La Monarquía Hispánica: De los Reyes Católicos a la crisis del siglo XVII

La Monarquía de los Reyes Católicos (unión dinástica, reorganización político-administrativa)

El matrimonio formado por Isabel, reina de la Corona de Castilla, y Fernando, rey de la Corona de Aragón, es conocido como el de los Reyes Católicos debido al título honorífico concedido por el Papa en 1496. Este título se otorgó por impulsar la unificación religiosa al someter a los musulmanes de la península Ibérica, expulsar a los judíos y ejercer una fuerte presión sobre los mudéjares, lo que forzó su huida o conversión al catolicismo (uniformismo religioso).

Es importante señalar que la unión matrimonial de los Reyes Católicos no significó la unión de las dos Coronas, sino que fue únicamente una unión dinástica basada en un vínculo personal; los territorios no se fusionaron y cada una de las Coronas conservó su personalidad, con leyes e instituciones propias y diferenciadas, manteniéndose también las fronteras y las aduanas entre ellas. Esto es lo que se conoce como Unión Dinástica.

Para gobernar sus reinos, acordaron repartirse competencias y administrar conjuntamente los territorios (con el lema: «tanto monta el rey como la reina»), así como establecer un único escudo (las flechas de Isabel y el yugo de Fernando). Sin embargo, en su titulación, los Reyes Católicos decidieron mantener sus títulos tradicionales con la enumeración de todas sus posesiones, aunque en la Corte real y en el exterior se fue imponiendo paulatinamente el título de reyes de España.

Para reforzar su autoridad y lograr un mejor gobierno de sus reinos, en el reinado de los Reyes Católicos se produjo una reorganización política y administrativa. Sin embargo, la actuación de los monarcas en favor del fortalecimiento del poder real fue mucho más efectiva en Castilla, donde pudieron aplicar su política autoritaria y centralizadora que en Aragón, donde sobrevivía el pactismo y las instituciones forales imponían restricciones a la actuación de los reyes.

Esta política se orientó a crear una monarquía autoritaria y fuerte frente a los otros grandes poderes: la nobleza, el clero y las ciudades. Para lograrlo, se introdujeron una serie de modificaciones políticas y administrativas:

  • Reforzamiento de los Consejos: el Consejo Real se convirtió en el principal órgano asesor y de gobierno de los reyes. Estaba formado por nobles y letrados organizados en comités específicos (política exterior, justicia, hacienda…). Además, se crearon el Consejo de la Inquisición (1483), el Consejo de las Órdenes Militares (1489) y el Consejo de Aragón (1494).
  • Extensión de los virreinatos en aquellos territorios que, como la Corona de Aragón y Navarra, tenían organismos y leyes específicas. Para Galicia se creó el cargo de Gobernador con poderes similares a los del virrey.
  • Reforma de la justicia: creación de nuevas Cancillerías (Valladolid y Granada) y Audiencias (Galicia y Sevilla), tribunales permanentes que ejercían su jurisdicción sobre un territorio delimitado.
  • Imposición de los corregidores en las ciudades de realengo castellano. Actuaban como representantes de los reyes y estaban encargados del orden público, de impartir justicia y de supervisar la vida municipal.
  • Aumento de la burocracia y formación de un ejército permanente basado en los tercios que se crearon y emplearon en el dominio de Italia (tercios viejos).
  • Las Cortes (diferenciadas para Castilla, Aragón, Cataluña, Valencia y Navarra) mantuvieron sus funciones básicas (aprobación de leyes, la propuesta de los reyes y recaudación de impuestos).
  • Creación de la Santa Hermandad, cuerpo armado creado inicialmente con la finalidad de proteger los caminos del reino. Este cuerpo evolucionaría hasta transformarse en un ejército profesional, pagado y comandado por los monarcas. De esta manera se logró evitar la dependencia de las mesnadas señoriales, afianzando el poder real.

La configuración del Imperio español en el siglo XVI (la herencia de Carlos I, los cambios en tiempos de Felipe II: la rebelión de Flandes, la incorporación de Portugal, la guerra contra Inglaterra)

Durante los siglos XVI y XVII, los monarcas de la dinastía de los Habsburgo, originarios de Austria, gobernaron las Coronas de Castilla y Aragón, así como extensos territorios dispersos por Europa, América y el Pacífico. Este conglomerado de reinos y pueblos fue denominado Monarquía Hispánica. La enorme dispersión territorial de este imperio dificultaba la cohesión y multiplicaba los problemas y los enemigos.

