La Restauración Monárquica (1875-1898)
1. El Sistema Político de la Restauración
El pronunciamiento de Martínez Campos en 1874, acogido favorablemente por el ejército y los conservadores, significó la restauración de la monarquía en la persona de Alfonso XII. El político clave del momento fue Cánovas del Castillo, que asumió la regencia hasta la vuelta del rey en 1875.
Un nuevo sistema político: Los conservadores recibieron con satisfacción la Restauración, ya que esperaban que la nueva monarquía devolviera la estabilidad política y pusiera fin a las revoluciones democráticas y sociales. Cánovas buscaba un nuevo modelo político basado en dos objetivos: elaborar una constitución que vertebrara un sistema político basado en el bipartidismo y pacificar el país, poniendo fin a la guerra de Cuba y al conflicto carlista. La primera medida fue la convocatoria de elecciones para unas Cortes constituyentes. Cánovas no era partidario del sufragio universal, pero dispuso que las primeras elecciones se realizaran mediante sufragio censitario.
La Constitución de 1876 es una clara muestra de liberalismo doctrinario con soberanía compartida y se otorgaban poderes amplios al monarca: derecho de veto, nombramiento de ministros y potestad de convocar las Cortes, suspenderlas o disolverlas sin contar con el gobierno. Las Cortes se componían de Senado y Congreso. La Constitución no fijaba el tipo de sufragio, pero una ley de 1878 estableció el voto censatario, aunque en 1890 se aprobó el sufragio universal masculino. La Constitución proclamaba la confesionalidad católica del Estado, aunque toleraba otras creencias siempre que no se hiciera manifestación pública. El nuevo texto constitucional contaba con una declaración de derechos.
Bipartidismo y turno pacífico: Cánovas introdujo un sistema de gobierno basado en el bipartidismo y en la alternancia en el poder de los dos grandes partidos dinásticos, el Partido Conservador (liderado por Cánovas) y el Partido Liberal (liderado por Sagasta). Habría un turno pacífico de partidos que garantizaría la estabilidad institucional. El ejército, que era uno de los grandes pilares del régimen, quedó subordinado al poder civil. Una real orden estableció que la misión del ejército era defender la independencia nacional y que no debía intervenir en los enfrentamientos entre partidos. Por otra parte, se otorgaba a los militares autonomía para sus asuntos internos y un presupuesto elevado. Así, el turno pacífico eliminó el problema de los pronunciamientos militares y el protagonismo de la presencia militar en los partidos y en la vida política española.
El fin de los conflictos bélicos: La estabilidad del régimen se vio favorecida por el fin de las guerras carlista y cubana. La Restauración privó a la causa carlista de parte de su legitimidad y algunos carlistas acabaron reconociendo a Alfonso XII. El esfuerzo militar del gobierno hizo posible la reducción de los núcleos carlistas en Cataluña. El conflicto continuó unos meses más en el País Vasco y Navarra, donde fue trasladada la mayor parte del ejército gubernamental, que consiguió debilitar la resistencia navarra y vasca hasta su rendición en 1876. La consecuencia de la derrota carlista fue la abolición definitiva del régimen foral. Los territorios vascos quedaron vinculados al pago de los impuestos y el servicio militar. En 1878, se estipuló un sistema de conciertos económicos que otorgaba un grado de autonomía fiscal a las provincias vascas. El fin de la guerra carlista permitió acabar más fácilmente con la insurrección cubana (Guerra de los Diez Años, 1868-1878), con la firma de la Paz de Zanjón, que incluía una amplia amnistía, la abolición de la esclavitud y la promesa de reformas políticas y administrativas por las que Cuba tendría representantes en las Cortes españolas. El incumplimiento de estas reformas provocó un nuevo conflicto (Guerra Chiquita) y la insurrección posterior de 1895.
2. La Vida Política y la Alternancia en el Poder
:
El funcionamiento del sistema político diseñado por Cánovas necesitaba la existencia de dos grandes partidos dinásticos que alternaron en el poder.
– Los partidos dinásticos:
Cánovas había sido el dirigente principal del partido alfonsino. lo transformó en el Partido Liberal-Conservador, que aglutinaba grupos políticos más conservadores y que terminó siendo el Partido Conservador. El proyecto bipartidista necesitaba otro partido más progresista, y él mismo propuso la formación a Sagasta. Nació el Partido Liberal-Fusionista, más tarde conocido como Partido Liberal. Ambos grupos debían unir los diferentes grupos y facciones con el requisito de aceptar la monarquía alfonsina y la alternancia en el poder. -> Partidos dinásticos.
