La Restauración Borbónica a Finales del Siglo XIX
Introducción
La vuelta de la dinastía Borbón a España se produce con Alfonso XII, marcando una etapa crucial en la historia del país. Este período coincide con la expansión de las potencias europeas, la colonización de África y Asia, y la estabilización de nuevos estados como Italia y Alemania. Además, se observa el auge de Estados Unidos como potencia y una crisis económica en 1873 que reorganiza el capitalismo mundial. La industria siderúrgica y química, junto con nuevas fuentes de energía como la electricidad y el petróleo, transforman la economía. La concentración del capital lleva a la formación de grandes sindicatos y el sufragio universal canaliza las aspiraciones de los partidos obreros.
La Restauración: Alfonso XII
La Primera República demostró ser incapaz de resolver problemas como las insurrecciones cantonalistas, los rebrotes carlistas y la guerra en Cuba. El pensamiento conservador y doctrinario, predominante tras el derrocamiento de Isabel II, se sentía amenazado por la inestabilidad política y social, así como por los problemas económicos derivados de las políticas librecambistas del Sexenio. El nuevo monarca, Alfonso XII, educado en la corte austríaca y en la academia militar, anuncia en diciembre un programa político conocido como el Manifiesto de Sandhurst, que establece:
- Establecimiento de una monarquía liberal.
- Apertura a corrientes políticas liberales españolas (moderadas y progresistas).
- Confesionalidad católica de la corona.
Este manifiesto fue parte de una operación política dirigida por Antonio Cánovas del Castillo. En 1874, el general Arsenio Martínez Campos da un golpe militar en las Alquerietas. Cánovas organiza un sistema político para unificar las fuerzas sociales y políticas al sistema alfonsino, eliminando el matrimonio civil, restableciendo el concordato con la Santa Sede, suspendiendo la prensa demócrata y republicana, y reglamentando el control de la imprenta.
El Sistema Canovista
Se establece un sistema político donde se alternan dos formaciones políticas fieles a la corona: el liberal conservador y la izquierda liberal. El monarca regula ambas opciones, dando lugar al llamado turnismo. Este sistema margina a otros partidos como los republicanos moderados de Castelar, que defendían el sufragio universal del Sexenio Liberal y la ley del Jurado. El obrerismo, aunque con poca participación inicial, ve el nacimiento del PSOE en 1879, que crecerá lentamente hasta obtener éxitos electorales en 1910.
La Constitución de 1876
La Constitución de 1876, con 13 títulos y 89 artículos, regresa al liberalismo doctrinario. Establece dos fuentes de soberanía: el rey y las cortes, que representan a la nación. El sistema de representación se basa en dos cámaras con facultades legislativas: el Congreso de los Diputados y el Senado.
El Congreso de los Diputados
El Senado se compone de dos tipos de senadores:
- Vitalicios: Designados por el rey entre la élite económica, intelectuales, de la administración y la iglesia.
- De Derecho propio: Hijos del rey, grandes de España y personas con rentas superiores a las 60.000 pesetas. Elegidos por las corporaciones y mayores contribuyentes mediante un sufragio restringido.
Ambas cámaras tienen poder legislativo y ante ellas juran el rey y su sucesor. El sistema electivo se rige por leyes que restringen el derecho al voto a quienes paguen al menos 25 pesetas. El rey mantiene el poder ejecutivo y su figura es sagrada e inviolable. La unidad de códigos, una política centralista de Cánovas, lleva a la supresión de los Fueros Vascos y a la obligación de aportar quintas de jóvenes vascos al ejército nacional. La administración local se reglamenta desde 1876, con la corona interviniendo en las elecciones de los alcaldes. Las relaciones iglesia-Estado mejoran al convertir la religión católica en la religión del estado, manteniendo el culto a los miembros de la iglesia.