COMITÉ ASTURIAS: Se trata de una proclama emitida por el Comité Revolucionario de Asturias en octubre de 1934, una fuente primaria de naturaleza político-social redactada por los miembros del Comité Provincial Revolucionario de Asturias. Dirigida a todos los trabajadores que se unieron a la insurrección asturiana de 1934, insta a poner fin a la huelga general revolucionaria iniciada quince días antes, justificando esta decisión por la desproporcionada diferencia de medios de lucha entre los insurrectos y las fuerzas enviadas para reprimir el movimiento. A pesar de esta rendición, se reconoce la capacidad de las organizaciones obreras para la acción revolucionaria.
Tras las elecciones generales de 1933, los radicales forman un gobierno encabezado por Alejandro Lerroux y respaldado en las Cortes por la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), que se convierte en la principal minoría parlamentaria. El gobierno toma medidas como la modificación de la legislación laboral azañista y la propuesta de una ley de Amnistía para los generales implicados en el intento de golpe militar de Sanjurjo en 1932. Estas acciones provocan la unificación de los republicanos de izquierda en la Izquierda Republicana de Azaña.
En octubre de 1934, la CEDA le retira su confianza al gobierno centrista de los radicales de Lerroux y exige participación. El presidente de la República Alcalá-Zamora, a pesar de los temores que le inspiraba la doctrina de Gil-Robles, decide indicar a Lerroux que se incluyan tres ministros de la CEDA en el Gabinete. En el caso de España la entrada de los ministros de la CEDA en el Gobierno fue interpretado por la organizaciones de izquierda como una deriva hacia el fascismo y contra la esencia de la democracia republicana. Los partidos de izquierda habían esperado una convocatoria anticipada de elecciones.
Huelga General Campesina de 1934
El 5 de junio de 1934, durante el periodo de cosecha, comenzó una huelga general campesina promovida por la Federación Española de Trabajadores de la Tierra en respuesta a las políticas contrarreformistas del gobierno de la CEDA. La huelga se extendió a más de 700 municipios en 38 provincias, siendo especialmente significativa en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Nueva. Sin embargo, la represión gubernamental y la censura en la prensa limitaron su éxito. Se registraron alrededor de 13 muertos y más de 200 heridos, con numerosos ayuntamientos suprimidos y más de 7,000 campesinos encarcelados, muchos de ellos permaneciendo hasta un mes en prisión.
Desarrollo de los Sucesos
Pasemos ahora a analizar el desarrollo de los sucesos. A comienzos de octubre de 1934, se desarrollan huelgas generales en varias regiones de España organizadas por los socialistas (PSOE-UGT), pero fracasan debido a la falta de coordinación y la represión gubernamental.
Los huelguistas abogan por la defensa de la democracia republicana y el reformismo social. El 6 de octubre, un día después del levantamiento en Asturias, Lluís Companys, presidente de la Generalitat de Cataluña, proclama el Estado catalán, desafiando la legalidad, pero es reprimido por las tropas del general Batet el día 7, con un saldo de cuarenta y seis muertos y más de tres mil detenidos.
El Levantamiento en Asturias
En Asturias, diversas organizaciones obreras se unieron en marzo, con la firma de un pacto entre la CNT y la UGT, respaldado por la FSA, federación del PSOE en la región, formando la alianza obrera conocida como la UHP. Esta unión fue seguida por otras organizaciones obreras como el BOC, la Izquierda Comunista y finalmente el PCE. El levantamiento insurreccional en Asturias comenzó el 5 de octubre, con alrededor de 8,000 insurrectos que aumentaron a 20,000. Estos insurgentes se apropiaron de armas de los cuarteles de la Guardia Civil, explosivos de las minas y armamento de la fábrica de Trubia. Rápidamente, tomaron importantes poblaciones en Asturias como Avilés, Gijón y Oviedo, logrando controlar casi todo el territorio asturiano en poco tiempo.
La dirección del movimiento insurreccional la llevaba el Comité Revolucionario presidido por los socialistas: Belarmino Tomás, González Peña y Teodomiro Meléndez. Los rebeldes asturianos implantaron un régimen revolucionario que implicaba el control de las fábricas, de los abastecimientos, de la sanidad y de las minas por parte de los obreros. Además se intentaba crear un ejército proletario.
La Respuesta del Gobierno
En respuesta a la rebelión, el Gobierno decidió enviar al Ejército para sofocarla, siguiendo la propuesta de los generales Franco y Goded, quienes dirigirán la represión desde el Estado Mayor de Madrid. Las tropas enviadas por el Gobierno se dividieron en dos contingentes: uno liderado por López Ochoa, con una actitud conciliadora hacia los insurrectos y logrando un pacto de rendición con Belarmino Tomás, y otro conformado por la Legión y los Regulares bajo el mando de Yagüe, quienes cometieron numerosos excesos en las poblaciones tomadas, incluyendo asesinatos, pillajes y violaciones.
Consecuencias de la Revolución
Acabaremos con la exposición de las consecuencias a las que dieron lugar los anteriores hechos. En primer lugar se deben mencionar los muertos (2000), las destrucción de edificaciones en varias municipios y la represión que fue muy intensa ( cerca de 30.000 presos). Hubo algunas condenas a muertes a algunos dirigentes pero esta pena fue conmutada. En segundo lugar, la represión. El gobierno suspendió las Garantías constitucionales, muchos de los periódicos de izquierda fueron clausurados, numerosas corporaciones municipales de partidos de izquierda fueron disueltas y los jurados mixtos fueron suspendidos. Por último, la radicalización de una parte de la vida política que ve en la violencia la solución a los conflictos políticos del país.