Los conservadores y los liberales coincidieron ideológicamente, pero diferían en algunos aspectos. Los dos defendían la monarquía, la Constitución, la propiedad privada y la consolidación del Estado liberal, unitario y centralista. En cambio, en la acción política, los conservadores estaban inclinados al inmovilismo político, proponían un sufragio censitario y la defensa de la Iglesia y del orden social. Los liberales defendían el sufragio universal masculino y estaban inclinados hacia un reformismo social de carácter progresista y laico. En la práctica, había un acuerdo tácito de no promulgar ninguna ley que forzara el otro partido a derogarla.
La alternancia regular en el poder entre estas dos grandes opciones dinásticas (turno pacífico) tenía como objetivo asegurar la estabilidad institucional.
– Falseamiento electoral y caciquismo:
El sistema del turno pacífico se mantuvo gracias a la corrupción electoral ya la utilización de la influencia y del poder económico de determinados individuos sobre la sociedad (caciques).-> Caciquismo: la adulteración del voto fue una práctica habitual en todas las eleeccions, que se logró por la manipulación y las trampas electorales. El triunfo del partido conseguía gracias al falseamiento de resultados, de forma que el triunfo electoral permitía la creación de una amplia mayoría parlamentaria al partido gobernante.
Los caciques eran personas notables, ricos propietarios que daban trabajo a jornaleros y con gran influencia en la vida social. Controlaban los ayuntamientos, hacían informes y certificados personales y dirigían el sorteo de las quintas. Con su influencia, orientaban la dirección del voto, agradecían con «favores» la fidelidad electoral y discriminaban a quienes no respetaban sus intereses.
Manipularon las elecciones continuamente de acuerdo con las autoridades, sobre todo los gobernadores civiles de las provincias. El conjunto de trampas electorales que ayudaba a conseguir la adulteración sistemática de los resultados electorales es la pucherazo. Se falsificaba el censo (votaban los muertos / no votaban los vivos), se manipulaban las actas electorales, se ejercía la compra de votos e incluso se empleó la violencia.
– El desarrollo del turno de partidos:
1898, primera crisis del sistema, de resultas del impacto del desastre de 1898.
El Partido Conservador: el gobierno desde 1875 hasta 1881, cuando Sagasta formó un primer gobierno de tipo liberal, que introdujo el sufragio universal masculino.
1884, Cánovas vuelve al poder, pero el temor a una posible desestabilización,impulsó un acuerdo entre conservadores y liberales: Pacto del Pardo.
El Partido Liberal gobernó más tiempo que el Conservador. Durante el gobierno largo de Sagasta (1885-1890): importante obra reformista. Se aprobó la Ley de asociaciones, se abolió la esclavitud, se introdujo la celebración de juicios por jurados, se impulsó un nuevo código civil y se llevaron a cabo reformas de la hacienda y militares.
La reforma más trascendente: implantación del sufragio universal masculino, que dio voto a los hombres mayores de 25 años.
La última década del siglo se mantuvo el turno pacífico: 1890, los conservadores volvieron al poder, el 1882, los liberales. Sin embargo, el personalismo del sistema deterioró los partidos, que dependían excesivamente de la personalidad de sus líderes.
3. LAS FUERZAS POLÍTICAS marginadas DEL SISTEMA:
– La evolución del republicanismo:
El republicano Emilio Castelar evolucionó hacia posturas cada vez más moderadas. Pensando que la Restauración garantizaría el orden social, consideró «posible» que la monarquía asumiera algunos de los principios democráticos y creó el Partido Republicano posibilista.
El progresista Ruiz Zorrilla giró hacia un republicanismo radical que no descartaba la acción violenta contra la monarquía: fundó el Partido Republicano Progresista.
Salmerón creó el Partido Republicano Centralista.
El republicanismo con más adeptos y con más fieles a su ideario fue el Partido Republicano Federal, que continuaba teniendo como líder a Pi y Margall y contaba con el apoyo de una parte importante de las clases populares.
– La reconversión del carlismo:
La derrota carlista provocó una grave crisis. La dirección del carlismo tardó un tiempo en readaptar su actividad. Carlos VII depositó su confianza en Cándido Nocedal, el cual extendió los círculos carlistas por todo el país. Los carlistas mantuvieron su fuerza en Navarra, el País Vasco y Cataluña; una renovación del partido vino de la mano de Juan Vázquez de Mella.
En el seno del partido ganó fuerza la disputa religiosa y se convirtió en un partido católico integrista. Se continuaron manteniendo las jerarquías militares vinculadas al recuerdo de la última guerra y se fundó una milicia, el Requeté, que adqurir importancia al 1930.
– Otras fuerzas políticas:
La «cuestión católica» dio lugar a la aparición de algún grupo político nuevo. Se fundó la Unión Católica, de Alejandro Pidal, un partido conservador y católico, claramente diferenciado de los carlistas, pero crítico con los conservadores los que acusaba de connivencia excesiva con el reformismo liberal.
