1. INTRODUCCIÓN
La Restauración, que marca el regreso de la dinastía Borbón al trono español en 1875, se inicia tras el destronamiento de Isabel II en 1868 y el turbulento periodo conocido como el Sexenio Democrático.
Este periodo (1875-1902) se divide en dos etapas:
- El reinado de Alfonso XII (1875-1885)
- La regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902)
Ante el caos del Sexenio, la sociedad española fue inclinándose hacia la idea de Antonio Cánovas del Castillo de restaurar la monarquía borbónica en la figura del joven Alfonso, hijo de Isabel II.
Cánovas preparó el regreso de Alfonso XII, redactando un manifiesto que el príncipe firmó en diciembre de 1874: el Manifiesto de Sandhurst. Este documento, firmado en la academia militar inglesa donde Alfonso completaba su formación, exponía los principios del régimen de la Restauración: un sistema liberal conservador basado en la soberanía compartida entre las Cortes y el Rey, con respeto al catolicismo.
Los acontecimientos se precipitaron cuando, a finales de diciembre de 1874, el general Martínez Campos lideró un pronunciamiento militar en Sagunto, proclamando rey a Alfonso XII. Tras el golpe, Serrano se exilió a Francia y Cánovas asumió la jefatura del gobierno hasta la llegada del rey el 10 de enero de 1875.
2. TEORÍA DEL SISTEMA CANOVISTA: BASES DOCTRINALES Y CONSTITUCIÓN DE 1876
Los fundamentos del sistema canovista se basan en:
- Superación de la inestabilidad: La Restauración buscaba poner fin al caos del Sexenio y lograr la pacificación social y política.
- «Constitución interna»: Existía una serie de principios políticos esenciales e indiscutibles: la monarquía, la dinastía borbónica, la libertad, la propiedad y el gobierno conjunto del Rey con las Cortes.
- Civilismo frente a militarismo: El poder civil se consideraba superior al militar, legitimado por la voluntad nacional expresada a través del sufragio. El ejército debía someterse a la Constitución.
- Conciliación política: Se buscaba el acuerdo entre las diferentes fuerzas políticas, reconociendo los derechos del adversario («posibilismo canovista»).
- Pacto entre fuerzas políticas: Se estableció un pacto para la convivencia pacífica dentro de la monarquía parlamentaria, fundamentado en una nueva Constitución consensuada.
3. LA CONSTITUCIÓN DE 1876
La Constitución de 1876, la de mayor duración en la historia de España hasta la actualidad, fue el marco jurídico del periodo.
Aunque las Cortes que la aprobaron fueron elegidas por sufragio universal, el proceso electoral fue manipulado para asegurar su aprobación sin modificaciones.
Inspirada en la Constitución moderada de 1845 y, en menor medida, en la progresista de 1869, la Constitución de 1876 tenía un carácter conservador.
Características:
- Soberanía compartida entre el rey y las Cortes, con amplios poderes para el rey.
- Sistema bicameral: Congreso y Senado. El sufragio universal masculino no se adoptó hasta 1890.
- Centralismo: Los ayuntamientos quedaban bajo control del gobierno.
- Independencia del poder judicial.
- Restricción de derechos como el de imprenta, expresión o asociación.
- Catolicismo como religión oficial del Estado, con relativa libertad de cultos.
4. FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA
4.1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS
El sistema canovista se basaba en el bipartidismo, con dos partidos turnándose pacíficamente en el poder: el Partido Conservador y el Partido Liberal.
Tras la muerte de Alfonso XII en 1885, ambos partidos firmaron el Pacto del Pardo para garantizar la estabilidad de la monarquía.
- Partido Conservador: Liderado por Antonio Cánovas del Castillo, agrupaba a moderados y unionistas, defendiendo ideas conservadoras como el sufragio censitario y la restricción de libertades.
- Partido Liberal: Presidido por Práxedes Mateo Sagasta, estaba formado por progresistas y liberales, con ideas más avanzadas como el sufragio universal y el reconocimiento de libertades.
Fuera del sistema quedaron carlistas, republicanos, nacionalistas, socialistas y anarquistas.
El sistema canovista contaba con el apoyo de la burguesía, la Iglesia y el ejército. El campesinado y el proletariado, en cambio, se inclinaban hacia las ideas socialistas y anarquistas.
4.2. EL TURNISMO PACÍFICO Y EL CACIQUISMO
La alternancia en el poder de los dos partidos requería el control del proceso electoral por parte del gobierno de turno.
El cambio de gobierno no se debía a la voluntad del electorado, sino a un acuerdo entre los partidos. Cuando un partido entraba en crisis, el rey llamaba a gobernar al otro. El nuevo gobierno, sin respaldo parlamentario, disolvía las Cortes y convocaba elecciones que se manipulaban para asegurar su mayoría.
Los caciques, figuras de poder local, manipulaban las elecciones mediante compra de votos, reparto de favores y otras prácticas corruptas. Si estas medidas no eran suficientes, se recurría al «pucherazo», inflando el número de votos.
El caciquismo, extendido por todo el país, tuvo especial incidencia en Andalucía debido a sus estructuras económicas y sociales (latifundios, analfabetismo).
La corrupción y el fraude electoral generaron la oposición de republicanos, socialistas y anarquistas, estos últimos recurriendo al terrorismo. Cánovas del Castillo fue asesinado en 1897.
5. CONCLUSIÓN
La Restauración supuso un retorno a la sociedad liberal moderada anterior a 1868, pero con nuevas formas políticas como el bipartidismo.
Se elaboró una Constitución que buscaba el equilibrio entre las diferentes fuerzas políticas y se logró la aceptación de la Monarquía. El turnismo pacífico aseguró la continuidad del sistema sin violencia. Sin embargo, el fraude electoral y el caciquismo, junto con los problemas coloniales, los nacionalismos emergentes y los movimientos obreros, llevaron a la crisis y eventual colapso del sistema.