La Guerra de Sucesión y la España del Siglo XVIII

La Guerra de Sucesión y el Sistema de Utrecht: Carlos II último rey de la casa de los Austria murió sin descendientes, dejando como heredero al trono a Felipe de Anjou; lo que desembocó en una guerra internacional que enfrentó al archiduque Carlos de Habsburgo, apoyado por la Gran Alianza Antiborbónica (Holanda, Inglaterra, Portugal, Prusia y el Ducado de Saboya) con Felipe de Borbón, apoyado por Francia y España. En España, desembocó en una guerra civil: Castilla apoyaba a Felipe de Anjou y la Corona de Aragón al archiduque.
La Guerra de Sucesión (1701-1715) en principio fue favorable a la Gran Alianza, pero Felipe V se impuso en Almansa (1707), y Brihuega y Villaviciosa (1710). El archiduque Carlos heredó el imperio austriaco (1711), precipitando el fin. Los Tratados de Utrecht (1713) y Rastadt (1714) supusieron acuerdos de carácter: Político. Felipe V fue reconocido rey de España, prohibiendo la unión de Francia y España. Territorial. Inglaterra se quedó con Gibraltar y Menorca, Austria con Flandes y territorios italianos. Económico. Fin del monopolio americano y del asiento de negros, instaurando el navío de permiso.


La España del Siglo XVIII: Cambios Dinásticos. Los Primeros Borbones. La Guerra de Sucesión (1701-1715) fortaleció la monarquía absoluta. La nueva dinastía era francesa, así como los primeros miembros del Gobierno de Felipe V. Se impuso en España el modelo del absolutismo francés. Felipe V (1700-1746) empleó validos extranjeros (Alberoni); tras sus fracasos en la política exterior, los sustituyó por una burocracia española absolutista y reformista, destacando José Patiño. Emprendió reformas, como los Decretos de Nueva Planta, y en política exterior firmó dos de los tres Pactos de Familia. Su reinado estuvo interrumpido en 1724, con el breve reinado de su hijo Luis I, centrado más en América. Su sucesor Fernando VI (1746-1759) tampoco intervino en el Gobierno, dejando actuar a burócratas como José de Carvajal y el marqués de la Ensenada. Por lo general, estos políticos procedían de la baja nobleza, dependiendo del favor del rey. Sus reformas pretendían consolidar el absolutismo con una política centralizadora, control de la Iglesia e intervención en la economía. La nueva monarquía quería devolver a España una posición de potencia internacional.


La España del Siglo XVIII: Reformas en la Organización del Estado. La Monarquía Centralista. Con Felipe V se instaura en España el absolutismo monárquico. El rey concentraba todos los poderes y centralizaba gran parte del poder territorial. Las reformas que llevaron a cabo tenían como fin consolidar el poder absoluto, impulsando: La reforma del Gobierno y la Administración. Se realizó sobre los principios de centralización y uniformidad. Los Consejos fueron relegados (excepto el de Castilla) por los secretarios de despacho, futuros ministros. Los Decretos de Nueva Planta suprimieron los fueros e instituciones de la antigua Corona de Aragón, respetándose los de Navarra y País Vasco. Las Cortes serán únicas, a excepción de las de Navarra. Se establecen los intendentes al frente de las provincias, y los capitanes generales sustituyeron a los virreyes. Se creó la Guardia Real y el regimiento por los tercios. Control de la Iglesia. Aplicaron el regalismo y consiguieron el patronato universal. Intervención del Estado en economía. Impuesto único en los reinos orientales y contribución única en Castilla (Catastro Ensenada). El Estado creó manufacturas reales.


