La Hegemonía de la Unión Liberal (1856-1863)
La Vuelta del Moderantismo al Poder
El gobierno precedido por O’Donnell llevó al desmantelamiento de toda labor política y legislativa del bienio, lo que motivó su destitución y la entrada al mando de Narváez. Las medidas de este gobierno tenían como meta la vuelta al moderantismo más conservador y autoritario, donde destaca la Ley de Instrucción Pública que reguló el sistema educativo y reconocía el derecho de la Iglesia a inspeccionarlo. En esta etapa finalizan las grandes obras públicas como el Canal del Ebro y el Canal de Isabel II, así como el desarrollo de las comunicaciones, pero en 1857 una grave crisis de subsistencias agudizó los conflictos sociales que reprimió el gobierno y el 15 de octubre, sin motivos aparentes, Narváez presentó su dimisión y tras algunos titubeos la reina llamó de nuevo a O’Donnell.
El Gobierno Largo de O’Donnell
Su gobierno tuvo una estabilidad de 4 años y medio. Su gobierno se caracterizó por un distanciamiento de ambos extremos políticos, fueron años de transformaciones técnicas y económicas importantes. En la política exterior de O’Donnell, el aspecto más importante fue la guerra con África y las intervenciones en México, Perú y la reincorporación de Santo Domingo a la corona española. Se aprobaron leyes importantes en la conformación del nuevo sistema administrativo que contribuyó al gran crecimiento del estado y de la administración pública.
El Liberalismo en Crisis: Revolución y Fin del Reinado (1863-1868)
La Vuelta de Narváez y la Inestabilidad Política
La crisis del «gobierno largo» tuvo lugar en marzo de 1863, durante año y medio se sucedieron gobiernos inestables e ineficaces, por ello Isabel II recurrió de nuevo, por sexta vez, a Narváez. En estos años no se pudo poner en práctica el doble objetivo: la alternancia en el poder de moderados y unionistas, e integrar a los progresistas en el juego político, además estos últimos estaban más cerca de los demócratas. A esto se unió la grave crisis económica que aceleró la descomposición del régimen isabelino. A esto se sumaron otros problemas:
- Primero, la actitud de los españoles ante la «cuestión romana» que surgió por la unificación de Italia y el rechazo del papa a que Roma se integrara a esta, lo que enfrentó a España con Italia.
- La reina quedaba cada vez más desprestigiada, sobre todo por su conducta amorosa, este desprestigio aumentó con un artículo escrito por Emilio Castelar, «El Rasgo», donde se criticaba a la reina por no haber cedido todo su patrimonio para reducir la deuda pública, después Castelar fue separado de su cátedra junto con otros profesores, lo que dio lugar a la Noche de San Daniel.
- El tercer hecho fue la sublevación contra el gobierno protagonizada por el general Prim, que continuó conspirando contra Isabel II desde el extranjero.
- Otro hecho fue el pronunciamiento militar en el cuartel de San Gil, donde fueron fusilados muchos militares.
Más tarde se firmó el Pacto de Ostende entre el partido progresista y el demócrata para desalojar del trono a Isabel II, después a esto se sumó la Unión Liberal, ante esto la reina encargó el gobierno a Narváez, quien falleció en 1868. O’Donnell había desaparecido pocos meses antes y con esto se dio por acabado el reinado de Isabel II.
La Crisis Económica y la Revolución de Septiembre
La crisis económica de 1866 afectó a todos los sectores de las clases trabajadoras que comenzaban un capitalismo poco maduro y que benefició a buena parte de la clase política. A esta crisis se sumó la crisis de subsistencias que golpeó a las clases más necesitadas y provocó motines populares.
El almirante Juan Bautista Topete se sublevaba en Cádiz con el manifiesto «Viva España con Honra», que fue un símbolo de la revolución de septiembre de 1868, conocida como «La Gloriosa». Como consecuencia de estos acontecimientos, la reina se vio obligada a exiliarse, con lo que acabó el reinado de Isabel II.