La Guerra Civil Española (1936-1939)
4. Desarrollo de la Guerra
4.3. La Ocupación del Norte (abril – octubre 1937)
Ante las dificultades para tomar Madrid, Franco decidió abandonar el ataque a la capital y concentrar los esfuerzos en la zona norte. Los sublevados controlaban Navarra desde el principio y en agosto de 1936 ya habían tomado San Sebastián. Los sublevados, al mando del general Mola, desencadenaron un ataque hacia Vizcaya en los últimos días de marzo. El 26 de abril, la ciudad vasca de Guernica era arrasada por la aviación nazi, por orden del cuartel general de Franco. Bilbao fue ocupada más tarde. La República, para aliviar la presión militar en el Norte, desencadenó el ataque a Brunete, cerca de Madrid, y más tarde a Belchite, junto a Zaragoza, pero no consiguió evitar que las tropas de Franco entrasen en agosto en Santander y dos meses después en Asturias. De este modo, miles de personas huyeron a otras zonas en manos de la República.
4.4. El Avance hacia el Mediterráneo (noviembre 1937 – junio 1938)
Los mandos republicanos todavía confiaban en la posibilidad de ganar la guerra. Por ello, intentaron una serie de reformas en el ejército: se le dotó de mandos profesionales, se integraron los cuadros procedentes de las milicias y se colocó a su frente a un destacado general, Vicente Rojo. Pero en febrero, el ejército de Franco volvió a ocupar Teruel, y aprovechando el desgaste sufrido por las tropas republicanas en la defensa de la ciudad, desencadenó la campaña de Aragón, atravesando el Maestrazgo y llegando al Mediterráneo por Vinaroz. El territorio republicano quedó dividido en dos zonas.
4.5. La Batalla del Ebro y la Ocupación de Cataluña (julio 1938 – febrero 1939)
El avance de las tropas quedó detenido cuando el ejército republicano, tras recibir nuevo armamento, reorganizó desde Cataluña sus unidades y desencadenó un poderoso ataque sobre el río Ebro. La batalla del Ebro fue uno de los mayores episodios militares de la guerra. Empezó con un ataque republicano que cruzó el río Ebro entre Benifallet y Mequinenza y conquistó poblaciones como Ascó, Mora de Ebro, Flix, etc. Franco envió grandes refuerzos, incluida la aviación alemana e italiana, y consiguió detener el ataque. Luego contraatacó y, a principios de noviembre, los republicanos tuvieron que replegarse en la otra orilla del río mientras el ejército de Franco avanzaba ocupando todo el sur de Tarragona. Franco decidió emprender definitivamente la ofensiva sobre Cataluña.
4.6. El Fin de la Guerra (febrero – abril 1939)
En febrero de 1939, a la República no le quedaba más territorio que la llamada zona centro, que comprendía Madrid, La Mancha y la región mediterránea desde el norte de Valencia hasta Almería. Sin embargo, a comienzos de marzo se produjo en Madrid una sublevación contra el gobierno republicano dirigida por el coronel Segismundo Casado, responsable de la defensa de la capital. Casado controló Madrid tras una fuerte lucha con las unidades comunistas. Con el apoyo de algunos socialistas y de parte de la UGT, se creó una Junta de Defensa con el objetivo de negociar con Franco una “paz honrosa” basada en la “generosidad del Caudillo”. Franco solo aceptó una rendición sin condiciones y obligó a entregar las armas. En los días siguientes a la entrada en la capital, se ocupó toda la zona mediterránea. La resistencia de las escasas tropas controladas por los comunistas no pudo impedir la ocupación de Albacete, Alicante y Valencia. El 1 de abril, Franco firmó en Burgos el último parte de guerra.
5. Los Efectos de la Guerra
5.1. Muerte, Carestía y Destrucción
La guerra comportó miseria y muerte para miles de personas de uno y otro bando. A las bajas en los combates hay que añadir las muertes producidas por la grave carestía de alimentos. Esta situación fue especialmente grave en la zona republicana. Los primeros síntomas de escasez empezaron en productos como el trigo, la carne y el carbón. Un alimento básico como el pan comenzó a faltar. La desnutrición provocó enfermedades e incluso la muerte. También se produjo una fuerte reducción de la producción industrial. Además, la población femenina, especialmente en la zona republicana, se incorporó al mundo laboral, y los esfuerzos de la industria se dirigieron a la producción de armamento y avituallamiento militar. La guerra significó la destrucción de gran parte de las infraestructuras y las comunicaciones. Los bombardeos sobre pueblos y ciudades afectaron duramente a la población civil.
5.2. La Población Desplazada: Refugiados y Exiliados
Desde los primeros días de la guerra, civiles de ambos bandos huían del territorio en el que se encontraban por temor a la persecución que podían sufrir por sus ideas políticas. Con el avance de las tropas franquistas, los grandes movimientos de refugiados se dieron sobre todo en la zona republicana. Los refugiados republicanos se concentraron en la zona de Levante y Cataluña. Hacia el final de la guerra, población de toda España y miles de soldados en retirada se concentraron en Cataluña para cruzar la frontera francesa. Entre el 27 de enero y el 3 de febrero de 1939, medio millón de españoles entraron en Francia. En pocos meses volvieron a España la mitad de estos refugiados. El resto inició un largo y penoso exilio.