forzosos, lo que explica el antimilitarismo popular.
El desencadenante del levantamiento popular fue la movilización de reservistas. Se preparó una huelga general y el gobierno detuvo a los cabecillas. La Semana Trágica de Barcelona comenzó con huelgas y manifestaciones. La autoridad militar proclamó el estado de guerra, lo que desató una oleada de violencia, incluso con el incendio de iglesias y conventos.
La insurrección fue frenada por una dura represión con detenciones y penas de muerte. Esto provocó una gran protesta internacional que acabó con el presidente Maura.
Oposición Política al Régimen
Además de los anarquistas y socialistas, también hubo una oposición política al régimen. Los republicanos contaban con dos grandes partidos: el Partido Radical dirigido por Lerroux y el Partido Reformista dirigido por Álvarez y Azcárate. El PSOE, fundado por Pablo Iglesias, también jugó un papel importante.
Entre los nacionalistas destacaban el catalanismo (Lliga Regionalista), el nacionalismo vasco (PNV) y el nacionalismo gallego.
El Bienio Reformista (1931-1933)
El primer gabinete constitucional presidido por Azaña inició un programa reformista que consideraba indispensable para modernizar la sociedad y el Estado:
- Reforma agraria: Se promulgó la Ley de Reforma Agraria (septiembre de 1932), que pretendía una redistribución de la propiedad agraria.
- Reforma educativa: Se implantó la coeducación, se prohibió la enseñanza a las órdenes religiosas y se invirtió en la construcción de escuelas e institutos.
- Reforma militar: Se redujo el número de efectivos, se derogó la Ley de Jurisdicciones y se creó la Guardia de Asalto.
- Reforma laboral: Se aprobaron leyes como la Ley de Contratos de Trabajo y la Ley de Jurados Mixtos.
- Cuestión autonómica: Se aprobó el Estatuto de Cataluña (septiembre de 1932) y el Estatuto Vasco (noviembre de 1933).
El Bienio Radical-Cedista (1933-1936)
Las elecciones de noviembre de 1933 dieron la victoria a la CEDA y al Partido Radical de Lerroux. Se inició el Bienio Radical-Cedista, marcado por la tensión entre la derecha y la izquierda.
La CEDA presionaba para entrar en el gobierno, lo que la izquierda veía como el triunfo del fascismo. El 4 de octubre de 1934 se formó un nuevo gobierno con tres miembros de la CEDA, lo que provocó una huelga general revolucionaria que adquirió carácter de insurrección popular en Asturias, Cataluña y País Vasco.
El gobierno recurrió a legionarios dirigidos por Franco, que sofocaron la insurrección con más de mil muertos.
La Segunda República (1931-1936)
La Segunda República, proclamada el 14 de abril de 1931, pasó por un periodo reformista (1931-1933) que llegó a su fin con las elecciones de noviembre de 1933.
Se inició el Bienio Radical-Cedista (1933-1936), marcado por la tensión entre la derecha y la izquierda. Los sucesos de octubre de 1934, en los que se produjo una insurrección popular en Asturias, Cataluña y País Vasco, fueron un punto de inflexión.
El deterioro del orden público creció, se incrementó el terrorismo y las huelgas. El golpe militar se precipitó a raíz del asesinato del guardia de asalto José Castillo y del líder de la derecha Calvo Sotelo.
El 17 de julio de 1936, la guarnición de Melilla se sublevó y declaró el estado de guerra, dando inicio a la Guerra Civil Española.