La Guerra Civil Española: Historiografía, Desarrollo y Consecuencias

La Guerra Civil Española: Historiografía

La historiografía sobre la Guerra Civil española ha evolucionado notablemente a lo largo del tiempo, siendo moldeada por el contexto político y social del país.

Período Franquista

Inmediatamente después de la Guerra Civil, la historiografía española reflejaba la versión oficial del régimen franquista, enfatizando la lucha contra el comunismo y la defensa de los valores tradicionales como las principales motivaciones de los franquistas. Debido a la censura, los estudios más completos fueron realizados por historiadores extranjeros, especialmente británicos y franceses, quienes abordaron exhaustivamente el estudio de la Guerra Civil desde sus antecedentes durante la II República.

Transición Democrática

Con la muerte de Franco y la llegada de la Transición a la democracia, historiadores tanto españoles como extranjeros comenzaron a explorar nuevas perspectivas, revelando las divisiones internas en ambos bandos y las complejidades del conflicto.

Enfoque Social y Cultural

A partir de los años 80 y 90, se produjo un cambio hacia enfoques más sociales y culturales. Se examinó cómo la guerra impactó en la sociedad española en términos de identidad, género y clases sociales.

Memoria Histórica

En las últimas décadas, ha surgido un creciente interés en la Memoria Histórica, centrado en la recuperación de la memoria de las víctimas y en una revisión crítica de la Guerra Civil y la dictadura franquista.

Perspectiva Internacional

Se ha prestado atención a la influencia de perspectivas internacionales en la historiografía de la Guerra Civil, incluyendo estudios comparativos y conexiones con otros conflictos europeos, proporcionando una comprensión más amplia de este período histórico.

Desarrollo de la Guerra Civil Española

Las conspiraciones militares durante la República fueron persistentes. En respuesta, el gobierno del Frente Popular tomó medidas, enviando a Franco a Canarias y a Goded a las Islas Baleares. Sin embargo, varios generales comenzaron a planificar una sublevación militar argumentando el riesgo de una revolución comunista. En marzo de 1936, Mola, Goded y Franco iniciaron los preparativos del Golpe, que estaba planificado para finales de julio. El asesinato de Calvo Sotelo precipitó la sublevación el 17 de julio, extendiéndose por la península entre el 18 y el 20 de julio. A pesar de la fuerte resistencia, el Golpe de Estado fracasó tanto en Madrid como en Barcelona. El general Sanjurjo falleció en un accidente de avión. El gobierno republicano tampoco pudo controlar la situación, sucediéndose tres presidentes en tres días. Los comités locales y provinciales de sindicatos y partidos políticos asumieron el control, ejerciendo el poder real en la zona republicana hasta que en septiembre el gobierno se reorganizó con Largo Caballero al frente.

España quedó dividida en dos bandos:

  • La zona Nacional controlaba varias regiones, con el apoyo de Falange Española y un ejército más preparado.
  • La República mantuvo el control en otras regiones, con un ejército desarticulado pero con el respaldo de importantes zonas de producción agraria e industriales.

Fases de la guerra

Tras el fracaso del Golpe de Estado del 18 de julio de 1936 comenzó una guerra civil que dejó España dividida en dos zonas.

Primera Fase (Julio 1936 – Abril 1937)

Durante la primera fase de la Guerra Civil española, las tropas lideradas por Franco se encontraron inicialmente aisladas en Marruecos, ya que la armada y la aviación permanecieron leales al gobierno republicano. Sin embargo, recibieron ayuda de Alemania e Italia para cruzar el estrecho de Gibraltar y llegar a la Península. El avance del bando Nacional fue rápido: Yagüe avanzó desde el sur por Extremadura, Franco ocupó Córdoba y Granada y avanzó hacia Toledo con la intención de llegar a Madrid. En el norte, Mola tomó Irún y San Sebastián. Los republicanos intentaron contrarrestar desde Cataluña, pero sin éxito. En octubre, las tropas nacionales llegaron a Madrid y en noviembre ocuparon la zona sur. Ante la resistencia de Madrid, se formó la Junta de Defensa liderada por los generales Miaja y Rojo. Con el lema»No Pasará», organizaron la defensa de Madrid con la ayuda de las Brigadas Internacionales. A pesar de los bombardeos de la Legión Cóndor alemana y los intentos de Franco por tomar la ciudad, Madrid resistió. En febrero de 1937, se produjo la batalla del Jarama, un intento de tomar Madrid desde el Este, pero la resistencia republicana lo impidió. En abril, en la batalla de Guadalajara, los nacionales intentaron tomar la ciudad pero fracasaron en su intento de avanzar hacia la capital desde la carretera de Barcelona.

