Introducción
En diciembre de 1788, muere Carlos III y le sucede a su hijo Carlos IV. A partir de ese momento, dos problemas, uno interno y otro externo, se ciernen sobre España. El nuevo rey hereda un país basado en el despotismo ilustrado, se proclama monarca absoluto y seis meses después de la subida al trono estalla la Revolución Francesa. Con ella, el gobierno español fue exclusivamente represivo ya que se cerró la frontera, se controló a la prensa y se censuró a los extranjeros.
Guerra de Independencia
En 1808 el ejército francés entra en España, tomando posiciones en el territorio. La reacción española contra la ocupación dio lugar a una guerra de cinco años que es conocida como la Guerra de Independencia. En 1792, Manuel Godoy fue nombrado secretario de estado y se fue haciendo antipático en amplias capas del país. Entre 1793 y 1795, España participa en la coalición de las potencias europeas y tras esa derrota firma la paz de Basilea. En los años siguientes, España estuvo ligada a Francia por el Tratado de San Ildefonso y Godoy firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau en 1807 que permitía a las tropas francesas invadir Portugal pasando por el territorio español. A cambio, Godoy sería nombrado rey del Alentejo y los Algarbes.
La situación empeoró y el odio a Godoy fue creciendo por lo que se consideraba una traición. A su vez, los reyes que estaban en Aranjuez, querían marchar hacia el sur, probablemente para embarcar hacia América y los agentes de Fernando, hermano de Carlos IV, incitaban a la gente a rebelarse.
Finalmente, el 18 de marzo de 1808, el pueblo invade el Palacio Real de la ciudad de Aranjuez por lo que Godoy tiene que huir y Carlos IV debe abdicar en su hijo Fernando.
Jose I Bonaparte
Jose I reinó en España hasta 1813 pero esta situación de guerra hizo su gobierno muy difícil, pues nunca fue aceptado por la mayoría de la población.
Llevó a cabo una política reformista basada en el Estatuto de Bayona, una especie de constitución liberal que rompía las bases del antiguo Régimen al eliminar viejas instituciones medievales. Al tiempo que se producían los acontecimientos de Bayona, en España comenzaba la reacción popular contra la invasión francesa.
Españoles ante la Guerra
La invasión y la quiebra del modelo económico, político y social hizo que en España, grupos de voluntarios y personas de toda condición, tomaran partido para combatir a los franceses. Por un lado, los afrancesados, un grupo formado por intelectuales que pensaban que las reformas, aunque vinieran de la mano de Napoleón, eran necesarias en el país. Mientras tanto, la mayor parte de la población se situó en el bando patriótico, pues parte de la nobleza y el clero buscaba volver a la monarquía absoluta. Los ilustrados como Floridablanca y Jovellanos consideraban que la victoria y la vuelta de Fernando VII podría poner en marcha el programa de reformas que ellos deseaban y los sectores liberales quedaron en una difícil posición ya que buscaban el fin de la monarquía absoluta. Además, parte de la población analfabeta y sin una orientación ideológica definida luchó por restablecer la monarquía absoluta de origen divino.
Aspectos bélicos
Dada la situación política de España, Napoleón no esperaba encontrar mucha resistencia. Las ciudades como Zaragoza o Gerona resistieron durante meses el sitio de los franceses, impidiendo que estos pudieran avanzar. En julio de 1808, en Bailén un ejército español dirigido por el general Castaños venció a los franceses.
El propio emperador dirigió a 250.000 hombres que fueron desplegados en España, solo Cádiz quedó libre de la presencia francesa. A partir de ese momento, solo la guerra de guerrillas ofreció una resistencia feroz a los invasores. El fin de la guerra se encaminó cuando Napoleón había desplazado a Rusia gran parte de su ejército y la campaña fue un fracaso y a todo esto se le añade el apoyo de los británicos que supuso el fin de los franceses en España.
Inicios del liberalismo en España: las Cortes y la Constitución de 1812
Se creó la Junta Suprema Central Gubernativa y aunque tenía como misión la dirección de la guerra, pronto fue adquiriendo conciencia de reconstruir el estado. Diputados de toda España se dirigieron hacia Cádiz, ciudad-refugio, protegida por toda la flota de guerra británica. En las Cortes de Cádiz los diputados fueron designados de una manera anómala y desigual, se auto constituyeron como Asamblea Nacional y gobernarían en nombre del rey ausente, un monarca que debería aceptar una monarquía parlamentaria y constitucional.
La Constitución de Cádiz
El día de San José de 1812, las Cortes de Cádiz aprueban la primera constitución de España. Era una constitución que recogía el compromiso entre sectores liberales y absolutistas. Las Cortes de Cádiz utilizaron el artículo 1 para intentar sofocar los movimientos independentistas americanos que comenzaron tras la invasión de Napoleón en España.
Se basa en tres principios básicos: la soberanía nacional, que se consideraba como persona moral, distinta y superior a los individuos que la integran y fue reiterado en el artículo 3. También recogieron el principio de la división de poderes en los artículos 15, 16 y 17, limitando el poder absoluto de los monarcas que atribuyen la potestad de hacer las leyes a las Cortes del Rey y a la potestad. Se estableció una nueva representación disolviendo los estamentos en el seno de la unidad de la nación, es decir, que los diputados no van a representar a los electores o estamentos concretos sino a la nación en su totalidad.
Esta recoge que los diputados serían elegidos por el sufragio universal masculino indirecto, establecía la religión como única y verdadera, afirmaba que las Cortes debían tener una sola cámara y recogía una amplia declaración de derechos. También destaca el artículo 8 que hace referencia a que todos los españoles deberían de pagar impuestos incluidos nobleza y clero.
La obra legislativa de las Cortes
La Constitución es la obra del primer liberalismo español. Redactada en un país en guerra donde trató de regular todos los aspectos de la vida de la sociedad española. A pesar de que aprobaron una serie de decretos y leyes para terminar con el antiguo régimen y sentar las bases del estado liberal, esta obra de las Cortes de Cádiz tuvo escasos efectos ya que apenas pudo aplicarse inicialmente porque el país estaba en guerra.
Además, en cuanto a Fernando VII regresó a España en 1814, derogó toda la legislación gaditana incluida la propia constitución.
Conclusión
En el plano político interno, el conflicto fraguó la identidad nacional española y abrió las puertas al constitucionalismo concretados en las primeras constituciones del país, el Estatuto de Bayona y la Constitución de Cádiz.