La instauración de la dinastía de los Habsburgo en la monarquía hispánica tiene lugar con el acceso al trono de Carlos I en 1516; hijo de Juana de Castilla y Felipe el Hermoso. La muerte de su padre y la incapacidad de la que acusaron a su madre dejaron en sus manos una pluralidad de reinos que se correspondía con las cuatro herencias recibidas; de su madre recibió la Corona de Castilla, Navarra y las Indias; de su abuelo, Fernando de Aragón, la Corona de Aragón junto con los territorios que poseía en el norte de Italia; por vía paterna hereda los Países Bajos y el Franco Condado y, tras la muerte de su abuelo, Maximiliano de Austria, en el año 1519, heredó los estados de la casa de Austria, además de los derechos al título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Este enorme conjunto de territorios sufriría diferentes modificaciones a lo largo del tiempo, pero subsistió en su núcleo principal hasta 1700, cuando falleció sin descendencia el último de los Austrias españoles, Carlos II.

Carlos practicó en todos estos territorios una activa política integradora con dos objetivos: mantener la unidad religiosa en torno al catolicismo, lo que lo llevó a enfrentamientos militares contra el Imperio Otomano y los corsarios norteafricanos, y a la guerra de Esmalcalda con el desarrollo de la Reforma Luterana en el Sacro Imperio; y desarrollar la idea de un imperio universal (Universitas Christiana) que englobase a todos los cristianos de Europa.

Entre 1555-1556, Carlos I abdicó dejando a su hijo Felipe II la mayor parte de sus reinos, excepto los territorios austriacos. Durante su reinado, la herencia recibida fue aumentando y sufrió modificaciones, sosteniendo numerosas guerras para mantener su hegemonía en Europa:

  • Rebelión en Flandes. Flandes era una de las diecisiete provincias que conformaban los Países Bajos. En el siglo XVI, el calvinismo se propagó por todas ellas. La intolerancia católica del rey Felipe II junto a su gobierno autoritario provocó revueltas y motines. A pesar de la acción represiva ejercida por el duque de Alba, la rebelión no cesó. En 1579, las provincias del norte, lideradas por Holanda, no renunciaron al protestantismo y lograron sacudirse el dominio español formando las Provincias Unidas bajo el liderazgo de Guillermo de Orange (Unión de Utrecht) y consolidaron su posición gracias al apoyo inglés. Por el contrario, en las provincias del sur, el protestantismo fue erradicado manteniéndose en la obediencia católica y bajo la soberanía de Felipe II (Unión de Arras).

  • Incorporación de Portugal. En 1580, murió sin descendientes directos el rey de Portugal y Felipe II reclamó el trono por ser hijo de una princesa portuguesa. Empleando la diplomacia y el ejército, consiguió que en 1581 las Cortes portuguesas lo reconociesen como rey, jurando este mantener sus libertades e instituciones propias. La integración de Portugal significó, además de la unidad peninsular, la incorporación de su enorme imperio con posesiones en África, Asia y América; en aquellos momentos se podía decir que en los dominios de Felipe II no se ponía el sol.

  • Guerra contra Inglaterra. Motivos religiosos (cisma anglicano), políticos (apoyo a los rebeldes protestantes de los Países Bajos, ejecución de la reina de Escocia, la católica María de Estuardo) y económicos (ataques de los corsarios ingleses a las colonias y flotas americanas) decidieron a Felipe II a organizar la invasión y conquista de Inglaterra. Para lograrlo formó en 1588 la Gran Armada que debía ir hasta los Países Bajos para embarcar allí a los tercios españoles y asaltar Inglaterra, pero la operación fue un fracaso. Como represalia, los ingleses enviaron una flota capitaneada por Drake en

    1589 que atacó La Coruña, Lisboa y las Azores. El enfrentamiento se mantendría constante hasta la muerte de Felipe II.

