Las Colonizaciones Mediterráneas e Indoeuropeas
Desde fines del II milenio a.C., según los historiadores griegos y romanos, llegaron a la Península Ibérica dos oleadas colonizadoras que sentaron las bases culturales de los pueblos prerromanos. Estas colonizaciones introdujeron la escritura alfabética (fenicia y griega), el uso de la moneda, nuevos cultivos (vid y olivo) y técnicas artesanales (torno alfarero), integrando la región en la cultura mediterránea y centroeuropea.
a) Colonización Mediterránea (2000 a.C. – siglos VIII-VI a.C.)
Comerciantes fenicios, griegos y cartagineses se establecieron en las costas levantinas, fundando factorías y colonias comerciales como:
- Fenicias: Gádir (Cádiz)
- Griegas: Emporion (Girona), Mainake (Málaga)
- Cartaginesas: Ebusus (Ibiza), Cartago Nova (Cartagena)
Estas colonizaciones influyeron en la cultura de los iberos, que se asentaron en la costa mediterránea sin constituir una unidad política. Los iberos, entre los que destacan los turdetanos, bastetanos y edetanos, compartían características como:
- Economía: agrícola-ganadera (cereales, vid, olivo, lino), manufacturera (textil, cerámica, metalurgia) y comercial basada en la moneda.
- Estructura social: jerarquizada, basada en la tribu y dominada por la aristocracia militar.
- Poblados: amurallados.
- Escritura: fenicia y griega.
- Arte: orientalizante y funerario, con ejemplos como la Dama de Elche y la Dama de Baza.
Dentro del área ibérica, las fuentes griegas mencionan a Tartessos (1000-500 a.C.), un pueblo ubicado entre el Guadalquivir y el Guadiana. Tartessos representaría una síntesis entre los pueblos del sur peninsular y los colonizadores mediterráneos. Sin embargo, existen escasas evidencias arqueológicas (necrópolis y ajuares funerarios como los del Carambolo). Tartessos desapareció alrededor del siglo VI a.C., debilitado por los cartagineses.
b) Colonizaciones Indoeuropeas (siglos XI-VI a.C.)
Pueblos indoeuropeos procedentes de Europa Central se asentaron en Cataluña y la Meseta, expandiéndose hacia el norte y oeste peninsular. Introdujeron la metalurgia del hierro, los poblados circulares y los campos de urnas (rituales funerarios de incineración).
Esta inmigración sentó las bases culturales de los celtas, entre los que se encuentran los lusitanos, celtíberos, vacceos y carpetanos. Los celtas, que habitaban la Meseta y la costa atlántica, se diferenciaban de los iberos en:
- Economía: principalmente ganadera, con agricultura rudimentaria y escaso comercio.
- Manufacturas: textiles, cerámicas y metalurgia del hierro y bronce.
- Poblados: castros, con casas circulares y desordenadas.
- Estructura social: jerárquica, basada en tribus.
- Idioma: indoeuropeo, sin alfabeto.
Los Reyes Católicos y la Formación del Imperio Español
Los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, a finales del siglo XV y principios del XVI, sentaron las bases del Imperio español. Este imperio incluía:
- Toda la Península Ibérica: unión de los reinos de Castilla y Aragón, conquista del reino nazarí de Granada (1492) e incorporación de Navarra (1515).
- Territorios en Europa: Nápoles, Rosellón y Cerdaña.
- Norte de África: Melilla, el Peñón de la Gomera, Orán, Bugía, Trípoli.
- Islas Canarias.
- América: inicialmente las Antillas, descubiertas por Colón (Cuba, San Salvador, La Española), con la conquista y colonización del continente durante el siglo XVI.
Los Reyes Católicos aseguraron su predominio en Europa mediante una política de alianzas matrimoniales con importantes Estados:
- Imperio Alemán: Juana con Felipe, hijo del emperador Maximiliano I.
- Inglaterra: Catalina con el futuro Enrique VIII.
- Portugal: Isabel y María con Manuel I el Afortunado.
La Crisis del Imperio Español en el Siglo XVII
Durante el siglo XVII, los sucesores de los Reyes Católicos, Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700), delegaron la administración del Estado en validos o primeros ministros. Este periodo coincidió con una grave crisis imperial que dejó a Castilla exhausta y empobrecida. La pérdida demográfica, el colapso agrario, artesanal y comercial, junto con las epidemias, guerras y la expulsión de los moriscos, llevaron a la bancarrota de la Hacienda y la miseria del pueblo.
La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) contra las potencias europeas, por motivos religiosos y de dominio territorial, terminó con la derrota de los Tercios españoles. La Paz de Westfalia (1648) reconoció la independencia de las Provincias Unidas y la Paz de los Pirineos (1659) puso fin al conflicto con Francia.