La Guerra Civil Española (1936-1939)
Causas de la Guerra Civil
Contexto Histórico
La Guerra Civil Española fue un enfrentamiento que se venía fraguando por las circunstancias de la Segunda República. Diversos factores socioeconómicos, regionales, religiosos y políticos contribuyeron a la polarización de la sociedad española y al estallido del conflicto.
Causas Socioeconómicas
La gran desigualdad económica, con una minoría rica y una mayoría cada vez más pobre, fue un factor clave. Durante la primera parte de la República, se implementaron reformas para mejorar la situación de campesinos y trabajadores, pero estas se paralizaron durante la segunda etapa (con la CEDA en el poder). Esto aumentó las revueltas y la inestabilidad del gobierno. Los partidos de derechas se reorganizaron para evitar una evolución hacia la izquierda e intentar mantener el orden establecido.
Causas Regionalistas
El auge del nacionalismo en Cataluña y el País Vasco, que demandaban su autonomía, fue otro factor importante. Con el gobierno de izquierdas, estas reivindicaciones se intensificaron. Los vascos se unieron a los catalanes, reivindicando también sus deseos nacionalistas: una posible república federal. Cataluña, como motor industrial del país, tenía un peso significativo en estas demandas.
Causas Religiosas
La Iglesia católica tuvo una fuerte implicación en el conflicto. Durante la Segunda República, se vio atacada por medidas como la separación de Iglesia y Estado, la prohibición de impartir enseñanza, la disolución de la Compañía de Jesús y la incautación de bienes por parte del Estado. Cuando estalla la Guerra Civil, la Iglesia apoyó al bando nacional, principalmente por su rechazo a las políticas republicanas. Se generaron dos posturas enfrentadas: los anticlericales y los proclericales, con fanatismos en ambos bandos.
Desarrollo de la Guerra Civil
El Alzamiento Militar
El 17 de julio de 1936 se produjo un alzamiento militar en Canarias y el norte de África, preparado meses antes. Las elecciones habían dado la victoria al Frente Popular, y el asesinato de Calvo Sotelo aceleró los acontecimientos. La conspiración estaba formada por un sector del ejército (militares como Franco, Queipo de Llano, y Goded), miembros de partidos políticos (falangistas, carlistas, monárquicos), empresarios (catalanes y vascos) que financiaron la operación, y algunos intelectuales y obreros. El gobierno conocía la conspiración, pero no le dio importancia, pensando que se disolvería. Solo avisó a las capitanías, que afirmaron su lealtad.
Inicio de la Guerra
Tras el asesinato de Calvo Sotelo, se decide que Francisco Franco (leal a la República en un comienzo, que sofocó la rebelión de 1934 y fue destinado a Canarias) inicie el alzamiento en Canarias. Debía hacerlo con el ejército de Marruecos, acostumbrado a obedecer. El 18 de julio, generales como Mola y Queipo de Llano se rebelan en la Península Ibérica. Se pronuncian Zaragoza, Sevilla y Oviedo, donde está el general Aranda (que había jurado lealtad a la República, pero se une al pronunciamiento). El pronunciamiento no tiene el éxito esperado, ya que no se derroca a la República en un comienzo. Las ciudades principales (Madrid, Barcelona y Valencia) no se pronuncian. En Madrid, los altos militares no se atreven, ya que el pueblo apoya a la República. En Barcelona, la CNT y los anarquistas impiden que el ejército tome la ciudad. En Valencia se da la misma situación que en Barcelona. En el País Vasco (menos en Álava) permanece la República.
Balance Inicial de Fuerzas
La República tenía ventaja demográfica, ya que las zonas más pobladas eran republicanas. Económicamente también tenía ventaja, contando con los grandes núcleos industriales y las reservas de oro. A favor de los rebeldes, las zonas sublevadas tenían mayor reserva de alimentos, vital en una guerra larga. En cuanto a las fuerzas militares, la Guardia Civil y las fuerzas terrestres estaban divididas. La marina y el ejército del aire eran favorables a la República (aunque no tuvieron mucho protagonismo). El 80% de los altos mandos estaban en el bando nacional. El ejército de África, bien entrenado, estaba en el bando nacional. A la larga, el bando nacional sacó ventaja al establecer una economía de guerra, gastando solo lo imprescindible. Franco necesitaba traer al ejército africano a la península, pero la marina estaba en el bando republicano, por lo que pidió ayuda a Hitler y Mussolini. Comienza la guerra de columnas, táctica que consiste en unidades pequeñas de soldados que se trasladan rápidamente.
