Los Borbones impusieron un modelo administrativo centralizado durante el reinado de Carlos III. En 1700, Carlos II muere sin descendencia, lo que lleva a la elección de Felipe de Anjou como rey de España. Este hecho desencadenó una serie de conflictos con las potencias europeas, que temían la formación de un poderoso bloque.
La Guerra de Sucesión y la Paz de Utrecht
La Guerra europea enfrentó a la Gran Alianza contra los Borbones de España y Francia, finalizando con la firma de la Paz de Utrecht en 1713. En este tratado, España perdió sus posesiones europeas, reconociendo a Felipe V como rey de España y renunciando a Francia. Gran Bretaña obtuvo Gibraltar, Menorca, entre otros territorios.
El Absolutismo Monárquico y la Nueva Planta
Los Borbones impulsaron el absolutismo monárquico a través de decretos como los de Nueva Planta, que suprimieron los gobiernos locales de Aragón, Valencia, Mallorca y Cataluña. Se centralizó la recaudación de impuestos y se crearon nuevas estructuras administrativas.
El Catastro de Ensenada y la Hacienda
El Catastro de Ensenada, ideado por Fernando VI, reemplazó los distintos impuestos provinciales por la Única Contribución, permitiendo una mejor gestión de la recaudación de impuestos. Además, se creó el Banco de San Carlos para controlar la deuda pública.
Relación con la Iglesia y Política Exterior
La relación con la Iglesia estuvo marcada por el regalismo, destacando la expulsión de los jesuitas en 1767. En cuanto a la política exterior, se firmaron los Pactos de Familia con Francia para recuperar posesiones en Italia, aunque esta política no tuvo éxito.
La Ilustración y el Reinado de Carlos III
Carlos III fue un claro ejemplo de monarca ilustrado, promoviendo reformas a través de la educación, sociedades económicas y la prensa. Durante su reinado se mejoraron las infraestructuras y se impulsó la industria y el comercio, además de fomentar la expansión demográfica y económica de las colonias españolas.