    El siglo XVII estuvo marcado por la crisis y las dificultades para la Monarquía Hispánica debido a diferentes factores:

    La crisis demográfica y económica abarcó desde 1580 hasta 1680. Las malas cosechas, las epidemias de peste y las guerras provocaron que la población de los territorios de la Monarquía Hispánica sufriera un estancamiento o retroceso, con frecuentes crisis de mortalidad catastróficas. En España, la población se mantuvo alrededor de unos ocho millones, siendo la Corona de Castilla la más afectada por la caída de población, además de la expulsión de los moriscos en 1609 que contribuyó al descenso demográfico especialmente en la Corona de Aragón.

    – Deterioro de la economía. Además de la crisis agraria por las malas cosechas, el despoblamiento progresivo de las áreas rurales, el aumento de cargas impositivas… todos los sectores artesanales y comerciales se vieron afectados, cayendo la producción interna y provocando la ruina de los centros artesanales de Castilla. Las causas fueron múltiples: el excesivo aumento de precios provocado por la llegada de oro y plata americana, la falta de competitividad, la invasión del mercado interno por los productos extranjeros, el incremento de los impuestos y las alteraciones monetarias. El comercio exterior también se resintió debido a la competencia de los comerciantes extranjeros que acapararon los envíos hacia América. A esto se sumaron los problemas de la Hacienda Real. Para hacer frente al descenso de ingresos (consecuencia de la crisis económica general) y a los ingentes gastos de las múltiples guerras, la Corona recurrió a la desvalorización de la moneda y a acuñar ingentes cantidades de monedas de vellón (aleación de cobre y plata), situación que provocó el aumento de la inflación y agravó las dificultades económicas (revolución de los precios). Además, la imposibilidad de devolver los préstamos realizados por los banqueros provocó la declaración de numerosas quiebras.

    – La sociedad se caracterizó por su inmovilismo y el mantenimiento de una mentalidad aristocrática y clerical. La crisis económica provocó la ruina de la débil clase burguesa urbana que abandonó los negocios y los trabajos artesanales y buscó ennoblecimiento; al mismo tiempo, se extendió la pobreza aumentando el número de pobres.

    – A nivel político, el siglo XVII estuvo protagonizado por el reinado de Felipe IV, que comenzó en 1621. El rey confió en la figura de Gaspar de Guzmán, conde duque de Olivares, como valido. Ambos trataron de mantener la hegemonía de la Monarquía Hispánica, amenazada especialmente por Holanda y Francia.

    a) Las reformas de Olivares: Desde el inicio de su gobierno, el conde-duque de Olivares buscó recuperar el prestigio exterior y modificar la estructura política de la Monarquía Hispánica eliminando los privilegios forales de sus reinos e imponiendo en todos ellos las leyes de Castilla, más favorables para el poder real. Para conseguirlo, proyectó la Unión de Armas (1625) que establecía un reparto de la carga militar y fiscal entre todos los reinos (hasta entonces solo recaían sobre Castilla) y la creación de un ejército permanente de 140.000 hombres, repartidos entre los distintos reinos según su población y riqueza. Esta política impositiva y uniformizadora generó protestas, destacando las de Cataluña y Portugal.

    b) La revuelta de Cataluña: En 1639 entraron en Cataluña las tropas reales para combatir a las tropas francesas que habían invadido el Rosellón. El alojamiento de las tropas castellanas ocasionó tumultos, que culminaron con la sublevación de los segadores (Guerra de los segadores) y la muerte del virrey, el conde de Santa Coloma, en Barcelona. Olivares envió al ejército para reprimir las protestas y quiso aprovechar la situación para modificar los privilegios forales. Como respuesta, la Generalitat catalana convocó Cortes y asumió el Gobierno de Cataluña, solicitando ayuda a Francia, y proclamó a Luis XIII conde de Barcelona en 1641. El temor al dominio francés y las promesas de Felipe IV de respetar sus privilegios minaron la resistencia de los catalanes.

    c) La independencia de Portugal: El descontento portugués ante la política de castellanización de Olivares, la obligada participación de soldados portugueses en el conflicto de Cataluña y la pérdida de parte de su imperio colonial ante los ataques de los holandeses originaron una conspiración nobiliaria que proclamó al duque de Braganza rey de Portugal en 1640, siendo reconocida la independencia portuguesa en 1668.


    Economía y sociedad en Galicia durante la era de los Austrias (la agricultura y sus transformaciones, la importancia de la pesca en la Galicia costera, la estructura social: sociedad rentista y peso de la hidalguía).

