La Guerra Civil Española (1936-1939)
La victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 provocó la preparación de una sublevación militar contra la República. El 17 de julio de 1936, la mayor parte del ejército se sublevó contra el gobierno en Marruecos, extendiéndose el 18 de julio a Canarias y al resto de la península. El golpe fracasó, pero tampoco pudo ser sofocado por el gobierno, lo cual daría paso al comienzo de una guerra civil. La Guerra Civil Española (1936-1939) fue un conflicto marcado por las implicaciones internacionales, dada la difícil situación que vivía Europa, con el ascenso de los totalitarismos en los años previos a la II Guerra Mundial y el choque entre el fascismo y el comunismo.
Desarrollo de la Guerra Civil Española
La Sublevación Militar y el Estallido del Conflicto
La conspiración de militares conservadores, carlistas, falangistas y monárquicos contra la República culminó con la planificación de un golpe de estado. La idea, dirigida por el general Emilio Mola, era un levantamiento de las principales guarniciones militares, asistidas por el ejército de África, dirigido por el general Francisco Franco. El general José Sanjurjo presidiría un Directorio Militar. Esta trama estaba apoyada por la Iglesia y miembros de la CEDA, falangistas, carlistas y la aristocracia, además de la Italia fascista de Benito Mussolini y la Alemania nazi de Adolf Hitler.
La división del ejército fue un hecho, lo que unido a la movilización popular, provocó el fracaso del golpe en las grandes ciudades. La mayor parte del ejército del Aire y la Guardia de Asalto permanecieron fieles al gobierno. Tampoco la Guardia Civil, como cuerpo, prestó su apoyo a la sublevación.
El golpe triunfó en Marruecos, Canarias, Palma de Mallorca, Galicia, Castilla-León, Navarra y parte de Aragón y Sevilla (con el general Queipo de Llano). Eran zonas agrarias de voto tradicionalmente derechista.
El golpe no triunfó en las zonas industriales y las provincias más densamente pobladas: Madrid, Cataluña, la cornisa cantábrica, País Vasco, el arco mediterráneo, Castilla-La Mancha y parte de Andalucía y Extremadura. Quedaba así España dividida en dos zonas irreconciliables.
Fases de la Guerra
Primera Fase: La Guerra de Columnas (julio-noviembre 1936)
A pesar de que en el bando republicano permanecía la mitad de las unidades del ejército, la mayor parte de los oficiales se habían sublevado, por lo que había que organizar un nuevo ejército desde cero basado en milicias obreras inexpertas.
En cuanto a los sublevados, disponían de la mayor parte de los generales y del ejército de África, el mejor equipado y experimentado. El principal objetivo de los sublevados era tomar Madrid. El avance de las tropas de Mola desde el norte fue detenido en la sierra de Guadarrama, aunque consiguió tomar Irún, aislando la zona republicana desde el País Vasco hasta Asturias. Por su parte, el ejército de África, a cuyo frente estaba el general Franco, logró cruzar el estrecho de Gibraltar merced a la ayuda alemana e italiana.
Rápidamente estas tropas dominan la Andalucía occidental y ascienden a lo largo de la frontera portuguesa tomando Badajoz, y avanzando hacia Madrid por el valle del Tajo. Franco decidió desviarse para tomar el Alcázar de Toledo. A principios de noviembre, las tropas rebeldes se acercan a la capital. Los republicanos toman el control sobre Castilla-La Mancha y Andalucía oriental. Conscientes de que es necesario militarizar y profesionalizar sus fuerzas, el gobierno del socialista Francisco Largo Caballero dio el primer paso hacia la constitución de un nuevo Ejército Popular cuya base serán las Brigadas Mixtas.
Segunda Fase: La Batalla de Madrid (noviembre 1936-marzo 1937)
La llegada de las tropas de Franco ante Madrid hace que el gobierno de Largo Caballero abandone la capital, trasladándose a Valencia y quedando el poder en manos de una Junta de Defensa presidida por el general José Miaja. Madrid resistirá debido a la llegada de moderno material soviético, gracias a la columna anarquista comandada por Buenaventura Durruti y la ayuda de las Brigadas Internacionales. La batalla por Madrid fue todo un símbolo internacional bajo el célebre lema “¡No pasarán!”.