Disidencias de los liberales: Segismundo Moret fundó el Partido Democrático-monárquico, una escisión por la izquierda de los fusionistas de Sagasta a la que se afiliaron hombres que habían sido adictos a la Revolución de 1868. El general Serrano creó la llamada Izquierda dinástica. Sin embargo, nadie pudo sustraerse a Sagasta el liderazgo de los liberales, y los nuevos partidos tuvieron un apoyo electoral escaso.
4. EL SURGIMIENTO DE nacionalismos y regionalismos:
– El nacionalismo catalán:
Cataluña: región pionera en el movimiento regionalista. El crecimiento económico superior y la industrialización había hecho que Bcn se convirtiera en la 1 ª zona industrial de España.
El desarrollo socioeconómico llevó un renacimiento notable de la cultura catalana y una expansión del uso de la lengua propia, ya mediados del siglo XIX nació un movimiento que recibió el nombre de Renacimiento, cuyo objetivo era la recuperación de la lengua y los rasgos de identidad catalanes. El catalanismo surgió de la conjunción del progreso económico y del renacimiento cultural.
Se desarrolló el catalanismo político, que tuvo diferentes corrientes. Torras i Bages estuvo basado en el tradicionalismo, y el progresista, de base popular y con principios federalistas estuvo alentado por Valentí Almirall, que fundó el Centro Catalá.
Un paso muy importante fue la elaboración de las Bases de Manresa, documento producido por la Unión Catalanista que proponía la consecución de un poder catalán como resultado de un pacto con la corona y, por tanto, la consideración de Cataluña como entidad autónoma dentro de España. El regionalismo pasó, pues, a nacionalismo.
– El nacionalismo vasco:
En los orígenes, fue una reacción ante la pérdida de una parte sustancial de los fueros tras la derrota del carlismo, tb, el desarrollo de una corriente cultural en defensa de la lengua vasca, que dio lugar al movimiento los éuscara, con componente religioso y de defensa de las tradiciones.
El gran propulsor fue Sabino de Arana, que consideró un gran peligro para la subsistencia de la cultura vasca la llegada de inmigrantes procedentes de otras regiones de España en la zona mineral e industrial de Bilbao. Pensaba que esta población de maketos ponía en peligro la lengua, las tradiciones y la etnia vasca.
Las propuestas de Arana arraigaron, sobre todo, en la pequeña burguesía, y se creó el Partido Nacionalista Vasco. El movimiento estaba impregnado de un sentimiento católico y de defensa de la tradición; pretendía impulsar la lengua y las costumbres vascos y defendía la pureza racial del pueblo vasco, que adquirió un sentido xenófobo.
En un 1 º momento, el PNV se declaró independentista en relación con España, pero fue evolucionando hacia el autonomismo. Su rival principal en la defensa de la identidad vasca fue el carlismo, que también reclamaba el retorno de los fueros.
– El nacionalismo gallego:
El galleguismo tuvo un carácter estrictamente cultural hasta el s. XX. La lengua gallega se usaba en el medio rural, ya mediados del s. XIX, intelectuales y literatos gallegos emprendieron el camino de convertirla en lengua literaria. Dio lugar al nacimiento del Rexurdimento.
Unas minorías cultas, insatisfechas ante la situación del país, atribuyeron la responsabilidad del retraso econònomic a la subordinación política de Galicia, que forzaba muchos gallegos a la emigración. Durante la última etapa de la Restauración, el galleguismo adquirió un carácter más político, pero se mantuvo minoritario.
5. LA GUERRA DE ULTRAMAR:
En 1895 estalló en Cuba una nueva insurrección, a la que se añadió después la rebelión de las islas Filipinas.
– Cuba, la perla de las Antillas:
Tras la Paz de Zanjón, Cuba esperaba que la administración española llevará a cabo una serie de reformas que otorgara los mismos derechos, como la participación en el gobierno de la isla, la libertad de comercio y la abolición de la esclavitud .
Siguiendo el modelo de bipartidismo de España, Cuba creó 2 partidos: Partido Autonomista, integrado por cubanos, y la Unión Constitucional, partido españolista que contaba con una fuerte militancia de peninsulares al ila. El Partido Autonomista pedía la autonomía para la isla, un programa de reformas políticas y económicas sin llegar a la independencia y había conseguido representación en el parlamento español. El Partido Liberal (Sagasta) se mostró favorable a introducir mejoras, pero sólo concretó la abolición formal de la esclavitud.
Como no se introducían reformas, se estimularon los deseos de emancipación, y el independentismo fue ganando posiciones. José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano con el objetivo de la independencia. Logró apoyo de EEUU.