    Durante el reinado de los Austrias, Galicia mantuvo una posición periférica pero estratégicamente importante por ser un punto vital en la ruta marítima hacia los Países Bajos. Los Austrias potenciaron la organización política del viejo reino: Capitán General, Real Audiencia, Juntas del Reino. Galicia estaba dividida en provincias (siete desde mediados del siglo XVI: La Coruña, Betanzos, Santiago, Mondoñedo, Lugo, Orense y Tuy). Las Juntas del Reino de Galicia actuaban, desde 1528, como representación del Reino. En 1622 Galicia recuperó el derecho de tener representación en las Cortes de Castilla a cambio de la entrega de 100.000 ducados para construir una escuadra con la que defender sus costas.

    A lo largo de los siglos XVI y XVII, la economía gallega era fundamentalmente agrícola (más del 80% de la población vivía en y del campo) y estuvo fuertemente ligada a las posibilidades productivas de la tierra. Hasta 1560 – 1580 se mantuvo el sistema tradicional de producción feudal basado en el cultivo de cereales (trigo y centeno) y en el barbecho, que permitió el crecimiento de la población. A partir de esas fechas, el desequilibrio entre población y recursos favoreció la aparición de crisis de subsistencia, con malas cosechas, hambrunas y pestes, que provocaron la disminución de la población, siendo especialmente grave el ciclo negativo de 1633 – 1636. Estas dificultades estimularon las transformaciones del sistema de cultivo. Desde la costa hacia el interior, se fue extendiendo el cultivo del maíz, producto procedente de América que alteró el sistema de rotación, disminuyendo el barbecho. Estos cambios permitieron un fuerte crecimiento de la producción y de la población; esta situación contrastaba con el panorama negativo del siglo XVII en el resto de Europa.

    La pesca costera complementaba la dieta alimenticia de las poblaciones costeras y la de altura potenciaba la economía gracias a las campañas de pesca del bacalao en Terranova, que permitía su venta en los mercados de Castilla. Importante también fue la salazón de pescado, especialmente de la sardina, en numerosas instalaciones distribuidas a lo largo de toda la costa gallega. Destaca Pontevedra como principal puerto pesquero que cuenta con una poderosa cofradía de pescadores, dedicados a la captura de la sardina, que regula la actividad marítima desde Vigo hasta Noia.

    La sociedad gallega de la época era esencialmente rural y las ciudades eran muy pequeñas, destacando Santiago de Compostela, por sus funciones religiosas, La Coruña, sede de las instituciones de gobierno, y Pontevedra, en declive y relacionada con la pesca y salazón de la sardina. Las actividades artesanales y comerciales eran escasas, predominando la autarquía comarcal. Cabe destacar la producción doméstica de tejidos de lino.

    Desde finales del siglo XV, la alta nobleza gallega residía en la Corte y varios de sus miembros desempeñaron elevados cargos en la administración (virreyes, embajadores) y se vincularon con las familias nobiliarias castellanas. Miembros destacados de esta nobleza fueron Fernando de Andrade, conde de Vilalba (participante en la conquista de Nápoles: Fernando de Castro, conde de Lemos autor de El búho gallego en defensa de Galicia); Gaspar de Zúñiga, conde de Monterrey (que fue virrey de México y Perú); Pedro Fernández de Castro, conde de Lemos (virrey de Nápoles y presidente de los Consejos de Indias e Italia), y Diego Sarmiento, conde de Gondomar (embajador en varios reinos europeos).

    El absentismo de la alta nobleza permitió el auge de la hidalguía, un grupo que se convirtió en el dominante en Galicia en el siglo XVII. Su posición se apoyaba en el control de las rentas agrarias a través del cobro de los censos (contratos de arrendamiento a largo plazo) que gravaban las tierras que trabajaban los campesinos (foreros).


    Converso: Persona que acepta una creencia religiosa que anteriormente no profesaba. Se aplica a los musulmanes y judíos peninsulares que se convirtieron al cristianismo en los siglos XVI y XVII. Muchas de estas conversiones no fueron por convicción, sino para evitar a la Inquisición. De hecho, muchos seguían practicando su culto en secreto. Además, se convirtieron en el blanco del odio popular que los acusaba de todos los males.

