Transformaciones Económicas en la España del Siglo XIX
Proceso de Desamortización y Cambios Agrarios
En cuanto a las transformaciones de la propiedad de la tierra y la estabilidad del mundo rural, los liberales promovieron un conjunto de medidas para acabar con la estructura de la propiedad del Antiguo Régimen, como la desvinculación, la abolición del régimen señorial, el fin de los privilegios de la Mesta y la desamortización.
En la reforma agraria se llevó a cabo la desamortización, en la que se nacionalizaron las propiedades rústicas y urbanas en poder de la Iglesia y de los ayuntamientos para su posterior venta en pública subasta. Los objetivos eran:
- Adaptar la propiedad agraria a los principios del liberalismo.
- Remediar el déficit de la Hacienda pública.
- Obtener fondos para la guerra carlista y financiar el ferrocarril.
- Aumentar el número de propietarios.
Como consecuencias, se produjeron la transferencia de las propiedades colectivas a particulares, el aumento de la superficie cultivada, la continuidad en el desarrollo del capitalismo y el declive social.
También hubo una serie de cambios en la agricultura debido al retraso por la baja productividad y la limitada difusión de nuevas técnicas. Los cambios lograron el crecimiento de la producción agrícola por el aumento de la superficie cultivada y la intensificación y especialización de cultivos mediterráneos. Es decir, la evolución de la agricultura estuvo condicionada por el crecimiento demográfico, la reforma agraria liberal, la formación de un mercado interior y la incorporación a los mercados internacionales.
Asimismo, existieron diversidades regionales: en el norte predominó el minifundio; en el Mediterráneo aumentó la especialización y la producción por el incremento de la superficie de cultivo y de las prácticas intensivas de regadío; en Andalucía destacó la trilogía mediterránea de latifundio; y en la agricultura interior se desarrolló la agricultura extensiva de cereales y leguminosas.
Las Peculiaridades de la Incorporación de España a la Revolución Industrial
Tras superar el fuerte retraso por las guerras, la producción industrial española progresó a un ritmo intenso entre los años treinta y setenta. Ofrecía una imagen de atraso por la limitada demanda de productos industriales, la política proteccionista y porque la industria era pequeña.
En Cataluña, la mecanización fue temprana por el abaratamiento del capital, el aumento de la demanda y la reducción de los costes laborales, lo que supuso, entre otras cosas, la especialización del trabajo, un descenso de precios y un estímulo de la demanda. Hubo una serie de límites por la carencia de recursos naturales y fuentes de energía.
En la industria siderúrgica, se derrumba la malagueña por el uso de carbón vegetal y se desarrolla la vizcaína. Se desarrolló la industria valenciana por el crecimiento de la agricultura comercial de exportación.
Modernización de las Infraestructuras: El Impacto del Ferrocarril
El desarrollo del ferrocarril se debió a la Ley General de Ferrocarriles de 1855, que diseñó un plan de estructura radial con centro en Madrid. Fue apoyado por el Estado, que favoreció las subvenciones, las franquicias arancelarias y la importación de materiales.
El Estado Liberal y la Política Económica
El Estado liberal intervino en el sistema financiero y en la política arancelaria, que determinaba la apertura o no hacia los mercados exteriores, surgiendo un debate entre partidarios del proteccionismo y el librecambismo.
En el sistema financiero, hubo unos primeros intentos de reforma fiscal con López Ballesteros; después lo intentó Alejandro Mon, que creó impuestos directos sobre la contribución de inmuebles, cultivos y ganadería. Pero su reforma fue incapaz de generar los ingresos imprescindibles por la escasa capacidad del Estado para aumentar la recaudación.
Los Reyes Católicos: Consolidación y Expansión de la Corona
La Conquista del Reino Nazarí y la Incorporación de Navarra
Uno de los objetivos políticos de los Reyes Católicos para consolidar su reino era la unidad de la fe, y para conseguirlo era necesario acabar con la presencia del Islam en la Península.
El reino de Granada resistió durante diez años debido a su geografía montañosa, la densidad de población, etc. La campaña se preparó como una cruzada contra los infieles. Hubo una presencia constante del ejército, que introdujo innovaciones técnicas y tácticas como la infantería, la caballería, la artillería o los hospitales de campaña. El 2 de enero de 1492, después de un asedio desde la Vega de Granada, Granada capituló. Los vencidos podrían emigrar o quedarse, conservando sus leyes, costumbres y religión.
En cuanto a la anexión de Navarra, que había estado vinculada a dinastías francesas desde el siglo XII, Castilla y Francia llegaron a un acuerdo para mantener la independencia de Navarra. Tras el fracaso de la diplomacia, Fernando ocupó militarmente Navarra e incorporó el reino a la Corona Castellana como reino con entidad autónoma.
Los Reyes Católicos y la Unión Dinástica: Integración de las Coronas de Castilla y Aragón
Fernando II ocupó el trono de Aragón a la muerte de su padre, Juan II. Isabel I se autoproclamó reina a la muerte de Enrique IV, su hermanastro. Accedió al trono tras una guerra civil sucesoria, apoyada por el partido aragonés, contra Juana la Beltraneja, hija de Enrique IV. Tras la batalla de Toro en 1476, se firmó el Tratado de Alcaçovas-Toledo.
El matrimonio en 1469 supuso una unión dinástica y personal, pero no una unidad territorial e institucional, puesto que cada reino conservaba sus leyes, fronteras e instituciones. Las coronas de España se construyeron a partir de estas diversidades legales y político-administrativas. Isabel solo gobernaba en asuntos de Castilla, y Fernando decretó una corregencia para Aragón y, a la vez que gobernaba en Aragón, llevaba la política exterior y participaba en la política exterior y en el gobierno de Castilla gracias al Concordato de Segovia. Los Reyes Católicos propiciaron campos e intereses comunes a todos los reinos, como la política exterior y la Inquisición, debido a su orientación centralista. La unión dinástica supuso la transformación de la España medieval en la España moderna.
Los Reyes Católicos: La Integración de las Canarias y la Aproximación a Portugal
La conquista de realengo ocurrió entre 1478 y 1496. Las Canarias fueron objeto de disputa entre Castilla y Portugal durante la guerra sucesoria hasta que, en el Tratado de Alcaçovas-Toledo (1479), Portugal renunció a las islas. Los propios Reyes Católicos armaron y financiaron la conquista de las islas que faltaban por dominar: Gran Canaria, La Palma y Tenerife. El proceso de conquista fue muy similar al que luego se emprendería en América. Lo hicieron particulares que firmaron un contrato (capitulaciones) con la Corona. En el año 1496, llegó la conquista a su fin con el dominio de la isla de Tenerife, integrándose el Archipiélago Canario en la Corona de Castilla.
La conquista trajo el derrumbamiento demográfico de los guanches y el reparto de tierras a andaluces y extremeños, que algunos esclavizaron a los indígenas. La escasez de población indujo a la entrada de esclavos africanos, convirtiéndose el azúcar en la principal fuente de riqueza.
En cuanto a la aproximación a Portugal, una vez se superó el enfrentamiento de la guerra civil, los Reyes Católicos intentaron restablecer unas relaciones positivas. El Tratado de Alcaçovas significó el reconocimiento de Isabel como reina y se pactó la boda de la hija de los Reyes Católicos con el heredero a la corona portuguesa. Portugal renunciaba a las Islas Canarias y reconocía el derecho de Castilla, y los Reyes Católicos renunciaron a las Azores, a Madeira y a la costa africana al sur del Cabo Bojador. En el Tratado de Tordesillas, Portugal reconocía el derecho castellano sobre las tierras descubiertas.