La Guerra Civil Española: Sublevación, Desarrollo y Consecuencias

Historiografía de la Guerra Civil

La Guerra Civil Española ha sido objeto de estudio e investigación exhaustivos a lo largo de las décadas, abordándose desde diferentes perspectivas y enfoques. Desde la posguerra hasta la actualidad, historiadores y académicos han analizado este conflicto desde diversos ángulos, incluyendo el contexto histórico-político, las estrategias militares, las biografías de las figuras clave y las consecuencias sociales y económicas.

Entre los hispanistas anglosajones más destacados que han contribuido al estudio de la Guerra Civil Española se encuentran Raymond Carr, Gabriel Jackson y Paul Preston. Sus trabajos han arrojado luz sobre las causas, el desarrollo y el impacto de este conflicto desde una perspectiva internacional.

En el ámbito español, historiadores como Carlos Gil Andrés, Julián Casanova, Santos Juliá y Juan Carlos Jiménez han realizado importantes aportaciones al conocimiento de la Guerra Civil. Sus investigaciones han profundizado en las causas, el desarrollo y las consecuencias de la contienda, así como en el contexto social, político e ideológico en el que se desarrolló.

Además de estos autores, cabe destacar las monografías de historiadores como David Alegre, Gabriel Cardona, Antonio Elorza, Juan Farre Avilés y Mary Nash, quienes han abordado aspectos específicos de la Guerra Civil, como las operaciones militares, la represión política, el papel de las mujeres y la memoria histórica. Sus trabajos han enriquecido la comprensión de este complejo conflicto y sus repercusiones a largo plazo.

Sublevación Militar y Comienzo de la Guerra

El golpe de Estado de julio de 1936, orquestado por un grupo de militares liderados por el general Emilio Mola, el general José Sanjurjo y el general Francisco Franco, marcó el inicio de la Guerra Civil Española. La sublevación comenzó el 17 de julio de 1936 en el protectorado español de Marruecos y se extendió rápidamente a la península ibérica.

El 18 de julio, la rebelión se había propagado por toda España. Ante la gravedad de la situación, el presidente de la República, Manuel Azaña, formó un Gobierno de Concentración Nacional. Sin embargo, la dimisión del jefe de Gobierno, Casares Quiroga, y su sustitución por José Giral no lograron detener el avance de las fuerzas sublevadas.

En tan solo cuatro días, las tropas sublevadas, que se autodenominaron bando nacional, lograron controlar las principales zonas productoras de trigo, asegurando así el suministro de alimentos para sus tropas y la población civil bajo su control. Estas áreas, que representaban aproximadamente un tercio del territorio español, se convirtieron en la base de operaciones del bando nacional.

Por otro lado, el bando republicano, también conocido como bando leal, mantuvo el control de las zonas más industrializadas y económicamente desarrolladas del país. Estas áreas, que concentraban la mayor parte de la población y los recursos industriales, se convirtieron en el principal bastión de la resistencia republicana.

Desarrollo de la Guerra Civil

En los primeros compases de la Guerra Civil, las tropas franquistas, bajo el mando del general Franco, cruzaron el Estrecho de Gibraltar desde Marruecos y avanzaron hacia el norte, tomando el control de Andalucía. En su camino hacia Madrid, las fuerzas franquistas entraron en Toledo para liberar el Alcázar, que se encontraba sitiado por las tropas republicanas.

Simultáneamente, en el norte de España, el general Mola lideró una ofensiva que logró ocupar Navarra, Irún y San Sebastián. Desde allí, las tropas de Mola se dirigieron hacia Madrid con el objetivo de unir sus fuerzas con las de Franco y tomar la capital.

Ante el avance de las tropas franquistas, Madrid se preparó para la resistencia bajo el lema»¡No pasarán». El Gobierno republicano se trasladó a Valencia, mientras que la defensa de Madrid quedó en manos de una Junta de Defensa presidida por el general José Miaja.

En los alrededores de Madrid se libraron dos importantes batallas: la batalla del Jarama y la batalla de Guadalajara. En ambas batallas, las tropas franquistas fueron detenidas por la resistencia republicana, lo que impidió la caída de la capital. Ante esta situación, Franco decidió cambiar su estrategia y dirigió su atención hacia el norte de España.

El Frente Norte

Entre abril y octubre de 1937, el general Mola lanzó una ofensiva sobre Vizcaya, en el País Vasco. El 26 de abril de 1937, la ciudad de Guernica, considerada un símbolo de la cultura vasca, fue bombardeada por la aviación alemana (Legión Cóndor) en apoyo a las tropas franquistas. Este bombardeo, inmortalizado en el famoso cuadro de Pablo Picasso, causó una gran conmoción internacional.

Tras la caída de Bilbao, las tropas franquistas continuaron su avance hacia el este, ocupando Cantabria y Asturias, regiones ricas en yacimientos mineros. A finales de octubre de 1937, todo el frente norte estaba en manos de los sublevados.

La Batalla de Brunete

Mientras tanto, en el frente central, los republicanos lanzaron una contraofensiva al oeste de Madrid, en la batalla de Brunete. A pesar de su superioridad numérica, los republicanos solo lograron un avance mínimo y sufrieron fuertes pérdidas.

La Campaña del Este

Entre octubre de 1937 y febrero de 1939, la guerra se trasladó al este de España, en lo que se conoce como la Campaña del Este. Los republicanos lanzaron una ofensiva para intentar recuperar Teruel, la única capital de provincia que habían logrado conquistar. Sin embargo, en febrero de 1938, las tropas franquistas recuperaron la ciudad.

