La Guerra Civil Española y el Franquismo: De la Segunda República a la Dictadura

La Guerra Civil Española (1936-1939)

Desde febrero de 1936, la II República fue gobernada por una gran coalición de partidos de izquierdas: el Frente Popular. La polarización política aumentó, con el auge de planteamientos autoritarios y revolucionarios. Desde la derecha más conservadora, el mantenimiento de miembros comunistas en el gobierno era inadmisible. La violencia fue en aumento, incluyendo asesinatos como el del izquierdista José Castillo o el del político conservador José Calvo Sotelo.

En este contexto, se organizó un golpe de Estado militar que, originalmente, no pretendía acabar con la II República, sino con el gobierno del Frente Popular. El plan fue dirigido por el general Emilio Mola, que pretendía que se sumara el ejército de África, siendo secundado por sublevaciones escalonadas en todo el país. El golpe comenzó el 18 de julio de 1936. La Legión controló rápidamente los territorios africanos. El general Francisco Franco se trasladó hasta allí desde Canarias (en el avión Dragón Rapide).

En la península, se sucedieron los golpes escalonados. El éxito fue notable (por ejemplo, toda Galicia fue controlada en dos días), pero no triunfó en ciudades como Madrid, Bilbao, Valencia o Barcelona. La mayor parte de la armada y de la aviación permanecieron fieles a la república. Así, se creó una situación de división nacional, con territorios sublevados y gobernados por los militares, y otros fieles a la república. Ambos se enfrentaron militarmente, dando origen a la Guerra Civil (1936-1939), con dos bandos: el Nacional o Faccioso, y el Republicano o Roig.

El desarrollo de la Guerra Civil

Durante el transcurso de la guerra, las realidades que se vivieron en el bando de los republicanos y de los sublevados fueron muy diversas.

En el bando republicano, la sustitución militar produjo una concentración del poder. Por un lado, se encontraba el gobierno presidido por José Giral y constituido únicamente por republicanos, y de otro lado las juntas y comités de partidos y sindicatos que realizaron cambios profundos como la confiscación de industrias, ocupaciones de latifundios, colectivizaciones, o la creación de milicias. Apoyado por UGT y CNT, en septiembre de 1936 Largo Caballero formó gobierno. Las colectivizaciones fueron legalizadas y se empezó a organizar el Ejército Popular. Con todo, tras el enfrentamiento entre comunistas y anarquistas en mayo de 1937 en Barcelona por el intento de acabar con las milicias, la caída de Largo Caballero fue inminente. Juan Negrín le sucedió hasta marzo de 1939, cuando fue depuesto por la sublevación del Coronel Casado.

En el bando sublevado, en julio de 1936 se formó en Burgos una Junta Técnica presidida por Cabanellas encargada del gobierno, y en octubre se confirmó la subida de Franco a la Jefatura del Estado. No era el general más antiguo, pero sí el de mayor prestigio, y su ascenso estuvo favorecido por la muerte de Sanjurjo, que era el encargado de asumir la dirección política según la instrucción de Mola, que también había muerto. Se formó un partido único llamado Movimiento Nacional que unía a todas las fuerzas políticas que apoyaban a los jefes militares.

A su vez, en 1937 Franco dio a luz el Decreto de Unificación que integraba a la FE de las JONS (Falange Española de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista) con los carlistas de la Comunidad Tradicionalista dando lugar a la FET (Falange Española Tradicionalista) de las JONS. Entre las leyes publicadas en este periodo figuran el Fuero del Trabajo que creó los sindicatos verticales que agrupaban por igual a patrones y obreros a semejanza del fascismo italiano, la Ley de Prensa que impuso la censura previa, y la Ley de Responsabilidades Políticas para inculpar y procesar a cualquier persona que hubiera colaborado con la causa republicana. También se abolieron los gobiernos vasco y catalán, y el castellano se convirtió en el único idioma legal.

Los dos bandos enfrentados pidieron ayuda internacional en material bélico: el Gobierno de la República, a Francia; Franco y Mola, a Alemania e Italia. Tratando de evitar que la guerra española se convirtiera en un conflicto internacional, las principales naciones europeas acordaron en Londres no tomar parte en el conflicto y constituir un Comité de No Intervención. Estos acuerdos implicaban la prohibición de enviar hombres y armas a ninguno de los dos bandos, acuerdos que solo fueron cumplidos por Gran Bretaña y Francia. En ese contexto, muchos hombres de izquierdas de todo el mundo se alistaron para defender sus ideas, formando las Brigadas Internacionales, que llegaron a contar con más de 60.000 miembros. Entre ellos, estuvieron escritores tan importantes como Ernest Hemingway o George Orwell.

