La restauración Borbónica (1874-1902)
Cánovas del Castillo y el turno de partidos. La constitución de 1876. Durante la dictadura del general Serrano, una conspiración monárquica liderada por Cánovas del Castillo, preparaba la restauración borbónica en la figura de Alfonso XII (debido al desprestigio de su madre, Isabel II, exiliada en París). En diciembre de 1874, el príncipe Alfonso XII publicó el Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas, defendiendo el restablecimiento pacífico de la monarquía constitucional. Pero esto no fue posible, ya que el General Martínez Campos dió un golpe de Estado y proclamó a Alfonso XII, rey de España, la restauración (1874-1923). El monarca nombró presidente a Cánovas, cuyos objetivos fueron:
- La aceptación de Alfonso XII, como rey, por parte de los progresistas y republicanos moderados.
- Sagasta creará el partido liberal.
- La pacificación del país con el fin de la tercera guerra carlista en 1878, la guerra de Cuba y la supresión de los fueros.
- La subordinación del ejército al poder político, situándose bajo la autoridad del rey.
- La aprobación de la nueva constitución de 1876.
Para poner fin a la inestabilidad política, se estableció el sistema conocido como turnismo. Para conseguir un sistema político liberal y estable, Cánovas buscó un modelo británico de alternancia en el poder de dos grandes partidos. Es el turnismo, se iban sucediendo en el gobierno, el partido conservador de Cánovas, apoyado por la alta burguesía y la aristocracia; y el partido liberal de Sagasta, apoyado por la burguesía industrial y las clases medias. El modelo canovista excluyó a los carlistas, regionalistas, movimiento obrero y republicano. Se pudo llevar a cabo gracias a: la imparcialidad de la corona y el falseamiento del proceso electoral, los partidos negociaban el reparto de los diputados de cada circunscripción. Para ello, recurrían al fraude electoral o pucherazo (la manipulación de las urnas, y el amaño electoral) y el caciquismo (sistema clientelar por el que se conseguían votos a cambio de favores). De esta forma, el turnismo alcanzó la estabilidad. En 1885, Alfonso XII muere. Cánovas teme que los republicanos y carlistas se aprovechen del vacío de poder para impulsar sus reclamaciones (María Cristina de Habsburgo, estaba embarazada). Y para reforzar el nuevo régimen Carlos y Sagasta firmaron el pacto del Pardo (1885) que estableció el turno pacífico en el gobierno. Cánovas dimitió tres días después de la muerte de Alfonso XII, María Cristina (ahora regente) entregó a Sagasta el gobierno asegurando la supervivencia del sistema. La regencia de María Cristina (1885-1902) el nombre de su hijo, duró hasta que fue declarado mayor de edad por el parlamento a los 16 años. Los principales acontecimientos fueron: la consolidación del sistema, las reformas políticas, el proteccionismo económico y el inicio de la guerra de Cuba (1895-1898). Asesinado Cánovas, por un anarquista en 1897, Sagasta fue el último presidente de la regencia, teniendo que afrontar el desastre del 98 y sus consecuencias. La Constitución de 1876, su carácter integrador explica su larga vigencia. De su contenido destaca: la declaración de derechos individuales, como la propiedad y la libertad de expresión; la soberanía compartida rey-cortes, actuaba como moderado, político y cabeza del ejército; el bicameralismo y el centralismo.
La restauración borbónica (1874-1902)
Los nacionalismos catalán y vasco y el regionalismo gallego. El movimiento obrero y campesino. El nacionalismo periférico nació y se desarrolló en un momento de debilidad del español, es asumida sólo por las clases dirigentes. El nacionalismo catalán y vasco. Comparten rasgos comunes: la proclamación de su identidad nacional, según su identidad cultural, los derechos históricos y los fueros; el rechazo al proceso de centralización, reformado por la restauración y la supresión de los derechos forales. El nacionalismo catalán y vasco se apoyan inicialmente en las clases medias y populares, más adelante fueron defendidos por la burguesía dirigente, para obtener beneficios económicos.
Nacionalismo catalán
Precedido por la Renaixença. El catalanismo fue un movimiento político, autonomista, pactista y democrático articulado a través de Uniò Catalanista. Su programa se recogió en las bases de Manresa (1892): era un liberalismo moderado, una autonomía política, el reconocimiento del catalán como lengua oficial y la participación en la política nacional. En 1901 la Uniò Catalanista y otros grupos se unieron en la Lliga Regionalista, apoyada por los industriales y la burguesía, hegemonizó el catalanismo hasta la fundación de Esquerra republicana de Catalunya (1931), formando la izquierdista e independentista.
Nacionalismo vasco
Surgió a finales del siglo. Reivindica la defensa de los derechos históricos y la supervivencia tanto de la forma de vida tradicional rural amenazada por la industrialización, como la supuesta etnia vasca. Su principal ideólogo es Sabino Arana, quien en 1895 fundó el partido nacionalista vasco (PNV), formación auto liberal y Ultra religiosa que defendía una Euskadi tradicionalista e independentista.
