IMPERIALISMO Y NACIONALISMO
La rivalidad entre las potencias coloniales
Los conflictos entre imperios rivales tuvieron su escenario preferente en Marruecos (1905 y 1911). Alemania, que contaba con escasas colonias, quiso imponerse a Francia y Gran Bretaña. Las tensiones estuvieron a punto de desencadenar una guerra, que en principio se evitó, pero permanecerían latentes y contribuirían al estallido de la Primera Guerra Mundial.
La exaltación nacionalista
Enfrentaba a Alemania y Francia e hizo crecer el revanchismo francés por la derrota en la guerra franco-prusiana (1870-1871). Significó la pérdida de las regiones francesas de Alsacia y Lorena, en beneficio de Alemania. Además, ambas naciones deseaban liderar la hegemonía continental europea y veían a la otra como su gran enemiga. Alemania y Gran Bretaña también mantenían una fuerte rivalidad por el control de las rutas marítimas y el comercio internacional.
El conflicto de los Balcanes
Esta zona de Europa era un foco de tensiones desde mediados del siglo XIX. Diversos pueblos sometidos al Imperio turco habían protagonizado guerras y conseguido independizarse: Grecia, Serbia, Rumania, Bulgaria, Montenegro. Austria, un enorme Imperio multinacional formado por una minoría germánica dominante y múltiples nacionalidades sometidas (húngaros, checos, croatas, serbios, italianos…), deseaba dominar la región. Acusaba a Serbia de apoyar las protestas de los serbios que aún vivían dentro del Imperio. Pero los serbios eran eslavos, y Rusia pretendía tanto proteger a Serbia y a todos los pueblos eslavos (paneslavismo), como afianzar su poder en la zona y ocupar los estrechos del Bósforo y los Dardanelos, que abrirían el mar Mediterráneo a sus flotas. Cuando, en el año 1908, Austria ocupó el territorio de Bosnia, Rusia dejó bien claro que estaba dispuesta a enfrentarse a Austria en caso de conflicto armado.
LA CARRERA DE ARMAMENTOS
Las grandes potencias invirtieron grandes sumas de dinero en fabricar armas (cañones, fusiles, ametralladoras…), construir barcos de guerra y entrenar a sus tropas. Asimismo, todas las potencias se lanzaron a un complejo sistema de alianzas militares para prepararse para un posible enfrentamiento. En 1882, Alemania, Austria-Hungría e Italia firmaron la Triple Alianza. Francia, temerosa del poderío militar alemán se alió con Rusia y mejoró sus relaciones con Gran Bretaña, deterioradas por las disputas coloniales. Las tres potencias acabaron firmando la Triple Entente (1907).
EL ESTALLIDO DE LA GUERRA
El 28 de junio de 1914 fue asesinado en Sarajevo, capital de Bosnia (ocupada por los austriacos), el heredero del Imperio austrohúngaro, Francisco Fernando. El atentado fue realizado por un estudiante bosnio relacionado con los nacionalistas serbios. Austria le declaró la guerra a Serbia, convencida de que era el momento de acabar con ella y extender su dominio por los Balcanes. Entonces Rusia intervino para proteger a Serbia, y Alemania, aliada de Austria, declaró la guerra a Rusia y a Francia. Los acontecimientos se precipitaron, y en una semana los países fueron declarándose la guerra. Gran Bretaña también lo hizo cuando, en las primeras campañas militares, los ejércitos alemanes, para rodear a los franceses, invadieron Bélgica, aliada suya.
La Gran Guerra
La Primera Guerra Mundial se conoce con el sobrenombre de la Gran Guerra porque nunca, hasta entonces, un conflicto había implicado a tantos países y seres humanos. La guerra fue larga y tuvo etapas muy diferentes.
LA GUERRA DE MOVIMIENTO
Los ejércitos alemanes atacaron Francia, entrando por Bélgica y Luxemburgo, con la esperanza de vencerla rápidamente y poder dirigir luego todos sus esfuerzos al frente ruso. Al principio esta táctica pareció funcionar y a comienzos de septiembre de 1914 los alemanes se encontraban a 40 km de París. Pero los ejércitos francés e inglés consiguieron reorganizarse y detener el avance del ejército alemán en la batalla del Marne (del 6 al 13 de septiembre de 1914). En el frente oriental, los alemanes también avanzaron al principio rápidamente, pero los rusos reaccionaron y llegaron a las fronteras del Imperio austriaco.
