La crisis económica: A partir del siglo XIV, la llegada de la peste negra (1348) inauguró una etapa de crisis económicas y sociales con revueltas campesinas y conflictos en las ciudades. La peste causó una elevada mortandad entre todas las edades y sectores sociales (el propio rey Alfonso XI murió de peste). Así, a finales del siglo XV, Castilla había recuperado la población, la puesta en cultivo de nuevas tierras y su actividad artesanal.
La crisis agrícola y la reacción señorial
La población tuvo importantes efectos en la agricultura. Muchos campos quedaron abandonados y la población agrícola disminuyó. En consecuencia, los nobles vieron disminuir sus rentas señoriales y reaccionaron en dos direcciones: engrandecieron sus dominios mediante nuevas concesiones reales que conseguían presionando a los reyes y endurecieron las condiciones de los campesinos e impusieron nuevos impuestos.
Los conflictos sociales
El endurecimiento de la servidumbre campesina provocó revueltas antiseñoriales como la de los irmandiños de Galicia. En las ciudades, el malestar por la crisis económica explotó y se produjeron una serie de asaltos contra el pueblo judío (pogromos).
Guerra civil y cambio de dinastía
En los siglos XIV y XV fueron frecuentes las pugnas entre la nobleza y la monarquía que deseaba imponer su autoridad sobre la nobleza. El enfrentamiento más importante tuvo lugar en el reinado de Pedro I, que quiso fortalecer la burguesía. Ello le ofreció cargos y favoreció evitando que la mayoría de la lana fuese exportada a los Países Bajos. La alta nobleza y la iglesia se opusieron y apoyaron como rey al hermanastro. Tras la victoria del bando nobiliario, se proclamó rey a Enrique II (1369-1379). Con este monarca se inició la dinastía Trastámara en la Corona de Castilla.
Las rebeliones nobiliarias
Durante el reinado de los Trastámaras, Castilla vivió una época de malestar en la que los favoritos, hombres de confianza al rey y a la nobleza, dominaron a los monarcas. El rey Juan I quiso conquistar el reino de Portugal. Las tropas castellanas fueron vencidas en la batalla de Aljubarrota (1385). Sus sucesores afrontaron nuevas rebeliones de los nobles que se prolongaron a lo largo de los siglos XV. Durante el reinado de Enrique IV (1454-1474), se hundió la autoridad real y la aristocracia dominó plenamente a Castilla. A su muerte, una guerra civil sucesoria (1475-1479) enfrentó a Isabel, hermana del rey, con su sobrina Juana, llamada La beltraneja.
El arte gótico en la Corona de Castilla: Arquitectura
La arquitectura gótica en la Corona de Castilla se caracteriza por la construcción de edificios anchos y no tan altos como el resto de Europa, recibe el nombre del Gótico Francés.
Las construcciones religiosas
Se edificaron grandes catedrales, los mejores ejemplos son las catedrales de León, Burgos y Toledo, iniciadas en el siglo XIII.
La arquitectura civil y militar
El equivalente al esplendor gótico encontramos en los castillos, como el de Peñafiel (Valladolid), Valencia de Don Juan (León) y Almansa (Albacete). También se construyeron palacios y residencias como la de Salamanca, el Palacio de Guadalajara y la Casa del Cordón de Burgos.
Escultura y pintura
En la escultura destacan las portadas de las catedrales y la del colegio de San Rodrigo de Valladolid, obra de Gil de Siloé. Las esculturas religiosas (la Virgen Blanca de León) y los sepulcros (San Sebastián de Almonacid). Las pinturas al fresco son escasas, abundan las tablas en las que se reflejó un gran interés por el color y la expresividad naturalista, pintores como Nicolás Francés.
El arte mudéjar
El mudéjar es un estilo artístico que se caracteriza por la incorporación al estilo románico y sobre todo al gótico, proceden del arte hispanomusulmán. Características: Uso de ladrillo, madera en los techos, combinación de arcos de origen gótico, arcos apuntados y arcos hispanomusulmanes (de herradura, de herradura apuntado y arco lobulado). El uso de yeserías y alicatados como elementos decorativos. El arte mudéjar abarca todo tipo de edificios y también se desarrolló en la cerámica y la carpintería, los tejidos y el trabajo del cuero.
Alfonso X el Sabio
Nació en Toledo, 23 de noviembre de 1221, fue rey de Castilla entre 1252 y 1284. A la muerte de su padre, Fernando III el Santo, reanudó la ofensiva contra los musulmanes, ocupando Jerez (1253) y Cádiz (c. 1262). En 1264 tuvo que hacer frente a una importante revuelta de los mudéjares de Murcia y el valle del Guadalquivir. Como hijo de Beatriz de Suabia, aspiró al trono del Sacro Imperio Romano Germánico, proyecto al que dedicó más de la mitad de su reinado sin obtener éxito alguno. Los últimos años de su reinado fueron especialmente sombríos, debido al conflicto sucesorio provocado por la muerte prematura de su primogénito, Fernando de la Cerda, y la minoridad de sus hijos, lo que desembocó en la rebelión abierta del infante Sancho y gran parte de la nobleza y las ciudades del reino. Alfonso murió en Sevilla durante el transcurso de esta revuelta, no sin antes haber desheredado a su hijo Sancho.