Regionalismo gallego
Surge del atraso y marginación de Galicia. El regionalismo gallego no discutía su españolidad, limitándose a reclamar un mayor rendimiento a su identidad cultural. El galleguismo estuvo presidido por un movimiento cultural encabezado por Rosalía de Castro, que culminó en 1890 con Manuel Murguía de la asociación regionalista gallega, la cual reivindica la defensa de la lengua gallega, la descentralización política y el mejor trato desde Madrid. Aprovechando el ambiente de libertad y movilización del sexenio democrático, grupos obreros marxistas y anarquistas. Fundaron en 1870 la Federación de la región española (FRE), con el objetivo de alcanzar la igualdad social. El movimiento obrero atravesó otra vez un periodo de crisis por la represión, pero la ley de asociaciones aprobada por Sagasta en 1887 permitió su recuperación. A partir de los años 70, el obrerismo se dividió en:
- Marxistas: pequeños grupos de marxistas fundaron en 1879, el partido socialista obrero español (PSOE) liderado por Pablo Iglesias. Los socialistas impulsaron la creación del sindicato Unión General de Trabajadores (UGT) para reclamar mejoras laborales. La implantación del socialismo fue lenta y obtuvo su primer diputado Pablo Iglesias en 1910.
- Anarquistas: alcanzó un desarrollo espectacular en España. Rechazaba la participación electoral y se dividieron en dos corrientes: 1. Anarcosindicalismo, fue la corriente mayoritaria. Partidarios de la vía pacífica, defendían la acción sindical y la huelga general como herramienta. En 1881, fundaron en Barcelona la fundación de trabajadores de la región española (FTRE) que acabó disolviéndose en 1888. 2. Grupos de acción directa, tras la disolución del FTRE, se impulsó la línea violenta. Los anarquistas promovieron atentados terroristas contra las élites militares, burguesía catalana, la iglesia y magnicidios políticos. Finalmente, en 1910, el anarquismo llegó a su legalidad con la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que sería la fuerza de los obreros. El Estado respondió con la represión y a la vez empresarios y la Iglesia promovían la fundación de sindicatos católicos, con escasa implantación.
El problema de Cuba y la Guerra entre España y Estados Unidos
La Crisis de 1898 y sus consecuencias económicas, políticas e ideológicas. Tras la independencia de las colonias americanas, el imperio se redujo a Cuba, Puerto Rico, Filipinas y archipiélagos del Pacifico, los cuales en 1898 perdieron las posesiones debido a: la tardía adopción de reformas políticas, el apoyo de EEUU a los independentistas y por la falta de aliados. Las guerras coloniales (Cuba, Filipinas) contaron con el apoyo de la opinión pública y los partidos dinásticos frente al rechazo del movimiento obrero y republicano. Cuba era esencial para la economía española por: la aportación de productos tropicales baratos (azúcar, café) y se aseguraba un comercio para el cereal castellano y para el textil catalán. El malestar de mucho cubanos por la política colonial (esclavitud, centralismo y monopolio) provocan la formación del Partido Reformista y dos rebeliones: la Guerra Larga (1868-1878), en la que el gobierno se compromete a darles autonomía a los cubanos y aboliar la esclavitud mediante la Paz de Zajón; y la Guerra Chiquita (1879-1880), cuasada por el incumplimiento de La Paz de Zajón. Los sucesivos gobiernos tardaron en responder las demandas políticas y económicas, fortaleciendo al nacionalismo cubano, que ya no reclaman la autonomía política sino la independencia, fueron apoyados por EEUU. Por todo esto, en 1885 se desencadenó una nueva guerra (Grito de Independencia de Baire) donde el general Martínez Campos fracasa en sofocar la insurrección y entra el general Weyler, que se impuso con una brutal estrategia represiva. Tras el asesinato de Cánovas (1897), Sagasta cesó a Weyler y ofreció una amplia autonomía, la que fue rechazada por los rebeldes. La lucha fue a favor de los rebeldes con la ayuda de EEUU en el conflicto. Los marineros estadounidenses desembarcan en las proximidades de Santiago y poco después la flota americana hunde la escuadra española al mando del almirante Cervera en la bahía de Santiago. Filipinas llevó a Sagasta a firmar la Paz de París (1898), la cual supuso: la Independencia de Cuba, el protectorado de EEUU sobre Puerto Rico y Filipinas, y la entrega de la isla de Guam a EEUU. Un año después España vendió a Alemania sus últimas posesiones en el Pacifico. El conocido como “desastre del 98” provocó una crisis que se refleja: en el ámbito económico, de forma negativa por la pérdida de materia prima tropical barata, y de forma positiva por el regreso de capitales de los españoles que regresan a la Península; en el ambiente político por los descréditos de los partidos dinásticos y del ejército, la pérdida del peso internacional que se compensó con la colonización de Marruecos, y el impulso del nacionalismo periférico; y en el ambiente ideológico por la crisis de la conciencia nacional y el nacimiento del regeneracionismo