La Guerra de la Independencia Española: Ideologías y Reformas
4.1 Ideologías y Grupos Políticos
Durante la Guerra de la Independencia Española, surgieron dos grupos ideológicos principales:
- Patriotas: Formados por absolutistas y liberales, tenían como objetivo común expulsar a los franceses.
- Afrancesados: A favor de las reformas de José I, establecidas en el Estatuto de Bayona.
En los territorios no ocupados o donde la autoridad francesa no llegaba, se formaron las Juntas municipales y provinciales (1808). En septiembre de 1808, estas Juntas se unificaron en la Junta Central Suprema, dirigida por Floridablanca.
La medida más importante de la Junta Central Suprema fue la convocatoria de las Cortes, inauguradas en 1810 en Cádiz. Las Cortes estaban compuestas por representantes de la nobleza, la burguesía, el clero y las profesiones liberales, así como por absolutistas y liberales.
Finalmente, se impuso el pensamiento liberal, lo que llevó a la aprobación de leyes liberales y a la elaboración de la Constitución de 1812.
4.2 Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
Las Cortes de Cádiz aprobaron una serie de leyes liberales de carácter económico y social, entre ellas:
- Soberanía nacional
- Igualdad ante la ley
- Igualdad impositiva
- Libertad de expresión
- Libertad de comercio
- Libertad de industria
- Supresión de los gremios
- Desamortizaciones
- Derogación de los señoríos jurisdiccionales
- Abolición de la tortura
- Eliminación (temporal) de la Inquisición
La principal obra de las Cortes de Cádiz fue la implantación de la primera Constitución española, la Constitución de 1812, conocida como»la Pep». Esta Constitución establecía:
- Soberanía nacional
- España como una monarquía constitucional moderada hereditaria
- Sufragio universal masculino e indirecto
- Separación de poderes
- Amplios derechos y libertades
- Igualdad jurídica
- Igualdad económica
- Creación de la Milicia Nacional
- Reconocimiento de la religión católica como única religión permitida
4.3 Absolutismo y Restauración
La aplicación de estas reformas provocó la división de los liberales en dos grupos:
- Doceañistas (moderados): Querían mantener la Constitución de 1812 con algunas reformas conservadoras.
- Exaltados (futuros progresistas): Defendían reformas más progresistas, como el sufragio universal.
Los defensores del absolutismo en España, molestos con esta situación, presentaron a Fernando VII como prisionero de los liberales. Esta situación terminó cuando Fernando VII encontró apoyo en Europa para recuperar todo el poder.
La Santa Alianza, junto con Francia, intervino enviando a los Cien Mil Hijos de San Luis, que derrotaron a los liberales en 1823. Esto inició la tercera etapa del reinado, conocida como la Década Ominosa (1823-1833), en la que se restauró el absolutismo.
Durante esta etapa se suprimió la Constitución de 1812 y las libertades aprobadas anteriormente, se paralizaron las desamortizaciones y se persiguió a los liberales. Sin embargo, también se realizaron algunas reformas, como la creación del Consejo de Ministros y la aplicación de reformas fiscales.
Durante la Década Ominosa surgieron opositores tanto liberales como absolutistas más radicales, que veían blanda la posición de Fernando VII y se agruparon en torno a su hermano, Carlos María Isidro.
5.2 Corrientes Políticas y Revolución de 1868
Durante esta época surgieron nuevas corrientes políticas:
- Partido Demócrata: Escisión de los progresistas.
- Unión Liberal: Ideología centrista.
- Movimiento obrero: Primeras organizaciones de trabajadores en España.
- Carlismo: Absolutistas radicales.
- Republicanos: Defendían un cambio en el sistema político.
El gobierno de la Unión Liberal y el moderantismo (1856-1868) alternó en el poder entre la Unión Liberal de O’Donnell y los moderados de Narváez.
O’Donnell buscó la estabilidad del régimen y la consolidación de la monarquía constitucional. La Unión Liberal se acercó gradualmente al moderantismo.
El gobierno de Narváez fue más autoritario y reprimió a los grupos políticos. Las dificultades económicas y la pérdida de prestigio de Isabel II llevaron al Pacto de Ostende (1866), en el que progresistas, demócratas, republicanos y algunos unionistas se unieron para derrocar a la reina.
En septiembre de 1868, el almirante Topete, Prim y Serrano se sublevaron en Cádiz, dando inicio a la Revolución de 1868, que se extendió por todo el territorio español.