TEMA 1.PANORAMA GENERAL DEL REINADO DE ALFONSO XIII. INTENTOS DE MODERNIZACIÓN. EL REGENERACIONISMO. CRISIS Y QUIEBRA DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN.
A comienzos del siglo XX el sistema político de la Restauración seguía vigente cuyos fundamentos eran una monarquía que descansaba en la Constitución de 1876 y que había funcionado gracias al pacto entre los partidos conservador y liberal, para alternarse pacíficamente en el gobierno, pero las pérdidas de las últimas colonias provocaron una grave crisis moral quedando patente los defectos y carencias de un país atrasado.
El regeneracionismo, destacando Joaquín Costa y la generación del 98, denunció este sistema y realizó propuestas para la modernización política (Silvela), social, económica e incluso cultural de España.
Cuando Alfonso XIII accedió al trono en 1902 los partidos dinásticos estaban en crisis motivada por las disputas internas tras la desaparición de sus líderes Cánovas y Sagasta lo que provoca la inestabilidad política entre 1902 y 1907 donde se alternaron cinco gobiernos conservadores y seis liberales y la intervención nuevamente del ejército en la vida política con la aprobación de la ley de jurisdicciones (1906).
Maura (conservador) y Canalejas (liberal), nuevos líderes de los partidos dinásticos, intentaron desarrollar una política reformadora para resolver la crisis del país. El gobierno de Maura puso en marcha el llamado regeneracionismo conservador iniciando una serie de reformas con el fin de lograr un sistema electoral limpio poniendo fin al caciquismo mediante la ley electoral (1907) y la reforma de la Ley de Administración Local que buscaba la creación de mancomunidades locales y provinciales para satisfacer las crecientes aspiraciones autonomistas de Cataluña y abriendo la vía para el entendimiento con la Lliga Regionalista, aunque no fue aprobada por el Parlamento.
En el ámbito económico destacó la intervención del Estado con la protección y fomento de la industria y en el social se aprobó el descanso dominical y la legalización de la huelga.
La Ley de Represión del Terrorismo contra los atentados anarquistas fracasó por la oposición de los republicanos, socialistas y liberales.
En la política internacional tras la crisis de 1898 Marruecos pasó a constituir el eje de la política exterior pero subordinada a los intereses de las potencias europeas. Tras los acuerdos franco-español de 1904, la Conferencia de Algeciras de 1906 y las Declaraciones de Cartagena de 1907 Francia y España fijaron sus respectivas zonas de influencia en Marruecos correspondiendo a nuestro país la zona norte, destacando el Rif donde se iniciaron en julio de 1909 graves enfrentamientos contra los rifeños.
El gobierno decidió movilizar a los reservistas de Cataluña lo que desencadenó en Barcelona un movimiento de protesta. La emboscada en el Barranco de Lobo con la muerte de cientos de españoles provocó una huelga que degeneró en insurrección conocida como la Semana Trágica de Barcelona.
El Gobierno declaró el estado de guerra y envió refuerzos militares cuya represión y posteriores juicios y condenas a muerte como la de Francisco Ferrer Guardia produjo una gran conmoción en la opinión pública por lo que Alfonso XIII forzó la dimisión de Maura y llamó a Canalejas para que formara gobierno iniciando una política regeneracionista liberal con el objetivo de lograr una progresiva democratización del sistema, atraer a la oposición republicana, lograr la separación Estado-Iglesia y poner fin al monopolio de la enseñanza implantando el laicismo.
Se aprobó la Ley del Candado (1910) y se llevó a cabo una política de reformas sociales para regular las relaciones laborales y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores con la reducción de la jornada laboral, ley de accidentes de trabajo, seguridad social obligatoria, regulación del derecho de huelga y desarrollo de los contratos colectivos de trabajo. Se estableció la Ley de reclutamiento que estableció el servicio militar obligatorio y la ley de mancomunidades en 1912. En Marruecos, España y Francia firmaron un nuevo tratado en 1912, base del Protectorado franco-español.
Los grupos excluidos del sistema aumentaron su descontento por el mantenimiento del sistema del turnismo. El republicanismo reformador (Samerón y Lerroux) representaba la aspiración de una democratización política, el laicismo y el desarrollo de las reformas sociales.
En el ámbito nacionalista, el catalán era el de mayor importancia dominado por la Lliga cuyo líder, Cambó e ideólogo, Prat de la Riba, defendían la compatibilidad entre la regeneración política y modernización económica española con la autonomía de Cataluña. La creación de la Mancomunidad de Cataluña en 1914 significó el reconocimiento de la personalidad de Cataluña pero el fracaso autonomista provocó la división de la Lliga naciendo el Estát Catalá de Francesc Maciá y Lluis Companys de carácter independentista.
