La España del siglo XVII y XVIII: Declive y Reformas

Los Austrias del siglo XVII: Gobierno de validos y conflictos internos

Felipe III: El duque de Lerma, valido del rey, aprovechó su poder para enriquecerse y otorgar cargos y favores. Consiguió un periodo de neutralidad logrando paces con las Provincias Unidas, Francia e Inglaterra, aunque vio el inicio de la Guerra de los 30 años. Fue sustituido por el duque de Uceda, el cual expulsó a los moriscos, con consecuencias negativas para la agricultura.

Felipe IV: El conde-duque de Olivares quiso centralizar el gobierno de los distintos reinos y realizar una política más activa en el exterior. Ideó la Unión de Armas, que pretendía crear un ejército financiado por todos los reinos para la guerra. Esto provocó la sublevación del Corpus de Sangre en Cataluña en 1640. También se sublevaron Portugal, Aragón y Andalucía. Olivares fue relevado por Luis de Haro. Las tropas pacificaron los territorios excepto Portugal, que logró la independencia. La Guerra de los 30 años termina tras el Tratado de Westfalia en 1648.

Carlos II: Su constitución enfermiza y poca capacidad mental hicieron que siempre hubiese un valido gobernando en su nombre. Durante su minoría de edad: Nithard, Mariana de Austria y Fernando de Valenzuela. Tras su mayoría de edad se sucederían: Juan José de Austria, el duque de Medinaceli y el conde de Oropesa. La muerte de Carlos II sin descendencia en 1700 provocó la Guerra de Sucesión Española.

La crisis de 1640

Cuando Felipe IV inició su reinado, España se encontraba en la Guerra de los 30 años. El conde-duque de Olivares ideó la Unión de Armas, un ejército de 140.000 hombres que pretendía que estuviese sostenido económicamente por los diferentes reinos de la monarquía.

Cataluña no aceptó la Unión de Armas. Muchos nobles protestaron y fueron encarcelados. El día del Corpus Christi de 1640 se produjo el Corpus de Sangre, una concentración de segadores que atacó a las autoridades. Algunos nobles enviaron emisarios a Richelieu, valido de Francia, el cual proclamó conde a Luis XIII como rey de Cataluña.

La crisis se extendió a Portugal, donde con el apoyo de Francia e Inglaterra, proclamaron rey al duque de Braganza (Juan IV). También a otros territorios como Andalucía, donde el duque de Medina-Sidonia, quería erigirse rey, al igual que el duque de Hijar en Aragón.

Olivares fue relevado por Luis de Haro. Las tropas reales derrotaron a los rebeldes excepto en Portugal, que consiguió su independencia en 1668. Todo esto favoreció la derrota de España en la Guerra de los 30 años y la pérdida de la hegemonía mundial.

La España del siglo XVII: El ocaso del imperio español en Europa

Felipe III y el duque de Lerma, mantuvieron políticas de paz. En sus últimos años de reinado tuvo origen el inicio de la Guerra de los 30 años (1618-1648), debido a enfrentamientos entre católicos y protestantes en el Sacro Imperio Romano Germánico. Felipe III envió tropas al emperador de Habsburgo católico, que resultaron victoriosas en las primeras fases de la guerra.

Felipe IV y Olivares intervinieron en la guerra para consolidar la primacía internacional y reconquistar las Provincias Unidas. Ideó la Unión de Armas para financiar el esfuerzo bélico. El cardenal Richelieu de Francia consiguió una gran alianza contra España, derrotando a las tropas españolas en la batalla de Rocroi (1643). A esto se unieron las sublevaciones interiores. La Paz de Westfalia (1648) puso fin a la guerra. España solo la firmó con las Provincias Unidas, reconociendo su independencia, y prosiguió la guerra con Francia hasta la Paz de los Pirineos (1659), en la que renunciaba a algunos territorios disputados.

Carlos II: Debido a su constitución enfermiza y su poca capacidad mental siempre estuvo acompañado de validos. A pesar de la mala situación económica, se mantuvieron cuatro guerras con Francia con paces como Aquisgrán (1668) y Nimega (1678). En la última guerra, España contó con el apoyo de diferentes países y logró frenar al rey francés Luis XIV.

La España del siglo XVII: Evolución económica y social

Economía: El siglo XVII se caracterizó por una aguda crisis económica en España, salvándose algunas zonas periféricas. Castilla vio decaer su agricultura de bajos rendimientos, descendió el número de ovejas y no hubo despegue industrial. Las remesas de plata de América disminuían. La situación empeoró por una mala política económica al envilecer la moneda y aumentar los impuestos. Desde 1680 se produjo una pequeña revitalización.

Sociedad: El crecimiento demográfico fue ligero debido a la crisis económica, las epidemias, la expulsión de los moriscos y las constantes guerras. Se agravó la separación social entre estamentos. Gran parte del campesinado se arruinó. La burguesía era débil y crecía la marginalidad. En general, el siglo XVII significó la decadencia de España como potencia.

