La Dictadura de Primo de Rivera
En 1923, el general Primo de Rivera declaró el estado de guerra y se dirigió al monarca para exigir que el poder fuese de militares.
Las Causas del Golpe Militar
Primo de Rivera y sus sectores de apoyo defendieron su acción como una solución para la crisis política y a la conflictividad social. Entre las razones para cambiar la situación estaban:
- Inestabilidad y bloqueo del sistema político parlamentario.
- El miedo de las clases acomodadas a una revolución social ante el auge de la conflictividad obrera y campesina.
- El aumento de la influencia del republicanismo y de los nacionalismos periféricos.
- El descontento del ejército tras el desastre de Annual.
Primo de Rivera justificó el golpe militar a través de un discurso que criticaba la vieja política y presentaba un claro componente populista. En su manifiesto inaugural, el general afirmó que limpiaría el país de caciques y acabaría con el bandidaje político.
La Reorganización del Estado
Hasta 1925 gobernó el Directorio Militar, cuyos miembros eran militares, pero a partir de ese año el gobierno dictatorial incluyó entre sus ministros a personalidades civiles como José Calvo Sotelo y Eduardo Aunós. Se pasó entonces al Directorio Civil. Las primeras medidas de este mostraron su carácter dictatorial:
- Suspensión del régimen constitucional.
- Disolución de las cámaras legislativas.
- Cese de las autoridades civiles.
- Prohibición de las actividades de los partidos políticos y de los sindicatos.
Una de las intenciones de Primo de Rivera era la eliminación del caciquismo. Se elaboró un estatuto municipal y otro provincial. La regeneración quedó en una gran farsa, ya que se suspendieron todos los mecanismos electorales y la renovación política se limitó a sustituir unos caciques por otros. En la primera etapa, el conflicto de Marruecos centró el interés de Primo de Rivera. Al año siguiente se organizó el desembarco de Alhucemas. En 1927, el ejército español dio por concluida la ocupación efectiva del protectorado de Marruecos. Primo de Rivera intentó institucionalizar su régimen para darle permanencia. El modelo era igual que el fascismo italiano. Se convocó una Asamblea Nacional Consultiva en la que sus miembros serían elegidos por designación entre los ciudadanos pertenecientes a instituciones públicas (municipios, universidades, etc.). Para promover la adhesión al nuevo sistema se creó la Unión Patriótica, que era gubernamental y cuya misión era proporcionar apoyo social a la dictadura.
La Política Económica y Social
La dictadura se benefició de la buena economía en los felices años 20. La idea rectora fue la nacionalización de importantes sectores de la economía y el aumento de la intervención estatal. El gobierno aprobó el Decreto de Protección de la Industria Nacional, que preveía la concesión de ayudas estatales. También se concedieron grandes monopolios, como el de telefonía a la Compañía Telefónica Nacional de España y la exclusividad en la importación, refinado, distribución y venta de petróleo a la Compañía Arrendataria. En el terreno social, la dictadura puso en marcha un modelo de regulación del trabajo que quería eliminar los conflictos laborales. Con este fin se creó la Organización Corporativa Nacional, que agrupaba a patronos y obreros en grandes corporaciones. Su misión era la reglamentación de los salarios y de las condiciones de trabajo.
La Oposición a la Dictadura
Los antiguos partidos del turno criticaron la duración del régimen y varios dirigentes participaron en conspiraciones militares, como el complot de la Sanjuanada. Con respecto a los intelectuales y el mundo universitario, la dictadura pretendía controlarlos y limitar su libertad, incluso cerrando universidades. El conflicto derivó en algaradas y protestas estudiantiles y fue el origen de la Federación Universitaria Española. El enfrentamiento de los intelectuales suscribió un manifiesto de más de cien firmas en contra de la política cultural. El conflicto político más persistente se produjo con el republicanismo y los nacionalismos, especialmente el catalán. La oposición de republicanos fue permanente y organizaron la llamada Alianza Republicana, que unió las diversas facciones del movimiento y desarrolló una amplia campaña propagandística en el exterior. En Cataluña, las medidas tomadas por Primo de Rivera fueron recibidas como anticatalanas y provocaron un distanciamiento. La oposición del catalanismo de izquierdas y republicano fue aún más decidida. Por último, la CNT se mostró contraria al régimen y fue perseguida. En 1927, los primeros crearon la Federación Anarquista Ibérica. También el PSOE, que rechazó los intentos continuistas del régimen y se pronunció a favor de la república.
La Caída de Primo de Rivera
El rey se había dado cuenta de que la dictadura era peligrosa para la permanencia de la monarquía. El rey optó por retirar su confianza a Primo de Rivera, que dimitió en 1930. El general Berenguer lo sustituyó con la misión de celebrar elecciones para retornar a la normalidad constitucional. Los catalanistas y el PSOE acordaron la firma del Pacto de San Sebastián. Berenguer fue incapaz de preparar las elecciones y en 1931 fue sustituido por un gobierno presidido por Aznar. El gobierno decidió convocar elecciones municipales. Se intentaba volver a la normalidad, pero Alfonso XIII se había comprometido con la dictadura y las elecciones se presentaron como un plebiscito a favor o en contra de la monarquía.