Para finalizar, el desarrollo de la guerra fue cruento. Las victorias iniciales de los republicanos fueron seguidas de una clara superioridad militar de los sublevados. Las batallas decisivas fueron la de Teruel y la del Ebro. Madrid acabó cayendo, al igual que la famosa pancarta del»No pasará». Lo mismo ocurrió con Cataluña. El 1 de abril de 1939 se firmaba el último parte de guerra. La violencia se manifestó en este conflicto como nunca antes había acontecido. De los 500.000 muertos, unos 200.000 fueron víctimas de ejecuciones entre ambos bandos. Las consecuencias fueron nefastas para la economía, destrozada por el conflicto; y para la sociedad, rota en dos mitades, y una de ellas silenciada por la otra.

El Franquismo (1939-1975)

El régimen democrático de la II República (1931-1936) había llegado a su fin con el resultado de la Guerra Civil (1936-1939). La victoria de los militares sublevados supuso la desaparición de ese sistema y la creación de una dictadura liderada por el general Francisco Franco Bahamonde (1939-1975). Este régimen cambió considerablemente con el paso de las décadas, ajustándose a su contexto internacional, desde una naturaleza filofascista en sus orígenes, a una imagen mucho menos autoritaria a partir de los años 60. Por eso no es fácil enumerar sus características, que estructuraremos en esta composición en campos diferentes explicando, a la vez, las 7 Leyes Fundamentales del Franquismo elaboradas entre 1938 y 1967 y clasificadas en dos grupos: de carácter ideológico (Fuero del Trabajo, Fuero de los Españoles, Ley de Principios del Movimiento) y de carácter organizativo (Ley de Cortes, Ley de Referéndum, Ley de Sucesión y Ley Orgánica del Estado).

Ideología del Franquismo

En cuanto a la ideología, establecida en la Ley de Principios del Movimiento, el franquismo era contrario a los valores que representaba el Frente Popular, potenciando otros como la autoridad, el militarismo, el catolicismo, y la unidad nacional. En sus orígenes tomó la ideología fascista de la Falange de José Antonio Primo de Rivera, unificando todos sus apoyos en un único partido: FET-JONS. No obstante, no se suele considerar al franquismo como fascista, sino como una dictadura autoritaria de derechas. Esta ideología fue denominada por el régimen como»Nacionalcatolicism», pues se basaba en la defensa de los valores tradicionales, de la religión católica y de la unidad de la patria. Franco, bajo el nombre de Caudillo de España, concentró en su persona todos los poderes del Estado: legislativo, ejecutivo, judicial, mando supremo del Ejército y jefe del partido único. Ejerció el poder de forma autoritaria y personalista, sin rendir cuentas a nadie, solo ante Dios y ante la Historia.

Apoyos al Régimen

Una de las claves para su mantenimiento fueron los apoyos al régimen, basados en 3 pilares elementales, denominados»familia».

  1. El Ejército: columna vertebral del franquismo, muy importante en la vida cotidiana ya que, debido a la condición militar de Franco, parte de su disciplina y orden fue tomada como ejemplo para liderar el país.
  2. Las bases sociales: tanto la élite industrial y financiera, que medró sus ingresos gracias al régimen, como el apoyo popular de personas que rechazaban el laicismo y el movimiento obrero del período final de la República.
  3. La Iglesia Católica: que apoyó a Franco desde el principio, calificando la Guerra Civil de Cruzada contra el marxismo y el ateísmo.

Economía y Sociedad

En el campo económico, el régimen franquista reglamentó el mundo laboral mediante la promulgación del Fuero del Trabajo, la primera de las Leyes Fundamentales. La Ley de Unidad Sindical, que complementaba el Fuero del Trabajo, ilegalizaba todos los sindicatos existentes y obligaba a todos los trabajadores y empresarios a formar parte de un mismo y único sindicato, bajo la supervisión del Ministerio de Trabajo.

A nivel social, el Fuero de los Españoles decretaba los deberes y los derechos que podían ejercer los españoles, todos ellos bajo la dirección de los principios ideológicos del régimen. Además, el franquismo impuso una férrea censura tanto a la libertad de prensa como a la libertad artística y cultural, así como el adoctrinamiento en las escuelas a través de la asignatura obligatoria de Formación del Espíritu Nacional.

Especial mención requiere la situación de las mujeres. De acuerdo con la moral católica, la familia se basaba en el matrimonio religioso indisoluble y en la procreación. Cada miembro de la pareja tenía unos deberes específicos: el hombre, aportar recursos; la mujer, subordinada al varón, se encargaba de las labores del hogar y del cuidado y educación de los hijos. En la divulgación de estos valores tuvo un importante papel la Sección Femenina, dirigida por Pilar Primo de Rivera. Para el adoctrinamiento de las mujeres se creó el Servicio Social, una prestación obligatoria de trabajos sociales durante seis meses.

Organización Política

A nivel organizativo, el modelo político franquista fue calificado por sus partidarios como una Democracia Orgánica por existir una verdadera representación de la sociedad a través de la familia, el municipio y el sindicato. Además, la Ley de Cortes creó unas Cortes con función deliberante y consultiva; sus miembros recibieron el nombre de procuradores. La Ley Orgánica del Estado introdujo nuevos derechos y limitó mínimamente el poder de Franco. La democracia orgánica se completó con la Ley de Referéndum, que reconocía el derecho de los españoles para sancionar las leyes que decidía el Jefe del Estado. Finalmente, a través de la Ley de Sucesión Franco nombró sucesor como jefe del Estado a Juan Carlos de Borbón, nieto del último Rey de España (Alfonso XIII).

