La Reforma Protestante
En los últimos años de la Edad Media, la Iglesia se había ido alejando de sus asuntos espirituales para ocuparse cada vez más de asuntos terrenales. La relajación de las costumbres y de la moral del clero, así como el desprestigio del papado, generaron un creciente malestar entre los creyentes.
Algunos humanistas, como Erasmo de Rotterdam, criticaron la generalización de prácticas abusivas: compra de bienes y dignidades eclesiásticas, venta de bulas e indulgencias... También defendieron una religión más personal basada en la lectura de la Biblia. Pero el enfrentamiento y la ruptura definitiva se produjeron a raíz de las predicaciones de un fraile alemán: Martín Lutero.
La Reforma de Lutero
Lutero inició sus críticas a la Iglesia en 1517, negando el valor de las indulgencias y el poder de la Iglesia para concederlas, y elaboró una nueva doctrina religiosa. La Reforma luterana se fundamenta en:
La justificación por la fe
La religiosidad de la persona se basa en su relación con Dios a través de una fe intensa y sin la intervención de la Iglesia.
El sacerdocio universal
El creyente puede salvarse por su fe y convertirse en su propio sacerdote. Por tanto, se invalidan los sacramentos impartidos por los sacerdotes y la intercesión de los santos.
La autoridad de la Biblia
La Biblia es la única fuente de inspiración cristiana. La interpretación de la Biblia quedaba a cargo de la conciencia individual de cada creyente.
La doctrina de Lutero negaba la soberanía del Papa y la jerarquía episcopal. Además, eliminó las órdenes religiosas, prohibió el culto a las imágenes y redujo el número de sacramentos a dos: bautismo y eucaristía.
Las nuevas ideas de Lutero se difundieron rápidamente por toda Alemania, Suecia, Dinamarca, Noruega, Países Bajos, Inglaterra y Suiza.
El Protestantismo en Europa
Casi a la vez que el luteranismo, surgieron nuevas doctrinas reformistas como el calvinismo y el anglicanismo.
- El calvinismo se propagó en Suiza por Juan Calvino. Tenía un carácter más radical que el luteranismo y defendía que todas las personas tienen determinado su destino después de la muerte (doctrina de la predestinación). Para estar entre los escogidos, es necesario observar estrictamente la Biblia, llevar una vida humilde y austera, y gozar de la gracia divina. El calvinismo se difundió por Francia (hugonotes) y por Inglaterra (puritanos).
- El anglicanismo surge en Inglaterra por Enrique VIII cuando el Papa Clemente VII se negó a concederle la anulación de su primer matrimonio con Catalina de Aragón. Enrique VIII, mediante el Acta de Supremacía de 1534, se separó de Roma y se autoproclamó jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra. La jerarquía eclesiástica quedó sometida al Estado, pero se mantuvieron muchos de los dogmas católicos y se conservó el culto solemne.
La Contrarreforma Católica: Lucha contra el Protestantismo
Para frenar la expansión del protestantismo, la Iglesia católica protagonizó un movimiento de renovación conocido como Contrarreforma. Surge dentro de la Iglesia para corregir los propios errores y para defender los dogmas de la fe católica.
A mediados del siglo XVI, se inicia la reforma de muchas órdenes religiosas, en las que la disciplina se había relajado, como la que realizó Santa Teresa de Jesús en la orden del Carmelo. También se crearon nuevas órdenes (Oratorios, Ursulinas,…), cuyos fundadores querían dedicarlas a la enseñanza, la predicación, la oración y la caridad.
Para frenar la difusión del protestantismo, se reorganizó la Inquisición, tribunal eclesiástico encargado de perseguir y castigar a los herejes, y se creó la Congregación del Índice, una organización eclesiástica encargada de publicar la lista de los libros contrarios a la doctrina católica y cuya lectura estaba prohibida a los creyentes.
La orden creada por San Ignacio de Loyola, la Compañía de Jesús, fue el instrumento de lucha más importante contra el protestantismo. Fundada en 1537, esta nueva orden religiosa se caracterizó por su organización militar, su rígida disciplina y su dependencia directa del Papa.
Las Guerras de Religión en Europa
La difusión de las ideas de los reformadores religiosos del siglo XVI tuvo importantes consecuencias políticas. Al cambiar los principios religiosos, se modificaron las costumbres y las leyes por las que se regían la sociedad civil y política. Durante un largo período de 150 años, los católicos y los grupos protestantes impusieron su religión en los países en los que ocupaban el poder político, originándose persecuciones y guerras entre católicos y protestantes.
Cuando en 1521 Carlos V fue elegido emperador, se encontró al frente de la revuelta luterana de Alemania. A lo largo de todo su reinado (1521-1556), se mantuvo fiel al catolicismo, pero tuvo que afrontar una guerra contra los príncipes alemanes de religión protestante. Convocó varias veces la Dieta o parlamento, pero no logró la conciliación entre católicos y protestantes. En la Dieta de Spira (1529), los luteranos protestaron por las decisiones de la mayoría católica y de ahí deriva el nombre de protestantes. En 1547, Carlos V se enfrentó con las armas a una coalición de príncipes protestantes, a los que derrotó en la batalla de Mühlberg.
Concilio de Trento
Para poner fin a la crisis del catolicismo, el Papa Pablo III se decidió a convocar un Concilio en Trento (Italia), cuyas sesiones se desarrollaron entre 1545 y 1563. Al Concilio de Trento asistieron las más altas jerarquías eclesiásticas y también algunos monarcas, como Carlos V.
El Concilio reafirmó todos los dogmas de la doctrina católica:
- Proclamó que la fe era importante, pero que la salvación debía conseguirse también mediante las buenas obras.
- Reafirmó los siete sacramentos, el carácter sagrado de la misa y el culto a la Virgen y los santos.
- Declaró la Vulgata como única interpretación válida de la Biblia y su enseñanza debía completarse con la Tradición.
El Concilio mostró también una clara voluntad de restablecer el saber y la disciplina entre el clero. Para ello, se adoptaron las siguientes medidas:
- Se crearon seminarios para garantizar la correcta formación del clero.
- Se obligó a los obispos a residir en su diócesis y a los sacerdotes a permanecer en sus parroquias.
- Se instó al clero a llevar una vida ejemplar y a guardar el celibato (no casarse).