El proceso de hominización en la Península Ibérica. Nuevos hallazgos.
Paleolítico: industria de la piedra tallada, duración desde 2.500.000 a. C. hasta 10.000 a. C. Tres etapas:
Paleolítico Inferior (2.500.000 – 100.000 a. C.)
En la Península, la presencia de los homínidos se remonta a más de un millón de años; los restos más antiguos están en Atapuerca (Burgos). En la Sima del Elefante aparece industria lítica de hace 1.200.000 años; en la Gran Dolina se descubrieron los restos del Homo Antecesor de 800.000 años de antigüedad. Estos hallazgos atrasan la presencia del género Homo en Europa unos 300.000 años (500.000 años Homo Erectus), y obliga a reconsiderar todos los planteamientos sobre la presencia de homínidos en el continente. La interpretación vigente considera al Homo Antecesor la última especie común entre el Homo Heidelgergensis, el Homo Neandertalensis y el Homo Sapiens.
Paleolítico Medio (100.000 – 35.000 a. C.)
El Homo Neandertalensis domina la etapa Musteriense. Los Neandertales son cazadores-recolectores, de gran fortaleza física y similar capacidad craneal que el Homo Sapiens. Utensilios especializados y enterramientos que hablan de la existencia de rituales y de un pensamiento simbólico de carácter religioso. Yacimientos en Asturias, Málaga y Gibraltar.
Paleolítico Superior (35.000 – 10.000 a. C.)
El Homo Sapiens. En su etapa inicial coinciden en la Península con los Neandertales. Son grupos de cazadores nómadas; pero de cultura más evolucionada:
- Alimentación diversificada
- Habitan en abrigos, cuevas y cabañas
- Industria lítica más desarrollada
- Expresiones artísticas de gran complejidad, con un universo simbólico y religioso complejo
Mesolítico (9.000 – 6.000 a. C.)
Se perfeccionan los utensilios de caza (microlitos) y coincide con el final de las glaciaciones. Las zonas de poblamiento más importantes son la cornisa cantábrica, la costa portuguesa y el Mediterráneo, donde aparecen los primeros asentamientos permanentes.
Neolítico (6.000 – 3.000 a. C.)
Aparición de la agricultura y la ganadería como consecuencia del proceso de sedentarización. Estas actividades impulsan la especialización y la división del trabajo, junto con un aumento poblacional. La primera fase o Neolítico inicial se desarrolla entorno al Mediterráneo (costa valenciana). Son asentamientos en cuevas identificados por la cerámica cardial. La segunda fase o Neolítico pleno (4.000 – 3.000 a. C.), se caracteriza por yacimientos en zonas fértiles y bien regadas de los llanos. Proliferación de sepulturas agrupadas en necrópolis.
Las sociedades con metalurgia
Durante el tercer y el segundo milenio a. C. se introduce en la Península la metalurgia. Los inicios de la metalurgia del cobre se relacionan con la aparición del megalitismo en Extremadura y Andalucía: La Menga, Los Millares, El Romeral. Aparecen poblados fortificados: Los Millares (Almería) hacia 2.400 a. C./ Vaso campaniforme. La metalurgia del bronce se documenta hacia 1.700 a. C. en la cultura de El Argar (Almería). De este periodo es también la cultura talayótica de las Baleares, caracterizada por murallas ciclópeas y megalitos peculiares: talayots, taulas y navetas. Al final del segundo milenio a. C. llegaron a las costas levantinas fenicios, griegos y cartagineses, al tiempo que pueblos indoeuropeos penetraron por los Pirineos, estableciéndose en el norte peninsular y desarrollaron la cultura castreña. Así se difundió la metalurgia del hierro y la escritura.
Pueblos prerromanos. Colonizaciones históricas: Fenicios, griegos y cartagineses
Entre el 800 y el 218 a. C., se desarrolla en la Península la Edad del Hierro, coincidente con la llegada de los pueblos mediterráneos y la irrupción de pueblos de sustrato cultural indoeuropeo y céltico procedentes del centro de Europa. Todo esto concluirá con la conquista de la Península por Roma.
Pueblos prerromanos
Tartessos (1.200 – 550 a. C.)
Sur y suroeste peninsular. Dos etapas:
- Coincidente con el final del Bronce (1.200 – 750 a. C.)
- Máximo esplendor (750 – 550 a. C.), marcado por el contacto con fenicios y foceos (Asia Menor)
Su principal fuente de recursos es la minería: plata y bronce. Tanto la economía, como su cultura y organización social están muy influidas por los púnicos; poseían una escritura aún sin descifrar y una religión politeísta.
Iberos
Conjuntos de pueblos extendidos por el litoral levantino y algunas zonas del interior (Valles de Guadalquivir y del Ebro, zonas de la Mancha) Características comunes:
- Origen: Evolución a partir de poblamientos de la Edad del Bronce
- Poblados amurallados (cerros y colinas), con una notable estructura urbana, y calles bien delimitadas
- Sociedad organizada en castas, la más importante la de los guerreros (mercenarios); también destacan la sacerdotal y la artesana
- Diferentes lenguas emparentadas entre sí y origen impreciso
Celtiberos
Pueblos de origen indoeuropeo con influencias iberas. Sociedades con marcado acento guerrero y fuerte jerarquización. Dos áreas:
- Celtiberia Ulterior (Sigüenza, Numancia, Tiermes)
- Celtiberia Citerior (Bilbilis)
Otros pueblos peninsulares
Los pueblos del norte peninsular son culturalmente independientes, surgidas del sustrato común indoeuropeo:
- Lusitanos
- Satures
- Cántabros
- Galaicos
- Vascones
El sur de la Península, rico en cobre, plata y oro, y bien situado en la ruta del estaño, fue el lugar escogido por los pueblos provenientes del este del Mediterráneo (fenicios, griegos y cartagineses) para fundar establecimientos comerciales. A finales del II milenio a. C., los fenicios fundan colonias en el sur peninsular (Gadir, Sexi). Los griegos desembarcan en la Península a finales del siglo VIII a. C.; fundan enclaves como Emporion y Rosas. Establecen contactos comerciales y culturales con los pueblos indígenas vecinos. Los cartagineses llegaron en los siglos VI-V a. C.; fundan enclaves como Ebusus y, sobre todo, Cartago Nova. Su presencia en la Península, dentro del contexto de las Guerras Púnicas, propiciaría la llegada de los romanos. Los Barca son una familia de generales cartagineses que deciden utilizar la Península y las Baleares como plataforma en su lucha contra Roma. A partir del 237 a. C. Amílcar Barca y su yerno Asdrúbal sometieron la costa mediterránea y el valle del Guadalquivir; fundan hacia 228 a. C. Cartago Nova. Aníbal, hijo de Amílcar, ataca Italia desde la Península, pero los ejércitos romanos desembarcan en Emporion. Era el año 218 a. C. y los romanos ya no abandonarían nunca la Península.