La España del siglo XVIII: la Guerra de Sucesión y el sistema de Utrecht
La monarquía borbónica se inició en España con la Guerra de Sucesión. Al morir Carlos II sin descendencia en 1700, Felipe de Anjou (futuro Felipe V), nieto de Luis XIV de Francia, hereda la corona. Puesto que el archiduque Carlos de Habsburgo tenía los mismos derechos, inicia la guerra, apoyado por Inglaterra y Holanda.
En España, esta guerra fue una guerra civil, entre el reino de Castilla (partidarios de Felipe V) y la Corona de Aragón, que apoyaba a Carlos, ya que así mantendría sus derechos propios (fueros…).
Tras las batallas de Villaviciosa y Brihuega (1710), parece que la guerra está a favor de los Borbones, pero inesperadamente Carlos hereda el imperio y abandona la lucha. Con el Tratado de Utrecht (1713) se reconoce a Felipe V como rey de España y las Indias, pero renuncia a los derechos de Francia, además de perder todos los territorios europeos, Gibraltar y Menorca. Esta guerra continúa en España (Barcelona y Mallorca) hasta 1715, con el Tratado de Rastatt.
Cambio dinástico: Los primeros Borbones
Felipe V fue el primer rey de la dinastía de los Borbones, proveniente de Francia. Era nieto de Luis XIV y su reinado duró casi medio siglo (1700-1746).
En enero de 1724, Felipe V abdicó en su hijo Luis inesperadamente, pero en agosto de ese mismo año, tras la temprana muerte de Luis I, Felipe volvió a reinar en España. En 1746, Fernando VI ocupó el trono español, tras morir su padre (Felipe V). Su reinado se caracterizó por el mantenimiento de la paz y la neutralidad frente a Inglaterra y Francia, que buscaban una alianza con España, cosa que el marqués de Ensenada, ministro del rey, aprovechó.
El cambio dinástico provocó grandes cambios en la estructura del Estado, especialmente durante el reinado de Felipe V. Se adoptaron diversas medidas centralizadoras, para hacer un estado más eficaz. Destacan los Decretos de Nueva Planta, entre 1714 y 1715, donde se abolieron los fueros e instituciones de la Corona de Aragón, entre otros.
La práctica del Despotismo Ilustrado: Carlos III
Los sucesores de Felipe V (Fernando VI, Carlos III y Carlos IV) continuaron con su política de centralización. Carlos III es el monarca español más representativo del Despotismo Ilustrado, que es un modo de unir el absolutismo con las nuevas ideas de la Ilustración. Por ello, en su política interior se ve la aplicación de sus principios: valor de la naturaleza, progresos científicos, etc.
Se hacen reformas, como la creación de la red de caminos que unía Madrid con la periferia o de tipo mercantil (manufacturas, tejidos, armas, barcos…). Las compañías inglesas y holandesas, más dinámicas, pasaron a controlar el comercio de las Indias posteriormente.
Ante estas propuestas hubo una fuerte oposición de los grupos privilegiados. Entre las revueltas destaca el Motín de Esquilache en 1776, en el que se unió el malestar de la población, la oposición al poder de los cargos extranjeros y la resistencia de los privilegiados que veían menguado su poder e influencia.