Práctica del Despotismo Ilustrado: Carlos III. El reinado de Carlos III (1759-1788) supone la instauración en España del despotismo ilustrado. Ilustrado por un lado e inmovilista y antidemocrático por otro. Carlos III se rodeó de secretarios: Campomanes, Floridablanca, Esquilache. Este último protagonizó el Motín de Esquilache (1766) al liberalizar los precios del trigo e incrementar los impuestos. El motín acarreó una serie de consecuencias: sustitución de Esquilache, poniendo al frente del gobierno al conde de Aranda (en 1776 le siguió Floridablanca), expulsión de los jesuitas (1767), manteniendo la política regalista, y siguieron los privilegios de la nobleza y derechos señoriales. En política económica, Olavide, Jovellanos y Campomanes abordan la Ley Agraria; se limitan los intereses de la Mesta. Olavide supervisó el plan de colonización de Sierra Morena. Se creó el Banco Nacional de San Carlos y comienza la emisión de vales reales (títulos de deuda pública). Se fomentó la construcción de obras públicas: Canal de Castilla e Imperial de Aragón.


La España del Siglo XVIII: Evolución de la Política Exterior en Europa. El objetivo fundamental de la política exterior de los primeros Borbones fue recuperar los territorios perdidos con la Paz de Utrecht. Felipe V y su segunda esposa Isabel de Farnesio se centran en Italia. Invaden Cerdeña y Sicilia, provocando la Cuádruple Alianza (1718). En 1731, acuerdo con R. Unido y Francia, obteniendo Parma para su hijo mayor Carlos. Firma con Francia el Primer Pacto de Familia (1733 – Guerra de Sucesión de Polonia), recuperando Sicilia y Nápoles para Carlos, abandonando Parma. Con el Segundo Pacto de Familia (1743 Guerra de Sucesión de Austria) obtiene Parma para su segundo hijo Felipe. Fernando VI mantuvo una política exterior de neutralidad firmando la Paz con Inglaterra.


Carlos III firmó el Tercer Pacto de Familia con Francia (1761), participando en la Guerra de los Siete Años (1756-1763) y en la Guerra de la Independencia de las Trece Colonias Británicas en Norteamérica (1775-1783), en esta última con la Paz de Versalles se recuperó Florida, Menorca y Sacramento (Uruguay).


La España del Siglo XVIII: La Política Borbónica en América. La pérdida de las posesiones europeas reorientó los intereses hacia América. Desarrollaron una política de control sobre la Administración americana, con un programa reformista: Reformas administrativas. El centralismo y las reformas alcanzarían a América. El Consejo de Indias y la Casa de Contratación perdieron funciones a favor de las Secretarías. Crean dos nuevos virreinatos: Nueva Granada (1717) y el de Río de la Plata (1776); y cuatro Capitanías Generales: Cuba, Guatemala, Venezuela y Chile. Reforma militar. No existía una fuerza armada en América, por ello se implantó el servicio militar obligatorio, se crearon cuatro guarniciones militares y se reordenó la Marina. Reformas económicas. Ante la escasez de suministros y aislamiento de algunas zonas, se adoptaron medidas: promoción de las compañías comerciales (Compañía Guipuzcoana de Caracas), introducción de navíos de registro, medidas liberalizadoras del comercio (afectaba a nueve puertos-1765) y en 1778 promulgaron el Reglamento de Libre Comercio (trece puertos españoles comerciaban con veinticuatro americanos).


La Ilustración es la corriente de pensamiento que se difundió por Europa en el siglo XVIII, y que en España constituyó la base intelectual de las reformas, especialmente con Carlos III. Los rasgos más característicos de esta ideología son: el empleo de la razón y la crítica, el fomento de la economía nacional, el desarrollo del conocimiento científico y de la educación como base del avance técnico y económico, y la difusión del progreso y de la felicidad. La Ilustración se sirvió de varios canales de difusión de sus ideas como: academias, instituciones de enseñanza superior y consulados, junto a vías de nueva creación como las Sociedades Económicas de Amigos del País y la prensa. Destacan numerosos intelectuales y artistas como el pensador Jovellanos, en botánica José Celestino Mutis, el ensayista José Cadalso, y el dramaturgo Moratín. Favoreció la aparición del neoclasicismo utilizado en reformas urbanísticas.

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