    Gran Armada: Flota naval que mandó construir Felipe II en el contexto de la guerra anglo-española (1585-1604). Fue enviada en 1588, comandada por el Duque de Medina Sidonia con el objetivo de atacar las islas Británicas, debido a la política anticatólica y el apoyo al corsarismo de Isabel I. Las condiciones meteorológicas provocaron el naufragio de gran parte de la flota.

    Mourisco: Descendientes de musulmanes que se convirtieron al cristianismo pero que mantenían sus costumbres, lengua y religión islámica en privado. Eran muy numerosos en Aragón y Valencia, donde se dedicaban especialmente a la agricultura. Su expulsión bajo el reinado de Felipe III en 1609 fue una de las causas de la crisis agrícola que afectó a los reinos hispánicos peninsulares en el siglo XVII.

    Terzos: Unidad militar de élite del ejército español creada por Carlos I en el siglo XVI. Pueden considerarse los primeros ejércitos profesionales, estando formados por soldados voluntarios y de reclutamiento, lo que supone un avance en la modernización de los ejércitos europeos. Destacaron por su eficacia los Terzos de Flandes.

    Unión de Armas: Proyecto elaborado en 1626 por el Conde-Duque de Olivares, valido del rey Felipe IV partidario de una política agresiva, con la finalidad de crear un gran ejército compuesto por soldados procedentes de todos los reinos que integraban la monarquía hispánica para garantizar la hegemonía de los Austrias. El proyecto resultó un fracaso por la resistencia de los diferentes territorios que componían el Imperio.

    Valido: Figura política generalizada en el siglo XVII en quien el rey delegaba las funciones de gobierno. No se trataba de un cargo oficial, estos «privados» o «favoritos» servían al rey mientras mantuvieran su confianza. En España, esta figura alcanzó su plenitud bajo los reinados de los «Austrias Menores», ejemplificada en el Duque de Lerma o el Conde Duque de Olivares.

    Juntas del reino de Galicia: Institución creada en el siglo XVI que actuaba en representación del reino de Galicia ante la Corona en el Antiguo Régimen. Estaba integrada por los diputados de las capitales de las siete provincias gallegas. Una de sus principales reivindicaciones fue la concesión a Galicia de voto en las Cortes de Castilla, que obtuvieron durante el reinado de Felipe IV (1623).

    Pragmática Sanción de 1830: Disposición promulgada por Fernando VII en 1830 después de los sucesos de La Granja, para anular la Ley Sálica (desplazamiento de las mujeres del trono) establecida por Felipe V en 1713. Con la publicación de esta se designaba como heredera al trono a su hija Isabel II en perjuicio de su hermano Carlos María Isidro. Los partidarios de este último no aceptan esta derogación dando lugar a las denominadas Guerras Carlistas.

    Pronunciamento: Término aplicado durante el siglo XIX para designar un golpe de Estado o levantamiento militar para derribar un Gobierno. Los oficiales «se pronunciaban» con el objetivo de cambiar la orientación del régimen político vigente o presionar para que se realicen reformas: pronunciamiento liberal de Riego contra el régimen absolutista de Fernando VII, la Vicalvarada o la Gloriosa, entre otros.

    Pucherazo: Manipulación de los resultados electorales o sustitución masiva de los votos emitidos en la urna electoral (puchero) para arreglar las cifras de votos y ganar las elecciones desarrollado a partir de 1875 coincidiendo con el sistema de turnos de la Restauración. El pucherazo está relacionado con la coacción física, psíquica y económica de los caciques para conseguir un resultado electoral determinado. Con estas prácticas conseguían situar al encasillado en el parlamento.

    Regeneracionismo: Corriente intelectual, política y literaria presente en la vida española a partir de la crisis de 1898 que critica las lacras del sistema de la Restauración sintetizadas en la obra «Oligarquía y Caciquismo» de Joaquín Costa. Critican el deficiente desarrollo económico y proponen la democratización del país y medidas de carácter económico y educativas (escuela y despensa). Para llevarlas a cabo se necesitaría un Cirujano de Hierro (gobierno autoritario).


    Antiguo Régimen: Sistema político y socioeconómico que caracteriza a los países europeos de los siglos XVI, XVII y XVIII. Se trata de un término peyorativo utilizado por los revolucionarios franceses para referirse a las sociedades caracterizadas por la monarquía absoluta, la sociedad estamental y la economía agraria. Este período recibe el nombre de Edad Moderna.

