Proclamación de la República
La victoria electoral de los republicanos en las ciudades provocó la caída de la monarquía. En la noche del 14 de abril de 1931, Niceto Alcalá Zamora proclamaba en Madrid la República. Convencido de que las elecciones municipales habían sido una manifestación nacional contra la monarquía, el conde de Romanones, ministro de Estado, recomendó al rey abandonar España y negoció con el comité revolucionario el traspaso del gobierno. Cuando el general Sanjurjo, jefe de la Guardia Civil, hizo saber que sus hombres no lucharían por la monarquía, Alfonso XIII tomó el camino del exilio.
Gobierno Provisional
Este gobierno provisional convocó para el mes de junio elecciones a Cortes Constituyentes y llevó a cabo una intensa labor legislativa sobre el trabajo en el campo, el ejército y la educación.
Trabajo en el campo
El problema nacionalista catalán tuvo que ser afrontado el mismo día de la proclamación de la República. Se inició, a su vez, el proceso de redacción del Estatuto de Autonomía, que fue sometido a referéndum en Cataluña el 2 de agosto de 1931, aunque su entrada en vigor debía ser aprobada por las Cortes de la República.
Conflictos sociales
El cardenal Pedro Segura, arzobispo de Toledo y Primado de España, que terminó siendo expulsado de España, publicó una pastoral el 1 de mayo en defensa de la monarquía de Alfonso XIII. En cuanto al movimiento obrero, los conflictos sociales también fueron muy graves. En el campo, la tensión no era menor. Aquí se planteaba la lucha de clases entre un campesinado, en espera del «reparto de la tierra», y unos propietarios dispuestos a mantener sus propiedades.
La Constitución de 1931
Las elecciones a Cortes Constituyentes se celebraron el 28 de junio de 1931. Fueron ganadas por republicanos y socialistas. Los partidos más votados fueron el Socialista y el Republicano Radical.
Los partidos de la derecha conservadora fueron a las elecciones desorganizados y quedaron reducidos a grupos minoritarios, con poca fuerza para poder influir en la orientación de la nueva etapa que acababa de abrirse en España. Este hecho se aprecia en la redacción de la Constitución republicana que responde a las ideas de los republicanos de izquierda y los socialistas. El texto no contó con el apoyo de los diputados de la derecha por lo que la Constitución de 1931 nació sin el aconsejable consenso de todas las fuerzas políticas.
De acuerdo con la Constitución de 1931, España se constituía como una
«República de trabajadores de toda clase» y como un Estado «integral» fórmula con la que se venía a reconocer el derecho a la autonomía de las regiones.
En cuanto al poder ejecutivo, la Jefatura del Estado corresponde al presidente de la República, elegido cada seis años por los diputados. El presidente nombra al jefe de Gobierno y, a propuesta de éste, a los ministros, pero éstos deben ser ratificados por las Cortes. El reconocimiento de los Estatutos de autonomía dio lugar a un duro debate en la Cámara, al igual que los artículos 26 y 27 de la Constitución destinados a fijar la «cuestión religiosa».
La aprobación de estos artículos provocó la primera crisis de gobierno de la
República al dimitir el presidente del gobierno Alcalá Zamora y el ministro de la Gobernación Miguel Maura. Las Cortes aprobaron la Constitución el 9 de diciembre de 1931 con todos los votos a favor, y ninguno en contra al no estar en ese momento en la Cámara los representantes de los partidos de derecha. La nueva Constitución, como hemos dicho, nacía sin consenso.
Aprobada la Constitución, al día siguiente, las Cortes eligieron como presidente de la República a Alcalá Zamora que encargó a Manuel Azaña la formación del primer gobierno constitucional.
El que mayor repercusión tuvo por las críticas que recibió Azaña fue el de Casas Viejas
En Casas Viejas hubo una matanza aplastó ocasionando una masacre de la que se responsabilizó a Azaña.
Estatuto de Autonomía de Cataluña
El regionalismo/nacionalismo catalán, que había sido uno de los problemas más graves de España desde comienzos del siglo XX, necesitaba una solución. Azaña y su gobierno salieron fortalecidos, entre los diputados hubo una reacción en defensa de la República y el 9 de septiembre se aprobaron la Ley de Reforma agraria y el Estatuto de Autonomía de Cataluña. El Estatuto de Cataluña proclamaba a Cataluña «región autónoma dentro del Estado español».
El 20 de noviembre de 1932 se celebraron las primeras elecciones a la Generalitat que dieron el triunfo a Esquerra Republicana. Francesc Maciá se convirtió en el primer presidente de Cataluña.
El gobierno sufrió críticas también desde la derecha. En mayo de 1933 se aprueba la «Ley de Congregaciones Religiosas» que ponía fin a los colegios religiosos, consecuente con la política laicista de la República.
Esta postura defendida por Largo Caballero quería optar por la vía revolucionaria con vistas a proclamar una república socialista. La derecha, a su vez, sufre una profunda reorganización motivada, en parte, por la dureza de la República frente a la Iglesia.
Falange Española
Es ambiguo en cuanto a la defensa de la República o monarquía. Creado en octubre de 1933 por José Antonio Primo de Rivera.
La crisis del gobierno de Azaña y su caída tuvo lugar en septiembre de 193 como consecuencia de las desavenencias de los partidos que le apoyaban debido a los sucesos de Casas Viejas y por las diferencias de Azaña con el presidente de la República, Alcalá Zamora
Alcalá Zamora convocó elecciones para el 19 de noviembre de 1933.
El Bienio Radical-Cedista
Las elecciones de noviembre del 19 de noviembre de 1933 fueron ganadas por la derecha que se presentaron mejor organizadas. La izquierda veía la República como algo suyo y no imaginaban que pudiera gobernarse desde la derecha. El PSOE consideraba a la CEDA como un partido cuyo objetivo final era implantar el fascismo en España. Los republicanos de izquierda decidieron reorganizarse en un nuevo partido, Izquierda Republicana, bajo la dirección de Azaña.
PSOE-UGT se preparan para iniciar un levantamiento revolucionario en el caso de que la CEDA entrara en el gobierno
El comité revolucionario socialista, dirigido por Largo Caballero, comenzó la insurrección revolucionaria el 5 de octubre declarando la huelga general en toda España, preparada durante el verano como una revolución armada que permitiera conquistar el poder violentamente y establecer una revolución socialista.