Segunda Fase (Abril 1937 – Julio 1938)

Durante la segunda fase de la Guerra Civil española, Franco decidió cambiar el enfoque de la guerra tras los fallidos intentos de ocupar Madrid. Concentró sus esfuerzos en tomar el resto de España, asumiendo una guerra prolongada. La primera ofensiva se dio en el frente norte, donde el control de la industria siderúrgica de Vizcaya y la cuenca minera asturiana era crucial. El general Mola lideró la ofensiva que llevó a las tropas franquistas a tomar Bilbao en junio, Santander en agosto y la zona de Gijón-Avilés en octubre, consolidando el control del norte peninsular. Por su parte, el gobierno republicano intentó tomar la iniciativa en la segunda mitad de 1937. Tras la dimisión de Largo Caballero, Juan Negrín asumió la presidencia y reorganizó el ejército, integrando milicias y unificando mandos. Además, recibieron suministros soviéticos que fortalecieron su capacidad. La ofensiva republicana comenzó en julio con la batalla de Brunete, que buscaba aliviar el cerco sobre Madrid, pero no alcanzaron sus objetivos. Tampoco lograron avanzar en la batalla de Belchite en agosto. A finales de 1937, intentaron tomar las capitales aragonesas en la batalla de Teruel, pero las tropas franquistas prevalecieron. A principios de 1938, se desencadenó una gran ofensiva franquista en Aragón, llegando hasta Cataluña y alcanzando el Mediterráneo en abril. La zona republicana quedó dividida en dos y el gobierno se trasladó a Barcelona.

Tercera Fase (Julio 1938 – Abril 1939)

Durante la tercera fase de la Guerra Civil española, el último esfuerzo republicano fue la batalla del Ebro, dirigida por Vicente Rojo, donde todas las fuerzas republicanas se reagruparon y lograron retroceder a las tropas nacionales tras cruzar el río. Sin embargo, los franquistas contuvieron la ofensiva y se inició una guerra de posiciones que resultó en muchas bajas. El ejército republicano, agotado y superado en recursos por Alemania e Italia, no pudo resistir el avance nacional, que contaba con superioridad aérea y en artillería. En noviembre, se regresó a las posiciones iniciales de julio, con el fracaso de la ofensiva republicana. En diciembre de 1938, Franco lanzó la ofensiva final contra Cataluña y ocupó Barcelona el 29 de enero de 1939. El gobierno republicano se exilió a Francia. Desde allí, Negrín ordenó resistir, pero en Madrid ocurrió el Golpe del coronel Casado, quien intentó negociar con Franco. El 28 de marzo, Franco entró en Madrid y en los días siguientes cayeron los últimos bastiones de resistencia republicana en Valencia y Alicante. Finalmente, el 1 de abril de 1939 marcó el fin de la Guerra Civil española.

Consecuencias de la Guerra Civil Española

La Guerra Civil española tuvo diversas consecuencias:

Consecuencias demográficas

Se estima que alrededor de quinientos mil personas perdieron la vida debido al conflicto, la represión, el hambre y las epidemias durante la guerra y la posguerra. Además, aproximadamente quinientos mil ciudadanos se exiliaron, principalmente tras la conquista de Cataluña en 1939. Este éxodo representó una importante pérdida demográfica, privando al país de una población joven y talentosa, incluyendo a elites científicas, literarias y artísticas.

Consecuencias económicas

La guerra resultó en una catástrofe económica, ya que la renta nacional y per cápita no volvió a alcanzar los niveles de 1936 hasta la década de 1950. Se destruyó gran parte del tejido industrial del país, lo que provocó un retorno a una economía predominantemente agraria en los años cuarenta. Las infraestructuras quedaron destrozadas y la deuda externa se multiplicó, además de perder las reservas de oro del Banco de España que se utilizaron para pagar la ayuda soviética.

 

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