La Constitución de 1876: Bases del Sistema Canovista
La Constitución de 1876 nació con una voluntad ecléctica y sintética, tomando principios de las constituciones de 1837, 1845 y 1869. Representa una clara muestra del liberalismo doctrinario, caracterizado por el sufragio censitario y la soberanía compartida entre las Cortes y el rey. Se trataba de una constitución conservadora, inspirada en los valores históricos tradicionales de la monarquía, la religión y la propiedad.
Entre sus características principales, destacamos:
- Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
- El rey mantenía el poder ejecutivo, sancionaba y promulgaba leyes, podía nombrar y separar a los ministros y era inviolable.
- Cortes bicamerales: un Congreso elegido por sufragio censitario y un Senado mixto con senadores vitalicios por derecho propio, otros nombrados por el rey y otros elegidos.
- La iniciativa legislativa correspondía al rey y a las Cortes.
- Las Cortes eran convocadas o disueltas por el rey, quien tenía la obligación de convocar nuevas elecciones.
- Derechos limitados, con la posibilidad de suspenderlos en circunstancias especiales.
- El catolicismo se establecía como la religión oficial.
La Constitución no fijaba el tipo de sufragio, pero una ley de 1878 estableció el voto censitario, limitado a los mayores contribuyentes. Sin embargo, en 1890, bajo el gobierno del partido liberal, se aprobó el sufragio universal masculino. La Constitución de 1876 se convirtió en la más duradera de la historia del constitucionalismo español, vigente desde 1876 hasta 1923.
La política de Cánovas del Castillo fue restrictiva en el terreno de las libertades y en lo social: nombró nuevos alcaldes y gobernadores afectos a la monarquía; decretó medidas represivas contra los que se oponían al nuevo régimen. Las actividades de los partidos que quedaban fuera del sistema quedaron prohibidas. Se crearon tribunales para los delitos de imprenta, se prohibieron las críticas a la monarquía y se restringió la libertad de cátedra. La estabilidad del régimen de la Restauración se vio favorecida por el fin de la Tercera Guerra Carlista.
Funcionamiento del Sistema de la Restauración (1875-1902)
Cronológicamente, la primera parte de la Restauración se extiende desde 1875 hasta 1902 (mayoría de edad de Alfonso XIII), aunque la pervivencia de la monarquía parlamentaria (y, por lo tanto, del sistema de la Restauración) se mantiene hasta 1923, año en que se produce el golpe militar de Primo de Rivera. Hasta 1898, el sistema funcionó relativamente estable, pero la guerra de Cuba erosionó a los políticos y a los partidos dinásticos.
Tras la muerte del rey Alfonso XII en 1885, surgieron dos problemas: Sagasta legalizó el PSOE y se generó inestabilidad política. Cánovas pasó por alto la legalización para firmar el Pacto del Pardo, con el objetivo de garantizar la continuidad de la monarquía ante las fuertes presiones de carlistas y republicanos. Bajo la regencia de María Cristina (1885-1902), el Partido Liberal gobernó más tiempo que el Conservador. Durante el llamado «gobierno largo» de Sagasta (1885-1890), los liberales impulsaron una importante obra reformista.
En la última década del siglo XIX, se mantuvo el turno pacífico, pero fue deteriorándose por el asesinato de Cánovas y el personalismo de los líderes de ambos partidos.
Crisis de la Restauración: La España Oficial y la España Real
La Restauración llevaba en su interior los gérmenes de su destrucción. La guerra de Cuba y el desastre del 98 fueron los primeros síntomas de crisis. La caída del sistema se produjo por el distanciamiento entre la llamada «España Oficial» y la «España Real».
La España Oficial
La «España Oficial» se basaba, en primer lugar, en el olvido del pueblo, ya que los políticos consideraban que este no era capaz de gobernarse solo. Aunque se celebraron multitud de elecciones, se falsificaron los resultados, por lo que «se mantuvieron las formas democráticas, pero no la esencia». En segundo lugar, nos encontramos con la corrupción electoral, ya que todas las elecciones las ganaba por mayoría el partido que se encontraba en el poder. En vez de ser las elecciones las que hacían los gobiernos, era al revés: los gobiernos fabricaban los resultados electorales (caciquismo).
La España Real
La «España Real» estaba compuesta por movimientos y acontecimientos que sobrepasaban a un sistema político viciado:
- Movimiento obrero: Pasó por etapas de reconstrucción. El sector anarquista, mayoritario en España, se mantuvo como sección de la Internacional. Los marxistas formaron el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y, en 1888, la Unión General de Trabajadores (UGT). A partir del inicio del siglo XX, aumentaron el número de seguidores e iniciaron una alianza con los republicanos para intentar limpiar el sistema político.
- Movimientos político-ideológicos: El laicismo, que intentaba abrirse a las corrientes culturales de la Europa de la época, y el regionalismo, presente sobre todo en Cataluña, que ponía de manifiesto el diferente nivel de desarrollo respecto al resto de España. El regionalismo catalán tuvo varias vertientes: cultural (con la Renaixença), económica y política, como consecuencia de la decepción federalista y carlista. A partir de 1892, con las Bases de Manresa, se convirtió en un movimiento de masas.
El Problema de Cuba y el Desastre del 98
Por último, cabe destacar en la realidad española del momento los problemas exteriores, especialmente el problema de Cuba. Tras el fracaso de Maura en su intento de conceder una autonomía real para la isla, se inició el levantamiento revolucionario en Cuba. Dirigido por José Martí y tras el «Grito de Baire», en 1895 se inició de nuevo la guerra. Ni la política de «guante de terciopelo» de Martínez Campos ni la de «mano de hierro» del General Weyler consiguieron acabar con la insurrección.
En Estados Unidos, los intervencionistas ganaron poder y, tras el fracaso de un intento de compra de la isla, la explosión del acorazado Maine hizo la guerra inevitable. Tras las batallas de Cavite y Santiago, se llegó al Tratado de París (1898) y la pérdida de las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
A partir de aquí, entramos en otro momento histórico, con la mayoría de edad de Alfonso XIII en 1902 y todos los acontecimientos que llevarán a la desintegración del edificio político de la Restauración. Asistiremos a dos intentos de regeneración del sistema, que finalmente fracasarán.