La Intervención de Pavía y el Fin de la I República
La intervención del general Pavía en 1874 marcó un punto de inflexión en la historia de España. A diferencia de otros pronunciamientos militares del siglo XIX, este no estuvo respaldado por ningún grupo político y no buscó tomar el poder directamente. Pavía formó una junta de «notables» y el general Serrano asumió el poder ejecutivo, manteniendo teóricamente el régimen republicano y la Constitución de 1869. Sin embargo, la idea de una Restauración borbónica, no en la figura de Isabel II, sino en la de su hijo Alfonso, comenzó a tomar fuerza.
El Advenimiento de la Restauración y el Reinado de Alfonso XII
Cánovas del Castillo se erigió como el artífice de la Restauración, buscando un amplio consenso para el regreso de los Borbones. El 1 de diciembre de 1874, Alfonso XII firmó el Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas, que proponía una monarquía constitucional conservadora y católica. El 29 de diciembre, el general Martínez Campos proclamó a Alfonso XII rey en Sagunto, dando inicio a la Restauración, un periodo de estabilidad política que se extendió hasta 1923.
Etapas de la Restauración
La Restauración se divide en dos etapas:
- Primera etapa (1875-1898): Reinado de Alfonso XII. Tras su muerte en 1885, su esposa María Cristina asumió la regencia. El Pacto de El Pardo (1885) entre Cánovas y Sagasta, líderes de los partidos conservador y liberal respectivamente, aseguró el apoyo a la regencia y la continuidad del sistema.
- Segunda etapa (1899-1923): Reinado de Alfonso XIII. Marcada por la descomposición política y social, culminando con la dictadura de Primo de Rivera en 1923.
Cánovas del Castillo y las Bases del Nuevo Régimen
La Restauración trajo consigo el regreso de la monarquía y el predominio de una burguesía conservadora. Cánovas del Castillo, artífice del nuevo régimen, lo presentó como un contraste positivo a la inestabilidad del Sexenio Revolucionario. Se buscaba restaurar el orden, la jerarquía social, la religión y la autoridad.
Los Pilares del Sistema
Tres fueron los pilares fundamentales del nuevo régimen:
- Los monárquicos alfonsinos: Defensores del orden social y la propiedad, veían en la monarquía la garantía de estabilidad.
- Los hombres de negocios: Buscaban un clima favorable para sus intereses económicos.
- Los mandos militares: Garantes del orden y la unidad de la patria.
Este régimen contó con el apoyo de la nobleza, los terratenientes, la burguesía industrial y comercial, la Iglesia, el Ejército y la Administración. La represión y las restricciones de las libertades ahogaron a los movimientos obreros, asegurando la estabilidad del sistema.
El Sistema Canovista: Bipartidismo y Turno Pacífico
El sistema ideado por Cánovas se basaba en un bipartidismo artificial con un centro derecha (Partido Conservador) y un centro izquierda (Partido Liberal). El objetivo era crear un contrapeso y un turno pacífico en el poder, evitando los pronunciamientos militares.
El Turno de Partidos
El turno de partidos implicaba que cada partido, al llegar al poder, podía desarrollar su programa político sin destruir la obra de su contrario. Este sistema eliminó temporalmente el recurso al golpe militar como medio de acceso al poder.
El Pacto de El Pardo y el Sufragio Universal
El temor a la inestabilidad tras la muerte de Alfonso XII llevó al Pacto de El Pardo (1885), donde conservadores y liberales acordaron apoyar la regencia de María Cristina. En 1890 se implantó el sufragio universal masculino, una medida para aplacar las presiones de carlistas y republicanos.
La Constitución de 1876
La Constitución de 1876 fue la base legal del sistema canovista. Sus principales características eran:
- Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
- Poder ejecutivo en manos del Rey a través de sus ministros.
- Cortes bicamerales: Congreso de los Diputados y Senado.
- Declaración de derechos y deberes.
- Confesionalidad católica del Estado.
- Control gubernamental sobre ayuntamientos y diputaciones.
El Encasillado y el Caciquismo
Para asegurar el turno pacífico, se recurrió al «encasillado», un sistema por el cual los partidos se repartían los distritos electorales antes de las elecciones. El caciquismo, basado en la influencia de líderes locales (caciques) sobre los votantes, especialmente en zonas rurales, fue otro mecanismo para controlar los resultados electorales.
Oposición al Régimen de la Restauración
Fuera del sistema quedaron los partidos antidinásticos:
- Los carlistas: Leales al pretendiente Carlos VII, acabaron reconociendo a Alfonso XII en 1876.
- Los republicanos: Principal oposición parlamentaria al régimen.
- Los anarquistas: Mayoritarios entre obreros y campesinos, protagonizaron atentados como los de Cánovas y Martínez Campos.
- Los socialistas: El PSOE se fundó en 1879.
El Auge del Nacionalismo
La Restauración coincidió con el surgimiento de movimientos nacionalistas en diferentes regiones de España:
6.1 El Nacionalismo Catalán
Impulsado por el crecimiento económico de Cataluña y el surgimiento de una burguesía industrial, el catalanismo buscaba una mayor autonomía. La Renaixença, movimiento cultural que reivindicaba la lengua y la cultura catalana, sentó las bases. La Unión Catalanista (1891) y las Bases de Manresa (1892) definieron el programa político del catalanismo.
6.2 El Nacionalismo Vasco
Surgido en la década de 1890, el nacionalismo vasco reaccionaba a la pérdida de los fueros tras la derrota carlista y a la llegada masiva de inmigrantes. Sabino Arana, fundador del PNV (1895), defendía un nacionalismo exclusivista y católico.
6.3 El Nacionalismo Gallego
De carácter cultural en sus inicios, el nacionalismo gallego se centró en la recuperación de la lengua y la cultura propias. El Rexurdimento, con Rosalía de Castro como figura destacada, impulsó el uso del gallego como lengua literaria.
6.4 El Nacionalismo Andaluz
El nacionalismo andaluz tuvo su origen en el proyecto de Constitución Federal para Andalucía (1883). Blas Infante, con su obra «El Ideal Andaluz» (1915), y el Primer Congreso Andaluz (1918) sentaron las bases del andalucismo.
Conclusión
La Restauración borbónica supuso un periodo de estabilidad política en España tras la convulsa etapa del Sexenio Revolucionario. Sin embargo, el sistema ideado por Cánovas del Castillo, basado en un bipartidismo artificial y el caciquismo, no pudo dar respuesta a las demandas sociales y políticas de amplios sectores de la población. El auge de los nacionalismos periféricos, junto con la crisis del sistema político, condujeron a la dictadura de Primo de Rivera en 1923, poniendo fin a la Restauración.