Tras la toma de Teruel, las fuerzas franquistas continuaron su avance hacia el Mediterráneo y conquistaron Vinaroz (Castellón), lo que provocó la división del territorio republicano en dos zonas.

La Batalla del Ebro

En un intento por aliviar la presión sobre Cataluña, los republicanos lanzaron una ofensiva en el río Ebro en julio de 1938. La batalla del Ebro, que se prolongó hasta noviembre de 1938, fue el enfrentamiento más sangriento de toda la Guerra Civil, con más de 100.000 bajas entre ambos bandos. La batalla terminó con la victoria de las tropas franquistas.

La Caída de Cataluña

Tras la victoria en el Ebro, Franco decidió concentrar sus fuerzas en la conquista de Cataluña. Las tropas franquistas entraron en Cataluña en diciembre de 1938 y avanzaron rápidamente hacia Barcelona. Tarragona cayó en enero de 1939, y Barcelona fue ocupada el 26 de enero de 1939. El Gobierno republicano y el presidente de la República, Manuel Azaña, se vieron obligados a huir a Francia.

Fin de la Guerra y Consecuencias

Entre febrero y abril de 1939 se produjo el colapso final de la República. En este último periodo de la guerra, se agudizaron las divisiones internas en el bando republicano. Mientras que el jefe de Gobierno, Juan Negrín, se mostraba partidario de resistir hasta el final, algunos oficiales republicanos, como el coronel Segismundo Casado, consideraban que la situación era insostenible y abogaban por negociar una rendición con Franco.

Franco se negó a negociar con Negrín y exigió la rendición incondicional de la República. En marzo de 1939, los partidarios de la negociación dieron un golpe de Estado contra el gobierno de Negrín. Desde el exilio, el presidente Azaña presentó su dimisión.

Entre el 28 y el 30 de marzo de 1939, las últimas ciudades bajo control republicano (Madrid, Jaén, Ciudad Real, Albacete, Valencia, Murcia y Alicante) cayeron en manos de las tropas franquistas. El 1 de abril de 1939, Franco anunció el fin de la guerra y el establecimiento de un régimen dictatorial que se prolongaría durante casi cuatro décadas.

Consecuencias de la Guerra Civil

La Guerra Civil Española tuvo consecuencias devastadoras para el país, tanto en el ámbito humano como en el económico y social.

Pérdidas Humanas y Represión

La guerra provocó la muerte de cientos de miles de personas. Las estimaciones más rigurosas cifran las víctimas mortales en el frente y en los bombardeos sobre la población civil en torno a 400.000. A estas cifras hay que sumar las víctimas de la represión política, que se cobró la vida de al menos 200.000 personas en ambos bandos.

Durante la guerra y en los años posteriores, se produjeron numerosas violaciones de los derechos humanos, ejecuciones extrajudiciales, torturas y encarcelamientos masivos. La represión afectó a todas las esferas de la sociedad, desde los líderes políticos y militares hasta los ciudadanos de a pie sospechosos de simpatizar con el bando contrario.

Exilio

Más de medio millón de personas se vieron obligadas a exiliarse al término de la guerra, huyendo de la represión y buscando refugio en otros países. Los exiliados españoles se dispersaron por todo el mundo, principalmente por Francia, México, Argentina y otros países latinoamericanos. Muchos de ellos nunca pudieron regresar a España, y los que lo hicieron se encontraron con un país devastado y bajo un régimen dictatorial.

Impacto Económico

La Guerra Civil tuvo un impacto devastador en la economía española. La destrucción de infraestructuras, la pérdida de vidas humanas y la interrupción de la actividad económica sumieron al país en una profunda crisis.

  • Pérdidas humanas: Más de medio millón de personas laboralmente activas murieron o desaparecieron durante la guerra, lo que supuso una pérdida irreparable de capital humano.
  • Destrucción de infraestructuras: La guerra provocó la destrucción de carreteras, puentes, ferrocarriles, fábricas y viviendas, lo que paralizó la actividad económica y dificultó la reconstrucción del país.
  • Disminución de la producción: La agricultura, la industria y los servicios sufrieron una drástica reducción de su producción debido a la falta de mano de obra, la escasez de materias primas y la destrucción de las infraestructuras.
  • Deuda externa: El gobierno franquista contrajo una importante deuda externa con Alemania e Italia, países que habían apoyado al bando nacional durante la guerra. Esta deuda lastró la economía española durante décadas.

Consecuencias Sociales

La Guerra Civil dejó profundas heridas en la sociedad española, que tardaron décadas en cicatrizar. La represión política, el exilio y la división ideológica marcaron la vida de varias generaciones de españoles.

El régimen franquista impuso una dura dictadura que se caracterizó por la falta de libertades, la censura y la persecución de cualquier forma de disidencia. La sociedad española quedó dividida entre vencedores y vencidos, y el miedo y el silencio se impusieron durante décadas.

La Guerra Civil Española fue un conflicto fratricida que dejó una profunda huella en la historia de España. Sus consecuencias se hicieron sentir durante décadas y marcaron la vida de varias generaciones de españoles. El estudio de este conflicto sigue siendo fundamental para comprender la historia contemporánea de España y los desafíos a los que se enfrenta la sociedad española actual.

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