LA GUERRA DE TRINCHERAS
Tras los primeros movimientos, los frentes se inmovilizaron. En el frente occidental se abrieron trincheras desde Suiza hasta el mar del Norte y se inició una fase muy dura de la guerra, en la que ganar un palmo de territorio al enemigo significaba decenas de miles de muertos. Entonces se hizo necesaria la búsqueda de nuevos aliados que aportaran más soldados a la guerra. En 1915, Italia intervino a favor de los aliados (Francia y Gran Bretaña) y Bulgaria y el Imperio turco ayudaron a las potencias centrales, sin que la guerra pareciera tener un bando vencedor. En 1916, los alemanes lanzaron una ofensiva para romper el frente francés, en la batalla de Verdún. Pero los franceses y sus aliados resistieron durante cuatro meses los embates. El saldo fue de un millón de muertos aliados y 800.000 alemanes.
LA CRISIS DE 1917 Y EL FIN DE LA GUERRA
Durante el año 1917 triunfó en Rusia la Revolución bolchevique y los revolucionarios, preocupados por sus problemas internos, firmaron la paz con Alemania y se retiraron de la guerra (paz de Brest-Litovsk). En principio esto favorecía a los alemanes. Pero el abandono de Rusia fue compensado con la intervención de Estados Unidos, que, después del hundimiento del transatlántico Lusitania por un submarino alemán, decidió entrar en la guerra. En 1918, en el frente Este, británicos, franceses e italianos derrotaron a Austria y a sus aliados. El Imperio austrohúngaro y el Imperio turco pidieron el armisticio y los combates cesaron. En el Oeste, los alemanes fueron derrotados y se produjeron revueltas en su ejército y su marina, y manifestaciones obreras contra el gobierno. Atemorizado por el miedo a un estallido revolucionario, el alto mando alemán sugirió al káiser (emperador) que pidiera la paz. El 11 de noviembre de 1918 se firmó el armisticio. El káiser Guillermo II se marchó a Holanda y en Alemania se proclamó la república.
LA GUERRA EN LA RETAGUARDIA
La Primera Guerra Mundial fue un conflicto de nuevo tipo por la movilización de muchos recursos y por la implicación de toda la población, civil y militar. Los nuevos ejércitos nacionales reclutaban a todos los hombres en edad militar. Los medios técnicos, en transporte y armamento, ocasionaban una enorme cantidad de muertos, de mutilados y de destrucción. Los contendientes reconvirtieron sus industrias con el objetivo de fabricar armamento, pidieron préstamos y sustituyeron la mano de obra masculina que se había ido al frente por mujeres. La utilización de modernas técnicas de propaganda permitió movilizar a la opinión pública y comprometerla contra el enemigo.
En enero de 1919 se inauguró en París una conferencia para establecer las condiciones de paz. Asistían 32 países, pero tomaban las decisiones las cuatro grandes potencias vencedoras de la guerra: Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña e Italia. El presidente estadounidense, Wilson, intentó aportar su visión de una paz fundada en la concordia y la ausencia de revancha contra Alemania. Pero las potencias europeas estaban deseosas de recibir fuertes compensaciones de los alemanes por las terribles destrucciones de la guerra.
EL TRATADO DE VERSALLES
El tratado más importante fue el de la paz con Alemania. Se firmó en Versalles y los vencedores le impusieron duras condiciones:
- Se declaraba a Alemania única culpable del estallido del conflicto y se la obligaba a pagar fuertes reparaciones de guerra (en dinero y en productos) por las destrucciones ocasionadas, sobre todo, a Bélgica y Francia.
- Se desmantelaba casi por completo todo su ejército, así como su marina, y se le prohibía rearmarse. También se le arrebataba su imperio colonial, que se repartió entre Gran Bretaña y Francia.
- Se devolvían sus territorios de Alsacia y Lorena a Francia; Schleswig a Dinamarca; y dos cantones a Bélgica. La Posnania y una parte de la Prusia occidental se entregaron a Polonia, a la que además se le garantizó un acceso al mar Báltico mediante un pasillo de 80 km de longitud, el corredor de Danzig, que separaba la Prusia oriental del resto de Alemania.
Alemania consideró que el Tratado de Versalles había sido una imposición y una paz humillante, lo cual reavivaría su nacionalismo y el deseo de revancha en el futuro.
UN NUEVO MAPA DE EUROPA
Además del Tratado de Versalles, otra serie de tratados se ocuparon del resto de vencidos. El presidente de Estados Unidos, Wilson, en su declaración de 14 puntos, había propuesto que cada nación (con su idioma, costumbres e historia) tenía derecho a formar un Estado independiente. De acuerdo con esta doctrina, los antiguos imperios europeos se resquebrajaron:
- El Imperio ruso perdió casi toda su costa en el Báltico y cedió grandes extensiones a la nueva Polonia.
