La Guerra de Cuba, el enfrentamiento entre España y Cuba que culminó con la independencia de la isla, fue un proceso bélico comprendido entre los años 1868 y 1898. Este período se divide en tres etapas principales:
- La Guerra Grande (1868-1878)
- La Guerra Chica (1879-1880)
- La Guerra de Independencia (1895-1898)
Las rebeliones contra el dominio español caracterizaron la vida política cubana durante todo el siglo XIX. Entre 1818 y 1851, surgió un movimiento favorable a la anexión de la isla a Estados Unidos, que terminó con la captura y ejecución de su máximo dirigente, el general Narciso López.
España y Cuba: Intereses y Tensiones
España rechazó varias veces la oferta del gobierno estadounidense para comprar la isla. Se sentía ligada a Cuba por fuertes vínculos sentimentales, al ser uno de los últimos restos de su gran imperio. Además, muchos cubanos descendían de españoles. Sin embargo, los intereses económicos también jugaban un papel importante en la decisión de retener la isla. La economía cubana se basaba en el azúcar, el café y el tabaco.
Entre las fuerzas políticas españolas se podían distinguir tres posiciones:
- Unionistas: Defensores de la unión entre España y Cuba.
- Autonomistas: Partidarios de una mayor autonomía para Cuba dentro del Imperio Español.
- Independentistas: Promotores de la independencia total de Cuba.
El Camino hacia la Guerra
Tras el triunfo de la Revolución de 1868 en España, el gobierno de la metrópoli se negó a aceptar las peticiones del movimiento liberal cubano. La burguesía criolla, de corte reformista, solicitaba un cierto grado de autonomía para gestionar asuntos administrativos en su propio territorio. El 10 de octubre de 1868, se inicia la Guerra de los Diez Años o Guerra Grande.
En 1869, el enviado estadounidense propuso al presidente del gobierno español, Prim, la compra de la isla, a lo que España se negó rotundamente. El general Martínez Campos,»el pacificado», logró firmar el Tratado de Zanjón en 1878, que concedía a la colonia la abolición de la esclavitud, cierta autonomía de gobierno y representación en las Cortes españolas.
Sin embargo, la autonomía concedida fue limitada y, junto con fuertes aranceles, provocó nuevas revueltas. Los cubanos querían autonomía, pero no todos deseaban la independencia. La abolición de la esclavitud se aprobó, pero no la autonomía ni el proyecto de reforma del estatuto colonial. Las tensiones aumentaron, los cubanos se oponían al incremento de los aranceles que dificultaban el comercio del azúcar y tabaco con Estados Unidos. McKinley, presidente de Estados Unidos, amenazó con cerrar los puertos de comercio con Cuba.
La Guerra de Independencia (1895-1898)
Los deseos de los sectores independentistas, aglutinados en torno a la figura de José Martí, desembocaron en la Guerra Chica, que España resolvió rápidamente a su favor. La tercera guerra, la Guerra de Independencia de Cuba, se inicia en 1895 y condujo a la independencia de la isla tras la intervención de Estados Unidos en 1898, cuando la guerra ya estaba prácticamente decidida a favor de la colonia.
El Factor Político y la Intervención Estadounidense
El factor político decisivo fue la intransigencia de los sectores peninsulares que rechazaron el plan de reformas coloniales de 1893. El rechazo de la Cámara española a este plan provocó el estallido de la tercera guerra contra España, dirigida por José Martí y los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo. El 24 de febrero de 1895, con el Grito de Baire, dieron comienzo las hostilidades.
El gobierno estadounidense, que ya había mostrado su interés en intervenir en el Caribe por motivos económicos y sus deseos de expansión colonialista, pretendía forzar al gobierno español a cederle la isla de Cuba mediante compra, a lo que España se opuso. El 19 de mayo, la escuadra del almirante Cervera entró en Santiago de Cuba. El 6 de junio, los estadounidenses tomaron Guantánamo. El 3 de julio se rindió La Habana. España capituló en agosto y en diciembre se firmaba el Tratado de París, que reconocía, entre otras cosas, la independencia de Cuba. El 20 de mayo de 1902, Tomás Estrada Palma se convirtió en el primer presidente de Cuba.
Consecuencias de la Guerra
La firma del Tratado de París en 1898 puso fin a la guerra. El efecto más importante fue la liquidación del imperio colonial español y el surgimiento de Estados Unidos como potencia mundial. La redistribución colonial colocó a España en la misma posición de potencia colonial decadente que Portugal.
El imperio colonial español desaparece en 1898 porque España se incorporó tarde a la Revolución Industrial y no supo adecuar su política económica a la nueva escena mundial. Las ideas regeneracionistas que se extendieron por España incluían una mezcla de esperanza y pesimismo ante la derrota, junto con la necesidad de modernización del país.