    Catastro de Ensenada: Inventario de las propiedades inmuebles de los habitantes de Castilla elaborado por el Marqués de Ensenada en 1749 con el objetivo de imponer la Única Contribución, tributo pensado para sustituir las rentas provinciales. Aunque no se llevó a cabo su finalidad fiscal debido a las protestas de los grupos privilegiados, constituye una fuente documental básica para el estudio de la población, sociedad y economía de este período.

    Decretos de Nueva Planta: Conjunto de Decretos firmados por Felipe V (1707-1716) después de la Guerra de Sucesión que suprimían los privilegios forales de la Corona de Aragón por haber apoyado a Carlos de Austria. Se prohíben sus instituciones políticas particulares y la lengua catalana, imponiéndose las leyes de Castilla y su organización política-administrativa, así como el uso del castellano. Esto supone un avance en la centralización política.

    Despotismo ilustrado: Régimen político de la segunda mitad del siglo XVIII europeo que defendía el fortalecimiento del poder absoluto y los principios esenciales del Antiguo Régimen, pero aplicando reformas basadas en las ideas ilustradas (reorganizar la fiscalidad, compilar un corpus legislativo, incrementar la actividad económica y promover la cultura y la ciencia). Su lema es «todo para el pueblo pero sin el pueblo».

    Motín de Esquilache: Revuelta popular que tuvo lugar en Madrid como resultado de la oposición a las medidas reformistas de Esquilache, ministro de Carlos III en 1766. Encontró apoyo en la población descontenta por el aumento del precio del trigo provocado por las malas cosechas y la especulación. El detonante fue la prohibición de lucir capa larga y sombrero de ala ancha, así como los juegos de azar. Como consecuencia, Esquilache fue destituido e inició un programa reformista dirigido por ministros españoles.

    Paz de Utrecht: Conjunto de tratados firmados en 1713 en Utrecht por los contendientes de la Guerra de Sucesión Española (Casa de Borbón y Casa de Austria) que ponen fin a las hostilidades e intentan establecer una paz duradera en Europa. Se reconoce a Felipe V como rey de España a cambio de concesiones económicas y territoriales que redefinen el mapa europeo. Esto marca el inicio de la hegemonía británica.

    Regalismo borbónico: Doctrina política y jurídica que afirmaba la superioridad de la autoridad del rey sobre la Iglesia en el territorio que gobernaban; busca crear una Iglesia sometida al rey, poder influir en el nombramiento o elegir a los grandes cargos eclesiásticos. El rey regalista por excelencia es Carlos III, que consigue un vicariato regio en el que el monarca actuaba de mediador entre la Iglesia española y la Santa Sede.

    Sistema de turnos: Se denomina así a la alternancia pacífica en el gobierno de los partidos dinásticos (El Partido Conservador liderado por Cánovas y el Partido Liberal liderado por Sagasta) durante la Restauración borbónica. La alternancia en el poder se hacía posible a través de la manipulación electoral y la actuación de los caciques. El objetivo principal de este sistema era asegurar la estabilidad y frenar el intervencionismo militar en la vida política.

    Sufragio censatario y universal: Derecho al voto restringido según criterios como la riqueza o nivel de instrucción. En España prevaleció desde 1834 hasta 1868 y desde 1877 a 1890. En el segundo caso, derecho de voto de todos los ciudadanos mayores de edad, sin discriminaciones por riqueza, sexo, raza, etc. En España predominó el sufragio universal masculino con la Constitución de 1869 y a partir de 1890. El sufragio femenino se proclamó con la Constitución de 1931.

    Tratado de Valençay: Tratado firmado a finales de 1813 en la localidad francesa del mismo nombre entre Napoleón y Fernando VII, presionado el primero por las dificultades y derrotas tanto en España como en Europa, que ponía fin a la Guerra de Independencia y reconocía a Fernando VII como monarca legítimo de España y de las Indias. Se aceptaba la devolución de las plazas y tierras durante el conflicto.


