La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

Antecedentes y ascenso al poder

La ineficacia del sistema monárquico parlamentario hizo que en un amplio sector del ejército surgiera la idea de sustituir en el poder a los políticos y a los partidos a través de un golpe de estado. Este tuvo lugar el 13 de septiembre de 1923 y fue encabezado por el general Miguel Primo de Rivera. El objetivo era acabar con el propio sistema liberal y parlamentario de la Restauración y establecer en su lugar una dictadura. El rey Alfonso XIII dio su visto bueno a la nueva situación, nombrando presidente del gobierno al general.

Fueron años de conflictividad obrera. Los sindicatos veían la necesidad de la negociación directa entre obreros y patronos. Algunos grupos anarquistas practicaron un activismo violento y atentaron contra autoridades. Empresarios y patronos contrataron a pistoleros a sueldo para asesinar a dirigentes obreros y no cerraron sus empresas.

Justificaciones del Golpe

Durante el periodo de entreguerras, los sistemas políticos basados en el pluripartidismo, las elecciones libres, la igualdad ante la ley y el respeto por las libertades individuales, se hundieron y fueron disueltos. En el continente europeo muchos sistemas democráticos fueron reemplazados por gobiernos de tipo dictatorial fascista.

Las causas del golpe militar de Primo de Rivera y los sectores que le dieron apoyo defendieron su acción como una solución para poner fin a la crisis política y a la conflictividad social. Para los golpistas, las razones que justificaban la necesidad de cambiar la situación, hay que destacar:

  • La inestabilidad y el bloqueo del sistema parlamentario.
  • El miedo de las clases acomodadas a una revolución social.
  • El descontento del ejército tras el desastre de Annual.

El 13 de septiembre de 1923, Primo de Rivera mandó ocupar los servicios telefónicos de Barcelona y leyó un comunicado ante los periodistas, dando un golpe de estado. Prometía acabar con el terrorismo, la agitación separatista y el desorden. El golpe fue pacífico ya que la oposición política era escasa. La dictadura, que se presentaba como una solución provisional, fue bien acogida por la burguesía, la nobleza y el clero, clases que eran partidarias de restablecer un sistema de orden y seguridad, aunque fuese a costa de acabar con las libertades. El nuevo régimen anarquista y el comunista estuvieron en la oposición y fueron las principales víctimas del sistema. También se mostraron en contra los sectores más intelectuales.

El Directorio Militar (1923-1925)

El general Primo de Rivera presentaba su gobierno como una solución transitoria que establecería el orden social en España y la situación militar en Marruecos. Contaba con el soporte del monarca, de una parte importante del ejército y de las burguesías industrial y financiera.

Las primeras medidas del Directorio Militar fueron:

  • La suspensión del régimen constitucional.
  • Disolución de las cámaras legislativas.
  • Cese de las autoridades civiles.
  • Prohibición de las actividades de los partidos y de los sindicatos.

El régimen de la dictadura suspendió la Constitución, se disolvieron las Cortes, se destituyeron instituciones, dejaron de actuar partidos políticos y sindicatos, y se estableció una fuerte censura de prensa. La vida política fue militarizada y los gobernadores fueron sustituidos por militares. La dictadura duró más de seis años, en gran medida por sus éxitos iniciales, restableciendo el orden público y la resolución del problema de Marruecos.

El Directorio Civil (1925-1930)

La creación de la Asamblea Nacional Consultiva en 1927 vino a demostrar la firme voluntad del general de construir un nuevo estado autoritario y antidemocrático. En cuanto al orden público, Primo de Rivera declaró el estado de guerra, que significó la suspensión de las libertades constitucionales en todo el país, incluyendo los derechos de expresión y reunión.

Primo intentó mantenerse en el poder creando un nuevo sistema político. En diciembre de 1925 formaba un nuevo consejo de ministros. En 1927 reunía una Asamblea Nacional Consultiva con la idea de redactar una constitución que acabó siendo un fracaso. Se prohibió la utilización del catalán en los actos oficiales y se suprimió la Mancomunidad de Cataluña.

La Oposición a la Dictadura

La oposición a la dictadura estuvo integrada por algunos líderes de los partidos dinásticos, los republicanos, los nacionalistas, los comunistas, los anarquistas, determinados sectores del ejército y casi la totalidad de los intelectuales. Con respecto a los intelectuales y el mundo universitario, la dictadura pretendió controlarlos mediante la censura y limitando su libertad. El conflicto derivó en algaradas y protestas estudiantiles. En 1924 suscribieron un manifiesto con más de cien firmas en contra de la política cultural. En Cataluña, las medidas tomadas por Primo de Rivera, como la liquidación de la Mancomunidad, provocó un notable distanciamiento. El PSOE cambió su posición hacia 1929 y se pronunció a favor de la república.

La Caída de Primo de Rivera

A partir de 1928 se hizo patente la decadencia política del régimen de Primo de Rivera, que se encontraba gravemente enfermo. Las conspiraciones contra el gobierno aumentaron, al igual que la movilización de los republicanos. Desde 1929 se produjo la división del ejército, la oposición en las universidades, con huelgas, el distanciamiento entre Alfonso XIII y Primo, el agravamiento de las dificultades financieras y la actitud de los medios empresariales, que comenzaron a recelar de las intenciones y proyectos políticos del dictador y estaban cada vez más molestos.

La creciente oposición a Primo de Rivera se intensificó cuando el rey y otros sectores influyentes se convencieron de que la dictadura era un peligro para la monarquía. El rey optó por retirar su confianza en el dictador, que acabó dimitiendo y se exilió en París, donde al poco tiempo murió. El general Dámaso Berenguer se encargó de sustituirle con la misión de celebrar elecciones, pero no fue capaz y fue sustituido por el almirante Juan Bautista Aznar-Cabañas, quien intentó volver todo a la normalidad. Finalmente, Alfonso XIII convocó unas elecciones para votar a favor o en contra de la monarquía.

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