La Oposición al Franquismo

A continuación, veremos las principales formas de oposición al régimen, que dividiremos en 3 etapas principales.

La Posguerra (1939-1959)

En el campo internacional, hubo países que acogieron a los huidos y represaliados por el régimen. Destaca México, presidido por Lázaro Cárdenas, o la URSS de Iósif Stalin, que acogió a 3.000 niños durante la Guerra Civil. Fue en el exilio donde muchos españoles criticaron al franquismo, destacando la labor de intelectuales como Salvador de Madariaga o la permanencia del Gobierno de la República en el exilio.

En el interior se crearon guerrillas armadas, los maquis, que actuaban en las zonas montañosas, lideradas por comunistas y, en menor medida, por anarquistas y socialistas. En 1944 hubo un intento de invasión desde Francia, entrando por el valle de Arán, en la que participaron unos 10.000 guerrilleros (Operación Reconquista). El objetivo era provocar la caída del régimen franquista aprovechando la debilidad de los nazis en la Segunda Guerra Mundial, pero la operación resultó un fracaso.

A pesar del fracaso del valle de Arán, se incrementó la actividad guerrillera, siendo especialmente intensa en Asturias, León, Sistema Ibérico, Andalucía y Galicia donde destacó la acción de un guerrillero muy famoso llamado»El Foucella», que llegó a ser tan mítico que su nombre fue empleado como sinónimo de guerrillero.

El Desarrollismo (1959-1973)

Esta etapa se caracterizó por un auge económico y el reconocimiento del régimen a nivel internacional. Las principales fuerzas opositoras estuvieron en la Universidad, en el movimiento obrero, en la Iglesia católica, en la oposición política y en el terrorismo de ETA.

  • En la Universidad tuvieron lugar revueltas de estudiantes que exigían libertades democráticas. La protesta más importante tuvo lugar en Madrid en 1965, en la que fueron expulsados de sus cátedras los profesores Tierno Galván, Aranguren y García Calvo, que habían apoyado a los estudiantes.
  • En el campo obrero las huelgas para conseguir mejoras salariales y reducción de jornada laboral se multiplicaron. Nacieron así, en la clandestinidad, unas comisiones obreras que fueron el germen del sindicato Comisiones Obreras (CCOO).
  • En la Iglesia Católica, uno de los pilares del régimen, comenzaron a haber voces discordantes a partir de la celebración del Concilio Vaticano II, que pretendió modernizar y actualizar las prácticas de la Iglesia. En 1960, más de 300 sacerdotes firmaron un documento denunciando la falta de libertades del régimen. Ya en los 70, varios obispos solicitaron la revisión del Concordato de 1953, exigiendo la separación Iglesia-Estado.
  • La oposición política fue en aumento. El partido más beligerante, desde el exilio, fue el PCE, que siguió ganando mucha fuerza gracias a la labor de su nuevo dirigente: Santiago Carrillo. No obstante, el PCE fue vetado de una reunión de más de 100 figuras políticas que se reunieron en Múnich para exigir la formación de una democracia en España. Este hecho fue llamado por el régimen el Contubernio de Múnich.
  • En 1959 nació ETA como una forma radicalizada del nacionalismo vasco. Las acciones terroristas llevadas a cabo por ETA se multiplicaron rápidamente. El régimen respondió con la Ley de Represión de Bandidaje y Terrorismo. Como respuesta, aumentó la oposición vasca, especialmente tras las sentencias dictadas en el Proceso de Burgos contra dieciséis etarras.

La Agonía del Franquismo (1973-1975)

  • En el interior, grupos de políticos e intelectuales formaron el ilegal Grupo Tácito, que emitía documentos contrarios al régimen. Crecieron las voces discordantes de la Iglesia (monseñor Añoveros, que defendió el uso del euskera) o en el ejército (creación de la Unión Militar Democrática). También medró la presión estudiantil en las Universidades, y la actividad terrorista de nuevos grupos como FRAP o GRAPO. En 1973, ETA asesinó al presidente del gobierno, Luis Carrero Blanco, mano derecha de Franco.
  • En el exterior, el PCE siguió siendo el partido más beligerante, pero creció mucho el PSOE gracias a la labor de su nuevo líder: Felipe González. Ambos partidos colaboraron desde el exilio creando un organismo unificado de oposición al régimen: la Coordinación Democrática, conocida popularmente como Platajunta.

La Transición y el Legado del Franquismo

A modo de conclusión, tras la muerte del dictador en 1975, se abrió el período de la Transición y, con ella, la creación de la Constitución de 1978 y de una democracia plena, que vivimos en el presente. No obstante, las dudas, críticas y debates sobre el franquismo siguen vigentes hoy en día, como vimos en la exhumación de sus restos del Valle de los Caídos en el año 2020.

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