Primeros Años de la Guerra
Durante los primeros años, el bando nacional tuvo ventaja. Se constituyeron centros de organización de tropas en Sevilla (Franco) y Pamplona (Mola). El objetivo principal era ocupar Madrid. El bando nacional carecía de un jefe único, por lo que el primero que llegara a Madrid tendría más posibilidades de serlo. Mola avanzó hacia Madrid, pero los republicanos le cerraron el paso en la sierra de Guadarrama, creando el primer frente. Franco, con ayuda del general Yagüe, consiguió tomar Sevilla, Badajoz y Talavera de la Reina, y recibió la noticia de que Mola había entrado en Madrid, por lo que se dirigió hacia Toledo, donde se situaban la escuela de infantería y la fábrica de armas. El jefe del gobierno de la República era Largo Caballero, quien intentó formar un gobierno de coalición. En el bando nacional, se reunieron en Burgos, formando una Junta y nombrando jefe a Francisco Franco.
La Batalla de Madrid y el Frente Norte
Una batalla importante fue la campaña de Madrid. Franco decidió atacar Madrid en 1936 para tomar la capital. Madrid estaba defendido por el general Miaja, y Franco fracasó. Intentó cortar las comunicaciones para aislar la ciudad, pero también fracasó. En este intento se produjo la batalla del Jarama (1937), donde ambos bandos sufrieron muchas bajas sin un vencedor claro. Poco después se produjo la batalla de Guadalajara, donde Franco, con ayuda de tropas italianas, fue derrotado. Ante la imposibilidad de tomar Madrid, Franco decidió cerrar el frente norte, que consumía muchas fuerzas y recursos. Este frente era importante por sus recursos industriales y energéticos. Oviedo era un núcleo rebelde en una zona leal a la República, por lo que Franco dirigió tropas desde Galicia para conquistar toda la zona norte. Solo consiguió dominar esta zona con la ayuda de la aviación alemana (Legión Cóndor) y la infantería italiana, practicando la guerra relámpago.
La Batalla de Teruel y la Batalla del Ebro
La zona de Aragón era vital para llegar a Cataluña. Los republicanos se dieron cuenta de que Teruel era una zona estratégica. Franco logró volver a tomar Teruel en la batalla de Teruel, lo que supuso un gran desgaste para el bando republicano. Esto le dio ventaja, ya que la zona republicana quedó dividida. Por otra parte, los nacionales se vieron favorecidos por la amenaza de guerra en Europa. El expansionismo alemán era un problema, y para evitarlo se celebró una conferencia que firmó el Acuerdo de Múnich, donde se trató la guerra de España y se decidió retirar las ayudas externas. El gobierno republicano se quedó sin apoyos externos, pero Hitler y Mussolini siguieron apoyando al bando nacional, lo que desmoralizó a los republicanos.
Final de la Guerra
Franco envió el grueso de sus tropas hacia Cataluña, tomando Tarragona y Barcelona. El presidente de la República se refugió en la embajada francesa y luego en Menorca. En Madrid, el jefe de gobierno era Negrín, que intentó negociar la paz. Las potencias europeas querían acabar la guerra, y Gran Bretaña y Francia reconocieron a Franco como jefe de gobierno. En Madrid se produjo una rebelión liderada por el coronel Casado, que logró que la gente se echara a la calle. Franco redactó una rendición incondicional y entró en Madrid sin resistencia.
Consecuencias de la Guerra Civil
La Guerra Civil Española tuvo consecuencias devastadoras para el país. Se calcula que murieron entre 300.000 y 500.000 personas, y muchas más fueron heridas o desaparecidas. La economía quedó destrozada, y la sociedad española profundamente dividida. La victoria de Franco dio paso a una dictadura que duraría casi 40 años.