La España del siglo XVIII: La Guerra de Sucesión y el sistema de Utrecht

Guerra de Sucesión (1701-1714): Carlos II murió sin hijos en 1700, lo que provocó una guerra de sucesión entre Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, y el archiduque Carlos de Habsburgo, hijo del emperador de Austria. Felipe contaba con la ayuda de Francia, mientras que Carlos fue apoyado por Austria, Gran Bretaña, Holanda, Portugal, Prusia y Saboya, porque no deseaban una unión entre Francia y España. Se produjo una guerra civil en España: Castilla apoyaba a Felipe y Valencia, Aragón y Cataluña a Carlos. La guerra terminó con Carlos coronado emperador de Austria en 1711, entonces Gran Bretaña y Holanda le retiraron su apoyo por miedo a una unión entre Austria y España. Felipe V finalmente controló Cataluña en 1714.

Sistema de Utrecht (1713-1715): Se firmaron las paces de Utrecht y Rastatt. Felipe V era reconocido rey de España, pero renunciaba a heredar el trono francés. España perdió casi todos sus territorios en Europa: cedió a Gran Bretaña Gibraltar y Menorca y le concedió privilegios comerciales en América. Felipe intentó alterar esos acuerdos inducido por Isabel de Farnesio, su segunda esposa, que deseaba recuperar las posesiones en Italia para sus hijos. Ordenó una flota que atacó Cerdeña y Sicilia. La Cuádruple Alianza (Gran Bretaña, Francia, Holanda y Austria) se alió contra España. El conflicto acabó con el Tratado de Cambrai (1720) y la retirada de España. Años después, Austria renunció a territorios italianos, y aunque no retornaron a la corona española recayeron sobre los hijos de Felipe.

La España del siglo XVIII: Cambio dinástico. Los primeros Borbones

Carlos II murió sin hijos, lo que provocó la Guerra de Sucesión entre el candidato francés, Felipe de Anjou, y el candidato austriaco, el archiduque Carlos. Esta guerra acabó con Felipe sentado en el trono como Felipe V, dando inicio a la dinastía de los Borbones en España.

Felipe V (1700-1724, 1724-1746): Se casó con María Luisa de Saboya y más tarde con Isabel de Farnesio. La firma de los tratados de Utrecht y Rastatt le hicieron perder casi todos los territorios de España en Europa, pero intentó recuperar las posesiones en Italia para sus hijos. Ordenó una flota que atacó Cerdeña y Sicilia, lo que provocó la Guerra de la Cuádruple Alianza. El conflicto acabó con el Tratado de Cambrai y la retirada de España. Posteriormente, se firmaron los Pactos de Familia, que involucraban a España en la guerra de sucesión de Austria y en la guerra de sucesión de Polonia. También consiguió derrotar a Inglaterra en la guerra de la oreja de Jenkins (1739-1742). Austria renunció a los territorios italianos, que recayeron sobre los hijos de Felipe. Felipe V dejó su trono en 1724 porque estaba cansado de los asuntos del mundo. Su hijo Luis I asumió la corona, pero murió antes de cumplir un año en la corona. Felipe retornó al poder hasta su muerte en 1746.

Fernando VI (1746-1759): Hijo de Felipe V, se casó con Bárbara de Braganza, con la que no tuvo descendencia. Prosiguió con la centralización administrativa, reorganizó la Hacienda y fortaleció la armada. Liquidó el segundo Pacto de Familia y mantuvo políticas de neutralidad.

La España del siglo XVIII: Reformas en la reorganización del Estado. La monarquía centralista

La monarquía autoritaria de los Austrias dejó paso a un absolutismo centralizado con los Borbones que pretendía homogeneizar políticas y leyes en toda España. Este proceso comenzó durante la Guerra de Sucesión. Felipe V aplicó los Decretos de Nueva Planta (1707-1716), que eran leyes nuevas que pretendían suprimir las instituciones y leyes propias de los reinos que se habían opuesto a su ascenso al trono. País Vasco y Navarra conservaron sus fueros. El castellano pasó a ser idioma obligado en la administración.

Las Cortes redujeron sus convocatorias, los virreyes fueron sustituidos por capitanías generales, se suprimieron algunos consejos y los que permanecieron perdieron importancia, excepto el Consejo Real. Se mantuvieron las Audiencias y adquirieron primacía los secretarios de Estado, que serían los verdaderos órganos de gestión. Entró en funcionamiento el régimen fiscal de contribución única basado en la recaudación de una cantidad fija de cada reino. En tiempos de Carlos III, se crearon diputados del común y síndicos personeros.

La práctica del despotismo ilustrado: Carlos III

La Ilustración fue un movimiento intelectual que confiaba en la razón y en la ciencia para guiar la sociedad y la política. Fue enarbolada desde el poder sin perder un ápice de control político. El despotismo ilustrado comenzó con Fernando VI, pero su máximo esplendor llegó con Carlos III (1759-1788). El objetivo fundamental fue reformar el país, tanto en estructuras sociales y económicas como en las mentalidades.

El Motín de Esquilache (1766) fue provocado por el encarecimiento del precio del trigo, la subida de impuestos que las reformas conllevaban y una ley que prohibía las capas y los sombreros de copa. El Palacio Real de Madrid fue rodeado y Carlos III tuvo que destituir a Esquilache, su ministro reformista. El rey culpó a los jesuitas de la revuelta y estos fueron expulsados un año después.

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