- El Imperio turco desapareció casi por completo, quedando reducido sólo a Turquía, y en sus antiguos territorios de Oriente Próximo aparecieron Irak, Siria y Palestina, aunque como protectorados británicos o franceses.
- El Imperio austrohúngaro se desintegró y en su lugar surgieron nuevos Estados: Checoslovaquia, Hungría y Austria. También se realizaron los sueños de la pequeña Serbia, que se convirtió en la cabeza de un nuevo Estado, Yugoslavia.
Algunas remodelaciones territoriales tenían por objetivo aislar a la nueva Rusia revolucionaria. Por ello, se creó una gran Polonia y una gran Rumania, que debían ejercer de tapón frente a Rusia, aunque para ello tuvieran que reunir en los nuevos Estados a diversas nacionalidades.
LA SOCIEDAD DE NACIONES
A propuesta del presidente Wilson se creó una nueva organización, la Sociedad de Naciones (SDN), que debía garantizar la paz, fomentar la cooperación internacional, vigilar el cumplimiento de los tratados y dirimir de forma diplomática los conflictos. La sede se instaló en la ciudad de Ginebra y quedaron establecidos dos organismos: la Asamblea, de la que debían formar parte todos los Estados miembros, y un Consejo, integrado por las potencias vencedoras. Pero el panorama de destrucción, miseria, deudas, intereses no cumplidos, etc., dificultó la labor de la nueva institución. Además, el hecho de que Estados Unidos no se integrara en la SDN, ni tampoco lo hicieran muchos países descontentos con los resultados de la paz, especialmente Alemania e Italia, convirtió la Sociedad de Naciones en una organización de vencedores, sin medios para imponer sus decisiones.
La Revolución Rusa
Durante la Primera Guerra Mundial, en 1917, estalló la Revolución bolchevique en Rusia, que derrocó al zar Nicolás II e instauró el primer Estado comunista del mundo.
LA AUTOCRACIA ZARISTA
A comienzos del siglo XX, el Imperio de los zares era un inmenso país donde aún pervivía el absolutismo monárquico. Además, su economía y sus estructuras sociales eran de las más atrasadas del continente europeo. Políticamente, el zarismo era una autocracia, es decir, el zar estaba investido de un poder absoluto: gobernaba por decreto, no estaba sujeto a ninguna constitución ni tenía que responder ante un Parlamento. Una fiel burocracia y un poderoso ejército aseguraban el control del Imperio, mientras que la Iglesia ortodoxa constituía uno de los grandes pilares ideológicos del régimen. La agricultura era la principal actividad económica y la tierra estaba en manos de unos pocos terratenientes, que pertenecían a una aristocracia privilegiada. La mayoría de la población eran campesinos sometidos a un régimen casi feudal, que los condenaba a unas condiciones de vida miserables. En algunas zonas del Imperio (Moscú, San Petersburgo, Urales…), se había iniciado un proceso industrial impulsado, en buena parte, por capital extranjero. Allí había surgido un numeroso proletariado industrial que trabajaba en grandes fábricas por unos salarios miserables. Entre los obreros, se había difundido el marxismo y en 1898 se fundó el Partido Socialdemócrata Ruso, que en 1912 se escindió entre mencheviques y bolcheviques. Estos últimos, liderados por Lenin, defendían la necesidad de impulsar en Rusia una revolución social.
LA REVOLUCIÓN DE FEBRERO
La coyuntura de la Primera Guerra Mundial creó en Rusia las condiciones para un estallido revolucionario. Ni la economía, ni la organización política y militar rusas estaban preparadas para una guerra tan larga, dura y costosa. En consecuencia, los desastres militares se sucedieron. La movilización de millones de campesinos comportó el descenso de la producción agrícola, en un momento en el que la mayor parte de los recursos económicos se dedicaron a la guerra. En consecuencia, el hambre apareció en las ciudades y se extendió el malestar entre obreros y campesinos. Todo ello desacreditó al zar Nicolás II y a su gobierno, que se mostraba incapaz de dar un giro a la situación. La población estaba desmoralizada y empezó a organizarse en soviets, es decir, consejos de obreros, campesinos y soldados, que exigían al zar la retirada de la guerra y el fin de la autocracia. La oposición política al zar aprovechó las circunstancias y tanto los partidos burgueses (liberales o kadet), como los campesinos (social-revolucionarios) y los obreros (mencheviques y bolcheviques) exigieron su abdicación.
La caída del zarismo
En febrero de 1917 estalló una revolución en San Petersburgo que provocó la caída del zarismo. El poder pasó a un gobierno provisional, dirigido por Kerensky y apoyado por los partidos liberales de la Duma (Parlamento), que inició una serie de reformas. Rusia se convirtió en una República democrática.
LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE
La lentitud con que se realizaba la reforma agraria y el mantenimiento de Rusia en la guerra hicieron aumentar el descontento popular y la influencia de los bolcheviques, que deseaban derrocar al gobierno provisional e instaurar el socialismo. Los bolcheviques aspiraban a la formación de un gobierno de soviets obreros y campesinos. En su programa prometían la paz, el reparto de tierras entre los campesinos, la dirección de las fábricas por los obreros y la nacionalización de la banca y de los medios de transporte. El 25 de octubre, los soviets, impulsados por los bolcheviques, se sublevaron y en diez días se hicieron con el poder y destituyeron al gobierno provisional. Con el apoyo del Congreso de los Soviets de Rusia, Lenin formó un gobierno obrero. El nuevo gobierno soviético estableció las primeras medidas revolucionarias: se expropiaron las tierras para repartirlas entre los campesinos, y las fábricas quedaron bajo el control de comités obreros. Además, se firmó la paz de Brest-Litovsk (1918) con Alemania, que comportó importantes pérdidas territoriales para Rusia.
LA GUERRA CIVIL Y LA CREACIÓN DE LA URSS
El nuevo gobierno soviético tuvo que hacer frente a una guerra civil que duró tres años (1918-1921). Una fracción del ejército zarista, integrada por miembros de las antiguas clases privilegiadas y por campesinos acomodados, organizó el llamado Ejército Blanco, que se levantó en armas. Los bolcheviques crearon el Ejército Rojo que, bajo la dirección de León Trotski, logró imponerse. Pero la guerra había dejado al país sumido en la miseria: el hambre ocasionó cinco millones de muertos y la producción se había hundido. A lo largo del conflicto, el partido bolchevique, que desde 1918 había tomado el nombre de Partido Comunista de la Unión Soviética, fue haciéndose con el monopolio del poder y los demás partidos quedaron excluidos. En 1922 se creó la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), un Estado federal que reunía todas las nacionalidades del viejo imperio de los zares (armenios, ucranianos, georgianos…). La URSS se gobernaba por un Parlamento (Soviet Supremo) y un solo partido, el PCUS, controlaba la vida política. Se trataba de un sistema totalitario, en que el Estado y el partido quedaban totalmente identificados y en el que las instituciones no eran elegidas democráticamente. El nuevo sistema político se justificaba mediante la “dictadura del proletariado”: el poder era ejercido por el Partido Comunista que representaba al proletariado, es decir, a la mayoría de la población.
LA PUGNA POR EL PODER
Lenin, el indiscutible líder de la Revolución, murió en 1924 en un momento en el que se debatía cuál era el mejor camino para consolidar la revolución. Diferentes propuestas enfrentaron a los dirigentes del partido, en especial a Trotski y Stalin. El primero mantenía que era necesario “exportar” la revolución, provocándola en otros países. El segundo proponía la “construcción del socialismo en un solo país”, mediante la transformación de la URSS en una gran potencia que fuera la cuna de las futuras revoluciones. Stalin, que se había convertido en Secretario General del PCUS, se hizo dueño de la situación a partir de 1927 y se convirtió en el principal dirigente de la URSS. Trotski, su rival, se exilió y en 1940 fue asesinado por orden del mismo Stalin.
EL ESTALINISMO
La política estalinista impuso una economía y una sociedad colectivizadas, con el objetivo de provocar un crecimiento que hiciera de la URSS una gran potencia industrial. Para ello se siguieron estas directrices:
- Se prohibió la propiedad privada y las tierras, fábricas, bancos, transportes…, se convirtieron en propiedad estatal.
- Se dio prioridad a la industria pesada con el objetivo.
- Se instituyó una economía dirigida por el Estado, que elaboraba planes quinquenales para planificar la producción agrícola e industrial.
El resultado fue una rápida industrialización, pero la agricultura sufrió un retraso considerable como consecuencia de su subordinación a la industria. Además, la prioridad de la industria pesada descuidó la producción de bienes de consumo y buena parte de las necesidades de la población quedaron desatendidas. Stalin ejerció una verdadera dictadura en la que el Partido Comunista controlaba todos los órganos del Estado. Su liderazgo quedó reforzado por el “culto a la personalidad” que se daba a su persona. Todo sospechoso de oponerse a Stalin fue acusado de “enemigo del socialismo” y la represión afectó al conjunto de la sociedad, incluyendo al Partido Comunista. En los “grandes procesos de Moscú” (1936-1938), un violento aparato policial depuró a los disidentes, y muchos de ellos fueron ejecutados, encarcelados o deportados a campos de trabajos forzados (Gulag).