El Ascenso de Primo de Rivera
Ante la grave crisis que atravesaba España, caracterizada por la inestabilidad política, los problemas sociales y el desastre de Annual en Marruecos, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado en septiembre de 1923, con el apoyo del rey Alfonso XIII. Su dictadura se caracterizó por el autoritarismo y la supresión de las libertades constitucionales.
Política Económica y Social
Primo de Rivera implementó una política intervencionista en la economía, con un fuerte proteccionismo a la regulación de mercado, limitando artificialmente la competencia, fijando los precios y limitando la instalación de nuevas fábricas. El Gobierno estimuló también las obras públicas para favorecer el desarrollo industrial, construyendo carreteras, centrales hidroeléctricas o invirtiendo en la industria pesada (siderometalúrgica, cemento), sectores fundamentales donde era necesaria una fuerte inversión que la clase empresarial española era incapaz de afrontar. Aunque a corto plazo fue una política positiva que favoreció el desarrollo industrial, eliminó el paro y ayudó a la paz social, a la larga generó una enorme deuda pública que heredó la II República, hipotecando muchas de sus actuaciones.
La Caída de Primo de Rivera y el Gobierno de Berenguer
Ante la falta de apoyo de todos los sectores de la sociedad, incluso del ejército (fueron varios los pronunciamientos en su contra, como la Sanjuanada), y del propio rey, Primo de Rivera presentó su dimisión el 27 de enero de 1930, que el rey aceptó de inmediato.
Después de la dimisión de Primo de Rivera se hizo cargo del Gobierno el General Berenguer, que anunció una vuelta al régimen constitucional del 76 y la convocatoria a elecciones generales. Calificado de “dictablanda” por algunos y de error por otros (artículo de Ortega: El error Berenguer), el gobierno fue perdiendo credibilidad, lo mismo que la monarquía, al limitarse a ofrecer a la sociedad española una vuelta al caduco sistema anterior.
El Auge del Republicanismo
El republicanismo fue avanzando posiciones entre los políticos tradicionales, monárquicos liberales y conservadores (Miguel Maura funda El Partido Republicano Conservador y Niceto Alcalá Zamora el Partido Republicano Progresista), entre los nacionalistas, el movimiento obrero, los estudiantes, los intelectuales y gran parte del ejército. Los republicanos, sin esperar a las elecciones, optaron por la conspiración para hacerse con el poder. En agosto de 1930 se reunieron en San Sebastián y firmaron un pacto en el que participaron Lerroux, líder del partido Republicano Radical, Azaña, procedente del partido Reformista e intelectual de mucho prestigio entre las clases educadas, y Alcalá Zamora, que se convirtió en el presidente del comité revolucionario establecido en San Sebastián. El levantamiento fracasó por falta de coordinación. Los miembros del comité revolucionario fueron detenidos y encarcelados, pero una ola de protestas, huelgas y manifestaciones sacudió todo el país. Berenguer, incapaz de encauzar la situación, presentó la dimisión el 14 de febrero de 1931.
Las Elecciones Municipales y la Proclamación de la República
Alfonso XIII encargó formar gobierno al almirante Aznar que se limitó a convocar elecciones municipales para el 12 de abril, para elegir nuevos ayuntamientos que garantizasen la limpieza de unas elecciones constituyentes posteriores (eran los encargados de establecer el censo). Aunque tras las elecciones la mayoría de los concejales elegidos eran monárquicos los republicanos habían ganado en todas las capitales de provincia, donde el sufragio era más limpio. Como reconoció el propio Aznar: el país se había acostado monárquico y se levantó republicano.
La Primera Guerra Mundial y sus Consecuencias en España
El Impacto de la Gran Guerra (1914-1918)
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, el gobierno de Eduardo Dato declaró la neutralidad, que fue respaldada por todos los partidos. Esta postura se adoptó a causa del aislamiento diplomático, de la debilidad económica y de la incapacidad militar de España. A pesar de la neutralidad, las fuerzas políticas y los sectores sociales mejor informados y con inquietudes políticas se dividieron en dos bandos: los aliadófilos y los germanófilos. Esto se reflejó en los partidos del turno conservador y liberal. Los sectores más conservadores mostraron su simpatía hacia los Imperios Centrales, que representaban los valores del orden y de la autoridad. Los sectores más liberales y la izquierda apoyaron a los aliados, que representaban los principios democráticos. Solo los anarcosindicalistas y una minoría socialista calificaron la guerra como un enfrentamiento entre imperialismos sin decantarse por unos u otros. La neutralidad favoreció una espectacular expansión de la economía. España se convirtió en abastecedora de los países beligerantes, a los que suministró materias primas y productos industriales, lo que tuvo un triple efecto: la creación o la ampliación de empresas y una rápida expansión industrial, una fuerte acumulación de capitales y un imparable aumento de los precios.
La Crisis de 1917
En el verano de 1917, el sistema político de la Restauración atravesó por una de sus situaciones más críticas, al confluir tres tipos de conflictos:
- Militar: El proyecto de reforma militar que pretendía modernizar el ejército mediante una reducción del excesivo número de oficiales. Otro motivo era el sistema de ascensos, en su mayoría por méritos de guerra, lo cual favorecía a los militares que servían en África. El descontento cristalizó en la formación de Juntas de Defensa que se extendieron y con una clara orientación sindical. En junio presentaron un ultimátum al gobierno, conocido como el Manifiesto de las Juntas. El gobierno, temeroso de la rebelión militar y la amenaza de un golpe de Estado, se doblegó ante sus exigencias.
- Político: La imposición de la censura de prensa y el cierre de las Cortes decretado por el gobierno conservador de Dato. Cambo convocó a todos los senadores y diputados españoles a una Asamblea de Parlamentarios en Barcelona en julio de 1917, donde acordaron la formación de un gobierno provisional y la celebración de Cortes.
- Social: Las dos organizaciones sindicales rivales, la UGT y la CNT, suscribieron un manifiesto convocando una huelga general. Para los dirigentes socialistas, debería servir para derrocar el régimen e implantar una república democrática. Finalmente, estalló la huelga, pero solo tuvo una especial intensidad en los centros industriales de Madrid. El ejército cumplió la orden de disparar contra los obreros, donde murieron 71 personas y hubo 2000 detenidos. Los miembros del comité de la huelga fueron detenidos y condenados a cadena perpetua.
El Desastre de Annual (1921)
En Marruecos, en 1921, se produjo la crisis más grave. El gobierno decidió completar la ocupación efectiva del territorio. El nuevo alto comisario, Berenguer, inició la ocupación del sector occidental mediante la acción militar y la política de alianzas y ordenó al general Silvestre, comandante general de Melilla, que detuviera su ofensiva en el Rif hasta someter a El Raisuni, el caudillo indígena que dominaba el sector occidental. El impaciente y orgulloso Silvestre reanudó un avance precipitado sobre el corazón del Rif con el objetivo de ocupar la bahía de Alhucemas y penetró en un territorio extenso y de difícil orografía. Abd el-Krim encabezó una rebelión de los rifeños y organizó el cerco a las tropas españolas en Annual. Silvestre dio la orden de retirada y, en medio del caos por la desorientación de los mandos y el amotinamiento de las tropas indígenas, se produjo la desbandada de los españoles hacia Melilla. En pocos días se perdió toda la zona que había sido ocupada durante años, donde desaparecieron miles de soldados y el general Silvestre. La llegada de tropas de refuerzo a Melilla, donde al mando estaba Berenguer, salvó la ciudad seriamente amenazada y, poco después, se recuperó todo el territorio perdido.