1. La Lucha Exterior de Roma
El nuevo régimen político instaurado en Roma por los patricios tuvo que enfrentar sucesivamente serios conflictos exteriores que pusieron en peligro la vida del Estado.
A. El Peligro Etrusco
Luego de la exitosa rebelión patricia en contra de los dominantes etruscos (monarcas), la reacción de este pueblo no se hizo esperar y, aceptando la causa de su soberano expulsado, Tarquino el Soberbio, marchó sobre Roma con el propósito de reconquistarla. Porsena, jefe de las tropas etruscas, logró el objetivo y luego tomó medidas necesarias para asegurar nuevamente el dominio de Etruria sobre el Lacio; pero fue una dominación efímera, pues los romanos expulsaron una vez más a los invasores hacia el año 509 a.C.; con esto, desapareció definitivamente el peligro etrusco, pero no su valiosa influencia cultural, que entre otros aspectos preparó la unidad política en Italia.
B. La Amenaza Latina
Roma tuvo que enfrentarse a otra seria amenaza exterior, la latina:
La mayoría de las ciudades latinas, entre ellas Tusculum, Aricia, Lanuvio, Tibur, se constituyeron en liga independiente con una organización autónoma. Roma, que a toda costa quería conservar la hegemonía territorial heredada de los etruscos, se negó a reconocer la organización política autónoma de las ciudades; la victoria lograda por el cónsul Aulo Postumio Albo Regilense en el Lago Regilo el 499 a.C., si bien, a Roma no le devolvió una completa supremacía sobre los latinos, ofreció al menos una doble ventaja: apartar el peligro exterior latino a través de una paz concertada y preservar el porvenir histórico. Así pues, alejados el peligro etrusco y latino, los obstáculos más serios para la Roma republicana, fueron desapareciendo en el horizonte romano.
2. Luchas Internas: El Conflicto entre Patricios y Plebeyos
La distinción entre uno y otro grupo se remontaba al periodo etrusco en el cual la monarquía, representada por el rey, era la gran defensora de los plebeyos contra el patriciado. La nueva institucionalidad impuesta por los patricios, la república, redujo los derechos políticos y civiles de la plebe y, por otro lado, la guerra contra los etruscos impidió el desarrollo económico y agrícola, arruinó a los pequeños propietarios y los obligó a endeudarse.
Nació así una de las principales instituciones de Roma: La Clientela, en virtud de ella, un individuo se colocaba bajo la protección de un patricio con el fin de recibir de él la asistencia económica y jurídica.
Sin embargo, la condición indispensable para la continuidad del estado romano, sobre todo tomando en cuenta la situación de guerra en que se encontraba, era equiparar los derechos entre patricios y plebeyos en el ámbito político y civil. De esta situación tomaron conciencia ambos grupos. Los plebeyos vieron la importancia de su contribución militar para el Estado. La lucha fue larga y compleja, debido a los múltiples problemas y a la variedad de los métodos para resolverlos. Se puede sintetizar señalando que la plebe pedía una serie de reivindicaciones sociales, jurídicas, políticas y religiosas.
A) Reivindicaciones Sociales
A principios del siglo V a.C. los plebeyos exigieron al estado que diera solución al problema del endeudamiento y que mejorara las condiciones de vida de los ciudadanos pobres; ante la negativa de los patricios, los plebeyos se retiraron al Monte Sacro, levantaron campamento y amenazaron con formar una ciudad rival en la que se respetaran los derechos de todos los hombres. Los patricios, alarmados, vieron que de ese modo se quedarían sin soldados para sus tropas y sin gente que cultivara sus campos. No quedaba otro camino que aceptar las demandas y acordaron abolir las deudas morosas y liberar a los que habían sido esclavizados por ese motivo. Este primer triunfo de la plebe permitió que se obtuviera la creación del Tribunado. Los tribunos, primero dos y después diez a partir del año 471 a.C., fueron los representantes oficiales de la plebe y sus defensores ante el estado patricio. Para cumplir su misión tenían un carácter sagrado e inviolable y contaban con un derecho de veto (me opongo) y el de pedir prisión para los magistrados. Mediante el veto, el tribuno se oponía a las decisiones tomadas por un cónsul o por el senado si estas atentaban contra la plebe. Por esta razón contaba con el apoyo popular. El tribuno era elegido por el pueblo y había uno en cada barrio de la ciudad.