El gobierno español elevó las tarifas arancelarias para los productos importados en la isla que no procedieran de la Península (arancel Cánovas). El cliente económico cubano eran los EEUU, y cómo esta potencia sólo podía exportar a Cuba productos con foros aranceles de entrada, el presidente estadounidense manifestó su protesta y amenazó con cerrar las puertas del mercado estadounidense.
– La gran insurrección:
1879: insurrección ontra la presencia de españoles en la isla (Guerra Chiquita). La insurrección fue derrotada el año siguiente por falta de apoyo, escasez de armamento y superioridad del ejército español. Grito de Baire: insurrección generalizada desde Santiago de Cuba a La Habana. Cánovas envió un ejército comandado por Martínez Campos que pensaba que la pacificación de la isla requería una fuerte acción militar. Campos no lo consiguió y fue sustituido por Weyler, que inició una férrea represión y organizó concentraciones de campesinos.
Guerra poco favorable a los soldados españoles, ya que tenía lugar en plena selva y contra unas fuerzas muy esparcidas. Mal aprovisionamiento, falta de petrets, enfermedades tropicales -> causa de mortandad.
Tras la muerte de Cánovas y conscientes del fracaso de la vía represiva de Weyler, éste fue sustituido por Blanco, que inició una estrategia de conciliación decretando la autonomía de Cuba, SUM, la igualdad entre insulares y cubanos y la autonomía arancelaria. Estas reformas llegaron demasiado tarde.
Rebelión en las Islas Filipinas, donde había escasa inmigración española y poca presencia militar. Sin embargo, los intereses económicos españoles se mantenían por la producción de tabaco. El independenisme cuajó en la formación de la Liga Filipina,fundada por José Rizal, y en la organización clandestina Katipunan, que tuvo el apoyo de una fracción de la burguesía mestiza hispanohablante y de grupos indígenas.
– La intervención de los Estados Unidos:
Los EEUU estaban interesados en comprar Cuba, pero España lo rechaza. América apoya en Cuba: Presidente McKinley enviaba armas por vía marítima.
Incidente: explosión del Maine (1898) en La Habana. Los EEUU culpan a España y les exigen la retirada de Cuba. El gobierno español lo consideró una humillación, y así comenzó la guerra hispano-americana.
Una escuadra del almirante Cervera partió hacia Cuba, donde fue derrotada en la batalla de Santiago. Los EEUU derrotaron otra escuadra en Filipinas, en la batalla de Cavite. En diciembre, se firmó la Paz de París, por la que España se comprometía a abandonar Cuba, Puerto Rico y las Filipinas. Ejército español -> vencido.
6. LAS CONSECUENCIAS DEL DESASTRE DEL 98:
La derrota y la pérdida consiguiente de las colonias fueron conocidas como el «desastre del 98», y se convirtió en la primera gran crisis del sistema político de la Restauración.
– Una crisis política y moral:
A pesar de la envergadura de la crisis de 1898 sus repercusiones inmediatas fueron menores de lo esperado. Fue fundamentalmente una crisis moral e ideológica, que causó un importante impacto psicológico entre la población. La derrota causó una situación de frustración y destrucción del mito del imperio español. Además, la prensa hablaba de España como una «nación moribunda», con un ejército ineficaz, un sistema político corrupto y unos políticos incompetentes. Esta visión cuajó.
– El regeneracionismo:
Intelectuales reunidos en la Institución Libre de Enseñanza -> impulsora de la reforma de la educación española. Estos intelectuales consideraban que la sociedad y la política españolas no favorecían ni la modernización ni el desarrollo de la ciencia: regeneracionismo (Joaquín Costa) que creó la Liga Nacional de Productores y la Unión Nacional.
La crisis del 98 agudizó la crítica regeneracionista, que denunciaba los efectos de la psicología colectiva española. Defendían la necesidad de mejorar la situación del campo y de elevar el nivel educativo y cultural del país.
Configuración de un grupo de literatos y pensadores: Generación del 98, que intentaron analizar el «problema de España» en un sentido muy crítico y en un tono pesimista.
– El fin de una época:
El desastre del 98 significó el fin del sistema de la Restauración, de forma que también surgió una nueva generación de políticos, intelectuales, hombres de ciencia …
La derrota militar tuvo consecuencias en el ejército, considerado el responsable del desastre.
Antimilitarismo -> los militares, convencidos de que la derrota había sido culpa de la ineficacia y la corrupción de los políticos, actuaron con una injerencia militar, que culminó en el golpe de estado de Primo de Rivera (1923) y el del general Franco (1936).
Consolidación del nacionalismo vasco y catalán.