La Independencia de América Latina
Desde el descubrimiento de América en 1492, ésta fue una importante fuente de ingresos para España, que mantuvo una administración colonial hasta el siglo XIX. A principios de ese siglo, los blancos representaban una minoría de la población americana. Había unos 3,2 millones de criollos (descendientes de españoles nacidos en América), alrededor de 35.000 peninsulares, y el resto eran indígenas y mestizos.
Las Reformas de Carlos III y el Descontento Criollo
El proceso de emancipación de las colonias americanas españolas tuvo sus inicios en las reformas de Carlos III (la «Nueva Colonización»). Estas reformas, destinadas a aumentar la eficiencia administrativa y económica y acabar con la corrupción, incrementaron el control sobre las colonias, provocando malestar y descontento entre los criollos. A pesar de su riqueza y cultura, los criollos tenían prohibido el acceso a los cargos más importantes, reservados a los peninsulares. La expulsión de los jesuitas de América, impulsada por el Conde de Aranda (principal asesor de Carlos III), también contribuyó al descontento.
Influencia de la Ilustración y la Revolución Francesa
Las ideas de la Ilustración, junto con la Independencia de Estados Unidos (1776) y la Revolución Francesa (1789), influyeron en el pensamiento criollo y fomentaron las aspiraciones independentistas. La derrota de Trafalgar (1805) debilitó a España, aniquilando su flota y dejando desprotegida a América. El Tratado de Fontainebleau (1807), que permitía el paso de tropas francesas por España para invadir Portugal, resultó en la ocupación francesa de España y la Guerra de la Independencia (1808-1814), creando un vacío de poder en la metrópoli.
Las Juntas Americanas y el Inicio del Proceso Emancipador
Inicialmente, América reaccionó con lealtad a Fernando VII, creando juntas de gobierno similares a las de la Península. Sin embargo, las Cortes de Cádiz no concedieron libertades comerciales a los americanos, lo que generó un profundo descontento criollo. Aunque se mantuvieron lazos con Cádiz enviando representantes a las Cortes, y aunque la mayoría de las colonias (excepto Argentina) volvieron a unirse a la Corona española tras el regreso de Fernando VII, en estas juntas americanas se gestó el movimiento insurreccional.
Las Dos Fases de la Independencia
A partir de 1810, con el traspaso de poderes al Consejo de Regencia, se proclamó la inexistencia de un gobierno legítimo en España y se inició el proceso emancipador, que se divide en dos fases:
Primera Fase (1810-1814)
Tras las abdicaciones de Bayona, los criollos se negaron a reconocer a José Bonaparte como rey. Surgieron movimientos revolucionarios que establecieron nuevos gobiernos criollos. Se convocaron cabildos que reemplazaron a las antiguas autoridades por juntas de gobierno. También se convocaron congresos para debatir la fidelidad a España o la independencia, y para elaborar constituciones de inspiración liberal.
Segunda Fase (1815-1824)
Estados Unidos e Inglaterra apoyaron a los criollos en su lucha por la independencia. En 1815, Fernando VII envió un ejército que restableció temporalmente el control español, con el apoyo de los realistas (americanos fieles a la Corona). Sin embargo, entre 1816 y 1824 se consumó la independencia. La Doctrina Monroe (1823) de Estados Unidos influyó en los territorios independentistas. Figuras clave como José de San Martín y Simón Bolívar lideraron la lucha. El pronunciamiento liberal de Riego en 1820 (Trienio Liberal, 1820-1823) favoreció las aspiraciones independentistas. La derrota española en Ayacucho (1824) marcó el fin del dominio español en América, aunque España conservó Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Consecuencias de la Independencia
Para España, la independencia de sus colonias americanas supuso una pérdida de prestigio y su descenso a una potencia de segundo orden, además de graves repercusiones económicas, como la desaparición de los caudales de Indias y la casi quiebra de la Hacienda Real. El sueño panamericano de Bolívar de una América unida fracasó, dando lugar a la fragmentación en numerosos estados independientes gobernados por las élites criollas. La independencia puso fin a la esclavitud en América Latina.