El asalto desde el sur fue también frenado por los republicanos, por lo que Franco decidió cercar la capital para aislarla lo que dará origen a las batallas del Jarama (febrero de 1937) y de Guadalajara (marzo de 1937).
Tercera Fase: La Campaña del Norte y la de Aragón (abril 1937-mayo 1938)
El fracaso en la toma de Madrid hace que Franco opte por acabar con el frente norte. Durante la ofensiva para tomar el País Vasco se produjo el bombardeo de Guernica (abril de 1937) por parte de la Legión Cóndor, la unidad aérea alemana que apoyaba a los sublevados. El bando republicano intenta detener las tropas de Franco en dos ofensivas: una en Madrid, que dará origen a la batalla de Brunete y otra en Belchite (Zaragoza).
Sin embargo, no logrará evitar la caída del norte. Perdido el norte, los republicanos iniciaron una nueva ofensiva sobre Aragón, conquistando Teruel (enero 1938), pero la perderán poco después. En abril de 1938, los sublevados iniciarán una ofensiva tomando Lérida y llegando a Castellón, partiendo la zona republicana en dos y quedando aislada Cataluña.
Cuarta Fase: La Batalla del Ebro y el Fin de la Guerra (junio 1938-abril 1939)
Franco optó por avanzar sobre Valencia, sede del gobierno de la República. El Ejército Popular logró cruzar el río Ebro, volviendo así a unir las dos zonas republicanas. La batalla del Ebro fue la más dura de la guerra, duró varios meses y finalmente, se saldó con la victoria franquista. Tras esto, Cataluña fue ocupada. La derrota abrió una dura crisis en el bando republicano, con dos posturas enfrentadas entre aquellos dispuestos a pactar una rendición y los que querían resistir a toda costa. Finalmente, Franco no acepta otra rendición que no sea la incondicional, por lo que el 1 de abril de 1939 las tropas sublevadas entraron en Madrid. La guerra civil había terminado.
La Ayuda Internacional
Francia y Gran Bretaña, que temían que se produjera una nueva guerra en Europa, crearon el Comité de No Intervención, comprometiéndose a no ayudar a ninguno de los dos bandos enfrentados en la guerra española. A pesar de todo, los dos bandos recibieron ayuda del exterior.
- Los sublevados recibieron ayuda de la Italia fascista. Italia envió al Cuerpo de Tropas Voluntarias (40.000 soldados) y Alemania envió asesores militares y a la Legión Cóndor. Los sublevados recibieron también ayuda de Portugal (los “Viriatos”), Marruecos, voluntarios irlandeses, el Papado y grandes empresas de EEUU como Ford.
- El gobierno republicano se vio obligado a pedir ayuda a la URSS, quien enviaría armamento y asesores militares a cambio de pagos para los que hubo que recurrir al oro del Banco de España. También recibió la ayuda de las Brigadas Internacionales, voluntarios venidos de todo el mundo a luchar contra el fascismo. México también prestará ayuda al gobierno republicano.
Evolución de la Zona Republicana
El gobierno republicano, además de preocuparse por ganar la guerra, deberá también hacerlo por evitar una revolución social interna, por lo que se dieron frecuentes cambios de gobierno. Las iniciativas revolucionarias impidieron la formación de gobiernos fuertes y estables. Se sucedieron los gobiernos de José Giral (de Izquierda Republicana), Largo Caballero (socialista) y Juan Negrín (socialista). Será este último quien logre imponer el objetivo.
La Zona Sublevada
Tras las muertes en accidentes de aviación de los generales Sanjurjo y Mola, el 1 de octubre de 1936 Franco fue nombrado “Jefe del Estado y Generalísimo de todos los Ejércitos”. En abril de 1937 decretó la unificación de todos los partidos en uno solo, FET de las JONS. En 1938 Franco formó su primer gobierno y empezó a decretar las primeras leyes.