    Afrancesados: Ilustrados de las altas capas de la sociedad que apoyaron a José I Bonaparte durante la Guerra de la Independencia. Vieron en el régimen napoleónico la posibilidad de modernizar el país siguiendo el modelo liberal francés: supresión del régimen señorial, de la Inquisición, reforma del código civil, etc. Este término fue usado despectivamente por los «patriotas» para acusarlos de colaboracionistas con los invasores. Al final de la guerra, muchos se exiliaron.

    Abdicaciones de Bayona: Proceso por el cual el Rey Fernando VII es instado a abdicar en su padre Carlos IV, luego de los sucesos de Aranjuez, a propuesta y en presencia de Napoleón Bonaparte en Bayona. Estos fueron reclamados por el emperador con la excusa de mediar entre ellos. Carlos IV recupera el trono y lo cede a Napoleón, quien renuncia a sus derechos en favor de José I Bonaparte, que se convierte en rey de España.

    Caciquismo: Práctica política llevada a cabo durante la Restauración borbónica iniciada en 1873 que posibilitaba que el partido designado para formar gobierno obtuviera la mayoría parlamentaria mediante el control de las elecciones, valiéndose de la preeminencia electoral de los caciques locales que usaban la fuerza, la coacción y la venta de favores (para los enemigos la ley, para los amigos el favor).

    Cantonalismo: Movimiento insurreccional iniciado en 1873 durante el gobierno de Pi y Margall con el objetivo de crear pequeñas unidades independientes (Cantones) que establecerían acuerdos libres entre ellos para formar un Estado Federal de abajo-arriba. La sublevación cantonal comienza en Cartagena (Murcia) extendiéndose por Andalucía. Defendían reformas como la supresión de consumos y quintas o el reparto de la tierra.

    Desamortización: Incautación por parte del Estado de los bienes rústicos y urbanos pertenecientes a las manos muertas de la Iglesia, a baldíos y tierras de comunes y propios de los Municipios para declararlos bienes nacionales y venderlos en subasta pública con el objetivo de convertirlos en propiedades privadas. Las principales desamortizaciones son las de Mendizábal (1835), Espartero (1840) y la de Madoz (1855).

    Encajado/Encasillado: Práctica caciquil por la cual el Ministerio de Gobernación adjudicaba escaños a partidarios o adversarios correspondientes a cada distrito electoral, es decir, los diputados que podían ser elegibles del gobierno y de la oposición. Este sistema implica complejas negociaciones entre los representantes del Gobierno y las fuerzas políticas locales.

    Estatuto Real: Carta otorgada, aprobada por la regente María Cristina (1933-1940) y redactada por el liberal Martínez de la Rosa en 1834 y vigente hasta 1836. Establecía un régimen en el que el rey mantenía importantes cuotas de poder. Su carácter conservador provocó el rechazo de los liberales y tampoco satisfizo a los absolutistas que siguieron apoyando al carlismo.

    Ludismo: Una de las primeras formas de protesta obrera surgida en Gran Bretaña a principios del siglo XIX que consistía en reacciones violentas y espontáneas contra la mecanización de las fábricas, responsable de la pérdida del puesto de trabajo. En España destaca la quema de la fábrica de Bonaplata (1835). Décadas más tarde daría lugar a nuevas formas de asociacionismo, los sindicatos.

    Manifesto de los Persas: Documento redactado en 1814 en el que diputados absolutistas españoles invitaban a Fernando VII a anular la Constitución de 1812. Se trataba de una alegación firmada por 69 diputados serviles contra las Cortes de Cádiz pidiendo la nulidad de sus decretos y las reformas por ir en contra de los valores tradicionales. Este documento sirve de base para el restablecimiento del absolutismo.

    Manifesto de Sandhurst: Documento de carácter conservador y católico firmado por Alfonso XII en la academia militar inglesa de Sandhurst, mediante el cual Cánovas del Castillo expuso las ideas básicas del régimen de la Restauración en diciembre de 1874. Se aceptaba a Alfonso como rey monárquico constitucional y un modelo de gobierno liberal basado en la alternancia pacífica de partidos.

    Unión Liberal: Partido creado por O’Donell en 1854 a partir de una escisión del moderantismo. Agrupó a la derecha del partido Progresista y a la izquierda del partido Conservador, quería ser una opción de centro pero ideológicamente no presenta ninguna novedad. Participó directamente en el gobierno aliado a los moderados entre 1856-1866 (Década Moderado-Unionista).

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