B) Reivindicaciones Jurídicas
Desde el punto de vista de los plebeyos, la única forma de alcanzar la igualdad civil era reformando los aspectos jurídicos que regulaban la sociedad romana. En este sentido, solo a los patricios se les permitía juzgar, pero no según las leyes escritas y públicas, sino de acuerdo con las leyes tradicionales que ellos conocían y aplicaban. Esta situación se consideraba injusta por la plebe, y se uniría a la prohibición de los matrimonios mixtos. Estas dos cuestiones jurídicas fueron la base para nuevas demandas de la plebe: la publicación de un código común para todos y la autorización de los matrimonios mixtos.
En el año 461 a.C. el tribuno Gayo Terentilio Arsa propuso crear una comisión encargada de redactar un conjunto de leyes que pudiera aplicarse a todos los grupos de la sociedad romana. Desde luego, la oposición del patriciado fue encarnizada y solo al cabo de 10 años se pudieron nombrar 10 magistrados para realizar dichas leyes. Estas fueron grabadas en 12 tablas de bronce. Este conjunto de leyes es conocido como las Leyes de las Doce Tablas; estas leyes, aunque no favorecían a los plebeyos, al menos les aseguraba la igualdad jurídica en el campo del derecho privado y penal.
C) Reivindicaciones Políticas
En la esfera política, la plebe reclamaba, simultáneamente, tres hechos: acceso al consulado, el ingreso al senado y la validez de los plebiscitos; debió pasar cerca de medio siglo para que la igualdad política fuera completa entre patricios y plebeyos, cuando la plebe exigió que al menos uno de los dos cónsules fuera plebeyo. Una de las Leyes Licinias Sextias se refería a este problema y, además, al de las deudas y la situación de la tierra. Estas leyes fueron presentadas por los tribunos plebeyos Cayo Licinio Estolón y Lucio Sextio Laterano. Derrotados en lo esencial, los patricios trataron de disminuir la victoria de la plebe creando dos nuevas magistraturas: la pretura y la edilidad curul. Sin embargo, los plebeyos siguieron ganando terreno y pronto pudieron acceder a todas las magistraturas: dictadura, censura y pretura.
El acceso a las magistraturas les abrió el senado a los plebeyos. La Ley Ovinia dispuso que el reclutamiento de senadores debería elegirse entre los antiguos magistrados, sin distinción de clases sociales, legalizando de este modo el acceso a los plebeyos. Como consecuencia, entonces, de la prolongada lucha entre patricios y plebe, se formó una nueva clase: la nobilitas patricia-plebeya, llamada también nobilitas, a las que pertenecieron las familias que habían contado entre sus miembros con un magistrado. En todo caso, la nueva nobleza no fue, en la práctica, menos exclusiva que la vieja aristocracia patricia.
D) Reivindicaciones Religiosas
Otro problema que inquietaba a los plebeyos fue la igualdad religiosa, pues solamente entre patricios se reclutaban los miembros de los colegios sacerdotales. La Ley Ogulnia, 300 a.C., suprimió toda distinción entre las dos clases sociales en cuanto a la selección de sacerdotes. Así, después de la igualdad social, jurídica y política, la religiosa fue también realizada.
En síntesis, a mediados del siglo IV a.C. Roma superó su crisis interna y se convirtió dentro de Italia en un poderoso estado por la cohesión de sus ciudadanos, por la extensión de sus territorios y por la importancia de sus recursos económicos, preparando de esta manera el camino para la conquista, primero de Italia y luego del mundo mediterráneo.