También el PNV aceptaba el parlamentarismo y la autonomía consolidándose como la fuerza mayoritaria en el País Vasco. El 1918 conseguían representación parlamentaria logrando que la cuestión vasca llegara a las Cortes.
En cuanto al movimiento obrero, el atraso industrial español provocó su debilidad al contrario que en la Europa occidental dividido en las corrientes anarquista, arraigada en Cataluña, Andalucía y Extremadura con las tendencias terrorista y sindicalista (CNT, 1910) y socialista asentada en Asturias, Vizcaya y Madrid (UGT), fortaleciéndose con la colaboración con los republicanos tras los sucesos de Barcelona resultando elegido Pablo Iglesias como diputado. El triunfo de la revolución rusa en 1917 y el desarrollo de la III Internacional provocó la división socialista en 1921 naciendo el PCE.
En 1914 estallaba la Gran Guerra, el gobierno de Eduardo Dato declaraba la neutralidad lo que favoreció un espectacular crecimiento económico al ser abastecedora de materias primas y productos industriales a los países beligerantes. Pero, en el ámbito político se inició la crisis del turnismo y la descomposición de los partidos dinásticos.
En 1917 el sistema político de la Restauración sufrió una conjunción de tres crisis, la militar, molestos por la reforma que pretendía reducir el excesivo número de oficiales lo que provocó la formación de Juntas de Defensa que presentaron un manifiesto al gobierno en forma de ultimátum que provocó el repliegue del gobierno; la política nacida a partir de la suspensión de las garantías constitucionales, la censura de prensa y el cierre de las Cortes decretado por Dato, por lo que Cambó convocó a todos los senadores y diputados a crear una Asamblea de Parlamentarios en Barcelona que formaran un gobierno provisional y la celebración de Cortes Constituyentes pero que el reducido apoyo la hizo fracasar; y la social con el desarrollo de una huelga general promovida por la CNT y la UGT con la que se intentó implantar una república democrática pero que solo tuvo incidencia en Madrid, Barcelona, País Vasco y Asturias sofocada por el ejército.
Cada vez era más difícil formar gobiernos con mayorías naciendo los gobiernos de concentración que no lograron estabilizar la situación y que recurrieron a medidas excepcionales que desprestigiaron el sistema.
La conflictividad social aumentó al mismo ritmo que los sindicatos que se radicalizaron. En Andalucía donde los campesinos vivían en condiciones miserables estalló una revuelta que provocó que muchos municipios andaluces y extremeños fueran controlados por los comités de huelga procediéndose a la ocupación y reparto de tierras.
En el ámbito obrero se produjeron huelgas y enfrentamientos entre sindicalistas y patronos apoyados por el Gobierno (huelga de la Canadiense) quien aprobó la reducción de la jornada laboral y prometió el aumento de salarios sin embargo el conflicto derivó en una guerra social entre la patronal y sindicatos con actos terroristas y violencia callejera que sumieron a Barcelona en un estado de violencia entre 1919 y 1921.
El gobierno declaró el estado de guerra, suspendió las garantías constitucionales y cedió el orden público a los militares siendo nombrado el general Martínez Anido como gobernador quien impuso la represión militar y la llamada “ley de fugas”. Entre 1918 y 1923 más de 800 atentados dejó un saldo de 270 muertos como el del presidente del gobierno, Eduardo Dato.
A estos problemas se unió la crisis marroquí de 1921 año en el que el gobierno decidió que el general Dámaso Berenguer completara la ocupación efectiva del territorio. Abd-el-Krim encabezó una rebelión generalizada de los rifeños que provocó el desastre de Annual con la muerte de unos 10.000 soldados españoles. Solo la llegada de refuerzos a Melilla salvó la ciudad.
Esta tragedia conmocionó a la opinión pública y tuvo graves consecuencias políticas nombrándose una comisión de responsabilidades militares presidida por el general Picasso quien propuso el procesamiento de 39 oficiales y la búsqueda de responsabilidades políticas aceptado por el gobierno de concentración de García Prieto por el que se resolverían las acusaciones contra la clase política y el propio rey.
Pero antes de que pudiera resolverse en las Cortes, el general Primo de Rivera encabezó un golpe de Estado con el apoyo del rey en septiembre de 1923, por el que se imponía una dictadura militar hasta enero de 1930 por el que terminaba con el sistema del turnismo.